03

Mientras miraba el perfil de Sebin, Taehyung se preguntó si alguna vez podría ser suficiente para hacerlo feliz, hacerlo sentir orgulloso.

Alejó la mirada. ¿Desde cuándo era tan difícil estar junto a él?

No sabía la respuesta a eso, no más allá del dolor en el pecho que le producían las palabras hirientes disfrazadas de chistes que a menudo le soltaba. Debía irse, dejarlo. Pero Taehyung no sabía estar solo. La idea de quedarse sin Sebin le revolvía el estómago. En parte, quizás, debido a que su padre tendría razón y en realidad el amor entre dos chicos era algo desagradable y antinatural.

Aberrante.

Algo así había escuchado salir de los labios de Kim Dongsan, ya ni siquiera importaba.

¿Jungkook habría sentido esa sensación de asco que él sintió cuando escuchó aquello?

Detuvo el hilo de pensamientos. Por supuesto que no, Jeon jamás debió escuchar algo como la palabra "marica". Es por ello que Jungkook era capaz de decir "me gustas" sin miedo, porque no sabía las consecuencias, no tenía idea a lo que iba a enfrentarse una vez todos supieran que le interesaba un hombre. Ese era un problema con el pelinegro, que era demasiado descuidado para pensar en un futuro donde los demás lo señalaran por ser gay.

¿Podría afrontarlo? ¿En serio, Jeon Jungkook podría tomar su mano y caminar hacia adelante sin miedo?

Dios.

¿Por qué pensaba en ello? No es como si importara. Era hipotético, era imposible por decirlo menos. Sebin era seguridad, más bien comodidad.

¿Realmente?

Cómo sea, al menos él sí sabía las consecuencias y estaba bien con eso.

Jungkook no.

-¿Puedes darme un beso?

Sebin dejó de teclear en su celular y de manera lenta levantó la mirada hacia el rostro del castaño.

-¿Huh? -Rio acomodándose en el sofá-. ¿Qué sucede?

Parpadeando, Taehyung negó con la cabeza un par de veces antes de volver a tragar para ocultar el leve dolor en su pecho que apareció cuando su novio volvió a su celular.

-¿Tu me amas? -Ahogó un suspiro-. Es decir, ¿todavía me amas?

De nuevo, Sebin lo observó y esta vez se le quedó viendo. Frunció levemente el ceño tratando de entender la razón por la que el castaño parecía vulnerable frente a él. Lo acercó para besar sus temblorosos labios, él apenas notó la mueca de dolor por su acción brusca y demandante.

-Bueno, no creerás que estoy contigo solo porque te ves muy bien, ¿no?

-Esa no es una respuesta linda.

Sebin suspiró y soltó a Taehyung.

-¿Vas a empezar?

No, el castaño negó.

-Lo siento.

Finalmente, Sebin dejó el aparato sobre la mesa. Se pasó la mano por el rostro con cansancio un par de veces y luego miró directamente a los ojos contrarios.

-¿Qué sucede contigo estos días? ¿Estás tratando de encontrar una razón para pelear?

-¿De qué hablas? -Taehyung susurró con una sonrisa confundida-. Solo preguntaba...

-Ajá. Haces eso, preguntarme cosas así a sabiendas de que ninguna respuesta va a satisfacerte. -Se puso de pie-. Es una excelente excusa para terminar. ¿Crees que no lo sé?

Taehyung estaba de pie en segundos también, todo su rostro cruzado por la confusión.

-Pero qué estás diciendo...

-Oh, mi novio no dijo lo que yo quería escuchar -intentó imitar la voz de Taehyung con burla-, así que no me ama y por eso lo voy a dejar.

-Oye, no pienso de esa forma -replicó el castaño rápidamente. Se movió para evitar que Sebin se fuera-. Solo fue una pregunta tonta, yo no...

-¿Lo ves? Sabes que es una pregunta estúpida y aun así la haces. -Sebin lo señaló con un dedo-. Querías que peleasemos, ¿por qué? No, olvida eso, más bien ¿por quién? ¿Es por ese chico?

Taehyung se echó par atrás perdido, negando sin saber a qué exactamente.

-¿Pero que...? ¿Cuál chico?

-Jeon -respondió con la barbilla levantada, como esperando una negativa-. ¿Crees que no noté como te veía?

-No... No es así.

Sebin sabía leer a Taehyung, o era demasiado transparente al alejar la mirada mientras su lengua pasaba por su labio varias veces. Entonces lo sujetó de la barbilla para encontrarse con sus ojos angustiados.

-Sí que lo sabes, mentiroso. -Sonrió apretando el agarre, la sombra de la rabia crecía en su mirada-. Se te confesó, ¿no es así?

-Sebin, me duele...

-¡Contesta, carajo!

-Jungkook no lo dijo en serio -el castaño murmuró finalmente, mordió su labio inferior y la primera lagrima cayó por su mejilla-. Por favor, suéltame.

-¿Y lloras por eso? -Sebin apretó de nuevo-. ¿Por que el hijo de puta no te ama en serio?

-¡Me duele!

-¡Y debe dolerte! ¡Así me duele a mí cuando me hablas de alguien más! ¡Maldita sea!

Taehyung trastabilló cuando Sebin lo empujó. Aturdido notó que estaba en el sofá y que el mundo le daba vueltas. Levantó la cabeza, su mirada se clavó en Sebin y no reconoció la expresión asqueada y casi demente que tenía. Había algo maquiavelico en la esquina de su labio como si fuese a sonreír mientras lo veía llorando.

Dios, se sintió en pánico.

Tanteó a los lados para tomar su teléfono y así poder irse. A dónde, Taehyung no logró dar ni un paso. Sebin le estaba sosteniendo el brazo de un segundo a otro.

-Deja que me vaya -pidió con la voz temblorosa-. Háblame cuando te calmes.

-¡Estoy calmado! -Sebin exhaló y cerró los ojos-. ¿Por qué siempre quieres ser la víctima? ¿Acaso soy yo quien te está restregando a mis pretendientes?

Taehyung volteó el rostro para ver a su pareja directamente.

-Jamás te restregué a nadie.

-¿No? -Se rio-. ¿Lo ves? Te gusta la atención, te gusta hacer que todos estén a tus pies. Incluido ese imbécil. Pero sabes que Jeon no lo decía en serio, ese chico no es gay. Está jugando contigo.

-Él no me importa. No de esa forma.

Ajá. Sebin asintió dando algunos pasos al costado y finalmente su respiración se volvió regular, miró al castaño otra vez.

-Sabes que está jugando, amor. -Hizo que Taehyung volviera a sentarse en el sofá y se puso de rodillas frente a él para sujetar sus manos-. Él jamás va a entenderte y amarte como yo lo hago. Lo sabes.

Era verdad, por supuesto. Taehyung asintió, quizás debido a que estaba demasiado cansado para buscar errores. Dejó que Sebin lo abrazara y lloró toda la noche en voz baja. A su novio no pareció importarle, estaba más bien complacido de ser quien lo consolara.

Como si le encantara ser su todo, que no tuviese a nadie más a que a él.

Aterrador.

Taehyung no tuvo tiempo de asustarse, estaba llorando.

(...)

-Déjame pasar.

Jungkook debía obedecer, él ni siquiera tenía que estar en la facultad de Negocios Internacionales en primer lugar. Sin embargo, Yoongi cursaba algunas clases ahí, e iba a molestarse si no le devolvía su laptop porque...

¿A quién engañaba?

Podría devolverla otro día, Min no notaría que le faltaba una, no. Posiblemente, debido a que tendría unas dos o más. Alguien con dinero como él podía darse el lujo, y... ¿era eso importante?

Claramente, no. Lo que importaba era el moretón mal disimulado en el brazo de Taehyung, eso y sus ojos hinchados. Entonces, afirmó la idea de que debía quedarse quieto en su lugar.

—¿Qué te pasó? —preguntó finalmente e intentó no sacar conclusiones apresuradas, pero la manera que el castaño desvió la mirada, le demostraba que, tal vez, no estaba muy equivocado—. Vamos, háblame.

¿Hablarle de qué?

Kim se soltó sin cuidado y se apresuró a poner sobre su cuerpo la chaqueta enorme que traía consigo. Evitó los ojos que seguían sus acciones, los evitó ya que no tenía idea de cómo justificar lo que pasaba.

¿Justificar? ¿Había alguna justificación?

Se mordió el labio inferior.

—No es nada. —Se aclaró la garganta mirando al reloj en su muñeca, o fingiendo hacerlo—. Ahora, déjame pasar.

—Taehyung —Jeon advirtió. Estaba sintiéndose al borde por la impotencia, ¿de verdad el castaño no notaba lo mal que se veía? No hablaba de lo físico, no solamente. Era más el hecho de que Kim parecía iba a echarse a llorar en cualquier momento, como si se estuviese apagando—. No voy a dejarte ir hasta que me digas que pasa contigo.

Mierda.

—¿Por qué? —replicó el contrario, su barbilla tembló pero todavía así la levantó con soberbia. Falsa soberbia. Quería que Jeon se fuera—. ¿No te quedó claro que no quiero nada contigo? Las cosas van bien con Sebin.

—¿Por eso te golpeó?

—¿Quién me golpeó? —Taehyung gritó frustrado—. ¡Él no me haría daño!

—Tae...

—¿Crees que soy estúpido? —Una lágrima le recorrió la mejilla. Tragó, ya sin importarle si Jeon alcanzaba a ver que le dolía el pecho porque él mismo ya no creía en nada de lo que estaba diciendo—. Si él me estuviese haciendo daño, ¿por qué me quedaría? ¿Eh? ¿Por qué?

Jungkook apretó la mandíbula, parpadeó evitando romperse al ver las lágrimas en esa persona. Maldita sea. Se tragó todo el dolor que sentía y cerró un momento los ojos.

—Exacto, ¿por qué, Taehyung? —Se detuvo y exhaló—. ¿Por qué, mi buen chico? ¿Por qué?

Fueron respiraciones desiguales a continuación, ambos viéndose fijamente, hablando en silencio. No era poético. Era más bien doloroso darse cuenta de que el castaño estaba destrozado y Jungkook no podía hacer más que estar ahí y observarlo todo.

—Tengo que irme. —Taehyung intento sortear el cuerpo del pelinegro—. Por favor.

—Tae...

—¿No lo escuchaste, imbécil? —La voz de Sebin llegó de alguna parte. Segundos después estaba frente a Jeon, a quien ahora parecía querer esconder con su cuerpo al castaño y se rio por ello. Pero no estaba feliz, su expresión escondía algo oscuro—. Mi novio quiere largarse. ¿Por qué, carajo, no lo permites?

Sí. Cierto, Jungkook no necesitaba eso, tenía una beca en la universidad. No podía meterse en peleas y pretender que todo estuviese bien. Y al parecer el idiota estaba al tanto de ello.

—¿Qué le hiciste? —Sin embargo, nada pudo detener esa pregunta cuando escuchó la respiración de Taehyung volviéndose pesada—. ¿Por qué tiene esas marcas en el brazo? ¿Te gusta actuar como un gorila o algo así?

Yo Sebin entornó los ojos con las manos empuñándose en sus bolsillos. Kim no estaba mirándolo de vuelta, como si escondiera algo. Así que, no pudo evitar pensar en la razón por la qué Jeon sabría de las marcas, ¿lo vio sin ropa o qué? Sintió la sangre empezando a hervirle.

—Taehyung es un hombre —respondió con una risa seca, —. ¿Qué es esa forma de tratarlo como una nena? ¿Huh? La última vez que vi tenía un pene.

—¡Cállate, hijo de puta!

Yo Sebin levantó la comisura de sus labios en una sonrisa socarrona cuando Taehyung, finalmente, se movió para pararse frente al pelinegro y evitar que lo golpeara.

—Basta, Jeon —Kim pidió sin atreverse a mirarlo, su garganta subía y bajaba intentando deshacerse del nudo—. No te metas.

—¿Por qué dejas que te trate así? —Jungkook se rompió. La impotencia hizo que su voz sonara rota y desesperada. Apretó la mandíbula demasiado angustiado porque no encontraba ningún indicio de que algo pudiese cambiar en ese punto—. Es un idiota, Tae. Mereces algo mejor.

—¿Ese serías tú? —Sebin se burló.

El pelinegro lo ignoró, intentó encontrarse con la mirada de Taehyung. Intentó, pero no pudo.

—Vamos, no te mereces esto.

¿Entonces qué es lo que merecía?

El contrario bajó las manos derrotado, sintiéndose perdido mientras trataba de encontrar una respuesta a esa preguntar en su cabeza. Escuchó insultos desde alguna parte, sin embargo, no podría decir qué pasaba exactamente. Alguien le tocó el hombro, se sobresaltó cuando notó que era Jungkook viéndolo con algo parecido a la preocupación en su bonito rostro. El pelinegro seguía repitiendo palabras, pero no pudo entenderle hasta que siguió su mirada aterrada a sus propios brazos.

Había estado pellizcando tan fuerte que tenía un poco de sangre.

—¿Qué...?

—Tranquilo —Jungkook murmuró. ¿Tranquilo? El castaño giró y solo ahí notó que Yo estaba tirado en el piso—. Ven conmigo. Te llevaré a enfermería.

No pudo moverse, o sí. De manera estúpida, Taehyung sentía que debía ir hacia Sebin para comprobar que estuviese bien. Jeon lo detuvo con la mano cerrada sobre su chaqueta, tenía el ceño fruncido porque no entendía qué rayos iba a hacer el contrario. ¿Ayudar al tipo?

Sí, porque ¿no se ayudaban las personas que se amaban?

—¿Lo ves? —Sebin susurró con dificultad por la falta de aire que le produjo el golpe. Demasiado satisfecho de que Taehyung estuviese a su lado en un par de segundos, le gustaba verlo así de angustiado—. Es él quién quiere dañarme, bebé. Es él quien quiere separarnos. —Apretó la mandíbula por la falta de respuestas. Miró de reojo al rostro desencajado del pelinegro y de nuevo a su pareja—. Bebé, esto es por nosotros, ¿bien? ¡Ahora chicos!

Varios tipos salieron de alguna parte, ellos se apresuraron y sujetaron a Jungkook entre todos para llevárselo a una de las oficinas de mantenimiento. Todo pasó muy rápido que Taehyung no pudo comprender qué pasaba hasta que escuchó los golpes, hasta que los gemidos se volvieron alaridos.

No. No. No.

—¡¿Qué pasa?! —El castaño intentó moverse, quizás no demasiado porque Sebin le agarró el rostro para que lo mirara a los ojos—. ¿Qué haces? Por favor, para ya. ¡Diles que paren ya!

El aludido soltó un suspiro pesado, le dio una rápida mirada a la oficina cerrada y se rio con burla.

—¡Bueno, deténganse que tampoco queremos que el imbécil se muera! —Hizo una mueca cuando Taehyung se dejó caer al piso, llorando en silencio—. ¿Cómo vamos a limpiar?

Y aunque el castaño sabía que acababa de presenciar un delito, no fue capaz de hacer nada. Se quedó callado y simplemente huyo antes de girar para comprobar que Jungkook estuviese bien.

No fue capaz de nada más que odiarse a sí mismo.

Había tocado fondo.

(...)

—No necesito que me miren de esa forma —Jungkook hizo una mueca por el dolor que supuso el simplemente acomodarse mejor en la cama—. Estoy al tanto de cómo me veo.

Yoongi apartó el rostro, una expresión todavía más seria que la habitual.

—Vamos a denunciar al tipo.

Hoseok jadeó, pero estaba asintiendo de acuerdo con Min. Demasiado de acuerdo.

—Sí —secundó enseguida creyendo necesario verbalizarlo también. Observó a su amigo lleno de vendas, sentado en silencio y frunció el ceño—. ¿Por qué estás pensándolo? ¡Tenemos que meter preso a ese loco! ¡Mira cómo te dejó!

—En realidad fueron sus matones.

—¡¿Y!? ¡Ese idiota les pagó!

—Ya sé, Hoseok —Jungkook alargó escondiendo el rostro entre sus manos—. Es solo que... ¿No te dice nada el hecho de que tenga dinero para pagar por no ensuciarse las manos?

—¡Qué es un cobarde, por supuesto!

—Sí, y que tiene suficiente para también pagarle al mejor abogado. —El pelinegro se rio sin gracia—. Si es que me toman en serio en primer lugar.

—¿Por qué no lo harían?

—¿No lo ves? —Yoongi intervino—. Jeon no tiene dónde caerse muerto.

—Sí, bueno. No era necesario ser tan específico —Jungkook se quejó. Suspiró desviando su atención a la ventana abierta por donde podía ver a los estudiantes caminando de un lado a otro—. Si digo algo es posible que me echen de la universidad y en ese caso no solo perdería la carrera sino también la habitación. El idiota es demasiado influyente.

—Correcto, creí habértelo dicho —Hoseok murmuró con las manos empuñadas—. ¿Y?, ¿qué pasa? Puedo prestarte dinero, a papá le va bien con el almacén de ropa.

—También tengo algo ahorrado.

Era gracioso que Min Yoongi dijera algo tan amable con esa misma expresión aburrida y desinteresada. En otro momento, Jungkook podría bromear por ello, en otro momento. Ahora quería echarse a llorar simplemente y por algo diferente a sus dos costillas rotas.

—No es necesario —respondió con una sonrisa suave–. Decidí dejarlo atrás.

—Jeon...

—Taehyung tenía marcas en su cuerpo —explicó deteniendo a Yoongi. Apretó los labios sintiéndose de nuevo inútil como ese instante en el que lo notó—. El tipo lo hizo... ¿Saben qué es lo que más me asusta de todo eso? —Los observó de manera alterna, angustia en su cara—. Que no parece querer irse de ahí.

Se le cerró la garganta y no pudo seguir hablando, en serio le aterraba la idea de tener razón. Porque tener razón implicaba que todo iría a peor en cuestión de poco tiempo. 

Dios.

—Eso ya no está en nuestras manos, Jungkook. —Yoongi se mordió el interior de la mejilla y siguió—: Mira como terminaste por eso.

—Ya sé. Es solo que... De verdad, de verdad creí que él podría ser mi persona. Mi persona.

(...)

Taehyung se pellizcó los brazos, al notarlo bajó las manos y miró al reloj de pared contando hacia tras en su mente.

Diez.

Nueve.

¿Cuánto más tardaría en llegar?

Siete.

Él debió recibir la citación en la mañana; no obstante, los viernes iba a trabajar en el bar de su padre, así que, estaría ahí pasadas las diez. Eran diez y quince. Tembló por la idea de Sebin leyendo el papel y riéndose, sin creer que finalmente el castaño lo había hecho.

La puerta sonó con fuerza. Había llegado.

Se pasó la mano por el rostro y exhaló mientras caminaba hasta ahí. Sujetó el pomo y por varios segundos no fue capaz de moverse.

—Abre, carajo. ¡Sé que estás aquí!

Pese a que el grito sobresaltó a Taehyung, todavía no se movió. Buscó al rededor con sus ojos y dio con una lámpara en la cómoda de la entrada. Tragó analizando el tiempo que le tomaría ir por ella para defenderse. De ser necesario.

Bien.

Abrió, una sonrisa siniestra lo recibió. Volvió a tragar y se irguió. Él no era pequeño, no más de dos o tres centímetros, podía defenderse.

—Si vas a gritar puedes irte.

—¿Qué? —Sebin preguntó con una risa en su voz, pasó sus ojos por todo el cuerpo del castaño mientras se apoyaba en el marco—. ¿Qué mierda te picó? ¿Crees que una denuncia por agresión va a asustarme?

—No planeaba asustarte. —Taehyung levantó la barbilla—. Planeo hacer que pagues.

—Ajá. —Rio. Se pasó la mano por la esquina de los labios enojado—. ¿Por unos cuantos moretones? —Le sujetó los brazos unos instantes, unos pocos antes de que el castaño se soltara de manera brusca—. Ya no están, de hecho. ¿En serio me denunciaste por esa estupidez?

—Fue por Jeon Jungkook —Taehyung corrigió tragando de manera visible cuando los ojos de Sebin, esos preciosos ojos que solía amar se volvieron fuego—. Lo que le hiciste, ¿crees que va a quedarse así? ¡Lo enviaste al hospital!

—¿Me pusiste una denuncia por golpear a ese imbécil?

—Se llama Jungkook —Taehyung corrigió de nuevo, sus piernas temblaron cuando el contrario le sujetó la barbilla—. Suéltame.

—Lo sabía. —Sebin prosiguió sin inmutarse—. Sabía que tenían algo.

—No tengo algo con él —contradijo el castaño enseguida, sus ojos brillantes por la ansiedad y angustia—. ¿Cómo podría? Te amaba. Te amaba tanto.

Sebin entrecerró los ojos.

—Todavía me amas. Soy todo para ti.

—Y no debería ser así —murmuró el castaño con un dolor en el pecho. Su voz se perdió—. Yo no debí ponerte antes de absolutamente todo. ¡No debería haberme olvidado de mí!

Se quejó apenas al sentir el agarre en su brazo, levantó la cabeza y sus ojos se encontraron con los contrarios. No lo reconoció, no pudo reconocerlo y sin notarlo empezó a llorar.

—¿De qué mierda estás hablando, Kim? ¿Quieres hacer otro escándalo? —Gruñó dando un vistazo rápido al rededor. Una mujer le devolvió la mirada saliendo de su habitación. Tenía que calmarse. Intentó entrar, aprovechar el estado del castaño, su apariencia cansada, pero no pudo porque le bloqueó el paso—. ¿Qué? ¿Ahora no vas a dejar que entre? —Se burló—. ¿Me tienes miedo?

Taehyung levantó la barbilla.

—Sí —afirmó con la garganta seca, apretando el pomo y observando al pasillo—. Quizás no pueda golpearte. Pero, tal vez, tengas razón. Puedo hacer un escandalo.

Sebin levantó la comisura de su labio con desprecio antes de pensar rápidamente. Entonces soltó el agarre y dio varios pasos hacia atrás sin alejar sus ojos de los contrarios.

—Te amo, Taehyung. —Bajó la cabeza y despeinó sus cabellos, pareciendo angustiado—. No sé qué pasa conmigo. No me dejes, sabes que no tengo a nadie más que a ti.

—Vete a casa —el castaño murmuró con la voz entrecortada. El dolor en su pecho se intensificó al oír los sollozos de quién había estado para él antes, cuando también se sintió solo—. Es tarde.

—¿Vas a dejarme? —Sebin siguió con la cabeza gacha, solo sus ojos levantados en dirección al castaño—. Te necesito, yo vivo por ti. Lo sabes, sabes que me comporto de esta manera porque me aterra perderte. Me aterra pensar que puedas alejarte de mí. Y ese imbe... Jeon quiere separarnos. Es por eso que yo... Dios, Dios. Bebé, lo siento tanto.

Taehyung negó, su respiración se atacó al observar a Sebin echarse a llorar apoyado en la pared contraria, devastado, luciendo tan angustiado.

—No. No llores, Sebin. —Se apresuró y fue a levantarlo—. Vamos, ponte de pie.

—Te amo, de verdad te amo tanto. —Lo miró sin importarle las lágrimas rodando por sus mejillas—. Eres el único que me ha hecho sentir en un hogar. Sabes la familia de mierda que tengo, y lo entiendes porque vives lo mismo con la tuya. Bebé... —Le tomó el rostro con ambas manos—. Bebé, perdóname. Perdóname, ¿debería pedirle perdón a Jeon? ¡Haré lo que sea! Solo no me dejes. No me dejes.

La familia de mierda que también tenía. Taehyung se mordió el labio recordando a Sebin a su lado después de la primera vez que su padre lo sacó de casa, y su hermano estaba en el extranjero. Recordó aquella noche de lluvia cuando lo dejó dormir con él.

En ese entonces no tenía a nadie más, ¿había cambiado algo desde ahí?

No. Por supuesto que no.

Tenía un apartamento propio, mas seguía estando solo.

—Vamos adentro —Taehyung le susurró notando que sus vecinos estaban llegando—. Hablaremos ahí.

Sebin obedeció en silencio, siguió a Taehyung y una vez dentro cerró con seguro.

—¿Hablar? —pronunció con la voz tensa. Una sonrisa tiró de sus labios cuando el castaño giró y notó la puerta cerrada—. Lo único que quiero oír ahora mismo son disculpas, bebé.

Taehyung entendió demasiado tarde que se había vuelto a equivocar.

(...)

Yoongi jugaba demasiado bien al basquet. Jungkook lo admiraba en silencio porque debido a sus cosquillas rotas todavía no era buena idea hacer ejercicio. Miró la lata de gaseosa vacía en su mano y frunció el ceño.

¿Desde cuándo esa bebida había dejado de saber refrescante?

Bueno, siendo racional comprendía que la gaseosa no era el problema. Él lo era.

—¿Aburrido?

Se sobresaltó cuando la voz de Min llegó hasta él, de repente estaba parado a su lado, observando de manera sigilosa.

—¿No estabas jugando?

—Sí —asintió Min y le quitó la lata únicamente para comprobar que estaba vacía—. Pero no puedo seguir jugando mientras mi amigo esta sentado en las gradas pareciendo un loco.

—¿Por qué un loco? —Volvió a quitarle la lata—. ¿Por estar aquí bebiendo una gaseosa?

—Por esa mirada perdida, Jeon. —Exhaló, fingió arreglarse los cordones antes de preguntar—: ¿Todo bien?

—Sí. —Jeon se encogió de hombros—. Todo está bien. Yo no he ido por ahí...

Por la facultad de Negocios Internacionales, quiso decir. Sin embargo, al parecer ya ni siquiera podía mencionar nada que tuviese que ver con esa persona sin sentirse perdido.

Suspiró con fuerza, levantando los hombros y luchando contra la necesidad de preguntar si Yoongi sabía algo.

—Bueno, ya no tiene que ver contigo, Jeon. Lo sabes.

—Dile eso a mi corazón.

—Realmente el corazón no hace más que bombear sangre, Jungkook.

El recién corregido rodó los ojos.

—Es un decir, tonto.

—¿A quién le estás diciendo tonto, eh idiota? —Min levantó el puño con una risa que se detuvo cuando observó a Hoseok dirigiéndose a ellos—. ¿Eh? ¿Qué pasa con esa expresión?

Jeon giró para ver, ladeó la cabeza y soltó una risita.

—Al parecer Hoseok también puede lucir así de serio.

A medida que iba acercándose, por alguna razón, su amigo estaba evitando verlos a los ojos.

—Huh, hola, chicos.

—"Huh, hola, chicos" —el pelinegro imitó extrañado, pero riendo también—. ¿Qué hay de los saludos efusivos? —Levantó su brazo para mostrar su abdomen—. Soy yo el fracturado aquí.

Hoseok debía echarse a reír, o lloriquear debido a lo que sea que estuviese mal. Pero en lugar de eso, bajó la cabeza y observó a Min, como pidiendo ayuda. Y afortunadamente, el contrario entendió y se acercó lo suficiente para que Jeon no los escuchara.

—¿Qué es? —Preguntó pasando por alto el bufido del pelinegro detrás para concentrarse en los ojos preocupados de su amigo—. Habla, Hoseok.

—Es Taehyung —murmuró sin saber cómo repetir lo que se decía por los pasillos. Era cuestión de minutos para que todos lo supieran, que Jeon lo supiera—. Está en emergencias.

—¿Qué?

—Pues eso. Se dice que fue Sebin porque Taehyung lo denunció. —Bajó la voz para seguir—: Lo denunció por lo que le hizo a Jungkook.

—Mierda.

—Sí, mierda. ¿Deberíamos decirle...?

Los detuvo el grito ahogado de Jungkook. Al girar vieron con horror como intentaba ponerse de pie, intentaba salir corriendo, no echarse a gritar en busca de respuestas y soportar el dolor desgarrador en el pecho. Todo al mismo tiempo.

Tenía el celular en sus manos, era obvio que lo había visto todo.

—Jungkook, cálmate primero.

Los ojos oscuros de Jeon se clavaron en Yoongi.

—¿Que me calme? ¿Que me calme? —Gimió por el dolor que sobrevino al esfuerzo de bajar las gradas de dos en dos, Yoongi se plantó frente a él—. ¿Cómo puta me voy a calmar? ¡Está en el hospital! ¡En el maldito hospital!

Silencio.

Uno pesado y agónico que incluso permitía escuchar los susurros mal disimulados que los estudiantes soltaban mientras los miraban. Ellos también sabían.

—Vamos a ir —Min resolvió lentamente, asintiendo a los ojos confundidos de Hoseok—, pero, definitivamente, no te dejaré ir si vas a empeorar la situación. Taehyung ya tuvo suficiente.

Jungkook se desinfló en su sitio, se dejó caer en las gradas y llevó las manos a la cabeza. Sin querer la imagen de aquella noche llegó a su cabeza y no pudo ignorarlo. Era Taehyung encogiéndose en su lugar por un movimiento brusco que él hizo.

—Si hubiese insistido —se lamentó, su voz se rompió a medida que evocaba más recuerdos—. Si me hubiese dado cuenta mucho más antes de que ese idiota estaba metiéndose en su cabeza. Dios, Taehyung se estaba apagando frente a mis ojos y no fui capaz de ayudarlo a salir de ahí. Yo...

—No tiene que ver contigo.

—Sí —Hoseok intervino siguiendo las palabras de Yoongi mientras pasaba una mano por el hombro del pelinegro—. Lo que sea que hubiese pasado ya no pasará. Ahora mismo lo que sí podemos hacer es ir a ver si necesita ayuda con algo y denunciar.

—Dios —Jeon murmuró con un claro indicio de llanto en su voz. Miró al piso y notó que una gota de sus lágrimas se estampó en el concreto—. Sí, quizás necesite algo.

Quizás sea yo quien necesite verlo.

(...)

La policía acababa de tomar su declaración.

Jungkook los vio salir de la sala junto con un par de enfermeros y sintió un hueco en el estómago cuando uno de ellos le dijo que podía pasar.

¿Pasar? ¿Ya?

Había esperado más de dos horas y ahora que por fin podía hacerlo se sintió en pánico. Aterrado por la idea de no soportar lo que sea que fuese a ver. Es decir, sabía que estaba bien. Já, ¿bien? ¿Cómo que bien?

Estable, dijo el doctor. Un par de fracturas y golpes que no serían de gravedad.

Pero, ¿bien?

—¿Qué sucede? —Yoongi preguntó deteniendo todos los pensamientos en cadena del contrario. Sus ojos entrecerrados fijos sobre el rostro pálido del pelinegro—. ¿Seguro que puedes?

Parpadeando, Jungkook asintió de manera rápida. Tomó aire y se aseguró de tener una sonrisa en la cara mientras pasaba por la puerta. Sin embargo, apenas sus ojos se encontraron con los de Taehyung todo lo que había estado ensayando para decir se perdió.

—Mierda.

Taehyung bajó la cabeza, algo parecido a la vergüenza en sus facciones.

—Ya sé —dijo con la voz suave, intentando de alguna manera sonar divertido. Claramente no estaba logrando nada—, debo lucir fatal. Pero no es tan malo como luce, te puedo asegurar que...

—Ese idiota. —Jungkook estaba sentado en la cama de un segundo a otro, sosteniendo el rostro del castaño entre sus dedos con tanta suavidad, tanta que era apenas un roce—. Dios... Dios, lo siento tanto.

—¿Lo sientes? —Kim repitió confundido—. ¿Por qué? Esto no tiene que ver contigo.

—Debí estar ahí... —Jungkook se detuvo cuando la voz se le rompió. Bajó la mirada riendo tristemente—. Mierda, yo... No estoy siendo de ayuda, yo...

—Está bien, Jeon —Taehyung aseguró enseguida—. Está nueva faceta del bebé llorón es bastante inusual.

Jungkook levantó la cabeza para ver el momento exacto en el que la sonrisa de Taehyung volvió a ser la misma de antes, esa pequeña mueca de diversión y calma que había dejado de ver. No pudo aguantar las ganas de tocarlo, así que, sin casi notarlo estaba pasando el dorso de su mano por la mejilla llena de moretones. Los ojos se le inundaron de lágrimas.

—Eso es, buen chico —susurró—. Me encanta verte sonreír así.

En ese momento, Taehyung se rompió, o volvió a juntar los trozos. Lo que sea, empezó a sollozar con todas sus fuerzas, lloró todo lo que no pudo mientras la policía tomaba su declaración con una mueca de incredulidad en sus caras, porque: "¿no pudo darle un golpe de vuelta, joven?  Usted no es pequeño."

—Siento no haber podido ayudarte cuando ellos te lastimaron —pudo decir entre sollozos, pasando las manos por sus mejillas sin cuidado para limpiarse las lágrimas—. Siento haber sido tan cobarde y quedarme callado...

Jungkook lo atrajo a sus brazos, lo sostuvo con fuerza y beso su cien.

—Ya está, pequeño. No hablemos de eso. Todo va mejorar de ahora en adelante.

No tenía que ser con él, ni siquiera iba a proponerlo porque estaba claro que Taehyung no estaba preparado para algo con nadie. Y estaba bien, mientras sanara todo iba a estar bien.

Sanara con él dentro o fuera de su vida.

Lo que sea.

(...)
Uno más y acaba.

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