☁️36
Jungkook caminó por el pasillo hásta llegar a la puerta de la habitación de su hermano, encontrándose con su madre en el proceso que lo vio curiosa.
-Cariño ¿Que haces? Es muy tarde- Dijo preocupada. -Mañana te debes levantar temprano si quieres llevar a Yoongi a su departamento-
-Lo sé- Asintió en voz baja. -Voy a dormir con él-
-Oh de acuerdo- Sonrió acariciando la mejilla de su hijo. -Que lindo que se lleven tan bien, no se duerman tarde-
Jungkook sonrió entrando al cuarto de su hermano y cerrando la puerta tras él para apoyarse en ella y ver a Yoongi de espaldas en boxers tapando su cuerpo con una de sus camisetas holgadas.
-Si supieras, mamá- Susurró el azabache haciendo que el rubio se volteé y le sonría.
Yoongi jadeó entre besos cuando el dedo de su hermano invadió su interior con cuidado. Lo tomó de las mejillas y volvió a unirlos en un beso hambriento y desesperado.
Daba igual como se saludaran al día siguiente, esa era su verdadera despedida.
Jungkook adentró el segundo dedo a la vez que la lengua de su menor invadía su cavidad bucal entre suspiros y caricias de amor.
Para la llegada del tercer dígito, solo se dedicó a darle placer, disfrutando de como el rubio no podía ni siquiera besarlo gracias a los temblores de placer que lo hacían retorcerse bajo él.
Apoyó su codo en la cama y su mejilla en su puño mientras con su diestra lo embestía sin apartar la vista de su expresión de éxtasis.
-Eres perfecto- Susurró Jungkook viendo como intentó abrir los ojos, pero un golpe en su próstata lo hizo volver a gruñir y cerrarlos los fuerza. -Todo en ti es perfecto- Bajó su vista por su cuerpo desnudo y tembloroso. -Jamás dejes que alguien te haga creer lo contrario-
Los dedos abandonaron su interior cuando él pudo ver a su mayor a los ojos con expresión triste, sabía que Jungkook le decía eso porque no estaría para recordarselo todos los días por los siguientes cuatro años.
Abrió levemente las piernas cuando el azabache se acomodó entre ellas, deshaciendose de sus boxers para quedar desnudo al igual que su hermano menor, sonriendo con amor al verlo sonrojado intentando cubrirse con las piernas.
-Nacimos desnudos juntos, Yoongi- Susurró separando sus piernas. -No tengas vergüenza-
Se inclinó para dejar un camino de suaves y lentos besos por sus muslos, miembro, vientre, pecho y cuello, hasta poder dar nuevamente con sus labios.
Las manos del rubio acariciaron su cabello, mientras el glande rozó su entrada entre besos húmedos y profundos.
La erección penetrandolo firmemente cortó el beso, pero no el contacto. Yoongi soltó el aire guardado en sus pulmones contra los labios deo mayor que se pegó a él entrando desde la punta hasta la base sin detenerse, sintiendo lo apretado y caliente del interior ajeno.
Jungkook unió sus labios mientras esperaba que el menor se adapte a él, acariciando su cintura con sus pulgares y sus labios con su lengua.
El rubio rodeó su cintura con sus piernas y pasó sus yemas por la espalda ajena, grabando en su memoria cada centímetro de su piel mientras los empujes comenzaban en un vaivén lento.
Cada embestida fue certera y suave, aunque poco a poco la velocidad aumentara al igual que sus jadeos y gruñidos.
Se tomaron las manos y se miraron a los ojos entre besos rápido y superficiales para no perderse ni un segundo la expresión de lujuria y cariño en el rostro de su hermano.
El calor estaba en sus cuerpos y la pasión en sus pieles, pero esa ligera sensación de tristeza nunca los abandonó, haciendo que no quieran alejarse ni soltarse ni un mínimo momento.
-Te amo, Yoongi- Susurró sobre sus labios húmedos e hinchados.
Yoongi no podía responder, sus manos estaban apresadas bajo las contrarias, pero sabía que no era necesaria una respuesta y lo confirmó cuando Jungkook volvió a besarlo.
Tal vez sería su último orgasmo juntos en mucho tiempo, tal vez sería la última vez que compartirían un beso así de profundo hasta las vacaciones, tal vez sería la última vez que serían uno hasta que se volvieran a ver, pero la recordarían hasta entonces.
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