𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚍𝚒𝚎𝚌𝚒𝚘𝚌𝚑𝚘






Yoongi me desafió con la mirada en todo momento hasta llegar frente a él. No podía entender porqué era al hermano de Tae a quien Seokjin tenía que ver. La confusión se extendió cuando vi a Hoseok llegar un par de minutos después de nosotros. 

En ese preciso momento me enteré que Jin se reunía a menudo con ellos para entregarles un par de cheques para sus respectivas asociaciones. Se había encargado de reunir fondos a lo grande, consiguiendo patrocinadores a través de los contactos de su familia. Yo desconocía todo aquello. Observé a Seokjin pensando si habría más cosas que no me había dicho. 

Hoseok me había saludado muy formal, como si fuéramos desconocidos. Mientras tanto, Yoongi se limitó a hacer una mueca y mover un poco la cabeza, sabía que no le hacía gracia el verme de nuevo, mucho menos junto a Seokjin —él no había soltado mi mano, y ellos no habían dejado de verla—. Respiraba la tensión en el ambiente, no podía recordar en mi vida un momento más incómodo que este. No nos habíamos visto en muchísimo tiempo, y la última vez, no había sido el mejor encuentro.

—Veo que lo has superado. Eres rápida —Yoongi no se contuvo y lanzó la bomba en cuanto Seokjin nos dejó a solas, había salido apurado para atender una llamada.

Sentí cómo algo en mi interior se fragmentó al golpe de sus palabras, no fui capaz de responder.

—Creía que Tae era el amor de tu vida, Tashi —volvió a atacar, su voz estaba cargada de evidente sarcasmo. El corazón se me hizo un nudo ante la combinación de su rudeza y aquel sobrenombre que llevaba años sin escuchar. 

—Basta, Yoongi —le susurró Hoseok. 

—Lo es. —Afirmé, luchando por que mi voz no se quebrara.

—Se nota. —La cruel ironía de Yoongi me hizo soltar la primer lágrima. Ellos no sabían lo difícil que era todo para mí, lo mucho que me dolía no poder estar con él.

—¿Sabes? No mereciste a Tae —retomó. Era evidente el resentimiento que me tenía, no se esforzaba por disimularlo—. Quién diría que al final serías su desgracia Tashi. ¿Te va bien con tu noviecito? ¿También es el amor de tu vida?  —continuó Yoongi después de soltar una risa seca—, ¿Le has contado de él? ¿De que no ser por ti, Taehyung estaría vivo? 

—Yoongi. . . —Hoseok puso la mano sobre el brazo de Yoongi—. Ha sido suficiente. 

Mordí mi lengua en un intento de soportar y mantenerme entera. Con aquellas palabras sentí como si Yoongi hubiera apuñalado directamente a mi corazón. Mi visión se nubló a causa de las lagrimas que se acumulaban y ya no podían contenerse más.

Entonces, al igual que mis lágrimas incontenibles, yo no pude más. Me levanté sin fuerzas y salí del lugar para dejarlas escapar apenas les di la espalda. Una vez fuera, caminé sin rumbo fijo, solo deseaba perderme para siempre y jamás volver a mi terrible realidad.

Después de caminar un par de minutos, al dar la vuelta a una cuadra, me dejé caer al suelo. No me importó nada a mi alrededor, solté un grito ahogado, estaba desesperada. Yoongi tenía razón, era mi culpa, solo mía. Era este el momento que tanto me resistía a confrontar.

Miré al cielo rogando con todo mi corazón que quien fuera que pudiera escucharme allá arriba, me diera una oportunidad más. Quería cambiar las cosas, los pequeños detalles que al final me habían hecho culpable. Cerré mis ojos con fuerza, podía sentir de manera vívida cada momento de aquél día.

El peor de mi vida.

Aquella mañana había prometido a Tae que escaparía de la oficina e iría por él a casa para llevarlo a su entrevista. Pero mi día, más que otros lunes, había terminado por saturarse. El señor Kim repentinamente nos había llenado a Seokjin y a mí de trabajo urgente, esperando que pudiéramos salvarle el pellejo. Ni siquiera había tenido oportunidad de comer algo, había pasado el día apurada intentando ganar algo de tiempo para llegar con Taehyung. 

Me sentía culpable, pues me había prestado su auto esa mañana y yo no quería que el pobre atravesara media ciudad en tren ni que se sintiera solo durante aquella emocionante pero imponente experiencia. Pero Tae, pensando en mí e intentando no presionarme, había decidido adelantarse para verme en un lugar intermedio. Con mucho esfuerzo había logrado zafarme a tiempo —Seokjin había prometido encargarse del trabajo restante—, pero como la zona era totalmente desconocida para mí, había terminado perdiéndome entre las calles.

Miraba estresada el GPS, nunca había sido buena siguiendo direcciones. Mi cabeza estaba a punto de estallar y mi mal humor comenzaba a apoderarse de mí. Recibí una llamada de Tae pero no la atendí, sabía que estaba poniéndose ansioso porque yo aún no llegaba y yo no necesitaba más presión. Seguí concentrada mirando atenta al mapa, estaba casi segura de que era la quinta vez que veía aquel edificio con el enorme anuncio bicolor.

Maldije para mis adentros, a esas alturas ya estaba convencida de que no llegaría a tiempo para ver a Tae antes de su entrevista. Me detuve rápidamente cerca de la acera para teclear un mensaje.


TASHI_19:30

Cariño, no doy con la dirección.

Supongo que ya te has adelantado.

TASHI_19:30

¡Eres el mejor!  Quiero todos los detalles 

durante la cena, estoy hambrienta

invito yo!

TASHI_19:31

Te veo en un rato, 

estaré afuera esperándote. 

TE AMO



Después de 20 minutos, al fin había logrado dar con el edificio. Torpemente había confundido  un caracter y había escrito mal la dirección en el buscador. Esperé afuera más de cuarenta minutos y pensé que Tae ya había tardado bastante. Enseguida marqué a su número pero no obtuve respuesta. Supuse que seguía ocupado, así que decidí esperar un poco más.

Después de otros veinte minutos más sin saber nada de él, comencé a ponerme inquieta y la preocupación aumentó. Por alguna razón, la sensación de un mal presentimiento no dejaba de rondarme. 

Para estar un poco más tranquila, pensé que lo mejor era ir directamente y preguntar por él, así que entré al edificio para pedir alguna señal de Taehyung. Una de las recepcionistas muy amablemente buscó en sus registros y al ver el nombre me dijo que le habían estado esperando pero no se había presentado a la cita. Tae nunca había estado allí.

Mi corazón casi se detuvo. Salí corriendo hacia el auto y me dirigí a casa. Sudaba frío y mis manos temblaban, sabía que definitivamente algo no estaba bien. Marqué a Yoongi, Hoseok y a Jimin con la esperanza de que alguno estuviera o supiera algo de él, pero no le habían visto desde el día anterior. Ellos también comenzaron a alarmarse.

Estaba por llegar a casa cuando recibí una llamada de la madre de Tae.

—¿Bueno? —No escuchaba nada del otro lado de la línea—. ¿Bueno? ¿Señora Kim?

—Querida . . .

—¿Sí? —El tono de su voz me provocó escalofríos—.  ¿Está todo bien?

Nada en la vida jamás habría podido prepararme para lo que estaba por escuchar.

—...es Tae —su voz era débil a pesar de la notoria preocupación que podía percibir.

—¿Tae? ¿Qué sucede con Tae?  —Sabía que algo estaba muy mal. Quería saber qué estaba sucediendo, pero algo dentro de mí también tenía miedo de escuchar la respuesta.

—Recibimos una llamada del Medical Center, en Yongsan-gu,  Tae está ahí...

—Voy para allá. —Apenas escuché sus palabras, sentí el alma salir de mi cuerpo mientras daba vuelta a la calle y me redireccionaba rumbo al hospital.

—Querida, él no está bien. . . —me advirtió.

"Él no está bien". Era lo último que deseaba escuchar. Mi respiración se aceleraba conforme me abría paso entre los automóviles. 

—¿Puedes llamarnos en cuanto sepas algo? —dijo al no escuchar respuesta—. Nosotros vamos en camino.

—Claro. —Fue lo único que pude balbucear y colgué.

Ni siquiera recordaba exactamente cómo había llegado hasta el hospital. Mi cuerpo parecía moverse solo por instinto, sentía que mi cabeza flotaba mientras todos mis sentidos se aletargaban. Llegué al mostrador en el área de emergencias y pedí información sobre Tae. Un médico se acercó a mí y me pregunto el parentesco.

—Soy su esposa —le dije con voz temblorosa. Pensé en ese momento que era la primera vez que lo decía y aquello me dolió en el alma.

El médico me miró con lástima. La suficiente como para saber que todo era peor de lo que imaginaba. Después de explicarme cosas que dejé de escuchar luego de que pronunciara aquella palabra, mi mirada se perdió y mis rodillas se doblaron, ni siquiera me dolió cuando tocaron el suelo con fuerza. Perdí el aliento y mis labios se abrieron pero no pudo salir ningún sonido. Sentí exactamente cómo mi corazón se desgarraba, quería despertar de esta horrible pesadilla. Deseaba abrir los ojos y encontrarme con la mirada dulce de Tae y sus dedos enredándose en mi cabello.

Tirada en el suelo de aquel hospital, me solté a llorar.

Tenía una hora que Tae, mí Tae, había exhalado su último aliento y yo no había estado ahí para él. Quería que mi corazón se detuviera, quería ir con él adónde fuera que él estuviera.

Vi entrar a Jimin y Yeji con desconcierto en sus rostros, seguidos por Hobi. Al verme en el piso supieron de inmediato que algo malo había pasado. Yo no supe nada más, solo sentí cómo iba perdiendo el control de mi cuerpo paulatinamente conforme todo a mi alrededor se nublaba.

Lo que sucedió los siguientes días fue todavía más confuso, ni siquiera hubo tiempo para  asimilarlo. Presencié junto a su padre cómo preparaban su cuerpo inerte envolviéndolo pulcramente en telas, parecía que solo dormía. No pude evitar compararlo con esa hermosa imagen que solía ver por las mañanas, su rostro angelical descansando en su lado de la cama. Quería despertarlo y decirle que era hora de irnos a casa.

Cuando llegué a nuestro departamento esa noche, una casa silenciosa y triste después de despedir al amor de mi vida para siempre, solo tuve fuerzas suficientes para tirarme en la cama y abrazar su almohada que aún tenía su aroma impregnado, me aferré a ella y lloré como jamás lo había hecho en toda la vida.

Rogaba al cielo, le hablaba al aire. Le pedía que no me dejara atrás. No podía abandonarme así. Repetía palabras y balbuceaba mientras las lágrimas caían sin cesar. Tenían que regresármelo o llevarme junto con él. Él había prometido que no iba a irse, me había jurado que no me rompería el corazón jamás.

Había mentido.

El dolor que experimentaba no se comparaba a nada en el mundo.


Gracias al testimonio de una chica —la chica a quien Tae había socorrido—, sabíamos qué había sucedido aquella tarde.

Taehyung caminaba a unas cuantas cuadras del edificio donde tenía su cita en Yeouido cuando presenció un asalto a la distancia. Tae se había acercado para ayudarla de inmediato. El ladrón, intimidado, lo había golpeado hasta dejarlo mal herido. Pero Taehyung, presentando resistencia, lo había asustado y el asaltante había terminado por acuchillarlo antes de huir. 

Ella, llena de horror gritó por auxilio y se acercó a Tae quien con la poca fuerza que tenía le pedía ayuda para sacar su móvil.

Él me llamó, pero yo no contesté.

Estaba concentrada intentando encontrar la dirección, enojada porque ya había visto el mismo edificio cinco veces y no podía dar con el lugar. No había contestado porque me sentía enfadada y presionada. 

Tae perdió mucha sangre, y la consciencia después de eso. Una vez en el hospital, habían intentado hacer todo lo posible por detener la hemorragia y salvarle la vida, pero era complicado sin poder contactar ni tener la autorización de un familiar para una intervención delicada. Taehyung resistió con mucha fuerza luego de ingresar a urgencias, pero no pudo más. Aunque había luchado, había perdido la batalla. Tae no había vuelto a abrir los ojos.

Y todo era mi culpa.

Su familia y amigos lo sabían, yo lo sabía. Yo había hecho todo mal, su vida había terminado gracias a mis tontas decisiones. Anhelaba regresar el tiempo y enmendar mis errores. No había ni un solo día en que no pensara en ello y analizara todo lo que había estado mal.

Para empezar, jamás debí haber propiciado la entrevista con el productor Yang. De no haberlo hecho, él jamás habría caminado por ese lugar desconocido donde se encontraría con la muerte.

No debí aceptar llevarme su auto esa mañana, de haber sido así, él habría llegado directo y sin problemas al edificio. Sano y salvo.

Debí contestar aquella llamada, debí escribir correctamente la dirección del lugar en el GPS y llegar pronto a él.

Debí pasar el día en casa a su lado, en sus brazos, justo como él deseaba esa mañana.

Todo había estado en mis manos, mis decisiones habían marcado el destino. Por mi culpa, Tae, que solo sabía amar, el que siempre estaba ahí para todos nosotros, había terminado las ultimas horas de su vida en sufrimiento y totalmente solo.

Quizá Yoongi tenía razón, había terminado por ser la desgracia en la vida de Tae. 

Odiaba aquella noche en el tren en la que habíamos coincidido. Odiaba todo lo que tenía que ver con Taehyung y que me recordaba que jamás podría estar con él. Odiaba el amor y las tontas teorías de polvo de estrellas y almas gemelas.

Me odiaba y lo odiaba a él. Por haberme enseñado sobre el amor en su máximo esplendor y luego haberme dejado sola para siempre. 












ººº


La verdad es que estaba disfrutando su confusión sdjhdjsh

Y no sé si esto es no ser mala, porque al final sí que he subido el capítulo pronto, peeeero sé que han sufrido con él.

Sniff, sniff

¿Se imaginaban que era esto lo que había sucedido?

Quiero leer qué pensaron que había pasado entre ellos en el capítulo anterior.


(les recuerdo que pueden encontrar playlist de esta historia en Spotify dando click en el enlace que tengo en mi perfil o buscar "taekimanne" en youtube y van a encontrarse con las listas. Les recomiendo escuchar "Love in the Dark" de Jessie Reyez, después de leer este capítulo)


(Por cierto. . . ¿no sienten raro que ya no podamos ver la sección de noticias? Me siento como Will Smith en "soy leyenda" JAJA)

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