특별: SeulGi + Wendy

“Estaba segura de lo que era y de lo que quería, pero desde la primera vez que nuestras miradas cruzaron, estoy segura que logré perder hasta la noción del tiempo.”

✎ Narrado por SeulGi

[Medio año después del nacimiento de l@s trilliz@s]

— Lo perdí...— la tristeza en la voz de Wendy y su mirada llena de lágrimas me hizo sentir igual de infeliz que la primera vez que sucedió. — nuevamente.

Ella se dio media vuelta y nuevamente estaba buscando consuelo en sí misma.

— Ya verás que todo saldrá bien. — traté de consolarla, a pesar de que no quisiera que me acercara, pues apenas traté de tocar su espalda, ella se alejó y eso fue mucho más que doloroso.

Hace más de dos años que habíamos decidido dar el siguiente paso y comenzamos a convivir en un departamento que conseguimos pagar con mis ahorros y los de ella. Poco tiempo después de habernos graduado, ambas conseguimos trabajos buenos, con los cuales podíamos sustentarnos, por lo cual decidimos dar el siguiente paso, uno incluso más grande que el matrimonio, y buscar tener bebés.

HoSeok y TaeHyung se veían muy felices con mis sobrinos, por lo que también mis ganas de tener niños corriendo por aquí y por allá se intensificaban. Empezamos a intentarlo hace más de medio año atrás, no lo logramos a la primera, tampoco a la segunda, pero a la tercera sí que lo conseguimos.

Wendy se veía tan tierna con su embarazo, su vientre creció lentamente y todos estábamos felices, incluso TaeHyung, quien ya había estado comprando ropa para su sobrino o sobrina. Sin embargo, el embarazo solo llegó hasta el tercer mes, etapa en donde Wendy tuvo un sangrado y por tanto un aborto espontáneo. Fue demasiado triste verla llorando todo el día y lo que restó de la semana, incluso le dieron un permiso especial en su trabajo.

Fue duro, pero al final lo superamos juntas, volviendo a intentarlo después de dos meses, en su celo, por lo cual lo logramos. Wendy quedó embarazada de nuevo, estábamos demasiado felices nuevamente y tuvimos mucho cuidado esta vez, incluso hablamos con el doctor sobre los posibles problemas. No obstante, cuando fuimos a la tercera cita no encontramos absolutamente nada, no había latidos y por más que le rogamos al obstetra seguir buscando el embrión, este no se hizo ver ni en ese momento ni nunca. El doctor se lamentó y poco después de decirnos que aún éramos jóvenes y que podríamos lograrlo más adelante, se marchó.

Quedamos devastadas de nuevo y tuvimos que agarrarnos de la mano y seguir adelante, sonreír y simplemente aceptar todos los lamentos de nuestros amigos y familiares.

Se puede decir que aquellas perdidas nos hicieron más fuertes y aunque dejamos de intentarlo, Wendy volvió a quedar embarazada. Nos sorprendió demasiado, pues apenas teníamos relaciones y siempre procurábamos cuidarnos. Fuimos al ginecólogo nuevamente y este nos felicitó, confirmado que todo se encontraba bien.

Estábamos bien mientras el embarazo iba avanzando, incluso habíamos dado la noticia poco después de que Wendy cumplió tres meses. TaeHyung nuevamente nos felicitó y bromeó diciendo que esperaba que no tuviéramos mellizos o trillizos, pues desde que nacieron sus últimos bebés se veía cada vez más cansado y ajetreado.

Pensamos que todo estaba bien, pues no había señales de algún problema, hasta el día de hoy. Wendy se despertó por un fuerte dolor en el bajo vientre y cuando levantamos la manta nos encontramos con un charco de sangre.

— Quiero estar sola, SeulGi, vete por favor. — Wendy sonó tan lastimada que en verdad tuve tantas ganas de abrazarla y rogarle para que no me aleje, pues teníamos que estar más juntas que nunca en este momento.

— Y-yo estaré en la sala de e-espera. — susurré apenas, colocándome de pie y caminando lejos de su camilla.

Wendy había pasado por mucho, estaba demasiado cansada de todo esto y a decir verdad, yo también. Habíamos deseado tanto ser madres y oír el llanto de un bebé en nuestras vidas que nos olvidamos de nosotras.

— ¡SeulGi! — el grito de TaeHyung llamó mi atención y de inmediato me vi en la obligación de levantar la mirada y encontrarme con mi hermano. Se encontraba con un abrigo muy grande, de seguro de HoSeok, y demasiado preocupado. — ¿Cómo están? ¿Ella está bien?

Me detuve delante de él y luego solté mis lágrimas, siendo abrazada por mi hermano de inmediato. Me desmoroné al instante de sentir sus brazos alrededor de mí.

TaeHyung me consoló hasta casi el amanecer, pues recibió una llamada de HoSeok, quién le indicaba de sus hijos habían despertado y que tenía que llegar.

Me quedé sola hasta las diez de la mañana en la sala de espera y poco después tramité los papeles para el alta de Wendy.

Cuando ingresé a la habitación de Wendy, esta ya se encontraba vestida y preparada para irnos. Solo tomé su maleta y cuando quise tomar su mano, ella se alejó, comenzando a caminar más rápido.

Tomamos un taxi para llegar a casa y cuando ingresamos a nuestro departamento se dirigió hacia la habitación, en donde se encerró y por más que no la veía, sabía que estaba llorando.

Un suspiro salió de mis labios y terminé apoyándome en la mesa central. Definitivamente estaba cansada de todo esto.

Sonreí cuando guardé el pequeño regalo para Wendy en mi bolsillo. Estaba segura de que a ella le gustaría.

Ha transcurrido ya más de tres meses y aunque algunos crean que es suficiente tiempo, aún seguimos llorando la partida de nuestro último bebé. Sin embargo, sabía que ya era hora de dejarlo ir y la mejor manera era afrontarlo.

Caminé con muchos ánimos hacia casa, en donde lo más probable es que ya estuviera el regalo más grande para Wendy.

Al llegar al edificio, saludé al guardia de seguridad y el señor Yong me saludó con una sonrisa muy radiante, para luego avisarme que Wendy ya había llegado a casa. Abrí mis ojos en par y comencé a correr, importándome muy poco estar con tacones.

Presioné muchas veces el botón del ascensor para que este se abriera e incluso, para que se cerrara. En mis planes no estaba que Wendy llegara antes de tiempo de su trabajo.

Mantuve las llaves del departamento en mi mano derecha y apenas  se abrieron las puertas del ascensor salí corriendo. Abrí la puerta y me quité los tacones en tiempo récord para luego comenzar a correr nuevamente en búsqueda de Wendy.

— ¡Wendy! ¡Cariño! — comencé a gritar, haciendo alboroto en mi propio departamento.

Al no encontrarla ni en la sala de estar, mucho menos en la cocina y tampoco en el comedor, corrí hacia la habitación, rogando para que no haya descubierto la caja que se hallaba en nuestro armario.

— Cariño... — susurré, entrando a la habitación con mucho cuidado, pues a Wendy no le agradaba la idea de verla llorando.

Y mi sorpresa fue grande al ver a mi novia jugando con el cachorro que había adoptado hace unos dos días atrás y que me lo habían entregado el día de ayer por la tarde.

— ¿Wendy? — cerré la puerta de la habitación y entonces solo en ese momento Wendy me miró y sonrió... Me sonrió de verdad después de mucho tiempo. El cachorrito estaba gruñendo y tratando de morder su mano, aunque no pudiera hacerlo, pues sus dientes eran pequeños y por tanto, inofensivos.

— ¿Cuándo pensabas decirme que teníamos un cachorrito? Llegué a casa y lo encontré llorando dentro del armario y me dio tanta pena y ternura que tuve que sacarlo y darle un poco de croquetas que encontré escondidas en la alacena.

Me acerqué a Wendy y la abracé, sintiendo sus brazos rodearme por igual y reír mientras me preguntaba por el cachorrito.

— Solo quería verte sonreír de esta manera. — reír bajito y solté algunas lágrimas, que Wendy terminó limpiando con el dorso de su mano.

— Gracias, bebé. — ella me sonrió nuevamente y dejó un casto beso sobre mis labios, un casto beso que fue interrumpido por los ladridos del cachorrito. — ¿Y cómo se llamará? — preguntó esta vez, prestándole toda la atención a nuestro nuevo integrante.

— Eso te lo dejo a tu criterio, ya que es tu regalo. — reí y Wendy frunció su ceño, llevó su puño hacia su mentón y comenzó a hacer la pensativa.

— ¡Oh, oh! ¡Lo tengo, lo tengo! Su nombre será monito. — quise reírme ante su "gran idea" pero cuando vi la seriedad de mi novia fingí toser.

— ¡E-es una buena idea! — reí apenas. — además es de color negro y... y un perro de chindo, así que...

— Mejor vamos a preparar la cena y la comida de monito. — traté de no reírme, pero al final no lo aguanté y Wendy solo comenzó a empujarme y hacer pucheros, fingiendo que estaba totalmente enojada por mi comportamiento, cuando no era así.

Cenamos en medio de risas y de ladridos de monito, quién al parecer quería más croquetas, pues ya se había terminado la porción que le habíamos dado. Wendy me comentó que salió antes de tiempo de su trabajo por sus problemas emocionales y ante aquella confesión recordé lo que tenía planeado.

— Me voy a caer. — dijo ella, tratando de agarrarse de cualquier cosa, pues casi nunca confiaba en nadie, ni siquiera en mí, cuando le cubrían los ojos.

La guié hasta el balcón de nuestra casa, siendo seguidas por monito, quien solo nos movía la colita.

Al llegar retiré mis manos de sus ojos y con solo ver su rostro llenándose de lágrimas supe que había hecho bien, pues esta era la única forma de afrontar nuestras perdidas. Desde hace mucho tenía planeado darle alguna despedida a nuestros dos primeros bebés, pero luego llegó el tercer embarazo y lo olvidé por completo. Sin embargo, con lo último que sucedió estaba más que segura de que era necesario despedirnos de nuestros bebés.

— ¿Q-qué e-es... — susurró mi novia mientras admiraba los globos de colores que estaban atados a una una pequeña ramita, en la cual a su vez estaba enrollada un pequeño papel... ese pequeño papel arrancado de su libreta que habíamos utilizado para pensar en los nombres de los bebés que nunca nacieron.

La tomé de la mano y me hube acercando, hasta estar al lado de los globos que no se iban volando por la pequeña ramita a la cual las había atado.

— Debemos dejarlos ir, Wendy. — le sonreí y ella negó lentamente, mientras cubría su boca con su mano libre. — Es necesario para avanzar, cariño. — susurré.

— P-pero son n-nuestros bebés.

— Lo sé, pero ellos necesitan descansar y tú necesitas dejarlos ir.

De pronto me alejé de ella y saqué la pequeña cajita que había guardado en mi bolsillo hace más de una hora. Lo abrí y los anillos de compromiso estaban ahí. Wendy se cubrió la boca con ambas manos y se notaba algo de sorpresa en ese rostro lleno de tristeza.

— Necesitamos centrarnos en nosotras y dejarlos ir. — traté de convencerla y ella solo asintió, tomando uno de los anillos y colocándoselo.

— Sí, claro que sí.

Sabía que no era necesario decir nada para que ella supiera lo que estaba pensando o tratando de decir. Wendy era mi destino, siempre lo fue y mientras vemos como los globos vuelan lejos de nosotras solo podemos sonreír y sujetar con fuerza nuestras manos, reafirmando de esa manera que estábamos destinadas a estar juntas y superar cada obstáculo de esta manera: sujetas de la mano y mostrando nuestra mejor cara, y ahora al lado del nuevo integrante de nuestra pequeña familia.




Y los extras que prometí se acabaron, pero prometo seguir trayendo más especiales. ♥

Espero que este extra les haya gustado tanto como a mí, en especial porque por primera vez hago algo de yuri y a decir verdad, me salió bien bonito, según yo :')

Nos veremos más adelante. ♥

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