Chanson 1.

Chanson 1: City of stars.

City of stars, are you shining just for me?

... City of stars, there's so much that I can't see

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No era la primera vez que Marinette rechazaba la invitación de Alya y las chicas de salir un viernes por la noche. No es porque no se sintiera cómoda con ellas o porque ya no fueran sus amigas, sólo sentía la necesidad de estar sola de vez en cuando y salir por su cuenta para obtener inspiración y diseñar con más facilidad, ya varias casas de moda le habían pedido su portafolio y curriculum, el mundo laboral estaba a la vuelta de la esquina.

Desde que la universidad había terminado y se había mudado con Alya sentía que debía tener su propio espacio para pensar mejor todo y procesar los cambios, además de que la reportera estaba muy ocupada con su misterioso novio de ensueño. Extrañaba la rutina de ir a la escuela y regresar a casa con sus padres, pero era tiempo de crecer. Había muchas cosas que cambiaron, las cosas que mayor seguridad le daban resultaban ya muy banales, los tiempos en donde encerrarse en su cuarto a escuchar a Jagged Stone por algún despecho amoroso ya no podían ser posibles.

Sus amigas insistían en salir más que nunca luego de enterarse de su rompimiento con Nathaniel unos pocos días después de la graduación, después de que decidiera que en realidad era gay. Y, en realidad, no es que lo "decidiera", sólo que apenas había logrado reunir el valor para decirlo. Seguía dolida, le era inevitable, pero con el tiempo comenzaba a sanar, sólo que era un proceso.

Habían pasado varios años juntos y no podía culparlo, lo conocía bien (aunque, por lo visto, no lo suficiente), sabía las pequeñas cosas que le gustaban, sus lápices favoritos, sus colores favoritos, la manera en que se servía el café (dos cucharadas de azúcar y una media de canela) y la forma en la que su rebelde cabello pelirrojo le daba problemas al peinarlo por las mañanas, esas mismas mañanas donde la despertaba con un beso antes de marcharse a la universidad. La decisión que Nathaniel tomó no era algo que él pudiera controlar y en retrospectiva parecían más amigos que novios, sin embargo, su corazón seguía palpitando con fuerza cada que se lo encontraba por las calles y se rompió más de lo esperado cuando lo vio de la mano con Marc Aniel, quien fue un compañero suyo en la carrera. Su orgullo y dignidad estaban por los suelos, se sentía estafada.

Durante esa temporada donde no podía ni salir de la cama, Alya le ponía todos los días la canción de Billie Elish: I wish you were gay... Deseo que, sin querer y sin pedirlo, se hizo realidad.

Fue como vivir una mentira, una donde los besos y caricias nunca fueron reales, donde las noches que compartieron juntos no eran más que pijamadas entre amigos y no noches de dos enamorados que se acurrucan viendo el anochecer ¿Le habrá sido infiel? Prefería no saber la respuesta, aunque era obvia. Imaginar que esas veces donde la llamaba para avisarle que se quedaba a trabajar en proyectos con Marc no eran más que noches donde de verdad disfrutaba de la compañía del chico.

Así que, en busca de un lugar mágico que la inspirara y donde no fuera tan fácil encontrarse con su ex, llegó a un bar no tan reconocido del centro, escondido en un colorido callejón en medio de una tienda de música y una cafetería. A esas alturas, le sorprendía que no lo hubieran invadido los hípsters. Era extraño encontrar un lugar como ese en la concurrida ciudad de París, siempre llena de gente, movimiento, prisas. La ciudad cobraba vida propia y se encendía por las noches con las más brillantes estrellas que había tenido el gusto de contemplar.

Era una ciudad de sueños y romanticismo, le gustaba pensar que la propia ciudad la guió a ese pequeño oasis. Tenía un ambiente muy tranquilo y le transmitía paz escuchar a los cantantes que tocaban en el pequeño piano que se alzaba con fervor sobre un pequeño escenario donde se celebraban ocasionales noches de karaoke. Ella, por supuesto, no se había atrevido a pasar en los meses que llevaba asistiendo, pero le gustaba dibujar a los valientes que se atrevían, eran todos unos personajes muy pintorescos y cada uno tenía una historia por contar.

Los días comunes a las siete de la noche, justo en la puesta de sol, un joven pianista tocaba durante una hora y luego una banda local de rock llamada "Kitty section" practicaba. La diseñadora no era fan del rock, así que escuchaba un par de canciones y volvía a casa. Había sorprendido al bajista observándola un par de veces desde el escenario, tenía un llamativo cabello azul y ojos mentolados, pero no era su estilo.

—No hablas mucho, ¿verdad? Llevas muchos meses viniendo y no hablas con nadie— le dijo una noche la chica detrás de la barra donde ella estaba recargada dibujando como de costumbre, a su lado tenía una margarita a la que apenas le había dado un sorbo.

—Depende— sonrió con amabilidad—, a veces no necesito palabras si tengo esto. –Y señaló a su leal cuaderno.

—Pues eres buenísima en eso, niña— admiró la chica— Pero me dice que no vienes sólo a dibujar.

Eso la tomó por sorpresa, Marinette no comprendía. Pero, aquí entre nos, Marinette era consciente de que se podrían publicar muchos libros con las cosas que ella no terminaba de comprender.

—Creo que vienes a verlo a él— y señaló disimuladamente al pianista rubio que se abría paso con confianza al escenario. La joven miró su reloj, justo las siete. Ahí, en el banco frente al piano el último rayo de sol se filtraba por la ventana e iluminaba el cabello dorado del pianista.

—Creo que estás equivocada— negó firmemente ¿Cómo una desconocida podía afirmar una cosa así?

—Linda, sólo mira bien tus dibujos, la mayoría son del pianista, vienes a verlo casi diario y te marchas, además— la miró fijamente— se nota en tus ojos.

Marinette bajó la mirada, ruborizada. Observó sus dibujos, la chica tenía razón, lo había dibujado sin pensar. Tal vez ella tenía razón, tal vez muy en el fondo había algo en ese pianista que la había llamado.

—Yo no... Yo...— sintió miedo, realmente no iba sólo por un desconocido, ¿o sí? Su corazón todavía no había terminado de sanar y se había puesto la meta de no tener nuevas relaciones por el momento, no quería volver a salir herida. La chica de la barra la miró con compasión, se veía muy pérdida.

—Me llamo Tikki y si necesitas alguien con quien hablar aquí estoy. – Le extendió una mano amistosa que Marinette tomó titubeante. – No todos los hombres son unos patanes, aunque cueste creerlo y él es muy dulce, podría presentártelo.

—Pues, gracias, Tikki, pero no estoy interesada en salir con nadie por ahora— suspiró tristemente. — Y no lo dudo, se ve que es...

—No deben de salir, pueden ser amigos, ¿no? – Tikki se apartó un mechón pelirrojo rebelde del rostro. — Parece que necesitas buena compañía y creo que él podría brindarla, de verdad. Y si no, el guitarrista de Kitty Section me pidió que te diera su número, creo que Luka estará decepcionado, porque tú ya clavaste el ojo en el pianista, no te culpo— Tikki se inclinó a su oído y, con una sonrisa pícara, añadió: — Además los dos tienen habilidad con los dedos.

Antes de que Marinette pudiera replicar, avergonzada, la voz suave del rubio interrumpió sus pensamientos.

Who knows?

... Is this the start of something wonderful and new?

—Buenas noches y bienvenidos de nuevo— sonrió al público, que no era mucho. La diseñadora no estaba sentada muy cerca del escenario, le gustaba la discreción, a pesar de eso su lugar en la barra era siempre el mismo y tenía la mejor vista. — El día de hoy tocaré un poco de The Beatles, ¿les parece?

No hubo necesidad de que dijera más, el público aplaudió, Marinette incluida. Cada que el chico comenzaba a tocar sentía como el lugar cambiaba a un aura mágica. Se dejaba llevar por la dulzura de su voz y como sus dedos parecían volar sobre las teclas. Era un espectáculo hipnótico, a pesar de eso la azabache se sorprendía más por la cara de concentración del muchacho, sus ojos parecían brillar de la emoción, cuales esmeraldas. Sonreía con las letras alegres y sufría con las tristes. Es por eso que a ella le gustaba retratarlo, era honesto, era real, transmitía esa emoción de vivir que muchos asistentes al bar habían perdido, ella incluida.

Escucharlo le ayudaba a recordar cómo era ella antes, como todo le apasionaba y entregaba su corazón en cada diseño, al igual que el rubio con cada canción. No podía culpar a Nathaniel de que ahora se sintiera vacía, pero si era una de las muchas razones. Necesitaba encontrar su canción interior otra vez, necesitaba seguir adelante.

Despertó de su ensoñación cuando Tikki le dio un codazo confidencial.

—Se llama Adrien, por si querías el dato— dicho esto se marchó para atender a un cliente en el otro extremo. Marinette sonrió. Tenía un lindo nombre.

Comenzó a tocar. Sus ojos se humedecieron, era esa canción que tocó la primera vez que ella llegó al bar, esa primera vez donde llegó llorando luego de la ruptura. Entre lágrimas, esa canción la había hecho sonreír, eso mismo fue lo que la impulsó a seguir yendo al bar.

"— No puedo seguir con esto, Marinette, porque te amo lo suficiente como para decirte la verdad.

— ¿Qué verdad?

Él bajó la mirada.

—Que nunca podré amarte del modo en el que quieres, ni a ti, ni a ninguna otra mujer...

Marinette lo entendió todo."

Todo parecía tan lejano ahora, De pronto, Adrien había dejado de tocar, apenas la última nota de Here comes the sun se había desvanecido en el aire él se levantó de su asiento.

¿Tan rápido? Pensó la azabache, con pesar. El tiempo se le pasó como un parpadeo.

¿Y si él es el sol que viene para alegrar tu día? ¿O una estrella tal vez...?

...Or one more dream that I cannot make true?

Marinette ignoró esa vocecilla en su cabeza, no quería hacerse ilusiones tan rápido.

—Esta noche quiero hacer algo diferente— él sonreía con naturalidad, como si su sonrisa no fuera digna de un comercial de pasta dental. – Y me gustaría que alguno de ustedes subiera a cantar conmigo.

City of stars are you shining just for me?

Cuando él pronuncio esas palabras un muchacho de cabello negro y fieros ojos arbóreos dejó caer el letrero de con la leyenda "Noche de Karaoke". Todos celebraron, hace un mes había sido la última noche así que debía ser una ocasión especial.

—Hace dos años se inauguró este lugar y no podríamos estar aquí sin su ayuda, así que por favor suban al escenario y yo los acompañaré al piano, ¿quién era la primera o el primer valiente?

City of stars, there's so much that I can't see

Marinette sintió como Tikki la miraba emocionada, sabía que debía estar pasando por su mente. Y, mientras le daba otro sorbo a su margarita, no le pareció tan mala idea. Sonrió para sus adentros, cantar con él era algo que nunca habría imaginado.

— ¿Qué esperas? — preguntó la pelirroja, casi sin poder contener la sonrisa. — ¡Debes cantar!

—No soy muy buena...

—Nadie lo es, es karaoke, debe ser divertido, no perfecto.

—Pero...

Who knows?

...I felt it from the first embrace I shared with you

Y antes de que pudiera hacer algo, esa tal Tikki le había hecho señas al muchacho pelinegro, que de inmediato la iluminó con un reflector. Marinette se mordió los labios, todos la estaban mirando, incluido Adrien.

Sus ojos se encontraron.

Marinette no sabría cómo describir esa sensación. Las palabras no le alcanzaban. Sin darse cuenta, eclipsada totalmente por esos ojos verdes, ya estaba subiendo al pequeño escenario, con una horda de aplausos que sonaban lejanos a sus oídos. Estaba tan nerviosa que lamentó no llevar consigo sus aretes de la suerte. No sabía si tenía ganas de golpear a Tikki o de agradecerle por obligarla a hacer algo que siempre había querido hacer, pero no se atrevía.

—Hola— dijo en apenas un hilo de voz. Su corazón palpitaba tan rápido que sentía que se desmayaría en cualquier momento.

—Hola— respondió Adrien con suavidad. Mientras subía el último escalón tropezó, se sintió tan avergonzada...— Hey, tranquila, no es algo del otro mundo— la calmó el rubio, mientras la ayudaba a reincorporarse. Su tacto era cálido, no podía creer que esos dedos revoloteantes que producían sonidos encantadores ahora sujetaban su mano para ayudarle. Sintió un escalofrío recorriendo su espalda, el rubio trató de ocultar su sorpresa, casi podía ver que había sentido lo mismo. Sonrió de medio lado, incitándola a mostrarle que podía actuar con más confianza. – Soy Adrien.

—Marinette— balbuceó, en apenas un hilo de voz, cayendo en cuenta que tenían un público observándolos. "Así se deben sentir los animales del zoológico" pensó la diseñadora, mientras se colocaba frente al micrófono con pasos temblorosos.

—Un placer— comentó el rubio, antes de volver a dirigirse al público. – Démosle una cálida bienvenida a la señorita Marinette— le regaló una sonrisa gentil— ¿Qué te gustaría cantar?

Marinette pensó que cuando le hiciera esa pregunta, la mente se le quedaría en blanco. Una vez más, lo que pensó que pasaría no ocurrió y el título de la canción ideal se encendió en su interior. Olvidó todas esas canciones que le había dedicado a Nathaniel, olvidó esas canciones que había cantado con sus amigas en las fiestas de la universidad, olvidó las canciones que se encontraban en la lista de los 50 más escuchados. Y se dejó llevar por su instinto.

Sin titubear, sin hacer ningún gesto de nerviosismo, lo miró con seguridad y de sus labios escapó el nombre de la canción perfecta para esa noche de nuevas oportunidades.

Adrien sintió como sus manos se ponían inquietas, conocían a la perfección esa canción, era de sus favoritas, siempre imaginó que la cantaría en alguna ocasión especial... Pero, al ver a esa chica, supo que no habría mejor ocasión que esa.

Y la magia comenzó.

That now, our dreams...

...They've finally come true


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¡Hola! Hermioe reportándose. 

Les seré sincera, este fanfic salió de un corazón lastimado luego de ver el final de temporada y mi yo Adrinette escribió todo esto tratando de sanar un poco, así que espero lo disfruten. La playlist está en spotify y se irá actualizando conforme al fanfic. 

Les dejo el link: 

https://open.spotify.com/playlist/6Q5Y4H7ImnafjZe0dXjmT2?si=hjiMsPRdS3GMm4zB09uW8w

Estrellitas y comentarios son bienvenidos. Un enorme abrazo y gracias por leerme.

 (P.D: Espero que Wattpad no me mueva todo mi formato)



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