Chanson 4
C H A N S O N 4
Fly me to the Moon, let me play among the stars...
Let me know what Spring is like on Jupiter and Mars
✽ ❃ ❋
Habían comenzado a salir.
Marinette había vuelto a creer que podía ser feliz. No porque necesitara de un hombre, para nada. Sólo que... Todo ese rencor por fin se dispersaba de su cuerpo. Cada cita era una nueva tarde de aventura y maravilla. Adrien se encargaba de tratarla como a una verdadera princesa, no tenía mucho dinero como para llevarla a restaurantes lujosos (aunque a Marinette eso no le importaba) pero los detalles que tenía con ella eran un tesoro. Le sorprendía que con el pasar de las semanas no perdiera la chispa.
Adrien era una cajita de sorpresas, así se describía el mismo. Contrario a lo que muchas personas podían llegar a pensar, no era de esos pianistas tristes y taciturnos que se desahogaban únicamente con la luna. No le gustaba fumar ni beber en cantidad, no ligaba a chicas por montones, no tenía una cara triste cual retrato. Era feliz, aún y con todo el caos de su vida, lo era, transmitía energía. En su familia ya había demasiada aristocracia y ceños arrugados, sonrisas fingidas y rostros marchitos como para ser igual a ellos. No era un chico incomprendido y diferente, no era el modelo del aparador. Le gustaban los chistes tontos, las bromas a media película, los juegos de palabras, las canciones felices, las cosas simples, pasar un rato con sus amigos, disfrutar de los croissants con chocolate y el ritmo de la música clásica.
Se describía, también, aburrido a comparación de otros músicos, cosa con la que Marinette estaba en desacuerdo. No todos los músicos sacan su inspiración de las tragedias y eso los volvía únicos.
In other words, hold my hand
In other words, darling, kiss me
La primera vez que se besaron fue en el mirador de la Torre Eiffel, ella usaba uno de sus propios diseños y habían salido para celebrar que todo salió bien en la pasarela que dirigió. Se veía hermosa y su cabello estaba suelto, los mechones traviesos acariciaban sus mejillas al ritmo del viento.
— ¿Qué pasa? — preguntó entre risas nerviosas, mientras el rubio se recargaba en el barandal para mirarla. Todos tenían la vista en el paisaje de la afamada ciudad del amor, todos excepto Adrien. — ¿Tengo algo en la cara?
—Te ves preciosa, es todo— suspiró Adrien— pero sí, tienes algo en la cara.
— ¿Puedes quitarm...?
Su oración fue interrumpida por sus labios aprisionando los suyos. Y ahí estaba, otra vez esos fuegos artificiales. La melodía perfecta, el sabor melifluo. Un beso cálido, de labios carnosos, de pasiones ocultas.
Esa misma noche, en el pequeño departamento del rubio, dejaron llevarse más por sus emociones que por la razón. La piel de Marinette era suave, cubierta de pequeñas constelaciones centelleando en su espalda, de un tono blanquecino como la nieve en la oscuridad. La piel de Adrien tenía besos del sol por todas partes, un exquisito tono bronceado y pulcro. Las manos del pianista, ágiles como eran y como les era costumbre, tocaron las notas correctas para sacar de la voz de su amada la armonía más deleitante. Juntos, haciendo otro tipo de música, una sinfonía íntima, inigualable, placentera en todos los sentidos. Porque las caricias tienen ritmo y el amor se baila.
Fill my heart with a song and let me sing forever and more...
You are all I long for, all I worship and adore
Tenían picnics románticos en los jardines de Versalles y tardes de danzar por los campos elíseos, noches de desvelarse viendo películas en el auto cinema y fines de semana de hornear con la familia Dupain, quienes lo trataban como a un miembro más de la familia.
—Ese Nathaniel nunca me cayó bien— le confesó Tom Dupain la primera vez que Adrien fue a casa de Marinette. Era un hombre fuerte y robusto, imponente como un tronco, pero dulce como un buñuelo. – En cambio, tú te ves muy enamorado de mi hija, espero la cuides bien.
—Así será señor.
Sabía que luego de tres meses saliendo, era ya la hora de hacerlo oficial. Le propondría que fuera su novia. Así que, con ayuda de Alya y Nino planeó una gran propuesta fuera del trabajo de la diseñadora un viernes.
Marinette observó el reloj que colgaba de la pared, eran las seis, tiempo de irse. Se despidió de sus compañeras Rose y Mylène, pero éstas la tomaron por los hombros y le vendaron los ojos. Antes de gritar de susto, le explicaron que era parte de un plan. Eso no quitaba que estuviera muy tensa. La guiaron camino abajo, donde había una banda tocando "L— O— V— E" de Nat King Cole acaparaba la mitad de la calle. Le quitaron la venda y ahí, en medio de todos sus amigos que sostenían una letra hasta deletrear sus nombres juntos (A—d—r—i—n—e—t—t—e) estaba el pianista con un enorme ramo de rosas y girasoles.
— ¿Te gustaría ser mi novia, Marinette Dupain Cheng?
La parisina no titubeó ni un segundo.
Su corazón había sanado por completo.
✽ ❃ ❋
— ¿Me has llamado, padre?
Adrien sintió el frío tan característico de la mansión en sus huesos. Gabriel Agreste lo invitó sentarse frente a su escritorio. No lo veía desde la cena reglamentada de Navidad hace un año. Parte del trato era que podía disfrutar de su libertad sin la obligación de verlo con excepción de las fechas importantes. Esto era una anomalía, Adrien no esperaba nada bueno.
—Es lamentable que no tengas tiempo de mandarme un mensaje contándome lo que te ha pasado últimamente, me siento excluido. – Dijo el diseñador, en tono lúgubre. — Por fortuna, Nathalie me mostró este vídeo que se ha vuelto tendencia en las redes y me llevé una enorme sorpresa al saber que eras tú, con una ridícula pancarta y un arreglo floral barato, pero te ves feliz y me imagino que no te alcanzó para algo más elaborado. Si me hubieras pedido ayuda podrías haber rentado a paracaidistas que cayeran con joyas para ella, pero como siempre... Tu orgullo te detiene.
—No puedes juzgar mis decisiones, padre, está en el contrato.
—Tú puedes romper el contrato cuando quieras, sólo que sabes las consecuencias.
—No sigo con esto por mí, lo hago por Kagami, es quien más pierde en esto. Se moriría si no cumpliera con mi parte, casi literalmente...
—Siempre tan altruista, me recuerdas a tu madre... Y sabes cómo terminó.
—Lo único que sé, es que no fue capaz de soportar que la engañaras con tu secretaria. Esa mujer sólo destruyó una familia, es una cazafortunas. Mi madre ahora es feliz y tiene la suerte de estar lejos de ti.
—No ofendas a Nathalie— amenazó, levantándose del asiento. – Yo no ofendí a tu noviecita esa. Además, tampoco defiendas a tu madre, ella te abandonó, no te llevó con ella, no sólo me culpes a mí.
Se desprendía fuerza entre sus miradas, pero no cedería. Tenía un plan y cuidaría a Marinette de toda la ambición de su padre costara lo que costara.
Aun si eso implicaba romper un par de promesas...
In other words, please be true
In other words, I love you
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¡Hola! Bienvenidos otra vez a este pequeño fanfic que surgió de una tarde lluviosa y una playlist al azar. Aún no tengo el final muy claro, pero el siguiente capítulo es de mis favoritos.
Lamento desaparecer por largas temporadas, pero era el final de semestre y ya, oficialmente, vacaciones.
Estrellitas y comentarios son bienvenidos.
Les recuerdo que está en spotify y la pueden encontrar como "Your song (MLB)
https://open.spotify.com/playlist/6Q5Y4H7ImnafjZe0dXjmT2?si=eHeJ6IqGRFiI9RIJUGnlyg
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