☪ 제 22 장

Y al mirarte podía caer en la profundidad de tus ojos, aquellos ojos color marrón que me enamoraban y que siempre me enamorarían.

— ¿Estás nervioso? — Tae Hyung seguía moviendo sus manos, entrelazándolas o simplemente, frotándolas entre sí mientras se encontraba afuera de la casa Jung.

JiWoo lo acompañaba, le sonreía y acariciaba su espalda de vez en cuando, tratando de tranquilizarlo y de quitar toda tensión del cuerpo de su cuñado, mas este parecía no querer colaborar.

Tae Hyung se encontraba mal, la luna iba a salir dentro de pocos minutos, muchos chicos y chicas estaban fuera de sus casas, esperando ansiosos el nombramiento de esta. Pero el chico de cabellos rubios solo se encontraba desesperado, mordía su labio inferior con fuerza y rogaba porque la luna no decidiera unirlo con alguien como Ho Seok, solo esperaba que aún no tuviera una pareja predestinada, porque estaba seguro que sufriría mucho.

— ¿S-sabes dónde está Ho Seok? — fue una pregunta inocente, sin embargo, JiWoo no lo vio de esa manera, ella estaba insinuando lo que ya pasaba entre su hermano y el esposo de este.

— Decidió quedarse a entrenar unas horas extras, pero al parecer esas horas extras ya han ido más allá de lo acordado.

Tae Hyung asintió, volviendo su vista a la luna, que ya iba situándose en el centro del cielo y que brillaba con un esplendor que cualquiera envidiaría.

— Espero que no se pierda la designación de parejas. — susurró el menor, tratando de que nadie lo escuchara, pero eso no sucedió, porque JiWoo tenía un perfecto oído.

Una sonrisa se instauró en el rostro de la alfa y rodeando los hombros de cuñado, lo atrajo a sí mismo.

— Te gusta Ho Seok, ¿cierto? — la pregunta de la chica tomó desprevenido al menor, que se separó de inmediato.

— ¿Q-qué e-estás tra...tratando de decir? — los nervios le jugaron en contra a Tae Hyung, quien comenzó a tartamudear y a tratar de tener otra vista que no sea su cuñada en espera de su respuesta.

— Q-que... Que a-amas a m-mi her-hermano — se burló la chica, imitando a su cuñado y terminando por reír al final de la oración.

Tae frunció su ceño y se cruzó de brazos, no le gustaba que lo imitaran, tampoco que se burlaran de él, y eso es lo que estaba haciendo JiWoo.

Sin más y dejando a la chica riendo sola en el patio, se adentró a la casa. Subió las escaleras de dos en dos y se lanzó a la cama, ahogando un grito contra la almohada.

Pasó más de media hora se había quedado acostado contra la almohada, aún no tenía ganas de levantarse y caminar hasta el cuarto de baño para así colocarse la pijama. Seguía pensando en la luna llena y en la maldita hora en la que llegaría su esposo.

Cuando tuvo suficiente de todo, se levantó de mala gana, observando a todos lados y descubriendo que las luces estaban apagadas, no sabía la hora exacta, lo único que sabía era que su cuerpo estaba sudando, que sus ojos parecían querer salir de sus orbitas y que la luz brillaba con más intensidad que antes.

Los minutos habían pasado o así lo veía él al no tener un reloj a la mano.

El olor a sudor le invadió y pronto el asco también, obligándolo a quitarse la ropa lo más rápido posible para ir corriendo al baño. No tenía ni la menor idea de lo que le sucedía, solo sabía que estaba acalorado, que su cuerpo le estaba exigiendo algo frío y que sus manos no dejaban de temblar un poco, como si se encontrara nervioso o a la espera de algo importante.

Se desnudó por completo y entró a la ducha, importándole muy poco la temperatura del agua, que en ese momento se encontraba totalmente fría. Solo tenía ganas de quitarse ese maldito calor, ese asqueroso calor que había hecho efecto en su cuerpo y que ahora pedía a gritos que lo tocaran, que lo mimaran y que acariciaran cada parte de sí mismo.

Su erección iba en aumento y  no entendía qué le sucedía, o mejor dicho, no quería aceptar lo que sucedía.

Miró el techo blanco del cuarto de baño y sin pensarlo dos veces, dirigió su diestra al pedazo de carne que ahora parecía tener vida propia y que se erguía orgullosa.

— Esto no me puede estar pasando. — por más que quiso, las lágrimas no salieron.

El estar tan caliente solo significaba algo, había entrado en celo. Lo descubrió cuando el calor se apoderó de sus mejillas al estar hablando de Ho Seok en el patio, lo supo cuando a la noche anterior comenzó a tener ataques de calor y decidió dormir más cerca a Ho Seok para impregnarse así del aroma que dejaba el jabón en el cuerpo de su esposo.

Pedirle un supresor a alguien de aquella casa sería como pedir una muerte segura, porque de algo estaba seguro Tae Hyung y eso era de que sus suegros querían ver a un heredero y a Ho Seok liderando la manada.

Se abrazó a sí mismo cuando decidió que lo mejor era no tocarse, esperar a que la erección bajara por sí sola sería algo difícil, pero no imposible.

Ho Seok, por su lado, iba entrando a casa; el cansancio era demasiado y los entrenamientos eran duros, el alfa estaba logrando fortalecer su cuerpo y eso se reflejaba en sus músculos, que hubo sacando gracias a los entrenamientos, y que ahora era algo de que presumir en la escuela. Sin embargo, la felicidad no dura para siempre.

Aquella tarde, Seul Gi lo acompañó durante todo su entrenamiento, obligándole a quedarse quieto y sin ruido alguno cuando la luna designó parejas.

Ellos no eran pareja predestinada. SeulGi nuevamente lloró y prefirió huir del lugar ante la decepción de Ho Seok, pero siendo sinceros, Ho Seok no estaba decepcionado y tampoco podía decir que estaba herido, porque algo dentro suyo se alivió de no tenerla a su lado, como si el tenerla solo significara nada más que un... capricho.

Las luces de la casa estaban apagadas, no sabía la hora con exactitud, pero deducía que no era más de medianoche.

Comenzó a caminar escaleras arriba, deseando encontrarse con la cómoda cama y con el calor que iba desprendiendo Tae Hyung desde hace unas noches atrás y cuál parecía tranquilizarlo mucho. Pero, al estar a punto de abrir la puerta de su habitación, algo lo detuvo. Había ruido proveniente de adentro y el olor a jazmín con una combinación de vainilla era demasiado intenso.

Tomó la perilla de la puerta entre sus manos y mordiendo su labio inferior, abrió esta. El olor dentro de la habitación era mucho más fuerte, era un olor agradable, un olor que a pesar de nunca haber tenido el placer de disfrutar, era del encanto de Ho Seok.

La puerta fue cerrada con seguro por el alfa, quien se encaminó hacia el cuarto de baño, pues por el buen olfato que tenía su lobo, al igual que él, podía decir que de ahí provenía la exquisita fragancia. Y no se equivocaba, mas lo que no esperaba era ver a Tae Hyung en medio de la ducha, sufriendo al parecer de algo.

Ho Seok se quedó de pie, él no quería actuar, él no quería acercarse, porque ya sabía que su lobo lo había escogido a él, sabía que su mate era nada más y nada menos que Kim Tae Hyung, hermano de Kim Seul Gi, la chica que él creía amar y que aquella misma tarde había descubierto que era un capricho.

— T-Tae Hyung... — su voz salió demandante, él no quería sonar tan brusco, pero su parte animal ya lo estaba dominando y aunque no quería hacer nada de lo que luego se arrepentiría, no lo pudo evitar.

Sus pies avanzaron por sí solos, Tae Hyung volteó y lo vió, el omega sonrió con lascivia y fue ahí donde ambos cayeron perdidos.

Dos lobos se encontraron, el alfa supo de inmediato que su destino era estar juntos y Taehyung lo recibió sin dar la contra en ningún momento, ni siquiera cuando los labios de Ho Seok se pegaron a los suyos e iniciaron una danza al compás de sus gustos.





Ya viene lo bueno ✨

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