𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚘𝚗𝚌𝚎



No podía apartar la mirada de la enorme ventana en mi habitación, era una de mis cosas favoritas en el departamento —el ventanal y la cerradura vieja que lamentablemente ya habían cambiado—. La luz artificial de la ciudad —junto a la de la luna cada tanto— se filtraba por las persianas, llenando así las penumbras de mi habitación. Me encantaba, al menos hacía más amenas mis noches de insomnio. 

Intenté moverme sigilosamente, no quería despertar a Tae, quien se encontraba dormido a mi lado. De todo el tiempo que llevábamos saliendo,  esta era la primer noche que se quedaba a dormir. Me sentía un tanto culpable por haberle obligado, pero no encontraba prudente que tan tarde y tan cansado se montara en su auto para regresar a su departamento. 

No pude moverme, su pierna me aprisionaba como si mi cuerpo entero fuera su almohadón. Me di por vencida y terminé perdiéndome a su lado mientras le acariciaba suavemente el pelo. Sin duda, entre más le conocía, más confirmaba lo enamorada que estaba de él y lo mucho que le admiraba como persona. Las noches en el departamento se volvieron las partes más ansiadas de mis días, me encantaba preparar la cena mientras él lavaba los platos del día anterior y me contaba emocionado cómo había sido su día en el trabajo, o la tarde con los niños y Hoseok una vez a la semana.

Taehyung tenía que venir de otro mundo, esa era la única respuesta. Jimin decía que era un alíen, para mí, Taehyung era un ángel. 

Tenía la costumbre de tomarme de la cintura, interrumpiendo mi labor con la sartén, y subir el volumen de Sinatra que cantaba sólo para nosotros dos. Aún sin saber moverme, bailaba a  su ritmo. Aún sin saber qué nos deparaba el destino, le amaba sin reservas. 

Nunca alardeaba sobre nada. Sola, con el tiempo fui conociendo detalles en su vida; como que había trabajado hasta el cansancio, doblando su turno en la cafetería para ayudar a Jimin a pagar los últimos dos semestres de universidad (cuando el padre de su amigo enfermó y dejó de enviarle dinero). Además volvía a Daegu una vez al mes para revisar a todos los cachorros que Yoongi rescataba en su refugio "improvisado"  (ahora yo también le acompañaba, destinábamos un fin de semana al mes para ello). Y se había vuelto la mano derecha de Hobi (que jamás había recibido tanto apoyo), juntos ideaban planes para atraer a los niños con una buena merienda, Tae cantaba luego con ellos y Hobi les enseñaba pasos divertidos. Pasaban buenas tardes. Los niños pronto estaban interesados en otras actividades, lejos de rondar por las calles. 

Sus días siempre estaban ocupados y aun así, se tomaba el tiempo para todas las noches ir por mí al trabajo y acompañarme a casa (donde siempre terminábamos cenando y conversando un poco). Después se subía a su vehículo y conducía por veinte minutos más hasta llegar a su propio departamento en medio de la noche. 

Estaba preocupada por aquel ritmo de vida tan ajetreado. 

Esa noche habíamos discutido sobre ello de nuevo. Pocas eran las cosas que a ambos nos sacaban de quicio, pero la realidad era que cuando Tae me recalcaba que debía dejar de usar zapatos dentro del departamento, o cuando yo le hablaba sobre ir despacio con todas las actividades que llevaba a cabo, terminábamos molestos. Era tan intenso como hablar de política y religión. 

"¿Qué sucede, cielo?" me preguntó cuando detuve mi baile a mitad de la canción. 

"Me preocupas", le dije ."Creo que estás sobre cargándote de actividades". 

Él sonrió y me acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja, cuidadosamente. "Estoy bien, créeme. Estoy acostumbrado". 

"Entiendo, pero. . ., es sólo que pienso que deberías descansar más. Está bien si no nos vemos tan seguido, yo. . ." 

"¿De nuevo con eso, cielo?". Suspiró profundamente, como cada que yo tocaba el tema. "Ya lo intenté, y no puedo. Quiero verte". 

"Pero, cariño. . ." me quejé y él me interrumpió enseguida. 

"Tashi, cielo, sé lo que piensas. Pero créeme cuando te digo que verte al final del día es lo que me ayuda a recargar energía". 

"¡Deja el romanticismo a un lado, Taehyung! Estoy hablando enserio. Mejor dime cómo puedo ayudarte, si es que no logro convencerte que dejes de venir a verme para que puedas descansar más . . . " 

"Yo también hablo enserio. Estoy bien así". Dijo con firmeza. "A menos que  de verdad no quieras verme. . . " Se quedó pensando un momento. 

"No se trata de eso, lo sabes" le aclaré. "Pero el hecho de que casi te estrellaras en el camellón la otra noche me dice lo contrario". Dije molesta. Tae se alejó un poco. 

"¿Cómo te enteraste?" 

"¿Por quién más me iba a enterar? Se le salió a . . ." 

"Jimin. . . AISHH. Y dice ser mi mejor amigo. . ." murmuró entre dientes. Al momento me sentí mal por evidenciar a Jimin, aunque en realidad había sido Yeji a la que se le había escapado.  

"No te molestes con él. No es su culpa. No fue él quien se quedó dormido al volante por un momento" repliqué y luego solté un largo suspiro. Tenía que proponerle mi solución. "¿Por qué no te quedas aquí?"

Tae contuvo la respiración por un momento. Supe que mi atrevimiento le había sorprendido. 

"Escucha, Tae, me preocupa que regreses a casa así. Solo, cansado, tan tarde en la noche. . . Sufro todos los días. No sabes cuánto". 

Él se acercó y suavemente meció su cuerpo de nuevo al tiempo que una canción comenzaba. Era 'Misty'de Ella Fitzgerald, la canción que me había compartido la primer noche que me acompañó a casa. 

"¿Estarías más tranquila si duermo aquí?" Soltó. 

Yo asentí con mi cabeza, que ahora reposaba en su hombro. Tae ladeó la cabeza un poco, lo suficiente para buscar y encontrarse con mi mirada. Permaneció el resto de la canción en silencio, pensando. 

"Está bien. Traeré mis cosas". Levantó la cabeza y siguió con el lento baile aún cuando la canción ya había terminado. "Supongo que a Jimin y Yeji también les vendría bien un poco de espacio en casa"

Yo no podía creer que al fin lo hubiera conseguido. Sentí que un peso enorme se me iba de encima. Él siempre veía por los demás, así que me emocionaba la idea de poder hacer algo por él esta vez. Compartir la misma casa me facilitaba más las cosas, y el hecho de que ya no tuviera que volver a su departamento pasada la media noche  me hacía sentir menos inquieta. 

"Gracias, cariño". Le dije, alegre. Y enseguida recordé su voto, seguro aquello estaba dándole vueltas en la cabeza. "Y quiero decir que no debes preocuparte por, lo que me imagino, está mortificándote ahora mismo".

Tae sonrió de lado, admitiendo que le había atrapado. 

"Mi promesa también sigue en pie. Sé que esto implica pasar más tiempo juntos, un trato más cercano, pero no va a suceder nada que no queramos que pase. Podremos con esto, estoy segura". 

"Gracias, cielo".


Y así había sido. Sufrí con todas mis fuerzas al recostarme a su lado. ¿Cómo hacía Taehyung para no sentir todo lo que yo sí? 

Fue extraño al inicio, Tae se había comunicado con Jimin avisándole que no llegaría a casa. Luego, cuando estuvimos en la habitación —después de pelear porque ninguno quería que el otro durmiera en el sillón—, para hacerlo menos incómodo Taehyung había puesto algo en la televisión, pero eso lo hacía todavía más difícil para mí. Iba contra todas las leyes tener a Tae a mi lado, en mi cama, con Netflix en la pantalla y que él en realidad estuviera prestando toda su atención a "Toy Story"  hasta quedarse dormido. 

Me obligué a pensar en otra cosa, pero su pierna enredándose a la mía y su brazo sobre mi pecho no me lo permitían. Observé su semblante tranquilo y sus labios rosados. No podía más. Intenté moverme, tenía que huir al sillón. Comencé a preguntarme qué tan inteligente había sido mi proposición. 

—Tashi. . . —Taehyung me sorprendió mientras pensaba cuál sería mi siguiente movimiento para huir de la cama sin hacer ruido. 

—T-tae —sonreí nerviosa, y él medio dormido se percató de la mitad de su cuerpo que yacía sobre el mío. Apenado, se apartó con cuidado susurrando un "lo siento". 

—¿No puedes dormir, cielo? —preguntó enseguida.  

Yo negué con la cabeza y él lució preocupado. Estaba segura de que Tae pensaba que era por su culpa. 

—Pero descuida, es algo común. Me cuesta conciliar el sueño —aclaré. 

—¿Insomnio? 

—Sí. 

—Creí que estaba roncando y no te dejaba dormir —se rio, todavía adormilado—. Ven aquí. 

Me extendió los brazos, invitándome a ellos, luego se inclinó hacia mí y me besó con suavidad. Sus labios acariciaron los míos con ternura. Sentí su respiración cálida, la tranquilidad nos rodeaba, no escuchaba nada mas que mis latidos y tímidos ruidos que hacían nuestras bocas al moverse, nuestras narices chocaron torpemente un par de veces mientras buscábamos seguir la conexión de nuestros labios. Justo cuando comencé a sentir un calor subiendo por mi rostro y el hormigueo desplazándose desde mi vientre, Tae culminó delicadamente posando un beso sobre mi nariz y luego otro en mi frente. Lo abracé, me aferré a él descansando mi cabeza en su pecho. 

—Evitemos los besos tan largos — dijo Tae mientras yo aun descansaba en sus brazos. Levanté la cabeza un poco y busqué su mirada. 

—Y evitemos los besos en la cama —agregué bromeando, al instante sus mejillas se sonrojaron. 

—Estoy de acuerdo —sonrío, dándome la razón. 

—Gracias por quedarte. —Volví a abrazarlo y Tae acarició mi cabello.

—Gracias por entenderme. 

Supe que lo decía por su voto de castidad. 

—Te quiero, Tae. 

—Te amo, cielo —dijo y cerró los ojos.

Me quedé paralizada (situación contraria a mi corazón que se desbocaba dentro). A pesar de que no era mi primera relación, ni mi primer beso o mi primer experiencia, estaba totalmente segura de que nunca antes había estado enamorada en realidad. No como lo estaba en este momento de él. 

Taehyung era mi primer amor. 

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