Capítulo I

— Me encantan las bodas — decía Seungmin mientras arreglaba el ramo de boda de su amigo en la entrada de la Iglesia.

Jisung no respondió.

— ¿Y cuándo asistiremos a la tuya? — le preguntó Jeongin a Seungmin, mientras estiraba el
saco de Jisung.

Seungmin se rio entrecerrando los ojos, con algo de vergüenza.

— Ya me casé en La playa, Jeongin.

— Me refiero a la boda religiosa.

— La verdad es que no lo sé, Hyunjin y Félix quieren hacernos una gran fiesta en Australia, Jackson quiere una fiesta en China, Sana quiere que sea en Japón y mis padres quieren que sea aquí en Corea y que BangChan se vuelva católico, yo quiero que sea en una iglesia pequeña, y Chan la quiere en un teatro, creo que pondremos las ideas en un sombrero y sacaremos una al azar.

— O pueden esperar a preguntarle a sus hijos — Jeongin acarició el abultado vientre de
Seungmin con una sonrisa.

— ¡Ojalá que no! Pero seguro que será después de que ellos nazcan, ningún traje para la boda me quedaría bien con esta figura de pelota...

— ¿Cuándo nacen?

— En un mes, ya casi ni puedo moverme, BangChan es el que está haciéndolo todo en casa...

— ¿Todo? — Jeongin la miró con una ceja levantada.

— ¡Jeongin! ¡Qué cosas dices!

Ambos amigos se rieron sin percatarse de la palidez de Jisung, que se mantenía muy derecho.

Esperando que abrieran las puertas para dirigirse al altar.

— ¿Y cómo está tu abuela? — preguntó Seungmin.

— Muy bien, impaciente por verte, íbamos a venir antes, pero mamá tuvo una crisis nerviosa
por lo de papá, así que la acompañamos unas semanas, pero ahora está bien.

— ¿Cuándo vas a decirle lo de la universidad?

— No lo sé... anda muy sensible, creo que tendremos que mentirle. Mi abuela dirá que por salud se irá a Boston, y yo la acompañaré para cuidarla, pero estudiaré en Boston y mamá no sabrá nada.

— Hasta que te titules de arquitecta.

— ¿Puedes creerlo? En unos años seré arquitecto... el primero de mi familia en ir a la universidad, de pura emoción casi ni puedo dormir.

— Pues tendrás que hacerme un descuento para los planos de nuestra casa de verano en el lago.

— Por supuesto. ¿Cuántas habitaciones? ¿Siete, ocho?

— BangChan quiere tener diez hijos... ufff

— A un ritmo de tres por embarazo, no se demorarán mucho. ¿Y volverás a trabajar?

— Por supuesto, pero sólo medio día y me tomaré un año sabático, BangChan también se tomará unos meses para que podamos disfrutar a los trillizos.

— Si buscas niñera, yo soy voluntario, claro que sólo los veranos...

Ambos amigos callaron cuando las puertas de la iglesia se abrieron y la marcha nupcial comenzó. Tomaron sus lugares delante de Jisung y caminaron por el pasillo, Jisung los seguía temblando imperceptiblemente, la charla de sus amigos lo había hecho reflexionar.

¿Lo amaba Changbin, así como BangChan a Seungmin?

¿Tenía él algún sentido en su vida, así como Jeongin?

Ambas respuestas fueron negativas y el matrimonio civil, algo que el día de ayer se veía tan
agradable y correcto, ahora no era más que un enorme error.

Todo esto sumado al brindis de Changbin, cuando celebraban en un restaurante la boda civil.

"A mi marido, la persona más adecuada para mí".

Jisung sabía que ningún diccionario pondría la palabra "adecuado" como sinónimo de "amado". En ese momento no pensó en eso, pero ahora, a minutos de unirse ante Dios con ese hombre que él amaba hasta los pies, el hecho de no ser correspondida por él se le presentó como un obstáculo insalvable.

No, no podía casarse.

Así que dio media vuelta y se fue.

Seungmin y Jeongin no se dieron cuenta y siguieron caminando hacia el altar.

El murmullo de los cuatrocientos invitados fue lo que las hizo voltear la cabeza y percatarse de la ausencia de Jisung.

Nadie en la iglesia reaccionó, lo que había hecho Jisung era tan poco esperado, tan extraño, que pasaron unos minutos en los cuales la gente pensaba que el novio volvería para casarse como si nada hubiera pasado.

La primera en hacer algo fue Tzuyu:

— ¿Qué otra cosa podría esperarse de un huérfano adoptado por una buena familia? — exclamó en voz alta, provocando que comenzaran los comentarios entre los asistentes a la boda.

Jeongin corrió a la puerta de la iglesia por si veía a Jisung y Seungmin se acercó lentamente a Changbin, lo miró con ojos centelleantes de furia, culpándolo de la situación sin decirle nada. Después caminó trabajosamente hacia la puerta para seguir a Jeongin.

Hyunjin, el padrino, colocó la mano sobre el hombro de su amigo, apretándolo, en una muda demostración de solidaridad, pero Changbin seguía estático mirando la puerta de la iglesia.

BangChan, que no tenía por qué ser solidario, se acercó a Changbin con intenciones de hablarle al oído.

— Pues me parece que es el segundo que te abandona.

Ante estas palabras Changbin al fin reaccionó e intentó golpear al músico, que evadía fácilmente los puñetazos del abandonado novio.

Hyunjin intentaba calmar al novio, Hoseok, un primo de Changbin y hermano de Tzuyu, se unió a la pelea contra el inglés para buscar una venganza personal, Jackson Wang, amigo de Hyunjin, quiso ayudar al esposo de Seungmin, Tzuyu no quería que humillaran a su hermano, Sana, una gran amiga de Seungmin, encontraba injusto que fueran dos contra uno... en fin, en poco rato la iglesia se había convertido en campo de batalla donde poco se sabía por qué se peleaba, pero igual se peleaba.

La lucha duró una media hora, cuando llegó la policía y mandó a desalojar el lugar. Changbin y BangChan, indicados como los iniciadores, fueron llevados a la cárcel.

Seungmin y Jeongin no se enteraron de la pelea hasta la noche, pues buscaban a Jisung, fueron al lugar más lógico para encontrarlo: Su casa, y ahí lo pillaron, hecho un ovillo en el suelo de su habitación llorando a mares por su ilusión perdida.

— Jisung — susurró Seungmin, acariciando el cabello del chico.

— Seungmin, déjame solo — pidió Jisung — Por favor no me veas así.

— Jisung, estamos preocupados por ti. ¿Qué te hizo Changbin?

— Nada, él no hizo nada... por favor, déjenme solo que cuando me tranquilice hablaremos. Los amigos lo dejaron solo y Jisung se incorporó, se miró al espejo y se encontró horrible, se sacó el maquillaje que se le corría por las mejillas, sonrió y comenzó a deshacerse del traje de novio. Colocó unas cuantas cosas en una maleta, se puso un traje sencillo, se lavó la cara y comenzó a escribir una carta de despedida.

Jeingin y Seungmin escuchaban afuera de la puerta, dispuestos a entrar si escuchaban el ruido de un cristal roto o un cuerpo ahorcándose, cualquier cosa que pareciera suicidio, pero después de unos sonidos de pasos, nada se oyó y veinte minutos después entraron a la habitación.

Nada.

Jisung se había fugado por la ventana, olvidándose de su proverbial miedo a las alturas.

Bueno, sí había algo, una carta sobre la cama, dirigida "a todos los que se interesen".

"A todos los que se interesen: Mamá, papá, Seungmin, Jeongin, ¿Changbin?"

"Se estarán preguntando qué me pasó, ni yo lo sé con certeza, es que me di cuenta de dos cosas en la iglesia: Changbin no me ama, y yo no he hecho nada con mi vida, soy un chico inútil, unido a un hombre que sólo lo considera "adecuado", son presagio de fracaso seguro, así que me hice el valiente y me fui, no sé cómo me atreví a hacerlo. ¡Yo no soy así! Pero lo hice, me fui y ahora me voy a dar vueltas por el mundo, hasta que este amor que siento por Changbin se pase y lo pueda sentir sólo como a un amigo. Por cierto, Changbin debe anular el matrimonio civil ya que jamás se consumó, así que no hay obstáculos, ambos volveremos a ser solteros y él no tardará en encontrarse un novio tan adecuado como yo lo fui alguna vez, no sé cuándo volveré, me llevo las joyas y el dinero que me regalaron para la luna de miel, me pasaría de tonto si me voy a vagar por el mundo sin un peso, espero que no lo consideren un robo. ¿Y qué voy a hacer? Voy a buscarme a mí mismo, debo tener algún talento oculto por ahí, es imposible que yo sólo sirva para lucir bonitos trajes y ser un socialité. Sé que me adoptaron por que no podían tener hijos, que esperaban de mí a un chico que se casará con alguien de buena familia, que no los dejará en ridículo como lo hice, pero no podía hacer nada más, no puedo unir mi vida aún más con alguien que no me ama. Los extrañaré a todos, incluso a Changbin, nos vemos, cuídense y no se preocupen por mi"

"Mensaje sólo para Seungmin: Que tengas un buen parto, ojalá que me permitas se padrino
de uno de los trillizos, te quiero, y quiero parecerme más a ti y a Jeongin".

Las hormonas hicieron que Jeongin se emocionase hasta las lágrimas por la carta. La señora Han, que recién entraba a la habitación, creyó que el chico lloraba por alguna tragedia y cayó desmayada. Tardó una hora en volver en sí, cuando el señor Han ya había leído la carta y llamado a la policía para que buscaran a Jisung.

Por supuesto que no lo encontraron, Jisung había sido lo bastante astuto para comprarse ropa común, nada de marca, nada ostentoso y disfrazarse en el baño de un pequeño café.

Mientras, BangChan y Changbin estaban juntos y sin hablarse en una celda, olvidados de todo el mundo, pues la policía interrogaba a los asistentes a la ceremonia. Ya llevaban tres horas sin hablarse.

— Él me quiso seducir — dijo Changbin, sin aguantar más el silencio.

— ¿Jisung? — pregunto BangChan.

— No, Seungmin.

Chan lo miró con un poco de atención.

— Interesante. ¿Cuándo?

— ¿Quieres saberlo, BangChan?

— Por algo te pregunto.

— Seungmin me hubiera preferido a mí...

— Claro, por eso lleva an mis hijos en el vientre.

— El intentó seducirme antes de volver a ti.

BangChan lo miró sonriente y algo burlesco.

— Seungmin ya me lo había contado, fue a casa de Hyunjin para practicar el coqueteo que pensaba usar conmigo esa noche y como él no estaba, te usó a ti, dice que intentaste besarlo y que te golpeó.

— Claro que me golpeó, él es un caballero, él golpearía a cualquier persona que quisiera propasarse.

— Pues a mí no me golpeó, y esa noche hice harto más que besarlo... las pruebas están visibles y nacen en cuatro semanas.

Changbin se apretó los puños para no darle su merecido al pedante músico.

— Arruinaste su reputación — le dijo después de un rato.

— No lo hice, nos casamos, así que nuestra reputación quedó a salvo, ni Hyunjin, ni Félix reprobaron lo que hicimos, eso sí, quieren que me convierta en católico y me case por su iglesia, eso no me gusta mucho, pero...

— ¡Sí la arruinaste! Cualquier persona que saque las cuentas verá que los trillizos nacerán sólo siete meses después de su matrimonio.

— Y eso que nos casamos lo más pronto que pudimos.

— ¿No te avergüenzas?

— No entiendo tu postura, lo importante es que los trillizos tendrán a sus padres que los aman, es más de lo que tuvimos Seungmin, o yo. ¿Por qué te haces tanto problema por un par de meses?

— ¡Porque aún lo amo, idiota! Lo amo y lo amaré siempre, y cuando Seungmin abra las ojos y sepa que tú no le convienes, yo estaré ahí para cuidarlo.

— Pues tendrás que esperar sentado para no cansarte.

— Las pruebas pueden falsificarse, Bang, puedo demostrarle a él que lo engañas aunque no fuera cierto y quizás lo convenzas de tu inocencia, pero el daño estará hecho.

BangChan lo miró atentamente y notó cierta fiebre de locura en él, así que decidió no darle un puñete en la cara.

— Subestimas a Seungmin.

— No, sería fácil, con fotos, grabaciones, notas, demostrarle que tienes varios amantes, él sufrirá, llorará, lo consolaré y seguramente ahí sabrá que yo soy quien le conviene.

— Lindo plan... ¿Cuál era la parte de Jisung en ese plan?

— Jisung sería el que me contara todo lo que hacía Seungmin... Ah, dulce Jisung... lamento haberte dañado, haberte obligado a huir de mí, eras el más adecuado, ahora no sé qué haré.

— Qué romántico.

— No te burles, Bang, más bien provecha a Seungmin mientras puedas que lo conquistaré sin que te des cuenta.

En ese momento apareció el guardia de la prisión diciendo que habían venido a sacarlos, era Hyunjin que estaba haciendo su obra buena del día, aunque no lo hubiera hecho de no ser por su esposo, su pecoso, Lee Félix.

— Así que pasaron una tarde en la cárcel después de su escenita en la iglesia, ojalá que hayan reflexionado — les dijo Félix.

— Hyunjin, gracias por sacarnos.

— No me agradezcas nada, Changbin, que solo lo hice porque Félix me convenció, sino los hubiera dejado aquí toda la noche.

— ¿Cómo está mi esposo? — preguntó BangChan, haciendo énfasis en "mi".

— Un poco alterado por la desaparición de Jisung, eso no es bueno para los bebés.

— Eres doctor Félix ¿Me ayudarás a calmarlo?

— No soy ginecólogo, pero tranquilo, sabes que Seungmin confía en mí, hablaré con él para que no se preocupe.

— ¿Y dónde están todos? — preguntó Chan.

— En casa de los Han, tratando de consolar a la madre de Jisung, nosotros vamos para allá, que quieren interrogar a Changbin. — esta vez habló Hyunjin.

— No puedo aportar en nada, yo no sé lo que le pasó a Jisung — se quejó él.

Hyunjin le jaló una oreja y junto a su esposo y a BangChan, lo llevaron a casa de los Han, aunque la policía le hizo mil preguntas, de verdad no pudieron sacarle ningún dato en concreto, no habían peleado, él no lo engañaba, Jisung tampoco, no había diferencias religiosas, políticas, ni nada, es decir que todo era un misterio, sólo podían creer en lo que decía la carta, el joven había partido porque pensó que era lo correcto.

— Contactamos a todas las unidades, señor Han; estaremos al pendiente y lo encontraremos lo más pronto posible — dijo el jefe de policía antes de retirarse del lugar.

¿Y qué hacía Jisung? Vestido ordinariamente, vagando por las calles del centro, era de noche, el lugar era peligroso... y él se sentía libre y seguro por primera vez en su vida, tan solo el hecho de estar vestido como alguien normal, dejando las formalidades, le hacía sentir eso, nadie podía atacarlo si vestía común y corriente.

— La libertad de hacer lo que uno quiera es algo maravilloso — meditó Jisung y se metió a un bar de mala muerte.

— Oye niño, no se aceptan menores de edad acá — le dijo el dueño del bar.

— Tengo veintiún años — respondió él, enronqueciendo la voz.

— Ah, bueno, si tú lo dices. ¿Nuevo por estos rumbos?

— Muy, muy nuevo, dame un trago — Jisung se sintió adulto al decir eso, ya que jamás había tomado un trago, solo lo había visto en una película.

— Cerveza será suficiente para ti, amiguito — le dijo el hombre y le sirvió un vaso.

Jisung tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no botar el desagradable líquido y pronto se unió a un grupo bullicioso donde él y su frágil apariencia quedaban desapercibidas, unas mujeres se acercaron a ellos, pero ninguna se interesó en Jisung. El chico escuchaba ávidamente las conversaciones, novedosas para él y se sonrojaba con algunas cosas, pero a media luz nadie se daba cuenta.

Y lo que son las casualidades, a eso de las doce entró al lugar un conocido de Jisung, Jung Hoseok en persona, la gente del bar, lo saludaron con alegría y Hoseok se incorporó al grupo en que estaba Jisung, una mesera llegó rápidamente con un jarro de cerveza y se sentó en las rodillas del joven.

— ¡Señor Jung! — le dijo un hombre — Creímos que hoy no vendría, después de todo es el
matrimonio de su primo.

— Pues mañana leerán el escándalo en todos los diarios, el mojigato de su novio, Han Jisung, se fugó.

— ¿Por qué? — se interesó la mesera.

— Dejó una carta en la que dice que Changbin no lo ama y él quiere buscarle sentido a la vida.

— ¡Qué valiente! — se admiró una chica.

— Yo más bien creo que se enteró que Changbin aún ama a su amigo Seungmin y no pudo sufrir esa humillación — dijo Hoseok.

Eso fue un golpe más para Jisung, no sabía que Changbin aún amaba a Seungmin...

— Jisung es muy sensible, algo tonto, a mi parecer y es la única de la familia que no quiso seguir los estudios.

Jisung se enfureció con Hoseok. ¿Cómo se atrevía a hablar de él con ese montón de desconocidos?

— Todos nosotros seguimos estudiando algo después del colegio, sólo Jisung se quedó en casa.

— Pobre niño... — dijo una mesera y las otras mujeres la apoyaron.

— ¿Qué será ahora de él? — preguntó un borrachín.

— Tal vez está vagando por algún puente esperando la hora precisa para suicidarse por amor — se burló Hoseok —. Pero no hablemos más de él ¡Llegó la hora de los desafíos!

Al parecer los desafíos eran averiguar quién podía beber más en el menor tiempo posible, antes de que lo desafiaran, Jisung decidió retirarse dignamente y en silencio, hizo nota mental de volver al día siguiente cuando estuviera Hoseok, para averiguar más cosas que decían de él.

Buscó un hotel en el centro para dormir y encontró uno pequeño, bastante alejado del bullicio de las calles principales, y con poca vigilancia, perfecto para él.

Pagó el dinero de una semana, y exhausto se fue a dormir.

Despertó con el sol en la cara y la bulla que hacía un grupo de personas que esperaban turno para el baño, Jisung, aunque ya no aguantaba, tuvo miedo de hacer la fila y decidió esperar.

Miró por la ventana y planeó el nuevo día.

Iba a buscar un trabajo, eso era obvio, no sabía aún de qué, pero la idea de trabajar como mesero le atraía, claro que no en un bar, o por lo menos, no en ese bar que frecuentaba Hoseok, quizás podía ser mesero en un café, aunque eso significaría volver a mostrar su rostro, sin la capucha que tenía su polera y sentir miedo de ser atacado en las calles.

Definitivamente, también quería estudiar, necesitaba encontrar un lugar donde terminar el bachillerato, ya que nunca terminó su educación en el Dwight School Seoul.

Como si fuera una respuesta a su necesidad, vio que casi frente a su hotel había un pequeño cartel que anunciaba regularización de estudios en horario flexible.

— Perfecto — dijo Jisung —. Ahora me voy al baño, me visto y averiguo lo de la escuela. Se puso una bata y salió de su habitación, lamentablemente, había olvidado cubrirse su rostro.

— Buenos días, joven — dijo alguien — Vaya, hoy si puedo ver su rostro.

La voz la hizo estremecer, más aún cuando se le dijo que su rostro se podía ver.

Era un joven alto y fornido, tenía el cabello negro, con un llamativo lunar y una sonrisa de conejo atemorizante, por lo menos, eso le pareció a Jisung, que sin responderle se escabulló al baño.

— Lo asustaste — comentó un joven que lo acompañaba.

— Y el fresco como lechuga, me robó el turno del baño — respondió el rubio alto, molesto. Jisung se quedó en el baño un buen rato, tratando de tranquilizarse, ese hombre lo había visto capucha, quizás sabría quién era... él se imaginaba que toda la ciudad estaba tratando de encontrarlo y en su mente él se veía devuelta a su hogar, humillado, obligado a casarse con un hombre que no lo amaba.

Cuando salió del baño se cubrió el rostro con una toalla y pasó rápidamente delante del pelinegro, que lo tomó por el brazo para pedirle una explicación.

Jisung quedó paralizado por el miedo y el rubio, al notar esto, lo soltó.

— Sólo quería que te disculparas por quitarme el turno en el baño — murmuró.

Jisung asintió con la cabeza y huyó, esperando que él no lo hubiera reconocido.

Una vez a salvo en su habitación, se vistió rápidamente con su ropa holgada. cubriendo su rostro con la capucha y aguardando que nadie estuviera en el pasillo, salió rápidamente para comenzar su día.

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