52
Capítulo 52.
Julio 1960.
Kim Taehyung se levantó temprano al día siguiente, esa mañana sintió el cuerpo de Seokjin a su lado y lo reconoció con los quejidos que soltó cuando Taehyung se liberó de su agarre, con cuidado de no caerse y un poco mareado se colocó de pie y camino hacia la puerta a tropezones, logro abrirla y salir, unas manos lo detuvieron de terminar de cara en el piso.
—¿Cómo te sientes?
Pregunto Chanyeol y Taehyung se tensó creyendo que todo aquello era un mal sueño.
—Tranquilo Taehyung estas a salvo, yo te saque de ese lugar, ayer tuviste una crisis nerviosa y estábamos preocupados.
Dijo y Taehyung se relajó poco a poco.
—Creo que te debo la vida Chanyeol, hablemos porque se lo que quieres, aún tengo estas vendas así que vayamos a un lugar tranquilo y seguro.
Dijo y el chico lo tomo del brazo para empezar a guiarlo hacia la parte de afuera de la casa.
Taehyung sintió el aire golpear su rostro fuertemente, con cuidado camino entre aquel lugar que reconoció como el bosque por el ruido de estos con el viento y el olor a tierra húmeda cosa que le encantaba.
Después de caminar unos minutos Chanyeol ayudo a Taehyung a sentarse sobre una piedra, ambos chicos suspiraron largamente y Taehyung tomo la iniciativa de hablar.
Chanyeol conoció la verdadera historia del por qué su familia no estaba con él, del por qué Taehyung los había ayudado a escapar, del miedo del hombre amo tanto, en un comienzo aquella ultima confesión le pudo doler demasiado a Taehyung, pero ahora comprendía el dolor de Chanyeol al no poder cargar a su pequeño hijo, con las lágrimas mojando aquella venda abrazo al chico y le pidió perdón.
—Gracias por cuidarlo, por ver por el todo este tiempo.
Taehyung asintió mientras se alejaba de Chanyeol y asentía.
—Baekhyun siempre te ha amado, solo tenía miedo, creo que el merece explicarte la otra parte de la historia, tu hijo es un gran niño y sé que al igual que tu es guapo
Ambos soltaron una risa pequeña ante aquello y Chanyeol beso la cabeza del castaño.
—Tengo que preparar mis cosas para irme a buscar a mi familia, no puedo esperar un minuto más.
Dijo el chico y Taehyung sonrió y asintió.
—Vez, déjame tomar un poco de aire aquí, si alguien me busca dile que estoy aquí.
Chanyeol dudo, pero al final acepto sabiendo que Taehyung merecía un momento a solas por todo lo sucedido.
Cuando Taehyung dejo de escuchar las pisadas de Chanyeol suspiro largamente y peino su cabello desesperado.
Sintió las ganas de llorar otra vez, sabía que Seokjin les había cambiado el vendaje a sus ojos pues este se lo dijo antes que se quedara dormido ayer después de su crisis nerviosa, pensó en Jeon Sungjae y el saber que no estaba con ellos le confirmaba la muerte de este, lo había cuidado en ese lugar y sabía que había evitado a toda costa que el terminara en manos de Jung Hoseok, sintió las lágrimas invadirlo y agradecía que estas fueran adsorbidas por la tela de la venda.
—Tengo miedo, demasiado miedo.
Susurro bajito mientras alzaba sus manos hacia el vendaje que cubría sus ojos.
La inseguridad corría sus venas con adrenalina, tanto tiempo, tantas esperanzas rotas, tantas lágrimas, pero pensó en Jungkook en aquel pedazo de esperanza que le daba ganas se proseguir, las lágrimas empezaron a empapar el vendaje y sus ojos empezaron a picar, su labio tembló cuando empezó a quitar el vendaje de sus ojos, enrollo en su mano aquella venda, y cuando la quito llevo sus manos hacia aquellos dos pedazos de tela delgada que cubrían sus dos ojos, las retiro despacio sintiendo estas mojadas por sus lágrimas derramadas, apretó entre sus manos la venda y soltó un quejido de su llanto aproximándose, sus pestañas se encontraban húmedas y sus ojos aun cerrados.
Taehyung tomo aire largamente y empezó a abrir los ojos poco a poco, parpadeo muchas veces con la esperanza de que sus ojos captaran algo... Y cuando empezaba a perder las esperanzas nuevamente, sus ojos verdes vieron los rayos del sol, vio la tierra bajo sus pies, vio los pinos, las piedras, los arbustos, sus manos, sus pies.
Sus lágrimas se empezaron a derramar sin control y soltó sus sollozos atascados en su garganta, aquellos sollozos que había cayado cuando le decían que no había esperanza de volver a ver la vida a todo color, lloro pensando en todas aquellas personas que le decían que aún había esperanza, pensó en sus padres en que ahora que recuperaba su vista jamás los podrá ver, pensó en Jeon Sungjae aquel hombre bueno que lo quiso como aun segundo padre, se dejó caer al piso destrozado, pudo ver como las lágrimas se acumulaban en sus lágrimas, se sentía feliz, triste y un sin fin de sentimientos mezclados, limpio sus lágrimas con su brazo y se levantó volviéndose a sentar en aquella piedra, agacho su mirada mirando sus manos sucias, recordó la última vez que tuvo las manos sucias con la tierra entre sus manos y sus uñas sucias a causa de esta.
Un poco más tranquilo miro a su alrededor notando la gran vista del bosque, el aire pagaba en su rostro y los rayos del sol le daba un toque perfecto al día, miro el cielo azul con nubes a sus alrededores, sonrió y alzo sus manos mientras las abría y cerraba y el rayo del sol le pegaba en su rostro, a unos metros localizo a una pequeña ardilla sobre uno de los pinos, sonrió mientras se colocaba de pie y caminaba hasta el árbol, se sentía extraño el ver todo, el ver como daba pasos, su cuerpo, sentía que no eran sus ojos, que no pertenecía ahí, miro a la ardilla mirarlo desde el árbol y como después corrió escondiéndose lejos de él, Taehyung toco el árbol y sintió la textura de este tan brusca y porosa.
—Taehyung.
Escucho a unos metros de él, aquella voz tan conocida y familiar, aquella voz que le encantaba y deseaba con su ser volver a escuchar, los nervios recorrieron su cuerpo, sus piernas temblaban y sintió el aire cortarse de su sistema, lentamente se giró hasta estar con su mirada sobre aquel chico.
—Tae...
Ahí estaba otra vez aquella voz, su voz tan clara, delicada y llena de amor solo para él, dejo que las lágrimas se derramaran de sus ojos, se sentía tan nervioso, tan débil y vulnerable ante él.
—Tae, tu...
Jungkook susurro en un bajito nivel de voz, pero lo suficientemente algo para que ambos los escucharan.
Taehyung soltó un sollozo, Jungkook, su Jungkook estaba frente a él, sus ojos tan brillantes y oscuros como la noche, su nariz detalladamente, sus labios delgados y finos, su cabello azabache, todo él, todo él es tan perfecto que Taehyung siente que no es real. Se acercó lentamente a Jungkook sin quitar la mirada de él, Jungkook se encontraba con los ojos bien abiertos a cada movimiento que realizara el castaño, las manos de Taehyung tomaron en su poder el rostro del azabache, sus miradas sin desconectarse, las lágrimas de Taehyung no dejaban de hacer presencia en ningún momento.
—Eres tú, Kookie.
Susurro Taehyung mientras tocaba el rostro del chico como la última vez que lo pudo hacer.
—Soy yo mi amor, soy yo osito precioso.
Dijo Jungkook y sin más rompió en llanto.
—Siempre... Siempre soñé con la esperanza de poder verte, de poder conocer tu rostro, de poder saber cómo era el hombre que tanto amo, eres tú... no puedo.
Susurro Taehyung mientras soltaba un sollozo que Jungkook acompaño con una sonrisa.
—Te tengo conmigo, por fin te tengo conmigo.
Susurro Jungkook para así abrazarlo ambos cayendo en la realidad de que si, ninguno de ambos era una fantasía.
—Te amo, te amo tanto.
Dijo Taehyung mientras le correspondía aquel abrazo lleno de amor, lleno de vida.
Ambos se separaron y Jungkook se acercó a Taehyung lo suficiente como para poder sentir la respiración de su chico, Taehyung fue el que corto la distancia de milímetros que los separaba, se unieron en un beso lleno de amor, de esperanza, un beso lleno de vida, porque cuando se conocieron algo en ambos, cambio y, fuera lo que fuera, hacía que se necesitaran el uno al otro. Por razones que desconocían, Taehyung era la excepción de Jungkook, y, por mucho que Jungkook haya intentado luchar contra sus sentimientos, Taehyung es y siempre será la suya.
—Tú pusiste mi mundo patas arriba.
Dijo Jungkook mientras cerraba los ojos y cuando los vuelve a abrir están llenos de amor.
—Mi mundo era pocamente ordenado, calmado y controlado, y de repente tú llegaste a mi vida con tus comentarios inteligentes, tu inocencia, tu belleza y tu tranquila temeridad y todo lo que había antes de ti empezó a parecer aburrido, vacío, mediocre... Yo no era nada.
Taehyung sonrió entre lágrimas y sorbió su nariz roja a causa del llanto.
—Y me enamore Taehyung, me enamore de ti tan profundo que no me veo una vida sin ti Kim Taehyung, se mío, se mío para siempre.
Susurro contra los labios del mayor y Taehyung asintió y rompió esa distancia nuevamente.
Y un día ambos soñaron con un amor tan hermoso, tan propio y secreto, ese sueño hoy es realidad.
Y Jungkook al mirarlo entendió que esos eran los ojos que quería mirar por el resto de su vida.
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