IV Cuento: Llamas heladas
Un amor como ningún otro,
¿será oro?
El sol se escabulle, de las persianas que tratan de ocultarla, apoderarse de su grandeza, y protesta feroz, alumbrándome con un rayo de luz intensa, que se cuela por mi manta, escalándola y consiguiendo llegar hasta mi rostro adormilado. Me obliga a desperezar mis párpados cansados. Bufando salgo de la cama, despegándome de las sábanas que sin disimulo, me tiran de mis tobillos para que no me vaya. La pesadez me tomó de la mano, desde el instante en que salí de mi habitación y me acompañó hasta la hora de marcharme.
Me quejé a la muerte, pero a la vez le di las gracias, por dejarme respirar un día más y elevarme para tocar el cielo con mis yemas, mientras se disuelve entre mis dedos. Le reclamé a Dios, por darme la bendición de traerme un ángel guardián fiel y protector, porque esa es la razón por la que sigo siendo una marioneta.
Me preparo y asisto, a aquel edificio en ruinas, que pocos cimientos lo mantienen en pie pero que perduró a pesar de muchas catástrofes climatológicas. Pero, observar a la única persona, por la que pienso que hay que darle una segunda oportunidad a ser feliz, cambia el rumbo de mi vida por completo, abriendo las compuertas de mi tórax y dejando a relucir, mi corazón, latiendo tan fuerte, que los pulmones maldicen estar en tal posición y lloran desesperados, diciendo ser merecedores de la libertad.
Aquellos ojos azules, me muestran una mentira piadosa y una verdad espantosa, todo lo que callas con esos labios gruesos, color rojo intenso, que parecen estar sellados con grapas o cosidos con aguja e hilo. Tu melena negra, siempre brilla y refleja, cada pequeña imperfección, que desde esa visión, parece una laguna bacalar pintado de negro. Cada rincón de tu piel, está pulida y es apolínea. Pero cuando, inconscientemente, bajo la mirada a tu cuello, ver cómo el tejido se eleva y vuelve a su posición, arropando a tu nuez, la temperatura de mi cuerpo asciende y dejo escapar suspiros acompasados. El movimiento de esa misma piel al tragar, es similar a una danza sensual, inventada precisamente para atraer e hipnotizar. Mis mejillas se ruborizan al imaginarte agonizando, intentando zafarte de mi agarre a tu cabeza, pero sin éxito alguno, mientras yo deposito el cuchillo en tu alabado cuello, y tiro de este con fuerza, para hacerle un corte profundo, del que no para de brotar sangre a borbotones.
¿Qué pasará de ellos?
¿Conseguirán amarse o matarse en el intento?
Es curioso ¿no?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top