Pythagoras theorem {TouAra}
Su cara de concentración era algo bastante digno de inmortalizar. Siempre estaba con esa cara de cateto, con esa cara de cabeza hueca mientras su ego no hacía otra cosa que subir. Cuando miró hacia arriba sus ojos se encontraron con los míos haciendo que desviara la mirada rápidamente, intentando disimular que lo único que había hecho los últimos minutos era mirarle fijamente; spoiler: no había servido de nada.
— ¿Qué pasa? — De nuevo volvía a su carácter por defecto. Rodeé los ojos y enseguida se tornó el Toudou Jinpachi de siempre. — Sé que mi belleza es deslumbrante pero tenemos que estudiar para el examen si realmente queremos ir al Interhigh de este verano. — Movió su cabeza de un lado al otro. — Arakita tienes que concentrarte, así luego no te voy a invitar a una Bepsi.
Arqueé la ceja, dubitativo. — ¿Me ibas a invitar a una Bepsi?
— Con esa actitud no. — Reí, este chico no cambiaba.
Aunque siempre me mostrara agrio con él por defecto no tenía dudas de que él era una pieza importante tanto en Hakone como en mi vida, pero eso último no lo iba a reconocer ni loco. Me apoyé en la palma de mi mano mientras miraba los apuntes de matemáticas y me replanteaba el por qué había pensado que era buena idea venir a estudiar al sitio de siempre con él a solas. Ni Fuku-chan ni Shinkai habían podido venir y aunque pensé que iba a estar bien era una falsa alarma. No podía evitar sentirme inseguro, siempre que estábamos todos era mucho más sencillo hablar y tratar con Toudou. Tan solo tenía que sacar mi carácter borde y arisco. Pero al estar solos no podía evitar sentirme incómodo. Al estar estudiando no tenía que sacar un tema de conversación ni preocuparme por no ser entretenido. Pero igualmente estúpido de mí lo seguía haciendo.
Aparte de que no me conseguía concentrar y que no entendía ni jota mis ojos no paraban de desviarse y terminar contemplando como Toudou se concentraba. Me sentía bastante cobarde. Seguía engañándome mientras suspiraba y movía la cabeza para apoyarla en la otra mano. Pero no podía reconocerlo. No quería reconocerlo. Y más aún cuando notaba como su mirada iba dirigiéndose a su teléfono. ¿No se cansaba? Era mirar esa correa violeta y sentirme un estúpido. Realmente las matemáticas no eran lo único que me hacía ver como un inútil. Podría haber seguido con ese acto tan triste de autobullying pero vi como la cara de Toudou cambió repentinamente.
— ¡Maki-Chan! — No era posible.
Ahí estaba Makishima del Sohoku, con evidente rostro de molestia mientras Toudou hacia mil gestos en la vez, todos indicando que se sentara en nuestra mesa. Aunque ponía esa cara de desgano al final termino por venir a nuestra mesa y por sentarse a su lado. Notaba como un pinchazo en el estómago, pero opté por ignorarlo. No era como si no tuviera que vivir esto casi cada día. Ya fueran llamadas o lo que sea. Sabía perfectamente que el mundo de Toudou Jinpachi giraba alrededor de Makishima. Yo tan solo era un espectador de ello, no estaba con derecho de hacer nada. Porque era obvio que tras la mirada de Makishima se escondía un sentimiento mutuo. Él también estaba sintiendo lo mismo por él. Aunque no se viera a primera vista.
No hacía falta ser muy inteligente para darse cuenta de ello. Sabía de otra persona que pasaba por lo mismo que Makishima con Toudou; tan solo tenía que verme al espejo para verlo.
Los tres empezamos a repasar y aunque no estábamos dando el mismo temario fue una gran ayuda. Pese a que estaba siendo de gran ayuda para que pudiera entender todo mejor, las interacciones de ambos me hacían sentir bastante vacío, alejado. Quizás lo hacían inconscientemente o era yo el que se alejaba... pero no podía evitar sentir aquella emoción tan amarga. Me quedé observando aquel triangulo en la hoja. Aquella incognita quería ser resuelta pero yo seguía contemplando aquella figura geométrica. Me venía en mente el teorema de Pitágoras. Aquel griego que descubrió que la hipotenusa era la suma de los catetos al cuadrado. Me sentía un triste cateto frente a la hipotenusa. Posiblemente Toudou era otro de los catetos. Aunque la clave fuera la suma de ambos todo terminaría en Makishima. Sabía que si enfrentaba mis sentimientos acabarían tristes paseando por una lluviosa noche con "My immortal" de Evanescence de fondo. Realmente para qué quería sincerarme conmigo mismo si para Toudou solo existía Makishima. Desde que se había sentado con nosotros no había podido concentrarse como lo hacía conmigo. Tan solo estaba ahí actuando como un idiota para captar la atención de Makishima. Era el tercero en discordia y lo sabía.
Al final, después de una hora, terminamos pagando la cuenta y yéndonos cada uno a nuestra casa. Por el camino intenté no pensar en nada, nada iba a solucionar si me ponía a echarme en cara cosas que no quería escuchar. Tan solo pensaba que en algún momento este sentimiento me abandonaría, ya no tendría que sentirme un idiota y ya podría disfrutar de la compañía de mis amigos. Pero por mucho que me daba el tiempo a olvidarlo parecía que se había quedado congelado. Siempre tenía que enfrentar las mismas situaciones. Llegaba al punto que tan solo terminaba reaccionado de manera brusca ante todo lo que tuviese que ver con Toudou y ya.
Tampoco podía hacer otra cosa, ¿o no?
Fuku-chan y Shinkai parecían notar como era mucho más brusco con él pero no le daban mucha importancia, punto a mi favor. De esa manera pude seguir escondiendo todo aquello. No me importaba seguir de esa forma, no me gustaba abrirme a la gente en vano. ¿Para qué iba a decir algo si ya sabía la respuesta a ello?
Después del Interhigh, las cosas empezaron a cambiar. Escuché a Toudou decir que iría a Meisou. Nuestros caminos se separarían y de esa forma esperaba que aquello que aún no había exteriorizado terminara por simplemente desaparecer. Que terminaran resignándose y aceptando su destino.
Pero de un momento a otro noté como el comportamiento de Toudou cambió dramáticamente. Intenté preguntarle a Shinkai pero tan solo me alentó a que le preguntara yo mismo si tan interesado estaba. ¿Realmente tenía que hacerlo yo todo? ¿Para qué sirve tener amigos? Al final tras obtener literalmente nada de Shinkai, gracias, me mentalicé que tendría que preguntarle yo mismo. Tras uno de los entrenamientos me lo encontré sentado en el banco. Me acerqué y me senté frente a él. Estaba cabizbajo. Pensé que al colocarme delante de él se percataría de que estaba ahí. Pero me equivoqué.
— Hey. — Aunque intenté llamar su atención no había servido de nada. Con mucha delicadeza le metí una patada al banco, provocando que ahora sí se diera cuenta que estaba ahí.
Pensaba que iba a reaccionar gritándome como un chihuahua asustado pero tras el mini salto del susto tan solo me miró decaído. Fue ahí cuando me di cuenta que algo no andaba bien. Tenía su teléfono entre sus manos, como si lo estuviera acunando. Como si aquel aparato era lo único que le quedaba. Lo único que le conectaba... a él.
— ¿Qué ha pasado?
Aunque me estaba mirando realmente parecía que no lo hacía. Su mirada estaba apagada. Algo me estaba molestando, sentía como pequeños y agobiantes pinchazos en el pecho. El verlo así me hacía sentirme frustrado. Nunca he sido una persona que fuera buena animando a los demás. El tema de los sentimientos en sí los veía muy de lejos, me costaba comprender los míos como para comprender los de los demás. Pero ahí estaba yo, sabiendo que quizás el saber lo que venía me destrozaría a mí mismo pero preparado para hacerlo de todas formas.
— Se va el jueves. — Me quedé en blanco cuando lo escuché. Estaba totalmente seguro que todo estaba relacionado con ese peliverde pero no creía que iba a ir por ahí la cosa. — Lo he llamado pensando que podríamos hacer nuestra última escalada... pero...
Me quedé callado mientras lo escuchaba. No parecía estar llorando, posiblemente llevaba tantas lágrimas gastadas que se había quedado totalmente vacío. De mirar al frente miró a su teléfono. — Se va antes de lo que pensaba. No me va a dar tiempo a... despedirme.
Se quedó callado. No iba a acabar su frase y tampoco hacía falta que lo hiciera. Podía ver como estaba. Aunque una parte de mí, aquella que inútilmente seguía aferrada a ese jodido sentimiento, se alegraba de que ya no estuviera Makishima la otra sabía que eso no significaba nada. Toudou iba a seguir sintiéndose de la misma forma, solo hacía falta ver su mirada apagada. Los sentimientos que tenía por el peliverde posiblemente no los iba a sentir por nadie.
Por muchas cosas que pasaran, aunque Toudou no llegara nunca a confesar esos sentimientos no iban a desaparecer. Eran demasiado fuertes como para irse de la nada. Apreté la mandíbula con fuerza, me sentía frustrado.
— Realmente quería ir con él a la universidad. — Lo miré mientras apretaba mis muñecas. Aunque lo entendía completamente seguía doliendo. — Quería que fuéramos al mismo equipo. Por una vez, quería saber que sería correr a su lado. — Notaba como al exteriorizarlo se volvía más vulnerable. Notaba como su voz se volvía cada vez más tenue.
Frente a mi tenía a Toudou haciéndose pedazos. Sentía como mis piernas temblaban, como mi mente se sentía contrariada. ¿Qué se suponía que tenía que hacer? ¿Ir a Chiba y traer a Makishima para que estos dos pudieran tener su último momento? ¿Ver cómo Toudou seguía cayendo más en sí mismo? Tan solo quería gritar. Tan solo quería abrazarle, deshacerme de todo su pesar y que... ¿Y qué? ¿Decirle que no está solo? ¿Qué se venga a Yonan conmigo?
— ¿Qué puedo hacer ahora? — Como si estuviera en mi cabeza Toudou soltó esa pregunta al aire. — Todo lo que puedo hacer es reír...— Seguía buscando otras formas para contenerme, apreté mis puños aunque me estuviera clavando las uñas. Pero él seguía hablando, como si fuera una tortura que no acababa. ¿Era masoquista? Pero ahí estaba aguantando como sus palabras se me clavaban. Posiblemente más le dolían a él decirlas. — Siempre supera mis expectivas... su manera de escalar, su pelo. Que sea tan malo sonriendo. Que cuando pensaba que iba a poder despedirle, tener una última carrera para poder demostrarle todo... Él... tan solo me ha vuelto a dejar atrás. Seguramente en el próximo Interhigh el vendrá a animar al cuatro ojos y al resto de Sohoku. Posiblemente sea capaz de verle de nuevo... Aunque no lo tenga asegurado... Voy a seguir apoyándolo.
— ¿Vas a seguir así?
Su mirada al fin se tornó a mí. Aunque seguía vacía por un momento realmente parecía que me había visto. Aún que sabía que en su mente iba a seguir Makishima. — ¿Así?
— Persiguiéndole.
Por un momento lo vi dudoso de contestar. Sabía que seguramente ni él tenía claro lo que iba a ser de su vida ahora, o eso era lo que yo pensaba.
— Aunque duela concéntrate en lo que viene. En menos que lo esperes iremos a la universidad. — Toudou volvió a dirigir la mirada al suelo. Decidí aprovechar que su mirada no estaba posada en mí para intentar abrir ligeramente esa coraza que me atrapaba. — ¿Por qué no vienes a Yonan?
Su mirada volvió y tan solo hui de ella dirigiendo la mía a otro punto de la sala.
— ¿Yonan?
— Bueno, tan solo es una opción. — Notaba como mis palabras salían como corriendo de mis labios. ¿Por qué me era tan difícil? — También puedes ir a Meisou, seguro que Fuku-chan y Shinkai estarían felices de estar contigo otra vez en su equipo.
— ¿Y tú? — Lo miré dudoso. — Que me hayas dicho que vaya a Yonan... — Otra vez esquivé su mirada. ¿Quizás había sido muy obvio? — ¿Te sientes solo en Yonan? ¿O es que quieres ir conmigo otra vez? Sabía yo que me echarías de menos.
Justamente cuando iba a sacarme alguna excusa o soltar algún comentario despectivo para librarme de la situación la sonrisa de Toudou me dejó sin habla. Sabía que la tristeza aún hacía acto de presencia pero tan solo ver ese gesto en su rostro me entraban ganas de llorar. Él siempre nos mostraba una sonrisa, su comportamiento aunque a veces me sacaba de mis casillas siempre me alegraba los días. Verlo tan destrozado me estaba matando; sabía que la razón era porque era otro chico el que ocupaba su corazón, que yo no podía hacer nada, pero era tan frustrante el solo ser un espectador que por un momento creí que nunca más iba a ver esa sonrisa en él nunca más. Aunque fuera para olvidar sus sentimientos por Makishima, aunque fuera por despecho, yo hubiese dado lo que fuera para que estuviera en Yonan conmigo, hubiera abierto la coraza de una vez y le hubiera dicho todo aquello que callaba desde hacía tanto tiempo. Pero ahí estaba; Inmóvil, tan solo observándolo. El hecho verlo de así me hacía sentir un calor en el pecho, como si el solo hecho de haber estado ahí aguantando ese dolor para verlo hubiese merecido la pena. Justamente cuando me había decidido a dejar de callarme, a dejar de pensar en este sentimiento como algo negativo... Toudou volvió a hablar.
— Voy a ir a la universidad de Tsukushiba.
Lo miré. Me volvía a enmudecer pero por un motivo totalmente distinto.
— Es una universidad gemela a la de él. — Lo miré mientras él se reía, una risa seca, totalmente resignado. — Sé que tan solo soy un idiota.
No podía creerlo. ¿Esta donde estaba dispuesto a llegar?
— Sí, lo eres. — Toudou me miró dolido. Se levantó y se acercó y mientras se aferraba a su maillot volvió a hablar.
— ¿¡Y qué quieres que haga!? ¿¡Qué puedo hacer?! — Me acerqué y me pusé a su altura. No podía más.
— ¡Olvídate de él! — No quería decirlo, porque sabía que era mentira. Sabía que Makishima sentía lo mismo que él. No era idiota, pero no soportaba ver aquel Toudou totalmente destrozado se aferraba a una ilusa promesa. Sabía que era mi rabia, mi frustración, mis celos, los que hablaban por mí. — ¡Eres el único que le importa todo esto! Si realmente le importaras no se iría.
Como si hubiese dicho aquellas palabras que Toudou estaba evitando pensar... definitivamente se rompió en dos. Al ver su rostro me arrepentí de ellas.
— ¿Te crees que no lo sé? — Lo miré sorprendido. — Siempre soy yo... El que llama, el que lo persigue... el que se alegra de verlo. — De repente las lágrimas empezaron a adornar sus mejillas. — Realmente siempre es igual. ¿Qué puedo esperar? ¿Realmente hay alguien que esté ahí? — Mi pecho me empezó a doler otra vez. Aunque me rogaba a mí mismo mantener la calma ya no podía más. Ya no podía seguir reprimiéndome. — ¿Realmente importo a alguien?
Antes de que me diera cuenta le cogí del cuello de su maillot y lo acerqué a mí. Como si fuera un sentimiento que me estaba matando uní sus labios con los míos. Si hubiese pensado con claridad nada de esto hubiese pasado. Si realmente me hubiera dado tiempo para hablar conmigo mismo me hubiese dado cuenta que los sentimientos que tenía por Toudou Jinpachi eran más intensos de lo que yo pensaba. Si no hubiese llegado hasta ese punto esto no hubiese acabado así.
Lo separé de mí y antes de dejarle verme el rostro le abracé. Ahora era cuando toda la culpa me estaba consumiendo. Notaba como Toudou se había quedado bloqueado. Realmente era normal. Aquel que siempre le trataba mal, aquel que nunca le había dejado ver todo lo que sentía por él. — Lo siento, Jinpachi.
Me alejé de él mientras él se había quedado bloqueado. Empecé a coger mis cosas y notaba como se un momento a otro él se iba recuperando. Justamente cuando iba a decirme algo decidí interrumpirle.
— Ve a Tsukushiba. — Me miró sorprendido. — Sé que puedes lograrlo. Seguramente al final todo saldrá bien y podréis correr juntos con un mismo maillot.
Las lágrimas de Toudou no habían conseguido cesarse y aún seguía mirándome sin poder decir palabra. Sonreí. Realmente había llegado la hora de poner un punto final. — Seguramente me sentiré solo en Yonan sin ti. Seguramente será difícil imaginarme un equipo donde tú no estés. — Reí, no me creía que lo estuviera diciendo en voz alta. — Pero Yonan no es tu lugar.
No podía evitar recordar las veces que pensé en dejar salir todo pero siempre me contuve. Las veces que podía haberle dicho... pero... ¿para qué? ¿Por qué querría que estuviera a mi lado si él sería totalmente más feliz al lado de Makishima? Si Toudou es feliz, yo me doy por vencido.
— Tu lugar... no está conmigo. — Aunque fuera un susurro de mi parte sabía que lo había llegado a escuchar. — Sé que puedes con esto, y sé que Makishima no espera otra cosa que volver a estar juntos. No te rindas.
Notaba como el llanto de Toudou tan solo incrementaba. Sonreí, aunque me había comportado como un auténtico cateto, el cateto llorón iba a reunirse con su hipotenusa.
— Arakita. — Me llamó entre tartamudeos y sollozos. Lo miré. — Gracias, Yasutomo. — Realmente, no necesitaba nada más. Nada más.
Mientras me disponía a irme de la sala desvié una última mirada a aquel chico del que me enamoré. Quizás podría haber seguido por ese camino, quizás hubiera conseguido que al tiempo su hubiera fijado en mí. Posiblemente podríamos haber sido compañeros en Yonan y posiblemente podría haberse fijado en mí. Pero sabía perfectamente donde se encontraba su lugar. Tenía claro que el Toudou que estaba dispuesto a hacer lo que sea por Makishima era del que me enamoré. — Tú puedes, Jinpachi.
Antes de irme volví a comprobar, como durante todos estos años, que la sonrisa del Toudou que ama con todo su corazón es tan brillante que duele.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top