2. Primeras veces.


—¿Y ahora qué voy a hacer? —Minseok preguntó afligido—. ¿Con qué excusa le cancelo?

—Minseok, de verdad que no te entiendo —Yixing protestó—. Si yo tuviera a un doctor guapo, joven y soltero no estaría perdiendo mi tiempo, me casaría con él de inmediato, así ya no tendría que preocuparme de nada nunca más.

—¿Ves? Esa es justamente la razón por la que no quiero estar con él. Si fuera alguien más cercano a mi círculo social le anunciara al mundo que estamos saliendo y seguro seríamos felices, pero no quiero esto, no quiero ser llamado un trepador, cazafortunas o qué sé yo. No puedo aspirar a algo serio con él, su familia nunca me aceptaría.

—¿A quién le importa su familia? Lo importante es que él quiera estar contigo.

—A mí me importa, él es muy cercano a su ellos, siempre está visitándolos y hablando de su perfecta familia... yo no quisiera volverme un tema de discordia.

Yixing suspiró.

—No soy el más indicado para dar consejos de amor, pero yo pienso que si lo quieres debes hablar con él, explícale lo que sientes —Yixing sugirió—. Yo pienso que la base de una relación es la confianza.

Minseok asintió.

—Tienes razón.

—Claro que sí —Yixing dijo con una sonrisa, pero esta desapareció demasiado pronto—. Y, cambiando de tema, ¿ya les llegaron los resultados del laboratorio?

—Aún no —Minseok murmuró—. Llegan mañana, tan pronto como lleguen te aviso si estás embarazado o no.

—¿Qué pasa si no? —Yixing preguntó luciendo preocupado.

—Si no lo estás, se hará otro intento y si no funciona se hará un tercero, no más. Pero no te preocupes, seguro ya lo estás.

—¿Por qué lo dices?

—No sé, te siento un poco diferente.

—¿Diferente?

—Sí, un poco más guapo de lo usual.

Yixing sonrió tímidamente.

—No me digas cosas así, o el doc podría molestarse.



—El siguiente doblez va aquí —Minseok dijo suavemente mientras le mostraba el lugar.

Jongdae asintió y lo intentó. Minseok tiró un poco de la tela para que el doblez coincidiera con el anterior. Jongdae prestó atención al resto de sus instrucciones y continuó intentándolo. Le puso tanto empeño que Minseok no emitió ni una sola queja al inspeccionar la pila de prendas que había doblado.

—Aprendes rápido —lo felicitó, dándole una mirada llena de orgullo.

Jongdae sonrió sintiéndose inmensamente feliz y se sentó al borde de la cama.

—Es que soy bueno con las manos —dijo mientras lo observaba guardar las prendas dobladas en su armario.

—Lo sé —Minseok musitó y al volver se detuvo frente a él.

Jongdae alzó sus manos para tomarlo por las caderas y meterlo entre sus piernas. Minseok lo empujó hacia la cama, apoyó una  de sus rodillas en el colchón y se inclinó sobre él. Atrapó sus labios en un beso lento y lo sintió sonreír.

—¿Qué? —le preguntó, alejándose un poco para mirarlo.

—¿Vas a recompensarme por mi ardua labor? —Jongdae preguntó deslizando sus manos traviesas sobre la espalda baja de Minseok.

Minseok se separó de él, salió de la cama sin decir una palabra y le dio la espalda. Jongdae se sentó de nuevo y tomó una profunda respiración mientras lo observaba quitarse los pantalones de una forma lenta y sensual.

—¿Doctor? —Minseok lo llamó suavemente—. ¿Vino para hacerme mi examen de rutina?

Jongdae sonrió y se apresuró a levantarse de la cama para ir hacia él.

—Recuéstate y separa las piernas —le dijo al oído mientras deslizaba las manos sobre sus brazos desnudos gracias a la camiseta sin mangas que llevaba puesta.

Minseok se giró y le pasó los brazos por los hombros.

—¿Debería quitarme toda la ropa? —preguntó coqueto.

—Sí —Jongdae musitó mirando fijamente sus deliciosos labios rosas—, debo hacerte una revisión completa.

Minseok se alejó un paso para desnudarse y gateó sobre la cama antes de tumbarse sobre su espalda. Jongdae siguió sus pasos con una mirada hambrienta. Cómo adoraba que se pusiera juguetón.

—Separa bien las piernas —le ordenó.

Minseok obedeció. Apoyó sus pies sobre el borde del colchón y se abrió para el médico. Tomó su propio miembro semierecto y empezó a acariciarse un poco.

Jongdae se arrodilló en el suelo frente a Minseok.

—A ver, ¿qué tenemos por aquí? —murmuró deslizando sus dedos lentamente sobre la cara interna de los muslos de Minseok, quien se removió ante el contacto—. Parece que la sensibilidad funciona bien.

Minseok suspiró al sentir los labios de Jongdae chupando suavemente la piel sobre su muslo izquierdo.

—El sabor es bueno.

Minseok sonrió.

—¿Es un examen médico o una degustación de carnes?

Jongdae sonrió travieso.

—Degustar es una parte importante del examen —aseguró, rodeando con su brazo la otra pierna de Minseok. Dejó un beso húmedo a la mitad del muslo y continuó avanzando.

—Bueno, usted es el experto, doc —Minseok musitó excitado.

Por un rato, Mientras Jongdae continuaba besando cada rincón de su pelvis, no hablaron más, hasta que lo escuchó quejarse en un murmullo.

—¿Qué sucede?

—Los preservativos —Jongdae murmuró, mientras palpaba sus bolsillos—. Creo que los dejé en el escritorio. ¿Tienes?

Minseok negó.

—Debe haber una farmacia cerca —Jongdae dijo y se puso de pie.

—¿Quieres ir a una farmacia ahora? —Minseok preguntó, sentándose en la cama—. No hay ninguna cerca, tardarás mucho en volver.

—No importa —Jongdae aseguró.

—A mí si me importa —Minseok protestó con el ceño fruncido, Jongdae había trabajado mucho en él y se sentía demasiado excitado, no quería sentarse a esperar, lo necesitaba dentro, pronto—. Hagámoslo así.

—¿Sin preservativo? Pero...

—Mañana me das una receta, tomaré anticonceptivos.

—Pero...

—Jongdae, necesito que continúes, ahora —Minseok demandó.

Jongdae tragó deslizando su mirada por el cuerpo desnudo de Minseok. Mentiría si dijera que no había fantaseado con hacérselo sin protección, pero no había querido proponerlo, sabía que si lo hacían de esa manera Minseok tendría que empezar a utilizar anticonceptivos que seguramente le causarían algún malestar, además, los anticonceptivos no funcionaban de la misma manera con los hombres, su efectividad era más baja...

—Doctor —Minseok gimió—, ¿ese es el aparato que va a poner dentro de mí para el examen?

Jongdae bajó la mirada hacia el bulto en sus pantalones que Minseok señalaba mientras se penetraba a sí mismo con los dedos de la otra mano.

—Sí, este es —dijo, olvidando por completo cualquier preocupación, y se bajó el cierre para mostrárselo.

—¿Puedo tocarlo para entrar en confianza? —Minseok preguntó arrodillándose en la cama frente a él.

—Claro —Jongdae murmuró.

Tomó a Minseok por el rostro y acercó el suyo para morder su labio inferior. Minseok empujó sus pantalones hacia abajo y tomó su erección.

—¿Y todo esto me cabe? —le preguntó con fingida preocupación.

—Por supuesto —Jongdae exhaló—, también cabe en tu boca —añadió acariciándole el labio inferior.

—¿Sí? —Minseok murmuró tirando suavemente de su erección.

—Compruébalo —Jongdae musitó.

Minseok salió de la cama, lo ayudó a desvestirse completamente y lo guio hacia la cama. Jongdae se sentó contra el respaldo y lo observó atento, completamente excitado. Minseok no tardó en meterse entre sus piernas y empezar a hacerle una felación. Jongdae gruñó al sentir cómo Minseok lo tomaba por completo de golpe. Contuvo el impulso de empujarse contra su garganta y lo dejó llevar las riendas. 

—Dios, lo haces tan bien —Jongdae lo elogió acariciándole el cabello, feliz de saber que había aprendido a hacerlo con él.

Minseok lo liberó y sonrió satisfecho. Puso un beso en la punta húmeda y se subió a su regazo. Se penetró a si mismo, lentamente y se echó hacia adelante. Apoyó sus manos sobre el respaldar, intentando no pensar en que Jongdae era la primer persona a quien llevaba a su hogar y a su cama y buscó sus labios.

Jongdae soltó un suave gemido y correspondió a su beso mientras enroscaba los brazos con fuerza alrededor de su cintura.

—Me gusta así —murmuró sin dejar de besarlo.

Minseok asintió, a él también estaba gustándole sentirlo de esa manera. Pensó que pronto estaría lleno de su semen y se sintió ansioso porque el momento llegara.

—A mí también —murmuró, antes de empujar su lengua dentro de la deliciosa boca del doctor.

Se alzó un poco para dejarse caer de nuevo sobre la erección de Jongdae y este gimió complacido. A Minseok le encantaba escuchar sus recatados gemidos, le encantaba meterse en la cama con él y saber que ambos lo disfrutaban de la misma manera.

De pronto uno de sus pezones empezó a ser succionado con ganas y no pudo evitar gemir también, mientras sus movimientos se volvían un poco erráticos. Jongdae se apoderó de su otro pezón y Minseok se abrazó a él. Descansó una mejilla sobre la suave cabellera negra de su amante y  al sentir que su pezón era mordido se contrajo involuntariamente alrededor de su miembro.

—Jongdae —musitó, preso del placer.

Jongdae abandonó sus pezones inmediatamente y buscó sus suaves labios. La voz de Minseok, incluso cuando no tenía ningún matiz sexual, parecía tener un efecto especial sobre él; cuando lo escuchaba cerca, no podía evitar su corazón revoloteara emocionado, ni que sus ojos empezaran a buscarlo casi con desesperación, tampoco podía hacer nada para detener la sonrisa que tiraba de sus labios. Y cuando lo llamaba por su nombre... la felicidad era indescriptible.

Si tan solo pudiera tenerlo siempre. Sabía que él había accedido a lo que tenían, pero es que nunca imaginó que iba a terminar tan perdidamente enamorado de él.

—Jongdae —Minseok repitió exhalando su cálido aliento sobre los labios del médico.

—Minseok —Jongdae musitó en respuesta.

—Me siento tan lleno —Minseok murmuró con la mirada oscurecida por la lujuria.

Jongdae ajustó el agarre a sus caderas y lo ayudó a rebotar sobre su pelvis con mayor fuerza y rapidez. Minseok se abrazó a su espalda y sus mejillas se rozaron.

—Me encantas —le dijo al oído.

—Y tú a mí —Minseok aseguró retrocediendo un poco para unir sus labios de nuevo.

No existía en el mundo una sensación más placentera que besar sus labios, especialmente cuando lo hacían. Su conexión era tan buena, sus cuerpos siempre se amoldaban a la perfección.

—Ve arriba —le pidió.

Jongdae asintió, siempre dispuesto a hacer cualquier cosa que le pidiera, y los hizo girar en la cama con cuidado de no salir de él.

—No tengas piedad, debes revisarme a fondo —Minseok pidió con seriedad cuando estuvo atrapado entre sus brazos y el colchón.

—Eso te costará un poco más —Jongdae anunció con una mirada traviesa.

—No importa, cóbrese doc —Minseok respondió con una sonrisa.

Jongdae rio suavemente.

—No puedo cobrar sexo con sexo.

—¿Y entonces qué es lo que quieres? —Minseok preguntó  mientras acariciaba un mechón de cabello que colgaba sobre la frente de Jongdae. Por alguna razón le gustaba mucho su cabello y la forma en que colgaba cuando lo tenía encima.

—Quiero que me lleves a cenar.

—Te invito a mi comedor, te prepararé ramen —Minseok respondió con una sonrisa.

Jongdae sonrió.

—Oh, yo hablaba de algo sencillo, pero si estás dispuesto a ofrecer tanto, tendré que duplicar el tiempo de la consulta y revisarte un poco más a fondo de lo que había pensado.

Minseok asintió y llevó una mano a su nuca para acercarlo.

—Hazlo, por favor.



—¿Puedo dormir aquí? —Jongdae preguntó arrastrando las palabras—. Estoy muy cansado, no puedo conducir así.

Minseok lo miró; sus ojos cansados parpadeaban excesivamente. Bueno, era de esperarse, si después del ramen habían terminado en la cama de nuevo.

—Claro —musitó, incapaz de echarlo de su departamento en ese estado, especialmente sabiéndose culpable.

Carajo, ahora caía en su error... Sin embargo, debía confesar que era muy agradable tenerlo así sobre su pecho y, en el fondo, también le emocionaba dormir con él.

Sabía que era peligroso dejar fluir sus sentimientos libremente cuando su relación no tenía futuro, pero estaba demasiado cansado para detenerse a pensar demasiado en ello.

Acarició su cabello distraídamente y tiró de la cobija para envolverlos a ambos.

—Buenas noches —Jongdae musitó con sus ojos cerrados e hizo un adorable piquito con sus labios.

Minseok sonrió y se acercó un poco para besarlo superficialmente.

—Buenas noches.



Gracias por leer!

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