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Sunoo se dio la vuelta para ver al dueño de esa voz.

-¿Disculpe?- dijo Sunoo.

Aquel tipo, era un alfa notoriamente dominante por su aroma y a parte de su altura su rostro era como si se tratara de un puma que lo miraba para comerlo.

-Ah... lo siento, ¿Te asusté?- arregló su ropa un poco antes de decir otra palabra.

Tenía converses negros, jean oversize y una remera deportiva azul marino junto a unos lentes de sol Y2K encima de su pelo rubio..

-Perdón... pero ¿Nos conocemos?- Sunoo dijo sin detener su apertura  de caja pero Jungwon había cortado la llamada diciendo "oh, estas ocupado, luego hablamos~"

-Sí, hace unos años, b-bueno... bastantes años Ah...- aunque todos esos años estaba seguro que Sunoo era hermoso, volverlo a ver era como si volviera todo lo bueno que alguna vez tuvo en su vida.

-¿Ah si?- Sunoo no recordaba eso.

Ni-ki tomando toda la seguridad que le quedaba, habló.

-Soy un alfa ahora, por favor, sal conmigo.

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Ni-ki era un chico que vivía en Japón, toda su infancia  estuvo ahí, su vida era plena como la debería ser la de cualquier niño, pero por motivos de la vida tuvo que vivir en Seúl- Corea por dos años.

Desde sus 10 años hasta sus 11 por poco y 12.

Se molestó mucho por ese cambio en su vida, tenía amigos en Japón, le gustaba su casa y aunque pud9 quedarse a vivir con sus abuelos ese tiempo que sus padres se fueron, por razones que no conocía, no se quedó en Japón.

Pero un día, cuando su madre lo recogía de la escuela y para calmar un poco su mal humor luego de su trabajo entraron a una cafetería.

Nada especial, Ni-ki estaba cansado y alborotado por el cambio de horario en la escuela.

Entonces fue que lo vió.

El chico que atendió a su madre era un adolescente de pelo negro sedoso, pestañas abundantes y labios rosados.

Le gustaban las caricaturas, pero ningún personaje ficticio podía acercarse a la belleza que poseía ese chico.

En ese momento, cuando era su cumpleaños número 10, se enamoró.

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Sunoo sentía que conocía esas palabras de algún lado, pero no recordaba bien de dónde.

-¿Salir contigo?- sonrió el mayor.

-Sí, dijiste que cuando sea un alfa saldrías conmigo.

En verdad el omega no podía llegar a recordar pero algo había en ese chico que le daba duda sobre si sí lo conocía.

Esa era una mañana a las 10 am., un 23 de febrero, verano.

-¿Me recuerdas?- aquel chico mostró un pequeño ramo de flores de margarita -Te prometí volver cuando sea un alfa...

Ahí Sunoo pudo recordar.

-Oh...- a parte de asombro, era una pequeña sensación de inprovabilidad.

¿Qué tan probable es que un niño que dice "eres lindo" vuelva de casi nueve años  a recobrar una promesa que pensó era para el aire?

-¿Ya me recuerdas?- dijo ese chico acercándose su ramo de flores para que Sunoo lo aceptara -Por favor, sal conmigo.

-Wow, espera un minuto- pese a que aceptó las flores, todo esto iba tan pero tan rápido que no notó cuando los otros empleados de la cafetería llegaron -Primero... no te conozco, segundo, no me conoces, tercero, estoy en horario de trabajo y cuarto, no te conozco.

-Pero dijiste que cuando sea un alfa--

-Fue hace muchos muchos años, ¿Me recuerdas tu edad?

-Ahora tengo 20 años- se acercó hasta Sunoo, agachando su mirada para poder conectar con la de él.

-Te gano como por siete años, a penas debes estar en la universidad y yo ya salí hace varios años, eres muy joven, yo ya no--

-No me importa- sujetó la mano de Sunoo -Sí no me conoces, podemos conocernos.

-Pero tengo que trabajar y--

-Eso no es un problema, puedo volver después y salimos a cenar- sus ojos lo miraban tan fijamente que intimidaban a Sunoo.

Ahí Sunoo no pudo decir ni una otra palabra más.

Su última pareja había sido hace casi dos años y duró poco más de un año con él, una relación complicada pero por fortuna no terminaron mal.

Solo había tenido dos parejas en su vida y con eso le basto para saber que estaba bien estando soltero, no le llamaba la atención una marca ni la emoción del amor.

Pero como no dijo que no, para Ni-ki era un SÍ.

-Pasaré por ti a las 6pm.

-Ah... ¿Cómo sabes que salgo a esa hora?

-El horario de atención está pegado en la caja registradora- dijo Ni-ki, era verdad, aunque no se enteró con el horario.

Se enteró porque cuando llegó hace una semana a Corea, fue a todos los locales secundarios de la cafetería buscando a ese chico, ahí supo que todos menos uno cerraban a las 6pm, pero ese no era el local central.

-Oh... sí... pero--

-Nos vemos después.

Su alta energía era como la de cualquier adolescente, Sunoo ya estaba asentado en su vida cotidiana, despertar a las 7 am, desayunar, darse una ducha, salir a trabajar, almorzar, trabajar, volver y ocasionalmente un poco de ejercicio.

-Adiós, Sunoo- ese chico sonrió -Me llamo Riki, pero dime Ni-ki-y antes de darle otra oportunidad para hablar, se fue campante de esa cafetería.

Se había mudado a Corea para completar su carrera universitaria en danza y arte.

Planificó eso desde que tuvo 13 años, ahora por fin estaba en Corea, por fin podía ver a ese chico otra vez, ahora era un alfa, ahora podía abrazarlo sin que piensen que fuera su hermano menor.

Estaba tan feliz que su sonrisa no se borró en todo lo que restaba de día.

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Ni-ki estaba afuera de la cafetería, con su auto detrás de él y ya había planificado la cena de esa noche, obviamente no sería en ConnyChips.

Mientras Sunoo estaba esperando que la noche nunca llegue, era todo tan rápido, recordar su última experiencia amorosa no era gratificante, tampoco buscaba algo de pareja, no buscaba compañía, en realidad tampoco buscaba un polvo, quería su vida tal y como era.

Pero ahora, de la nada llegó un universitario diciendo cumplir su promesa de cuando era un niño y salir con él ¿Cuándo algo así podría pasar?

Su plan era escapar y salir un poco más temprano del trabajo.

Pero cuando salió, no se dió cuenta que alguien lo observaba desde el otro lado de la acera.

-¿Te gustan los mariscos?

Mierda...

Cami~