Grateful {ShinFuku}
La sala estaba iluminada por una tenue luz de una lámpara de escritorio; la madrugada era acompañada por los sonidos de los ronquidos y los de un joven escribiendo. Era el único despierto y aunque estaba realmente cansado sabía que necesitaba exteriorizar sus ideas. Depositó el bolígrafo de color negro encima de la mesa, junto aquel pedazo de papel. El joven de cabellos rojizos se dejó caer en el sofá donde se situaba junto a un suspiro. Realmente no sabía qué hacer con aquello que acababa de escribir, posiblemente se lo guardaría o lo tiraría como si nunca hubiera existido dicho escrito. Se incorporó de nuevo y tomo el papel con ambas manos. Le dio un vistazo por encima, sin detenerse a leer realmente su contenido. Aunque había servido para exteriorizar todas sus emociones se trataba de una carta, y no un escrito propio de un diario, ya que esas palabras tenían un solo nombre: Fukutomi Juichi.
Ahora que por fin había podido poner esos sentimientos en palabras el sueño volvía a tocar a su puerta. Irónicamente sentía que no tenía fuerza para levantarse del sofá e ir a la habitación que le correspondía. A su misma vez tampoco quería molestar a nadie y más sabiendo que mañana sería el último día del Interhigh. De su último Interhigh. Antes de que se diera cuenta sus ojos empezaron a cerrarse. El cansancio definitivamente venció esta batalla.
Lo que el ojiazul no sabía es que casualmente no era el único que decidió darse un paseo nocturno de madrugada. Un joven de su misma edad había salido en busca de un vaso de agua. Aunque su principal misión era hidratarse al darse cuenta que su compañero no se encontraba en la habitación se dispuso a buscarle. A su asombro no tardó mucho en encontrarle. Estaba totalmente dormido y su primer pensamiento fue intentar fallidamente despertarle. Se había quedado dormido sentado hacía atrás y con el cuello en muy mala posición. Temía que esto solo trajera malas consecuencias al día siguiente. Su mirada se dirigió a la mesa que su compañero tenía frente a él, en ella pudo divisar el bolígrafo negro y aquella hoja de papel. La cogió con su mano derecha y se desconcertó al encontrarse su nombre arriba de la carta.
En su asombro decidió sentarse a su lado y ponerse a leer las palabras que le había dedicado su querido compañero, ya que reconocía su letra. Una parte de él se sentía culpable de leer sin su permiso pero había algo dentro de él que le decía que tenía que leerlo. Apoyó su espalda en el respaldo del sofá y tras tomar una suave respiración comenzó su lectura.
El rubio no se podía ni imaginar lo que le esperaba y lo sincero que iba a ser con sus sentimientos aquel joven de cabellos rojizos que se situaba a su lado.
«Fukutomi Juichi,
Tan solo quería demostrarte en esta carta que posiblemente nunca recibirás mi agradecimiento por todo lo que has hecho por mí. Dudo tener el valor de poder decir estas palabras en alto así que espero que nunca tengas la oportunidad de saberlo.
Realmente sabes que si no fuera por ti, Juichi, yo no estaría aquí. Yo no tendría la fuerza para subirme a una bici y participar en algo tan importante como es el Interhigh. Si tú no hubieses estado ahí no sé qué hubiese sido de mí.
Antes de que me diera cuenta siempre estabas aquí, a mi lado. Aunque nos conocimos en secundaria empecé a pensar en ello como algo totalmente natural, como si fuera destinado a ser así. Era lógico pensar que siempre estarías a mi lado. Pero gracias a toda la situación que viví desde el último año me di cuenta de lo que significa realmente tenerte a mi lado. Verte preocuparte por mí, luchar por mí y, lo más importante, creer en mí.
Como si fuera algo que me alentaba, que me daba fuerzas, podía notar tu mano en mi espalda. Sabía que sería capaz de seguir adelante si quien se encontraba a mi alrededor erais vosotros; Yasutomo, Jinpachi y sobretodo tú, Juichi.
Después de un año he podido enfrentarme a aquello que me atormentaba, aquello que me había encasillado. Siento haberte defraudado, siento haber perdido, pero gracias por haber confiado en mí. Hoy por fin me he sentido signo de poder llevar el dorsal número cuatro de Hakone. Espero poder demostrar a todo el mundo mañana el verdadero poder de Hakone y prolongar el renombre de campeones. Quiero vencer con el equipo tan fuerte que has construido en estos tres años.
Aún no me creo que esto vaya a acabarse. No puedo evitar que un sentimiento de soledad me invada. El hecho de pensar que nunca más volveremos a correr juntos me llena de tristeza e inseguridad. Una parte de mi quiere atesorar profundamente todo lo que pase estos últimos días, y aunque hoy quizás no he podido conseguir ese punto para Hakone sé que mañana daré lo mejor de mí. Aunque eso signifique sacrificarme por el equipo y llegar a mi límite, lo haré si nuestro maillot es el primero en cruzar la meta.
Despedirme de Yasutomo, Jinpachi es bastante difícil. De Izumida, de Manami. Pero de alguna forma valoro que nuestros caminos se hayan juntado, que hayamos podido formar este equipo y poder correr todos juntos. Es algo que sé que atesoraré y recordaré con nostalgia. Pero si pienso en ti, Juichi, es totalmente diferente.
Es pensar en no volver a correr contigo y me siento vacío. Es como si el sentimiento de agradecimiento se me queda corto. Quiero seguir estando a tu lado.»
Mientras leía la última frase de golpe notó como el joven durmiente apoyaba en su hombro. Volteó a verle. Parecía totalmente dormido, sus ligeros ronquidos se dejaban caer por su oreja. Un sonido monótono, prueba suficiente para indicarle al rubio que su compañero estaba totalmente dormido. Sonrió y mientras lentamente dejaba apoyar su cabeza en la del rojizo prosiguió su lectura.
«He llegado al punto no de poder imaginar que sería de mi vida si tú no estuvieras en ella. No sé qué nombre poner a este sentimiento. Me aterra el ponerle nombre a ello y tener que asumirlo. Sería enfrentarme a muchas cosas y que el miedo se apoderaría de mí. ¿Qué pensarías de mí si llegara a expresarte una cuarta parte de todo aquello que escondo? Posiblemente quebraría nuestra amistad y llegaría a un punto de no retorno.
Pero a la misma vez, si nuestros caminos se separan, una parte de mí no puede evitar pensar que quizás no pierdo nada por hablarte de todo aquello que siento. Podría al fin sentirme libre.
Aunque primero tendría que sincerarme conmigo mismo y hasta ahora es algo que aún no me he permitido. Porque si de repente me daba cuenta de que era lo que me pasaba ya no podía mirarte de la misma manera. Ya no significaría lo mismo, quizás mi comportamiento cambiaría y con el tiempo nos distanciaríamos. Y el solo imaginarme el quedarme sin ti a mi lado es el peor dolor que el callarme todo aquello que siento por ti.
Pero seguiré sonriéndote, apoyándote. Estando a tu lado aunque nunca llegué a decirte todo aquello que alberga en mi interior, aunque tú no sientas lo mismo que yo. Porque el solo hecho de estar juntos me es suficiente.
Por eso callaré estás palabras, nunca llegarás a saber las veces que me llegué a cuestionar si realmente solo te veía como un amigo. Las noches de insomnio mientras me sentía culpable por no ser el dorsal número cuatro digno en tu equipo de campeones. No quiero estropear nada. No quiero separarme de ti. Si pudiéramos seguir juntos, los años que hicieran falta, me tragaré todos esos sentimientos.
Aunque sea solo en este trozo de papel. Me gustaría decir... que posiblemente nunca te vi como un solo amigo. Seguramente mis sentimientos terminaron aumentando antes de que pudiera controlarlo. Perdón. Si hubiera podido frenarlo lo hubiese hecho. Pero permíteme decirlo aquí y tan solo aquí. Eres importante para mí, Juichi. Me gustas. Posiblemente estoy enamorado de ti. Pero sé que no es mutuo, te conozco y por eso lo sé. Perdona, pero no te pude evitarlo.
Gracias por confiar en mí, gracias por siempre estar a mi lado. Y... gracias. Me siento agradecido de que hayas sido mi primer amor.»
El joven se sentía extraño, sentía un cosquilleo por todo el cuerpo. Tenía una mezcla de emociones y no sabía que era lo que tenía que hacer. Una parte de él pensaba que lo más sensato era despertarlo y hablarlo con él, no le parecía sano esconder algo que realmente le afectaba. Una parte de él anhelaba escuchar esas palabras en voz alta. Pero una parte más sensata de él sabía que tenían que descansar porque mañana se enfrentaban al último día del Interhigh. Con delicadeza, sin mover mucho al de cabellos carmesís depositó la carta sobre la mesa. Se acomodó mejor y unió su mano junto al de él. Le miró, no podía creerse que esas palabras provinieran de él. Aunque él también era malo a la hora de hablar de sus emociones consigo mismo nunca se le pasó por la cabeza que aquello que sentía Shinkai Hayato podía tratarse de ese sentimiento. Nunca se lo había preguntado, simplemente había disfrutado de su compañía, había confiado en él y había depositado todas sus esperanzas en él. Todo lo que había podido hacer por él se había limitado a un golpe de aliento en la espalda en el momento apropiado.
Si tuviera que describir el sentimiento siempre había pensado que amistad se le quedaba corto. Ahora sabía por qué.
Antes de que se diera cuenta se había quedado dormido a su lado. Sus respiraciones se habían sincronizado, sus latidos iban perfectamente siguiendo el compás. Como si ellos dos fueran los únicos existentes en el mundo. Aunque si por un casual alguien se levantaba primero posiblemente hubiese sido un último día bastante más intenso. Por destino de la suerte de ambos Fukutomi se despertó primero. Sentía el cuerpo rígido pero el sentimiento se evaporó al ver el rostro de Shinkai. Había sido real, la carta era real.
Levemente se fue incorporando. Con mucho cuidado de no despertar al otro joven. Con decisión tomó el bolígrafo y se acercó al papel. Tenía que dejar constancia de aquello que había admitido.
A los minutos Shinkai empezó a despertarse. Se sentía extraño. Era algo que no sabía identificar. Había tenido la sensación de haber dormido con alguien pero era algo imposible. Por un momento el pánico volvió a él. ¿Se había quedado dormido con la carta encima de la mesa? ¿Realmente había sido tan irresponsable aún a sabiendas de aquello que había confesado en ella? ¿Y si alguien la había leído?
Con algo de dificultades la cogió y se sorprendió de que había un mensaje al final que no era de él. Se le erizó la piel al reconocer a quien pertenecía la letra. Sintió verdadero pánico, muchas dudas le atosigaron de golpe. Se sentía indefenso, se sentía inseguro. Pero ya era demasiado tarde. Su amistad ya no sería la misma, aunque no quería al final había sucedido aquello que más temía.
Pero su corazón no estaba preparado para la verdadera respuesta.
«Nunca me has defraudado, Shinkai. Siempre he confiado en ti y sé que nadie será más digno de llevar el dorsal número cuatro que tú. Siempre voy a estar a tu lado, quiero seguir corriendo a tu lado. Ahora, en la universidad y en donde sea.
No te reprimas, no ocultes lo que sientes. Ya no tienes por qué hacerlo. Porque aunque siempre me has conocido bien, aquí te equivocas, Hayato. Sí, es un sentimiento mutuo. Gracias por ayudarme a darme cuenta de lo que siento por ti. Gracias.»
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top