Capítulo 3

El depredador volvía al acecho, estaba aburrido, y que mejor que cazar.

Como todo cazador primero, reconoce el terreno, y segundo, estudia a la presa, y por último
esperar el momento adecuado para atacar.

Aunque faltara para la hora a la que comenzaba el estúpido toque de queda que había ordenado
la policía. Como si eso lo detuviera a él. Por lo que tenía que trabajar rápido y atrapar a su presa
antes que pudiera escapar. Por lo que se quedó dónde estaba escondido, la había estudiado y la conocía perfectamente, y
sabía que Alison Hoffman era una apasionada por el esquí.

Espero paciente, hasta que ella misma paso cerca de su escondite, el cielo gris anunciaba que iba a
nevar.

El cabello negro de la chica bailaba con la brisa helada, le estaba dando la espalda, se preparaba
para comenzar a deslizarse por la blanca nieve. Estaba distraía y aprovecho eso su cazador para
salir con cuidado de su escondite y acercarse con cautela como animal al acecho.

En su mano enguantada traía una jeringa.

La muchacha se percató de que alguien se le acerca pero cuando iba a voltear a ver quién era.
Siente un fuerte pinchazo en su cuello al descubierto. De su garganta sale un gemido de dolor por
el impacto. Se agita, tratando de liberarse, pero sin éxito. Poco a poco comenzó a sentir que su cuerpo perdía su fuerza, se hubiera caído si
no fuera que alguien la sostuvo con firmeza por detrás, sus ojos antes de cerrarse vieron una
sonrisa llena de maldad.

Al abrir los ojos, veía todo borroso, pero a media podía saber que ya no estaba en la colina nevada.

De apoyo todos sus sentidos volvieron en sí y pudo reconocer que estaba en el interior de una
cabaña sucia y mal oliente, un sonido ensordecedor hizo que la piel de la pelinegra se erizara y no era el viento chocando contra el vidrio de la pequeña venta, la poca luz que había la alumbraba a
ella. Ya que el único foco en toda esa habitación, colgaba sobre su cabeza, aterrada comienza a
removerse pero descubre que estaba amarrada de pies y manos a la silla que estaba sentada.

—¡Quién quiera que sea quien me allá echo esto me las pagara! —decía mientras se esforzaba en
liberarse.

—No creo que estés es posición de amenazar.

La sangre de Alison se congelo al huir esa voz.

—¿¡Tú!? —chilla asombrada.

Él sale de entre las sombras y se planta enfrente de su nueva víctima.

—Sí, soy yo, y ahora nadie te salvara de tu castigo —camina hacia ella —¿recuerdas cuando
jugábamos?.

La chica no dijo nada, solo se esmeraba en removerse, esperando que las cuerdas se aflojaran y
poder escapar.

Pero no sucedió.

—Oh, no, no escaparas Ali —mira divertido la situación —pero al ver que no recuerdas, déjame
refrescarte la memoria.

Él jugaba con su daga favorita. Ella lo noto y el miedo aumento.

Él deja su herramienta y agarra el balde con agua que había dejado junto a ella y se fija que este bien fría, mira a su presa
que se muestra más inquita, arrastra el objeto y lo levanta. Vertiendo todo el agua por encima de
la cabeza de su querida presa.

—¡Hijo de puta! —chilla —¿como te atreves? —maldice a voz abierta.

Su cabello rubio le impedía ver
claramente y como no tenía sus manos libres, no podía apartárselo de la cara.

—Eso no es nada —aclaro —con lo que tengo pensado hacerte —él disfrutaba hacerla enojar pero más le gustaba lo que venía.

—Por favor, si me dejas libre, te daré todo el dinero que quieras —balbucea aterrada.

—El dinero no te salvara está vez.

—¡Te lo ruego!.

La sonrisa se le ensanchó, como disfrutaba de ver como suplicaba por su vida, pero él no se
detendría. No importaba que fuera ella.

—Tus lamentos me están aburriendo —bufa —pero siéntate afortunada —le quita el pelo de la cara y
vio que esos ojos verdes que tanto le gustaron alguna vez se encontraban cristalizados —no voy a lastimarte.

Los ojos de Alison se humedecieron y de ellos comenzaron a salir lágrimas, pero no de tristeza, si
no de alivio.

—Gracias —balbucea.

Él sonríe como él sabe hacerlo y le da la espalda para ir a buscar lo que necesitaba. Rebusco entre
las herramientas de tortura. Una vez lo encuentra, unos cables eléctricos pelados, su víctima
estaba aún llorando distraída y aprovecho esa distracción para envolverla en los cables. Cuando se da cuenta de lo que pasa se ve a sí misma siendo amordazada por un cable pelado y eso la alerto.

—¿Qué me vas hacer? —dijo como pudo.

—Dije que eras afortunada —sonrie maliciosamente —de morir como debes —enchufa el cable y ve como la electricidad viaja por el conducto.

Chispas electrizante comenzaron a saltar mientras lo único que se escuchaban eran los gritos de su
presa al sentir las fuertes descargas recorrer todo su cuerpo.

Su sonrisa se ensanchó mas al ver como el frágil cuerpo
de su presa se sacudía.

Era como ver fuegos artificiales.

La luz se apagó, oscureciendo todo, pero él podía ver y sentir el olor a quemado que desprendía el
cuerpo ya sin vida de su presa.

Una parte de él, murió, junto con Alison Hoffman.

Chan chan chan
Ja
Es divertido escribir
Espero les este gustando la historia.

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