I: Encuentro.
Dedicado a jupiterafters3x. ☆
La primera vez que Choi Beomgyu intentó acabar con su vida fue a los veinte años.
—¿Qué crees que estás haciendo?
A sus veinte años, tras ser descubierto por su (sorprendentemente) sereno mejor amigo, él supo que no era el momento.
—Vamos, te ayudaré a bajar de ahí.
Con la vista baja, él dejó que Yeonjun sostuviese la cuerda alrededor de su cuello para aflojarla. Se sentía extraño.
Beomgyu suspiró pesado, observando la expresión desconcertada en el rostro del joven. Él se veía extrañado y expectante ante la situación. Yeonjun siempre se preocupó demasiado por él.
—¿Qué ocurrió esta vez? —preguntó.
—Yo sólo estaba aburrido.
—Podrías encontrar algo más en lo que centrar ese aburrimiento —él dijo—. El suicidio es un poco... de hecho es aún más aburrido, Beomgyu.
Él asintió y bajó de la silla que utilizó como soporte al momento de rodear la cuerda sobre su cuello.
Yeonjun tenía razón.
Y aunque Beomgyu se sentía insatisfecho con su vida, considerando que tan sólo tenía veinticuatro años, cursaba su último año en psicología y no seguía sus propios consejos, el suicido no era realmente una locura. En realidad, fue probablemente el final que él mismo escribió hace mucho tiempo en algún rincón de su retorcida mente. ¿El problema? Él no podría olvidar ni el más mínimo detalle de su patética vida, porque su sentencia era recordar, y ahora estaba destinado a acabar en la miseria.
Asimismo, en su desesperación por hallar una respuesta, los últimos meses habían sido una verdadera tortura para él. Al parecer, perseguir el mismo objetivo durante cinco años no fue su mejor idea.
El recordar era una tortura y el olvidar se había vuelto su mayor anhelo.
—¿Haz terminado de pensar? —Yeonjun dijo, sin dejar de observarlo.
Beomgyu asintió despacio.
—Mjm.
—Vamos, te llevaré a tomar algo de aire —anunció preocupado—. También te llevaré al hospital, la soga dejó una marca en tu cuello, podría ser peligroso, Beomgyu.
Él quiso preguntar, pero se abstuvo luego de sentir sus fuertes brazos rodearlo en un abrazo con lágrimas en sus ojos y espasmos en su cuerpo. Yeonjun estaba llorando.
—Está bien —él dijo—. Estoy bien, Yeonjun.
El chico abrió los ojos, aún empapados de lágrimas y suspiros retenidos. Su mirada recorrió a Beomgyu antes de lamerse los labios y sonreír con alivio.
—Me alegra tanto haber cruzado esa puerta en el momento indicado. ¿Qué habría hecho yo sin ti?
Beomgyu sólo rió, limpiando una lágrima que amenazó con salir al momento de escuchar sus palabras.
—Continuar sin mí —respondió—. La vida no se detendría por la muerte de un amigo, Yeonjun —prosiguió—. Eres alguien fuerte, saldrías adelante y dentro de poco no me recordarías. Mi tumba estaría vacía y recibiría visitas una vez cada dos años.
Ambos rieron sin gracia, mirándose con ese vacío en sus ojos.
—¡Cómo te atreves, Choi Beomgyu! ¿Tu tumba vacía? Por supuesto que no. Yo te visitaría cada día y recitaría tus poemas para que las almas acompañantes tengan algo que oír en su soledad. Lloraría y derramaría mis lágrimas a la espera de recibir una respuesta. Yo moriría junto a ti, hermano.
Beomgyu rió nuevamente.
—Eres un exagerado.
—Y tú un insensible —Yeonjun dijo, sosteniéndolo del brazo para guiarlo hasta la puerta—. Ahora vámonos, tenemos toda una ciudad que recorrer.
Cuando sus ojos lograron encontrarse con los de su cita sus labios se torcieron en un incómoda sonrisa. Taehyun se sentía extraño ante la insistente mirada de la chica puesta sobre su entrepierna mientras enroscaba un mechón de su oscuro cabello sobre su dedo, suspirando y observando con fervor mientras sus bebidas eran traídas por el mesero.
Él estuvo dispuesto a ceder ante su descarada petición, pero su medianamente inocente e inexperta mente en cuanto al sexo refería se lo impidió. Taehyun apenas tenía veinte años y a duras penas lograba recordarse a sí mismo tocando a alguien más, y aunque él estuvo realmente dispuesto a acostarse con ella, prefirió ahorrarse la vergüenza de no poder meter su jodido pene en su agujero porque su madre jamás le enseñó cómo hacerlo.
La castaña alzó una ceja al notar su nerviosismo y se acercó un poco más en busca de atención –joder, que eso es lo que ella quería–, pero Taehyun estaba demasiado ido en sus propios pensamientos como para siquiera notarlo.
A ella le pareció algo tierno. Sabía que Bahiyyih lo había convencido de aceptar su cita en el restaurante y lo había conseguido, y aunque ella realmente deseaba tener la oportunidad de estar bajo sus fuertes brazos, siendo sostenida y embestida con rudeza, Taehyun no lo haría, porque él no era uno de esos chicos. En cambio, Darcy era alguien decidida y amante de seguir las reglas establecidas, pero ellos estaban en Londres, y Londres era el lugar menos indicado para seguir aquellas reglas, mucho menos teniendo a un chico tan apuesto como Taehyun a su lado, por lo que, por más que intentó hacer de esa una cita romántica, acabó siendo una cita de amigos y para nada romántica.
Fue difícil aceptarlo. Realmente lo fue. Sin embargo, ella no se iría sin un buen polvo con él. Taehyun era un chico demasiado atractivo como para dejarlo ir sin sacar provecho de ello.
—¿Me llevarás a un motel? —preguntó sin rodeos.
Él la miró extrañado.
—¿Ah? —respondió confundido.
Ella frunció el ceño con molestia. Al parecer, su belleza no equivalía a su inteligencia.
—Se supone que debemos follar.
—¿Disculpa?
La chica rodó los ojos con impaciencia.
—Tener sexo —reiteró—. Tú y yo.
—Eso lo sé, ¿pero por qué haría yo eso? —inquirió con molestia— Eres linda y eso, ya sabes, pero no eres mi tipo.
Aquel fue un golpe muy bajo para Darcy.
—Yo me rendiría si fuese tú —se apresuró Taehyun al notar cómo ella separaba sus labios para decir algo más—. Ahórrate la vergüenza y dejemos esto para una próxima oportunidad, tal vez cuando no estés tan desesperada por algunos roces.
Sin más, Taehyun soltó una risita genuina y se levantó en dirección a la puerta del local, dejando a Darcy sola y avergonzada tras no haber cumplido con su objetivo.
—Idiota —murmuró para sí mismo.
El cielo se oscureció y la lluvia cayó.
Caminando sin rumbo en medio de la calle junto a un perro como acompañante fue que ocurrió la primera sensación de deja vu que tuvo alguna vez en su desafortunada vida.
El extraño sentimiento que invadió su pecho al ver al joven que esquivó su lado fue tan desconcertante como encontrar un río en un desierto, y aquella sensación de conocerlo se sintió tan conmovedora como un funeral. Diferente. Taehyun se sintió diferente tras la mirada que él le dio con esos profundos y oscuros ojos azules que le desconcertaron al ser abiertos cual flor en primavera.
Y por primera vez en su vida, Taehyun sintió que tuvo un encuentro con un ser amado.
Pueden dejar aquí sus opiniones, son libres de sentir pena por la manera en que Beom desvía su aburrimiento:
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top