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Capítulo 2.
"Me siento atrapado dentro de mí, tanto, que me puedo asfixiar. No quiero estar solo; sálvame por favor, porque no puedo controlarlo. Dame tu mano, necesito tu amor antes de caer".
BTS – Save me.
Enero del año 1960.
Comenzando un nuevo año, muchas invasiones militares iniciaron a tomar posesión de los pueblos y ciudades; Busan fue de los primeros en asaltarse a pocos días del año nuevo, varias de las zonas militarizadas pertenecían a familias que se desalojaron de sus viviendas, asimismo, terminó siendo el espacio donde aquellas crueles personas uniformadas dormían sin preocuparse del dolor de las familias afectadas. No obstante, en las noches, el pequeño pueblo se sentía muy helado, la brisa podía resultar refrescante; aunque, el silencio... Muy sepulcral.
Kim Taehyung escuchaba atentamente a las damas conversar en la cocina sobre lo acontecido aquella tarde en el mercado de Busan.
En resumen, dicho día, un equipo de militares armados agredieron por medio de disparos a tres caballeros, fisurándolos en las bardas del mercado frente a todo público; se escuchaba el dolor, llanto y desesperación de las familias como allegados de los hombres, con desmedida fuerza se percibía los gritos de las personas cuales coros hacían entonación, las personas que veían el acto charlaban del suceso en voz baja, con el propósito de permanecer marcado por el resto de los tiempos.
Ahora bien, interrumpiendo aquella conversación se encaminó a la cocina, ambas damas -cocinera y encargada de la limpieza- le ayudaron a sentarse en una de las sillas de madera cercana al pequeño comedor.
—Buenas noches joven Kim. ¿Le ofrezco algo de cenar? —Cuestionó la mujer, Taehyung la observó detenidamente en silencio; sinceramente, no tenía apetito alguno de alimentos así que negó reiteradas veces con la cabeza.
—Me apetece un vaso de leche, por favor, si no es molestia —pidió en voz bajita, en tanto olfateaba la sopa -logrando reconocer que era- de maíz con pescado cocinándose en la estufa.
Aquel vaso de leche se le entregó en sus manos gracias a la señorita de limpieza; bebió lentamente del mismo dejando la mitad del contenido, sus papilas gustativas consiguieron detectar el medicamento que tanto detestaba ingerir, giró en la silla de madera mientras soltaba un largo suspiro, terminando justamente frente al comedor, con lentitud posó sus brazos sobre esta, luego, dirigió su mirada a las contrarias.
—No es por importunar o ser descortés, sin embargo, no pude evitar oír su diálogo. ¿Puedo preguntar el motivo, por el cual, fusilaron a los caballeros?
Ambas mujeres se miraron entre sí, en silencio, desviaron sus orbes hacia el joven de cabello castaño inclinado sobre sus brazos, manteniendo los ojos cerrados esperando la respuesta. Después de ciertos segundos, un poco inquietas suspiraron entre sí tratando de encontrar las palabras adecuadas para comentar.
—Muchas personan mencionaron que descubrieron un club dentro del mercado, el cual, dirigían los difuntos. Al parecer y citando sus respuestas, asistían solamente hombres homosexuales.
Taehyung, de la impresión, abrió sus orbes, enderezándose lentamente en la mesa para culminar de tomar lo poco que quedaba en su vaso, dejándolo nuevamente sobre la mesa de madera.
—Uhm... Para el día de mañana, en la hora del almuerzo, me gustaría comer un poco de Guk y Tang, por favor. Disculpen las molestias ocasionadas.
Las mujeres lo observaban intranquilas, sin querer pronunciar más vocablos asintieron con la cabeza; por otro lado, Taehyung, después de unos segundos, solamente sonrió un poco, se despidió de las damas deseándole las buenas noches.
—Gracias por su tiempo y el vaso de leche. Espero comprendieran mis palabras. Por favor, descansen, nos vemos por la mañana.
Se colocó de pie dirigiéndose a la salida del lugar, en tanto palmeaba la pared del corredor para no desviarse. Las mujeres dentro de la cocina soltaron otro suspiro, viendo al joven castaño abandonar el espacio. Sin querer, olvidaron un minúsculo pero importante detalle, Kim Taehyung era invidente.
Por otro lado, Taehyung ingresó a su habitación cuidadosamente, palpaba los muebles buscando llegar a su cama, sintiendo el comienzo de esta se subió despacio, escuchando el ruido que generaba las pantuflas al caer desparramadas en el suelo. Posicionándose debajo de las mantas, encontró la comodidad, relajándose e inhalando un poco de aire, cerró sus ojos lentamente, sintiéndose somnoliento no tardó demasiado en dormirse.
Al siguiente día, temprano por la helada mañana, despertó el castaño sintiendo algo duro debajo de su cuerpo, palmeo el área hallándose a sí mismo en el friolento suelo, se levantó soltando un largo bostezo, rascando sus orbes, adormecido, fue hasta su lecho. De igual forma, el sueño nuevamente lo invadía, pensaba en dormir, su mente estaba sumida en el descanso.
No obstante. La puerta de su habitación se golpeó dos veces, saliendo de la ensoñación abrió los ojos, hizo algunos estiramientos para terminar de despertarse, lo cual, ocasionó varios sonidos en los huesos de su cuerpo.
—Adelante, puede pasar.
La misma se abrió rápidamente, escuchando los pasos de alguien ingresando.
—Joven Tae, sus padres partieron por la mañana, nos ordenaron levantarlo para que asista a sus clases de pintura.
Sonrió al escuchar aquella delicada voz hablarle; asimismo, la joven se acercó para ayudarlo a colocarse de pie.
—Gracias Solar, podrías preparar la tina del baño, por favor. —pidió mientras caminaba por el espacio en búsqueda de su estuche de pintura para la siguiente clase del día.
Acercándose al pequeño anaquel, palmeó hasta hallar su estuche, con hermosos tallados en madera fina. Tomándolo entre sus manos, se volteó dando cortos pasos hacia adelante, teniendo en cuenta mente ir a su cama, pero tropezó gracias a unos cojines de color café, cayó sobre estos provocando un ruidoso estruendo, alertando inmediatamente a Solar situada en el baño, salió despavorida encontrando a Taehyung intentando levantarse del suelo.
—¿Se encuentra bien, joven? ¿Se golpeó? Por favor, dígame. ¿Dónde le duele? —Interrogaba la chica asustada, aunque se tranquilizó al ver que el contrario echó a reírse ligeramente.
—Estoy bien, descuida, sin querer tropecé.
Ayudando al castaño a levantarse, caminaron a la cama para que Taehyung reposara un poco, con delicadeza levantó el estuche entregándolo, obteniendo una bonita sonrisa en el rostro contrario gracias a la amable obra de Solar.
Minutos después, Taehyung se encontraba dentro de la tina de su baño, tallando su cuerpo con jabón, limpiándose, recibiendo la ayuda Solar para enjuagarse; culminando con todo el proceso tardío, salió de la tina, teniendo presente el cuidado de la joven en cada movimiento que realizaba, tal vez, todavía seguía con los nervios a flor de piel. Claramente, la entendía.
Terminando de alistarse, ambos bajaron al piso inferior, esperando pacientemente a su profesor en la sala de estar.
Pasaron veinte minutos exactos, cuando la puerta de su casa se tocó dos veces, esperó diligente que Solar atendiera al visitante, pero no escuchó absolutamente nada, solo silencio, suspirando se colocó de pie dirigiéndose torpemente a la puerta, tropezando con algunos objetos a su paso, con suerte palmeó hallando el picaporte, girándolo le prestó atención al invitado.
—Buenos días, caballero. Mis disculpas de antemano por importunar. ¿Puedo preguntar si es esta la vivienda del abogado Kim Minho?
Taehyung reconoció la voz seca y fuerte de un hombre, confundido e intrigado por la mención de su padre, simplemente afirmó con la cabeza.
—Esta es una solicitud, requieren de su presencia en el consejo militar, el día de mañana las diez —Formuló el individuo fríamente, luego de unos segundos se escucharon sus pasos alejándose.
—Perdone, por favor, espere un momen...
El ruido seco de su cuerpo contra las escaleras de la puerta alertó al hombre que marchaba.
—¡Taehyung!
El grito de su maestro se escuchó a lo lejos, escuchando sus rápidos pasos correr hacia él.
Jeon Jungkook caminaba por el campamento militar, llevando un sobre en la mano, sus notorias ojeras adornaban el rostro; anteriormente, tuvo que hacer guardia por todo el mercado de Busan como a los alrededores de la zona miliciana, con cansancio, soltó un suspiro subiéndose a la furgoneta del, encendiéndola militar, condujo siguiendo la dirección que marcaba el documento.
Durante el transcurso casi acaba durmiéndose, alta irresponsabilidad de su parte. Llegando a la residencia visualizó una vivienda de dos pisos, viendo a su alrededor, se dio cuenta que aquella casa se encontraba a unas cuentas calles del mercado.
Apagando la furgoneta, tomó el sobre en mano, sin poder olvidarse; sus pisadas repiqueteaban por el camino empedrado hacia la entrada, deteniéndose frente a la puerta de madera fina. Tocó dos veces esperando respuesta, podría decirse, que su paciencia estaba llegando al límite. ansiaba dormir para postergar su lugar en la milicia, solamente desea descansar de las responsabilidades por unas horas.
La puerta de la vivienda se abrió, Jungkook observó al hombre atentamente, sus facciones tan hermosas como simétricas, la forma de su nariz, su pequeña y redondeada, rostro delicado con pómulos marcados. Sus ojos verdes, el enfoque principal estaba en ellos, tan resplandecientes, pletóricos de vida, transmitiendo emociones adormecidas; latentes, posiblemente culpas, resentimientos que pueden convertir a una persona en otro individuo sufriente. Abrió su boca ligeramente tomando un poco de aire para dialogar.
—Buenos días, caballero. Mis disculpas de antemano por importunar. ¿Puedo preguntar si es esta la vivienda del abogado Kim Minho?
Jungkook escucho su voz seca y fuerte, percibió la mezcolanza del hombre con orbes hermosos frente a él, no articuló palabra alguna, simplemente asintió con la cabeza en réplica.
—Esta es una solicitud, requieren de su presencia en el consejo militar, el día de mañana las diez —Formuló el individuo fríamente, extendió el sobre hacia el contrario, como no observó iniciativa de que fuera a recibirlo, Jungkook lo dejo caer al suelo.
—Perdone, por favor, espere un momen...
Se giró con evidente enojo, "las personas con dinero tienen formas de humillar muy malas" razonó mientras caminaba hacia la furgoneta.
El ruido seco de un cuerpo contra las escaleras de cerca de la puerta lo alertó, detuvo sus pasos volteando, visualizando al hombre de hace un momento en el suelo.
—¡Taehyung!
El grito preocupado de otro hombre a unos metros de ellos se escuchó, corrió hacia el contrario ayudándolo a levantarse. Jungkook reaccionó segundos después, se acercó con rapidez para ver si servía de ayuda viendo al otro sentarse en uno de los escalones de la entrada, miró a unas mujeres salir despavorida de la casa, su rostro bañado en inquietud. Jungkook se dio cuenta que la camisa estaba rasgada en uno de sus brazos, a su vez, pintándose de color carmín, tomó el brazo del castaño bruscamente ocasionando que soltara un corto gemido de dolor.
—Busquen un botiquín de primeros auxilios. ¡Ahora! —Demandó a una de las mujeres. Solar, que se encontraba cercana a la entrada asintió en respuesta, devolviéndose al interior para hallarlo.
—Se encuentra herido, aunque solo es superficial. ¿Qué no ves? —Cuestionó secamente el otro hombre, arrebatando del brazo ajeno sus manos, lo cual, consiguió que observara al castaño de ojos verdes.
—No tiene que preocuparse, señor, puede retirarse con calma. No deseo quitarle más de su tiempo, gracias.
La voz fría y fuerte de Taehyung provocó que Jungkook se enojara dirigiendo su mirada al contrario neutralmente, él solamente quería ayudarlo ¿así le respondía?, en realidad, podría ser que el golpe afectó su cerebro. Oh, estaba muy equivocado cuando observó como los ojos del otro sujeto y los propios se encontraron, una vista tan filosa que sentía como deseaba atravesarlo con un juego de navajas; por esta razón, la respuesta de Jungkook fue verlo con más furia.
La mujer junto al hombre ayudó a Taehyung colocándole sobre sus pies, divisó como daba pasos torpemente, llegó a la puerta palpándola con sus manos. Jungkook, sin ocultar su expresión, abrió los ojos asombrados.
—¿Acaso usted es...? —Interrogó confundido. Taehyung, agotado de la situación, le devolvió una mirada molesta.
—Por favor, retírese, no me agradaría reportarlo con sus mayores.
La mirada del hombre, agregando su voz dura, ocasionó que Jungkook asintiera sin cuestionar sobre el tema, guiándose hacia la furgoneta, soltó un suspiro prendiéndola, conduciendo en dirección al mercado.
En su mente permaneció grabado aquel chico de nombre Taehyung, admitía que se había equivocado al preguntarle sobre su condición, agregando hablarle de una manera tan seca y tosca. Podía ser duro o frío algunas veces, pero realmente Jeon Jungkook no es como demuestra ser, esa actitud empleada es solo una máscara para ocultarse, así los demás no ven lo que realmente desea ser con libertad, sin prejuicios o comentarios. Solamente, ser él.
Cuando llegó al mercado observó a unos hombres escoltados hacia la barda del espacio, dicha barda se había convertido en el área de fusilamiento; cabe mencionar, en la tarde anterior, tres hombres acabaron fusilados frente a todo público, incluso, él disparó a uno de los hombres.
Se descubrió que empleaban un club, mediante el cual, asistían solo personas amantes de romper las reglas, retar a la dictadura como a los militares, aparte, eran homosexuales, técnicamente, eso le había comentado.
Miró a su gran amigo Jung Hoseok comandar el área de disparos, ordenando al equipo de hombres cargar sus armas apuntando a las familias de los difuntos que impedían sus fusilamientos, sin embargo, eran apartadas rápidamente del área.
Jungkook cerró sus ojos recargándose en el asiento de la furgoneta, sin voluntad para observar o ser testigo de lo que estaba a punto de suceder. Fuertemente, se escuchó una voz gritando: "Disparen". Percibió el tono de su amigo Hoseok seguido junto a una ráfaga de disparos estruendosa por todo el lugar, minutos después los lamentos de aquellas familias se escucharon nuevamente, suspiró cansado, no se abstuvo de ir hasta donde estaba su compañero, colocándose a su lado, recibió la mirada ajena.
—¿Causa de muerte? —Preguntó seriamente mientras observaba a las esposas de los recientemente fallecidos derramar extensas lágrimas sobre los cuerpos de sus maridos sin vida.
—Los hallaron hurtando varios objetos de la casa del capitán, además, uno de ellos confesó haber pertenecido a dicho club.
Jungkook solamente asintió viendo a los visitantes irse rápidamente del mercado asustados, sonrió un poco; generalmente, su grupo han conseguido invadir cinco lugares de Corea, al pasar de una semana, los individuos residentes se acostumbraron a las trágicas muertes. Debido a esa invasión, derramaron más sangre de la que muchos creen.
—La dictadura tiene potestad de la última palabra, tanto nosotros como ellos deben acatarla y respetarla, todo aquel que implemente esa enfermedad gay, está destinada a finar, sea cual sea las razones expuestas.
El tono de voz empleado daba a reconocer el evidente asco, cómo su amigo describía y refería la repulsión que sentía por los hombres con diferentes preferencias u orientaciones sexuales.
—¿Y si lo intentan esconder, Hyung? —Cuestionó, Hoseok lo miró por varios segundos, al final, terminó soltando una pequeña risa seca, sin voluntad.
—Jungkook, por favor, comprende. Nadie, absolutamente nadie, logra esconder su enfermedad mental, se puede diferenciar desde lejos.
Gesticuló seriamente, sin más, se marchó, dejándolo solo, en tanto, observaba a su alrededor.
Desde esta perspectiva, ir contra la dictadura del país te acarreaba a la muerte o a un campo de concentración; generalmente, es lo mismo, ambas están destinadas a la muerte. La diferencia radica, que una de manera rápida y la otra de forma lenta, dolorosa.
Ser gay en la década de los años 60 y los 70 se consideraba un grave delito, si eras homosexual y quisieras revelarte contra la sociedad o la dictadura, te ganabas un puesto directo en el área de fusilamiento.
El silencio poco a poco gobernó por completo el lugar, un silencio sepulcral, que Jeon Jungkook ha vivido toda su vida.
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