Capítulo 18

                    

Lo que uno da, se le devuelve 

—¿Crees que lo hizo el asesino? —miro a Seth. 

Él tuerce el labio al parecer sin saber que pensar.

—Debió de a ver escrito esto antes del entierro — sujeto su brazo —¿Dónde estaban las lapidas?.

Seth me mira con los ojos entrecerrados. Como diciendo; Tengo cara de saberlo. Entorno los ojos esta vez yo y con ayuda de su brazo me pongo de pie, él hace lo mismo, su rostro mostraba que no entendía nada.

—La iglesia Seth, y no estamos en la edad media, deben a ver cámaras y debieron grabar algo o él abra dejado algo que nos ayude —digo exaltada. 

No espero a que él me diga algo y agarro su mano, lo jalo, comienzo a correr por el césped medio nevado mientras me seguía Seth. En mi otra mano seguía sosteniendo la carpeta. De ningún modo dejaría esta pista.

Sentía miradas sobre mí, las ignore, y seguí corriendo. Esquivando tumbas y tratando de no romper los floreros y presentes que dejaban los familiares a sus seres queridos. 

Nos detuvimos enfrente de la iglesia, era común, pero bonita. 

—Guárdate esto —le entrego la carpeta y le doy la espalda.

Observando la campana a lo alto de la torre. Subo los escalones para entrar por una de las puertas, adentro se sentía más cálido que afuera, gracias a la calefacción. Las paredes de color crema, los vidríales de los santos, y las banquillos de madera lustrados. Aun podía sentir el aroma a agua vendita o seria el desinfectante que usaban para limpiar el piso. 

Jalo a Seth conmigo por el pasillo del centro, que guiaba al escenario, donde se instalaba el padre Roberts.  Suelto la mano del bello durmiente y lo miro. Él parecía aun confundido.

—La iglesia no es tan grande — empecé a explicarle — En algún lugar de aquí dejan las lápidas y hay que encontrar alguna pista que estuvo él aquí, ¿okey?.

Seth entorna los ojos y se gira, pero antes que pueda escapar, lo vuelvo agarrar de la mano.

—Por favor — suspiro —Sabemos que estuvo aquí. 

Él se voltea y me mira inseguro. Como si tuviera miedo.

—¿A que le temes?.

Él mira el suelo primero, luego las ventanas, las banquillos, el techo y termina posando sus ojos de hielo –ahora no tanto debido al miedo –en los míos. 

—¿Le tienes miedo a la iglesia? —murmuro confundida.

Pero rápidamente me sorprendo al ver que él asiente.

—¿Es enserio?.

Me hubiera reído, lo hubiera hecho, pero por alguna razón no podía o no quería.

—Bien, okey, entonces nos quedaremos juntos y buscaremos sin separarnos —le sonrió para poder tranquilizarlo. 

Iba a tomar su mano pero me percate que no lo había soltado. Sacudo mi cabeza tratando enfocarme en mi objetivo. 

Subimos al escenario donde siempre está el padre Roberts y había dos puertas en cada extremo, por donde entraba y salía el padre, la de la izquierda y la de la derecha.  Mentalmente jugué; ta te tí. Entramos por la puerta izquierda, con cuidado bajamos los tres escalones hasta llegar al piso, nunca en mi vida había estado en esta parte de una iglesia. Pero había batas en unos ganchos que había una pared, una pequeña mesa con dos sillas, encima había un plato con un sándwich medio mordido y una tasa con jugo de manzana. 

—Al parecer el Padre Roberts no pudo desayunar bien.

Miro de reojo a Seth, que está detrás de mí, él miraba todo con cautela. Aunque puedo sentir que es él quien me toma de la mano con fuerza. Es como ver a un niño pequeño asustado por la oscuridad.

—Tranquilo estamos nosotros dos nada mas.

Okey eso sonó mal.

Dejo de distraerme y me fijo que solo hay dos puertas y una ventana con rejas por detrás. Una puerta da afuera. ¿Pero y la otra?. Arrastro al chico vs niño asustado conmigo hacia la puerta, giro el pomo y la abro. Toda la habitación estaba semi oscura.

Era el sótano. Aunque en las películas de terror es claro que es malo ir al sótano. Pero hay que arriesgarse a veces. 

Las pequeñas ventanas que estaban en la pared alumbraban un poco gracias a la claridad de afuera.  Bajo con cuidado, los escalones producían rechinidos que me erizaban la piel. Pero seguí avanzando. Gracias a la claridad de afuera y a que deje la puerta de arriba abierta, se veía mejor, eran lapidas de diferentes tamaños, algunas tenían nombres y otras no. Estaban amontonadas en filas en las paredes.

—¿Tienes… -antes que pudiera terminar mi pregunta Seth ya había prendido la linterna de su teléfono — gracias —le sonrió agradecida.

Aunque me concentraba en hallar alguna cosa que fuera una pista, mi mano comenzaba a sudarme, estaba nerviosa. Mire de reojo a mi compañero, él seguro había notado la sustancia asquerosa, pero por alguna razón no se había quejado. 

Tal vez este nerviosa porque hace mucho tiempo que no tomo a un chico de la mano. 

Obviamente he tenido novios, no soy virgen de labios, pero ha pasado tiempo después de la última vez que estuve así de cerca de un chico. ¿El abra estado con una chica ya?. Hash, que cosas pienso, seguro que sí. No por ser mudo le va impedir tener novia. Él es muy guapo, con esa aspiración a casi chico malo, pero ahora ese chico malo era un niño inofensivo que estaba asustado. 

Cada vez entiendo mejor, lo que significa, “no juzgues a un libro por su portada”. Suelto la mano de Seth, él de inmediato me mira, y en sus ojos vi su temor. Pero no dije nada. Me limpie rápido el sudor de mi mano con la falda de mi vestido y volví a tomarle la mano. 

—Me picaba la mano — mentí y sí que fue estúpida la mentira.

Él se relajó y sus ojos volvieron a tornar se ese hielo infinito. Desvió mi atención a las lapidas o terminaría perdida en ese mar de mercurio. Caminamos, buscando, observando. Pero nada. No había nada que nos indicara que estuvo en el sótano o algún artefacto con el que tuviera sus huellas y tampoco había cámaras.

Pero si no fuera así. Él habría tomado meditas y no encontraríamos pistas. Un ruido me hace sobresaltar, miro a Seth, él estaba serio y tenso. No me había dado cuenta que le estaba agarrando fuerte la mano. Pero él también. 

Busco con la mirada el culpable del ruido y en el suelo veo como una rata pequeña se escabullía tratando de pasar desapercibida por la pared.

—Volvamos –murmuro decepcionada —Aquí no hay nada.

Jalo a Seth hacia la puerta, me daban escalofríos ver tantas lapidas, algún día una de ellas tendría mi nombre. 

Subimos por los escalones y cierro la puerta una vez salimos, pasamos entre la mesa con el desayuno, y salimos de ese pequeño cuarto de descanso. Bajamos del escenario y cruzamos a grandes a zancadas por el pasillo hasta llegar a una de las puertas que daban al extenso jardín.   Una vez cruzamos la gran puerta, el aire helado volvió a molestarme, comenzaba a pensar que estar dentro de la habitación de lapidas era mejor que soportar el frío del invierno. 

Ya no quedaba nadie, el jardín parecía desolado, pero una figura negra caminaba hacia donde estábamos Seth y yo.

En un principio creí que era el asesino. Pero me paralice al ver el rostro de mi padre. Suelto la mano del chico de ojos de hielo lentamente. 

John se clavó enfrente de nuestros cuerpos. Seth parecía de lo más tranquilo. En cambio yo estaba además de congelada por el frío, comenzaba a sudar frío, no quería que mi padre fuera hacer conclusiones erróneas. 

—Joven Jones —afirma con la cabeza. Como en forma de saludo. Seth hace lo mismo pero más levemente — Ya es hora de volver Tori.

Salgo de mi estado de parálisis una vez escucho a mi padre decir mi nombre.

—Si — logro decir.

Camino hacia mi padre y él me sujeta gentilmente del hombro y me guía hacia donde dejamos la patrulla. En todo momento no voltea a ver a Seth para despedirme y eso me provocaba cierto dolor. Después de una larga mañana y un camino en patrulla en silencio. Solo quería llegar y dormir. Ya mañana seguiría a jugar a ser detective. Aun nos quedaba una semana. 

Toda la tarde permanecí en mi habitación. Había algo que no me dejaba hacer nada. Pero no tenía idea de que. 

Unos leves golpes a la puerta y la grave voz de John preguntarme si podía pasar. Me sacaron de mi estado semi deprimida. 

—Pasa.

Él abre la puerta y la deja entre abierta, permanece en silencio, y se acerca a mí. Me hago a un lado y palmeó el pedazo libre del colchón. Indicándole que se sentará. Él hace lo que le pido y rompe el silencio.

—Tori, tú, ya eres mayor y lo sé —comenzó, en su voz notaba que estaba nervioso —Eres lo suficientemente grande y madura para elegir quién va a estar contigo —suelta un suave suspiro y su rostro se pone serio —¿Estás jugando con los dos?.

—¿Eh?.

Él hace una mueca y vacila. Como si no supiera si decir o no lo que iba hacer.

—Empezare de nuevo — me mira seriamente —¿Te gusta alguien?.

Abro la boca para responderle pero la cierro al pensar bien la pregunta que me hizo mi padre. Lo medite.

—Sí, bueno, no — suspiró — más bien creo que cuando llegue el momento, lo sabré — mire el rostro confundido de John y lo entendía porque ni yo me entendí.

—Está bien —una linda sonrisa se le formo —Pero me lo presentas, ¿okey? —asentí —Bueno, iré hacer la cena —se levanta de la cama.

Lo veo salir por la puerta y cerrarla.

Eso había sido incómodo.

Pregunta curiosa la que me hizo. ¿Quién me gusta?.










Nota de la autora:
Hola mis detectives brillantes (^^)
(Para los que no vieron el extra de Los Crimenes De Matthews, les siguiero que vallan y lo disfruten)
Sigamos.
Aún seguimos con la pregunta de siempre;
¿Quién es el asesino?.
Y nuestra pequeña Tori como toda adolescente tiene problemas amorosos.
Muchos chicos pero a solo uno le dará su corazón.
¿Quién sera?
Todo y más en la próxima semana mis amores ❤️❤️❤️❤️
Hasta la próxima.

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