☪ 제 54 장
“Porque yo sin ti, no puedo vivir... porque sin ti no hay un camino que seguir. Escúchame, Tae Hyung.”
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[Capítulo dedicado a Kaaaaaath26; Panquesito7u7 & xxKJGHxx]
El bosque se encontraba tranquilo, no se escuchaba ningún ruido proveniente de otro lado que no sea de las constantes pisadas de Ho Seok. El alfa sabía que no estaba bien lo que iba a hacer, pero tampoco pensaba quedarse brazos cruzados por mucho tiempo, por esa razón es que siendo las tres de la mañana, él ya se encontraba caminando en medio del bosque. No tenía miedo de la oscuridad, tampoco del completo silencio que lo invadía... de lo único que podía temer era el de perder a Tae Hyung y a sus cachorros.
Un arma se encontraba en su cintura, resguardada por su chaqueta de cuero y siendo sujetada por el cinturón de su pantalón, también sabía que Nam Joon no le permitiría utilizar o incluso portar algo tan peligroso, pero poco le importaba, ahora se encontraba solo, sin compañía, y tratando de escapar del mando de su hermano mayor.
Corrió y corrió hasta llegar a la frontera y lograr cruzarla, estaba más claro que el agua que no había nadie ahí. Le pareció algo muy raro al alfa, pero prefirió ignorar la incomodidad que sentía su lobo, y continuó corriendo hasta poder salir del bosque, este era muy amplio, y sentía que con cada segundo que pasaba no avanzaba nada; sin embargo, esto no sería un impedimento para continuar.
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Tae Hyung observaba a sus pequeños hacerse muecas raras entre ellos, jugar con la comida y divertirse mientras lo hacían. A diferencia de ellos, el omega se sentía inseguro, desconfiado y sobre todo... sentía peligro al estar cerca de los que vendrían a ser su familia. Aún no lo asimilaba, y es que la rareza del asunto le hacía dudar completamente que aquel hombre mayor sea su padre y que ese chico de prominentes músculos sea su hermano... su verdadera familia.
- ¿No tienes hambre? - cuestionó el padre. Tae salió de su mundo y observó su plato de kimbap sin tocar, definitivamente no iba a pasar desapercibido.
Los únicos niños en la mesa seguían jugando con sus platillos, ahora tratando de lanzarse unos trozos de panqueques -que habían pedido con anticipación al despertar- al otro. El rubio miró aquello y negó de inmediato.
- No soy un amante del kimbap, prefiero comer algo más dulce. - musitó con las pocas ganas que tenía de hablar.
El alfa mayor asintió, desviando su mirada a los pocos segundos para continuar comiendo. Tae Hyung sabía que a él pudo haberlo engañado, pero a JongIn no, pues este último lo miraba con el ceño fruncido.
Para cuando los niños ya iban alzando la voz, riendo y dejando de lado su comida, fue que un beta irrumpió en la sala.
- ¡Se han escapado, señor! ¡Se han escapado! - gritó el inoportuno invitado.
JongIn se colocó de inmediato de pie y se acercó a grandes zancadas hacia el beta, a quien lo tomó de la camisa del cuello, elevándolo un poco.
- ¿De quién estás hablando?
El nerviosismo y temor del beta lo pudo oler cualquiera, pero Tae Hyung se dio cuenta en la desesperación de sus ojos que algo estaba sumamente mal.
- Ju-Jung Kook, señor... Él se ha ido junto a su omega, no están. Nuestros hombres lo están buscando, pero ni siquiera su familia sabe de su paradero. Creemos que ha fugado.
El alfa soltó, casi empujó al beta para salir corriendo de la sala. El líder miró al informante y negó lentamente con la cabeza, tomando poco después de su copa de vino.
- ¿Y... eso nos debería interesar por alguna razón en especial?
Tae Hyung observó al beta y este bajó la mirada ante aquello. Quiso levantarse al ver que sus pequeños estaban observando toda esa situación, pero el chico se adelantó.
- Nos ha robado, señor. Se llevó el dinero de la caja fuerte y posiblemente nos ha traicionado.
Una media sonrisa se asomó por los labios del líder, colocándose de pie y emprendiendo camino fuera de la sala.
- Encuentra a ese bastardo y mátalo. Traigan el dinero y averigüen en dónde mierda anda el alfa de la otra manada.
Tae Hyung prestó más atención de la debida al ver que estaban hablando de Ho Seok.
- Cruzó la frontera en la madrugada, señor, pero aún pensamos que se esconde. - contestó el beta, mirando de reojo la expresión del rubio, este al percatarse que era muy obvio, se devolvió hacia la mesa y miró a sus pequeños.
- Dejen que llegue, aquí lo esperaremos todos. - sentenció el alfa. Tae sintió su corazón oprimir al oír eso, estaba claro que lo esperarían, pero todo estaba en manos de él, todo iba a ser decidido por él.
- Mami, ya quiero irme. - Pronunció Noah, acercándose lo suficiente para abrazarlo. Bon-Hwa le siguió, coreando casi lo mismo.
- Pronto regresarán a casa, mis amores. - susurró el omega, comenzando a acariciar los cabellos de sus pequeños.
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Ho Seok podía sentir la preocupación, el terror y la decepción por el vínculo. Tae Hyung se encontraba mal y sabía que él era el único que podía salvarlo.
Hace minutos atrás había logrado salir del bosque y admirar un parque lleno de niños acompañados de sus padres. El lugar no era tan feo a como lo recordaba -considerando que la vez que lo "secuestraron" no era de noche- y parecía incluso un poco más tranquilo en todos los aspectos.
El alfa logró actuar como cualquier persona, obteniendo la mirada curiosa de algunas personas a quienes sí les gustaba fijarse prácticamente en todo. Sin embargo, camino sin problema alguno, siendo guiado por su lobo y por el vínculo.
Para cuando llegó a la casa más amplia y protegida de todo el pueblo, supo que ahí es donde se encontraba Tae Hyung. La escena que se vivía no era exactamente la recomendable. Alfas rodeaban todo el lugar y alguno que otro beta circulaba por la zona, vigilando.
No era una gran oportunidad para Ho Seok.
- Mierda. - susurró. Había pensado en todo, menos en que el lugar estaría resguardado por cientos de alfas y alguno que otro beta, sin contar que hasta ahora suponía que muchos de ellos portaban armas.
Y no pasó ni quince minutos para cuando un chico llegó corriendo. El castaño observó todo con cuidado desde al frente de la escena, escondiendo detrás de unos botes de basura, cierto que era asqueroso y simplemente repugnante el olor, pero tenía que mantenerse vivo para mantener viva a su familia.
Pronto los alfas y betas se vieron corriendo detrás del joven que había llegado con una noticia, que al parecer de Ho Seok fue algo sumamente importante.
Su mano se situó por encima de su cinturón, sujetando con delicadeza la pistola que había conseguido en la habitación de su padre. Ho Seok estaba dispuesto a todo, en ese momento no estaba pensando con claridad, solo se dejaba llevar por sus impulsos.
El entrar a la casa fue pan comido, a comparación de lo que pronto iba a ver. Por supuesto que para ese momento ya tenía el arma cargada y preparada para disparar.
El vínculo le seguía transmitiendo miedo y decepción, lo estaba sintiendo con más intensidad a medida que abría la puerta de cada habitación, tan solo para descubrir que eran cuartos vacíos.
Para Ho Seok esto ya se había vuelto algo raro, no encontraba a nadie en ese lugar, ni siquiera a uno de esos guardianes que estaban al frente de la casa. Y cuando menos lo creyó, cayó en cuenta de lo que estaba sucediendo. Todo era una maldita trampa, su instinto animal se lo había predicho y mirando a Tae Hyung al frente suyo, con un arma entre sus manos, apuntándolo a él, supo que era verdad.
Su omega lloraba mientras sostenía el arma.
- L-lo si-sien... Lo siento. - susurró el chico de cabellos rubios, quitándole el seguro a la pistola.
Ho Seok abrió sus ojos en par, tratando de asimilar lo que sucedía, su chico, su esposo, el niño de lindos ojos avellanas le estaba apuntando directamente.
- ¿Q-qué es esto? - el alfa no lo podía creer, estaba perdido.
- M-me engañaste... T-tú me engañaste - sus sollozos eran más claros que las palabras que trataba de decir. - L-lo sé todo... ¡Todo! - gritó el omega, haciendo temblar sus manos y por ende el arma.
- ¿De qué estás hablando, Tae Hyung?... Debemos ir...
- ¡Yo no... no iré a ningún lado contigo! ¡Nunca cam-cambiaste, siempre fuiste el mismo idiota que estaba enamorado de mi hermana!
El alfa bajo la mirada y también el arma, ya era muy tarde, pensó que esto jamás llegaría a suceder... pensó que Tae Hyung jamás se enteraría de eso.
- ¡S-Sólo te quedaste conmigo por los bebés! ¡Nunca me amas--
- ¡ESO NO ES CIERTO! - se defendió el alfa. - Yo te amo, Tae Hyung, y no solo porque hayas traído al mundo a mis cachorros, si no también por ser tú, por apoyarme, por amarme y por nunca dudar de mí.
- Y-yo no te creo... Ya no. - musitó entre hipidos.
Jung ya lo veía venir, suponía que si en algún momento Tae Hyung se llegaba a enterar lo poco que había sucedido con SeulGi, este ya no confiaría. Ya no lo amaría.
- Está bien... Hice mal, pero este no es el momento, Tae, tenemos que sacarlos de aquí.
El rubio negó.
- Estoy en mi manada, Ho Seok. Yo soy parte de ellos, mi hijos son parte de ellos. - una de sus manos pasó bruscamente por su rostro, tratando de detener las lágrimas, pero la cosa era difícil si seguía teniendo a Ho Seok cerca suyo.
- Lo sé todo... - contestó el alfa. - pero no me importa, esos niños son tan hijos tuyos, como míos y tú eres mi omega, son mi familia. No los perderé, Tae Hyung. No ahora que estoy más que seguro de lo que sentí y siento por ti.— El mencionado entre cerró sus ojos y pronto se vio bajando el arma, soltando más lágrimas y lamentándose mentalmente el amar tanto a Ho Seok.
- Eso es bebé. - pronunció el alfa al mirar que su omega dejaba caer ese arma letal y lloraba con más intensidad. - Ahora solo tenemos que buscar a los niños e irnos de aquí.
Pero ni un paso pudo dar.
- Es bonito volvernos a encontrar, Ho Seok. - susurró esa voz que reconoció al instante. Esa voz pertenecía a uno de los hombres que había sido participé de secuestro. Y la presión que ejercía en su espalda era claro que era por una pistola.
Todo realmente había sido una trampa, porque al devolver su mirada a Tae Hyung, se dio cuenta de que su esposo yacía con el arma apuntándolo de nuevo.
Siento que este capítulo está Kk. 😭
Nota actual:
Maratón 7/10
Espero que les vaya gustando está maratón. ✨
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