namjoon

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-- Listo -- exclamó sereno el hombre barbudo, al estar de pie con la frente en alto. -- Están divorciados -- repuso para luego, tomar aquel libro del gran escritorio y cerrarlo finalmente.

Yoongi y su ahora exesposo, se levantaron de sus lugares al unisono y le estrecharon al tercero, cordialmente sus manos por separado.
Las cuales, ya no tenían anillos, claro.

-- Muchas gracias -- agregó sonriente el señor, quién posteriormente, los guío a la puerta de la oficina.

-- ¿Y ahora? -- inquirió una vez afuera el peli naranja, de manera molesta.

Jin al escucharlo, se quedó quieto en el lugar a pesar de estar solo a unos pasos delante del mayor.

-- ¿Qué? -- dijo directo, aún de espaldas.

-- ¿Te vas con tu amante no? -- le preguntó Min a medida que caminaba. Llegando en pocos minutos, a estar casi centímetros del cuerpo ajeno.

-- Cada quien a su camino -- atajó cortante Kim.

El mayor por otro lado, sonrió ladino por el comentario, pues sabía que tenía razón.
Al fin y al cabo, para eso pidió el divorcio.

Rodeo a Seokjin y se dirigió al ascensor.

Aunque sin prisa alguna. Ya que ni bien llegó a la esquina, podía escuchar detrás suyo todas y cada una de las groserías que le decía.

Idiota, hay niños

Comentó mentalmente al ver como las madres y demás adultos, tapaban los oídos de los menores.

Fijo su vista hacia adelante, cruzó por segunda vez una esquina y encontró por fin, el ascensor.

Comenzó entonces, a caminar más lento, hacía su destino. El cual estaba frente suyo y, por "milagro", abrió sus puertas lentamente.

De estás, salió una señora con su bebé en el cochecito, yendo exactamente, a la dirección de donde provenía Min.

-- Disculpe, hay un loco maldiciendo a los cuatro vientos por allá -- le explicó en pocas palabras el piel pálida.

Ella le agradeció por lo bajo cuando hizo una reverencia y se desaparecío por un pasillo distinto.

Yoongi mostró sus encías rosadas, al sonreír por los visibles nervios de la mujer mientras entraba finalmente a su destino.

Presionó el botón del piso subterráneo y las puertas se aseguraron.

Soltó un gran suspiro al recostarse en el barandal de la pared.
Estaba solo, por lo que tranquilamente podía verse en los espejos de su alrededor.

Giro su vista a la derecha, donde con atención observó los detalles de su reflejo.

En si seguía igual, solo que tenía unas leves ojeras y un lunar nuevo, bajo su boca esta vez.

El ascensor paró, pues ya había llegado al estacionamiento.
Se acomodó el pelo apresurado y fue en busca de su auto apenas abrieron las puertas.

Al salir del edificio podía tomar rumbo a su departamento, pero a diferencia de Jin, no iría ahí.

Más que nada, por tres simples razones.

Primero que nada, necesitaba de varios tragos para su garganta seca. Es decir que si o si, llegaría borracho a casa.

Segundo, su amigo lo esperaba. Noche de hombres, obviamente.

Tercero pero no menos importante, no tenía amante.

A Yoongi le fueron infiel, pero eso no le daba motivos para serlo también.

Además, ¿para que rebajarse a ese nivel?.

Si Kim tenía pantalones, ¿porque no dijo que estaba harto de mi desde hace unos meses?

El sonido repentino de una bocina, lo forzó a salir de sus pensamientos, enterándose asi, del verde en el semáforo.

-- Hobi, ¿es enserio? -- se quejó el peli naranja.

-- Yoongi, lo siento pero te prometo que te compensaré -- aseguró su amigo desde la otra línea.

El mayor colgó al instante, para luego silenciar su teléfono.

Podía apagarlo pero no lo hizo. El enojarse con Jung, no estaba en sus planes, era como el hermano que nunca tuvo. Por lo que, se limitó a molestarse.

Omelas era el bar favorito de ambos. Haber faltado por recordar su aniversario a último momento, era el colmo.

Aunque algo irónico en cierto sentido, pues uno ahogaba sus penas y el otro celebraba feliz de la vida.

-- ¿Que le sirvo señor? -- interrumpió un joven castaño al otro lado de la barra, mientras limpiaba un vaso. Tal parece el cantinero, Taehyung, por lo que pudo leer el mayor en la placa de su delantal azul marino.

-- Whisky en las rocas -- le respondió al buscar su billetera.

Tomó el billete de cien y antes de ponerlo en la mesa, observó por sobre su hombro el entorno.

Había bastante gente, las mismas luces de siempre y una banda tocando.

-- Su trago -- anunció una voz.

Yoongi al levantar su mirada, se sorprendió cuando vio a un chico diferente a Tae.

-- Atendió una llamada -- le explico resumidamente el ahora muchacho de pelo rubio, camisa blanca y ojos dragón.

-- No sé tú nombre -- acotó el mayor entregando el dinero.
Haciendo referencia a la camisa ajena, pues no traía placa.

Aunque en otras palabras, cualquiera juraría que estaba coqueteando, sin duda tenía sus encantos.

-- Namjoon -- dijo el moreno sonriente, mostrando unos hoyuelos en sus mejillas.

-- Un gusto -- exclamó Min al levantar el pequeño vaso. -- ¿Eres nuevo? -- repuso tras tomar un sorbo.

-- Si, vine hace dos semanas -- respondió mientras veía fijamente su mano derecha.

-- Me divorcié hoy -- atajó el anaranjado.

-- ¿De verdad?, la mayoría simplemente se lo quita --

Yoongi por el comentario, se limitó a sonreír de lado. Pues había algo de razón en el, pero no era su caso.

Y que mejor manera, que demostrárselo.

-- ¿Cuándo termina tu turno? -- preguntó directo.

-- Ahora -- contestó Nam. Tras mirar fijo al mayor por unos segundos, inclinando su cabeza hacia la derecha, señalando un pasillo por el cual se fue.

Seguido del peli naranja, quien había entendido claramente la señal.


Tras haber trabado la puerta de la habitación, cargo al rubio y lo dejó sobre una mesa, donde comenzó a desvestirlo rápidamente.

Estando el último ya desnudo, Min aprovechó para sacar el hielo de su trago, chuparlo un poco y pasearlo por el cuerpo del joven.

Primero su ombligo, subiendo hasta su pecho, donde rodeo aquellos senos firmes y de tamaño mediano.

Namjoon en cambio, no emitía palabra alguna, pues sus jadeos e tres dientes, demostraban el sentir erótico de la gélida acción.

Al empezar a derretirse, el pequeño trozo de hielo terminó su recorrido glaciar en la pelvis ajena. Goteando así, por la zona íntima ya húmeda.

Un lugar tan estrecho y pequeño, bastante apetecible a ojos del piel pálida.
Quién no lo pensó dos veces, pues besó apasionado esos labios rosados. Para luego jugar con su lengua, de arriba a abajo, haciendo círculos y simulando después, embestidas con ella.

De reojo, pudo apreciar como el rubio se mordía el labio tras retorcerse en su lugar.
Su lenguaje corporal, explicaba claramente que se venía.

Por lo que Yoongi, tomo otro hielo y lo puso esta vez, en su boca. Donde al besar a Nam, comenzó el cubo a pasar de un lado a otro, mientras se derretía lentamente.

Era un vaivén asfixiante pero placentero a su vez. Casi infinito, de no ser por la discontinuidad del peli naranja, tras separarse.

-- Mañana seguimos -- exclamó irónico, al llevarse su trago e irse.

El menor ahora sólo, se encontraba desnudo y molesto, procesando la situación.

Por un lado estaba con ganas, pero también feliz de no ser algo pasajero, como sucedía otras noches.

Nadie nunca lo había tocado de tal manera, ni siquiera su novio, que ese mismo día temprano, habían tenido relaciones.

Cerro los ojos y comenzó a imaginarse al anaranjado.
Abrió más las piernas y frotó su mano derecha fuertemente en el clítoris.
Con la izquierda, introdujo su dedo de enmedio repetidas veces, simulando embestidas hasta correrse.

Su cabello, ojos, lengua, voz y aquellas manos blanquecinas y largas, eran su perdición.

Algunos tenían tatuajes, piercings, las venas marcadas o hasta los dedos grandes, pero él no.
Era perfecto, el paquete completo.

Simplemente imaginarlo sujetar su cuello al penetrarlo duro, lo excitaba.
Todo su ser deseaba urgente que amaneciera, pues estaba caliente otra vez.

-- Cariño, feliz aniversario -- acotó contento el peli morado, tras dejar un corto beso en su pareja.

Namjoon no era reiterativo, así que le siguió la corriente sonriendo avergonzado, además, debía fingir que en su trabajo nada había pasado.

Llegando al comedor, vio que la mesa ya estaba puesta, tenía unas rosas en el centro y velas alrededor.

Se quedaba corto al decir que todo fue planeado a último momento.

-- Ojalá te guste -- musitó Jung, algo nervioso.

Su fuerte no era la cocina y eso el rubio, lo tenía bien en claro.

Encogió sus hombros al tomar asiento frente a Hoseok, mientras esté cortaba la carne.
La mesa no era muy larga pues quería establecer distancia, pero las flores en el centro ayudaban.
Lucían hermosas y más en esa época del año, lástima que se marchitaban en unos días.

-- ¿Cómo te fue en el trabajo? -- inquirió curioso el peli morado.

-- Excelente -- respondió Joon antes de dar su primer bocado. No diría palabras de más, obviamente.

-- Yoongi también la paso bien, hoy se divorció -- explicó el mayor al instante -- aunque no festeje con él -- agregó desanimado.

-- ¿Porque no? -- atajó Kim molesto, pues los amigos son una prioridad típica de su novio.

-- Nuestro aniversario es más importante -- se justificó el otro al sonreír de oreja a oreja.

El de tez morena hizo una leve mueca para luego bajar la mirada.

Le era inútil el negar que amaba a Hobi, después de todo su actitud dulce y olvidadiza, lo flecho desde un principio.

Pensó por un momento en agradecer el gesto, pero decidió analizar antes lo que había dicho el último.

Pues aquel hombre que lo había enamorado, se divorció el mismo día que ese tal Yoongi. Es decir, era una gran coincidencia ¿verdad?.

Aunque tal vez Joon estaba algo paranoico, por las telenovelas que veía Jung, dónde uno de los protagonistas tenía una doble vida y demás.

-- Namu, te buscan -- exclamó Tae, señalando a la barra.

Joon fue al lugar y se encontró nuevamente con el señor misterioso.

-- Yoongi -- soltó sin previo aviso Kim, casi de un grito.

El mayor se limitó a asentir y todo cobró sentido.

Se dio un golpe mental, al hacerse sus sospechas realidad.
Que sean la misma persona, lograba mostrar al mundo como un pañuelo, algo mera y simplemente pequeño.

En su defensa, no se había dado cuenta antes, pues Hobi no describía mucho a sus amigos más allá de apodos, como hyung y demás.

-- El nombre Hoseok, ¿te suena? -- inquirió Nam al mayor. Bastante estúpida la pregunta en verdad, pues ya conocía la respuesta.

-- Si, es mi amigo -- respondió tranquilo Min ante el interrogatorio.

-- Soy su novio -- agregó irónico el rubio, su paciencia ahora era nula.

Del último no recibió palabra alguna y la banda de siempre comenzando a tocar, les impidió seguir hablando.

-- Ya lo sabía -- dijo Yoongi tomando la mano ajena, rogando aún sin exclamar, que no se marchara.

Elevó un poco su voz para ser escuchado y en el proceso miro fijo aquellos ojos de color verde oscuro frente a él.
Las luces no permitían apreciarlos demasiado, es decir, cómo se debía, pero ya los conocía de antemano por suerte.

Kim en cambio estaba estático.
Su garganta era un nudo y todo su cuerpo quemaba, ardía sin control ni manera de pararlo.

La mente en blanco no ayudaba, su labio inferior siendo mordido, lo delataba al igual que su respiración agitada.

El mayor lo notaba y de un momento a otro, beso nuevamente esos labios gruesos de color carmín que tanto extrañaba.

capítulo único
gracias por leer

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