19. Final
Después de casi arrastrarse por el suelo por algún tiempo, se dejó caer detrás de un muro que le serviría de protección temporal.
No era la primera vez que estaba en una situación como esa, pero definitivamente había perdido la práctica desde que estuvo en la cárcel.
Su respiración era ruidosamente agitada y el agudo dolor en su costado derecho le indicaba que estaba a punto de ser eliminado definitivamente.
Una parte de él quería golpear a Kihyun por haber pedido ir a un lugar así y haber tenido que involucrar armas, pero a esas alturas lo único que pasaba por su mente era encontrarlo en donde sea que estuviese.
Lo había perdido de vista hace un tiempo y debido a la poca experiencia del menor usando armas, pensaba lo peor de su pequeño.
Se puso una mano en su costado derecho y palpó con sus dedos para calcular el daño recibido aunque se empapara del líquido y manchara sus dedos, entonces llegó a la conclusión que era hora de salir de su escondite y de una vez por todas buscar a quien hace unas horas se había convertido finalmente en su esposo.
Gateó por detrás del muro que había usado como protección y aunque su pierna izquierda también había sufrido daño, estaba decidido a encontrarlo.
Sus sentidos se activaron al máximo y casi podía percibir las respiraciones de los que consideraba enemigos a lo lejos, pero eso no era lo importante.
Avanzó por el suelo sin dejar de apuntar hacia donde creía que se podía encontrar el próximo individuo del bando enemigo.
Pero entonces escuchó el sonido de algunas hojas secas rompiéndose por culpa de la suela de alguien y justamente el sonido provenía desde atrás suyo.
Con toda la habilidad que tenía se giró rodando por el suelo y aunque estaba en desventaja ya que su contrincante tenía una mejor visión desde arriba, decidió ser él quien lanzara primero.
Si no lo hacía, era su fin.
Pero gracias a su perfecta puntería, dio justo en el blanco o más bien el tobillo de Kihyun.
— ¡Ah, maldito! — Kihyun se acostó en el suelo sobandose el adolorido tobillo sin importarle mucho el hecho de que estaba empapandose la mano de la pintura fresca — ¡desgraciado! ¿No pudiste pegar en el chaleco de protección?
El fuerte sonido del silbato se escuchó en el lugar y Shownu se rió poniéndose de pie con dificultad, un poco feliz de saber que había ganado el juego.
— Lo siento bebé, incluso en el paintball soy mejor que tú... — le lanzó un beso y Kihyun le mostró el dedo medio, entonces Shownu se rió mientras cogeaba hacia él — en serio lo siento... ¿Puedes ponerte de pie?
Kihyun negó y en ese momento llegó el resto de los miembros de los equipos a ver quien había sido el ganador.
— ¡Carajo! — gritó la adolorida Mariana quien había recibido un buen disparo de pintura en la pierna de parte del habilidoso Shownu —y pensar que soporté las jodidas balas de pintura de Shownu y tú nos haces perder...
Le mostró la lengua a Kihyun y Shownu sonrió.
— ¿Están bien chicos? — el padre de Kihyun se acercó a ambos — ¿te sientes mal Kihyun?
El menor negó con una leve sonrisa.
— Solo me duele el tobillo... — señaló su adolorido tobillo — pero solo es un hematoma, seguro se me quita luego...
Shownu revisó con mucho cuidado el tobillo de Kihyun, donde no llevaba protección y efectivamente la velocidad de la bala de pintura había sido un poco desmedida, así que un visible hematoma estaba haciendo su aparición en la pálida piel de su esposo.
— Lo siento... — susurró verdaderamente arrepentido — yo... Yo me dejé llevar por la emoción y te hice daño.
Kihyun le dio un suave empujón y extendió su mano en busca de ayuda para ponerse de pie, pero Shownu lo levantó del suelo y lo cargó al estilo nupcial.
— ¡Hey, bájame! — Shownu negó y le dio un beso en el cabello mientras negaba.
— No... — susurró mientras avanzaba con el resto hacia el establecimiento principal a devolver los equipos del paintball — no quiero...
Kihyun suspiró y recostó la cabeza en el pecho de Shownu.
— Tú también estás cogeando... — se quedó pensativo un momento — quizá no debimos venir al paintball en celebración de nuestra boda...
Shownu rodó los ojos.
— Lo piensas ahora... — bufó y se rió.
— Oye, solo quería que fuera original... — sonrió tranquilo — al parecer los invitados se divirtieron...
Shownu asintió.
— Seguro que si, más que mi equipo ganó... — se rió burlón — aunque... Me he puesto a pensar en que quizá tampoco fue buena idea...
Kihyun levantó la cabeza y lo vio con preocupación.
— ¿Por qué? — susurró — ¿no te gustó? — Shownu asintió — ¿Entonces? ¿Te trajo recuerdos de algo?
Shownu sonrió al escuchar el tono triste de la voz de Kihyun.
— En realidad es un pensamiento guarro... — soltó una risita — pienso en que no es buena idea llegar a la luna de miel adoloridos...
Kihyun se rió y volvió a recostarse.
— Eres un tonto... — hizo figuras invisibles en su pecho — ¿lo sabías?
Llegaron al lugar y Shownu lo sentó en una banca para empezar a quitarle el chaleco de protección que llevaba.
— Lo se... Soy un tonto... — susurró sin ver a Kihyun — pero también soy tu esposo... — sonrió burlón y lo miró a los ojos — ¿Qué se siente ser el esposo de un tonto?
Kihyun arrugó la nariz con una sonrisa.
— Se siente horriblemente bien... — le mostró la lengua — por desgracia...
Shownu se rió y terminó de quitar el quipo de ambos.
— Tú eres... — se quedó pensativo y Kihyun lo miró curioso.
— ¿Qué? — arqueó una ceja — ¿Un bobo? ¿Un estúpido? ¿Un tonto también?
Shownu se puso de rodillas frente a él y le acaricio la mejilla que estaba levemente empapada de una fina capa de sudor.
— Tú eres un jodido ángel... — susurró.
Kihyun le sonrió enternecido recordando la primera vez que había escuchado aquellas palabras de la boca de aquella persona que estaba frente a él.
Entonces sus distancias se acortaron y todo se redujo a un beso con tant suavidad que sabía a puro amor.
Quizá si nunca hubieran ocurrido tragedias en la vida de ambos, jamás hubieran llegado a formar algo tan fuerte.
Quizá si nunca se hubiera interesado en Shownu, en querer saber de él y cuidarlo a escondidas, ya estuviera muerto.
Pero no era el caso.
La vida da mil vueltas, eso es claro.
Un día eres alguien despreciable que a causa del dolor se sumió en las llamas de algún infierno, convirtiéndote en una escoria para la sociedad, o más bien en un asesino.
Pero también un día como cualquiera puede llegar alguien a tu vida, alguien tan frágil y puro, que pueda ser capaz incluso de hacerte sentir minúsculo y un simple humano.
Entonces aquellas llamas que creías que eran tu hogar, dejan de serlo y te mudas a los brazos de una persona, envuelto en una nueva aura que roza lo angelical, lo perfecto.
Algo que llaman felicidad.
El amor es así.
Cuando amas a alguien, perdonas, cuidas, ayudas y valoras a esa persona por quien es realmente y no por sus defectos.
Y aunque la felicidad puede ser corta o larga, el punto es serlo pues la vida misma es indescifrable.
Estos dos no sabían si tenían mucho tiempo por delante o no, quizá una familia o quizá no
Pero en ese momento, en ese día, en esa fecha y a esa hora eran felices y eso era lo que verdaderamente importaba.
No se juraron un para siempre, se juraron un día a día y perdieron a propósito el calendario.
Se separaron con mucha suavidad y se miraron a los ojos como si ninguno pudiera creerse que estaban con una persona que era totalmente lo opuesto a lo que eran.
Como si ninguno pudiera entender el momento en el que el cielo y el infierno tuvieron un balance y los unieron.
— Mi ángel... — susurró acariciando el rostro de Kihyun.
Entonces él sonrió nuevamente sabiendo a la perfección que más que nunca aceptaba esas palabras.
— Tu ángel... — susurró.
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Y bueno, hasta acá el final de esta historia.
Espero que les haya gustado el final y el desarrollo de la historia en sí.
Nos leemos pronto con un pequeño epílogo
Hasta pronto
🖤
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