Final pt. 2🍂
Final pt. 2:
Bendecidos por el dios de la buena fortuna, los betas consiguieron llegar a tiempo al refugio. El lugar, como era de esperarse, carecía de luz, pues no querían llamar la atención.
—¡Taehyung, quédate quieto!, me estás desesperando. —Jin exclamó por lo bajo tomando al zorro del brazo para que detuviera su nervioso andar de un lado a otro y se sentara junto a él en el polvoriento y mohoso suelo.
—¡No puedo! —exclamó zafándose de su agarre—. Jiminnie está allá afuera él solo enfrentándose a una manada de lobos. No sé si está bien, si sigue con vida o si está lastimado a punto de morir, quiero ir con él, pero se que no puedo dejar este lugar, de verdad que me siento muy frustrado ahora mismo, así que por favor no me pidas que me quede quieto, no eres el único desesperado aquí.
—Tae, te juro por los dioses que soy quien más te entiende ¿crees que no me siento de la misma manera con respecto a Namjoon?, mis instintos me exigen que regrese a la reserva, y es muy difícil luchar contra eso, te lo juro, pero prometimos mantenernos a salvo, como también prometimos confiar en ellos. Jimin, Namjoon, Yoongi, todos van a estar bien.
—¿Qué sucede? —intervino Sunny luego de revisar que todos estuviesen bien.
—Taehyung está que camina por las paredes. Aunque siendo honesto, yo también seguiré el mismo camino —confesó SeokJin con un suspiro y tragando el nudo que empezaba a formarse en su garganta.
Sunny bajó su cabeza, ella a diferencia de Jin y Taehyung, tenía la fortuna de poder estar en el refugio con sus dos cachorras y su compañero, por lo que no sentía miedo o la incertidumbre de tenerlos lejos, como tampoco podía dimensionar lo que ellos dos estaban sintiendo en esos momentos.
Los demás betas también se tomaron un momento para pensar sobre ello, pensaron en su alfa, en los deltas y en Jimin, el valiente zorro que había decidido con firmeza e inquebrantable voluntad dar la vida por ellos. Los murmullos respecto a eso no tardaron en llegar, y no es que no confiaran en Jimin, o esperaran menos del compañero del alfa, sin embargo, no habían pensado en que él sería capaz de usarse como carnada para darles la ventaja en el escape.
—Guarden silencio —ordenó Jin de manera repentina.
El beta se puso de pie, y con extrema cautela en sus pasos, se asomó por la pequeña abertura escondida entre la nieve que fungía como ventana.
En sus exploraciones en busca de un lugar que sirviera como refugio, los zorros y el halcón hallaron una madriguera abandonada bajo tierra, quizá debió ser de alguna familia de cambiaformas tejón debido a sus cinco a diez metros de longitud y con una profundidad de unos tres a cuatro metros. La cámara en la que estaban era tan espaciosa, que entraban todos ellos y seguía habiendo espacio para movilizarse. También habían descubierto más túneles que conectaban con la cámara, una para que el aire del exterior circulase y otras que fungían como vías de escape.
Todos los sentidos de Jin se agudizaron al observar que los lobos que Jimin había permitido siguieran adelante, merodeaban la zona. No obstante, gracias a las hierbas que cuidadosamente habían puesto en puntos estratégicos, además de restregárselas en la piel, ésos ineptos no lograrían dar con ellos, aunque estuviesen bajo sus propias narices.
Entre tanto, Sunny y Taehyung se apostaron como escudos para proteger a los cachorros mientras que los betas, movidos por su inquebrantable unión de manada, esperaban atentos a cualquier orden que SeokJin diera.
El sacrificio que todos estaban haciendo por ellos, despertó los instintos guerreros que, como betas, creyeron perdidos. Sus esencias salvajes y más primitivas rasgaban la superficie de su consciencia humana, deseosas de unirse a la lucha para defender a sus crías y detener de una vez por todas las injusticias de Khan.
—¿¡Por qué sigues haciendo esto!? —inquirió Jimin harto de la locura de la desquiciada loba—. ¿De verdad crees que matándome vas a ser feliz? ¿Qué vas a estar en paz? ¿De verdad estás dispuesta a infringirle el dolor de la perdida de su compañero a quien dices amar?
Para ese momento, Jimin tenía que ganar tiempo, hablar y hacerle hablar a Young Mi le permitiría pensar en algún plan de escape, o eso quería creer.
—¡¡¡Cállate!!! ¡¡¡Esto es culpa tuya y de tu hermano!!! Si no hubiesen aparecido, mi hermana seguiría con vida —escupió con amargura y voz desgarrada—. Si no existieran, ella y yo habríamos sido felices junto a los hombres que amamos, ¡¡¡pero nos los arrebataron, y por eso ahora van a morir!!! —añadió en un chillido.
Jimin tuvo la osadía de bufar y virar sus ojos.
—Yoongi y Hoseok jamás habrían estado con ustedes, aun si nosotros no hubiésemos aparecido en sus vidas. Tu hermana no estaba hecha para Hoseok hyung, y en cuanto a ti... —Hizo una pequeña pausa formando una sonrisa ladina—... Jamás serás lo que Yoongi necesita en un compañero.
—¡¡¡Te dije que te calles!!! —Fuera de sí, Young Mi estaba segura de que ese era el fin de sus pesadillas.
En un movimiento inconsciente, los brazos de Jimin cubrieron la zona de su vientre de manera protectora, cosa que no pasó desapercibida por Young, quién sintió que su mundo se desbarataba dejándola sin aliento. Ese maldito zorro estaba en cinta... iba a tener un hijo, un hijo con la sangre de Yoongi recorriendo por sus venas. Vio rojo producto de la ira, ahora había otra razón por la que Jimin iba a morir en sus manos.
Arrojándose sobre él, lo llevó junto a ella al borde del risco, pudiendo escuchar con claridad el violento rugir de la cascada detrás suyo. La nieve cedía más y más bajo el peso de sus cuerpos, y sintiendo el frío calando sus huesos, Jimin intentaba sujetar aquellas enormes fauces con todas sus fuerzas.
De pronto, un crujido proveniente de la tierra se escuchó, pero aparentemente, él fue el único capaz de escucharlo al tener todos sus sentidos en alerta, además, era seguro que los rugidos que soltaba aquella mujer eran suficientes para tapar cualquier sonido desde su posición. Y cuanto más constante era el ataque de Young Mi, más y más el suelo iba cediendo, de ser así, el lugar donde ellos estaban se desmoronaría en cuestión de segundos.
La realidad golpeó de lleno la consciencia de Jimin, consiguiendo que las esquinas de sus ojos ardieran producto de las próximas lagrimas que derramaría. En su situación actual, estaba claro que no iba a sobrevivir, que estaba claro que no iba a poder cumplir con la promesa que le hizo a su hermano, ni mucho menos, podría comprobar que su machote estuviese vivo.
Él no era de los que lloraban, lo detestaba con cada fibra de su ser, sin embargo, en contra de su voluntad, fue inevitable que solitarias y cálidas lágrimas se deslizaran a los costados de su cara. Era tanta la rabia por no poder hacer nada que un único pensamiento surgió entre la bruma de su mente, si ese realmente iba a ser su lecho de muerte, se aseguraría de llevar a Young Mi con él.
El suelo finalmente cedió, arrastrando ambos cuerpos hacia las aguas heladas del río que conectaba con la cascada. Si fue por instinto de supervivencia o porque los dioses decidieron darle una mano, Jimin sacó sus garras y se prendió como pudo de lo que quedaba del risco.
El aire frio que entraba y salía de sus pulmones parecía venir con afiladas cuchillas que le quitaban la respiración, todo dentro suyo quemaba de la manera más dolorosa posible. Y si su torso dolía por el extremo palpitar de su corazón, no estaba muy seguro de saberlo.
Todo a su alrededor daba vueltas, se sentía enfermo, mareado y lo único que pedía era el calor de la piel de su compañero contra su frío ser. Sus labios tiritaban y sus oídos tenían un molesto pitido que no permitía que enfocase su atención en una sola cosa.
Sin embargo, en medio de toda la bruma de confusión, consiguió prestar atención a un aullido lastimero, y cuando dirigió su vista desenfocada hacia abajo, se topó con que Young Mi no estaba tan firme como él. Jimin se encontró a sí mismo contemplando cómo la desesperación y el miedo más crudo y vil se apoderaba de sus delicadas facciones.
—¿Qué es lo que estoy a punto de hacer? —gruñó para sí poniendo sus ojos en blanco, de verdad era increíble lo que estaba a nada de hacer. Patinó hacia abajo y extendió una de sus manos en dirección a la loba—. ¡Oye!, apúrate y toma mi mano.
Con sus ojos y boca muy abiertos, Young Mi fijó su atención en la mano que se le era extendida.
—¿Q-q-qué estás haciendo? —preguntó ella en un hilo de voz.
—¿Sorprendida?, yo también lo estoy, porque no estoy nada seguro de lo que estoy haciendo ahora mismo, quizá ya me volví completamente loco, no lo sé ¿podemos discutirlo cuando estemos en tierra firme?
—¿Por qué? ¿por qué salvarme?, intenté matarte por si no te acuerdas ¿eres estúpido acaso?
—Estúpido, demente, un alma noble ¿qué más da? No tenemos tiempo como para profundizarlo así que por favor ¿podrías sujetarte de una vez antes de que el agua nos arrastre a ambos?
Young Mi inhaló con brusquedad, seguía en un profundo estado de estupor, ¿de verdad él pensaba en querer salvarla también? ¿después de todo lo que había hecho? Es cierto, ella hizo muchas cosas malas, entre ellas tuvo el deseo de dañar lo más importante que Yoongi tenía en la vida. Intentó matar a su cachorro, aquel que era protegido por el vientre de Jimin, intentó matar al mismo Jimin, aun sabiendo lo que significaba la muerte de un soulmate para alguien ya enlazado ¿Cómo pudo ser tan egoísta?
Levantando su mirada hacia la mano que le salvaría la vida y reflexionó.
Ella no merecía vivir, sus actos hasta el último segundo fueron ruines. Traicionó a su reserva, a su gente, pero por, sobre todo, traicionó al hombre que decía amar y a sus compañeros, sus amigos. No, no merecía clemencia, ella los entregó a todos sin remordimiento al haber estado completamente cegada por el dolor, dolor que no se comparaba con el que hubiese sentido Yoongi, si Jimin y su cachorro hubiesen muerto.
Era irónico como el estar al borde de la muerte cambiaba tus prioridades y manera de pensar.
—No, no puedo —dijo rechazando la mano de Jimin.
—¿Qué? —Fue el desconcierto que preguntó por él.
—Dile a Yoongi que tuvo razón. Que debí detener esto cuando todavía podía. —Gruesas gotas, saladas y amargas, brotaron y se deslizaron hasta perderse en alguna parte.
Un último contacto visual con Jimin, y se soltó dejándose caer. Más rápido de lo que pudo imaginar, las heladas y turbias aguas engulleron la figura de Young Mi hasta perder todo rastro de ella.
Dándose cuenta de lo alto que estaba el río, Jimin salió de su estado de estupor con una sacudida de su cabeza, debía espabilar y ponerse en marcha si no quería tener el mismo destino que ella.
—Bien, aquí vamos. —Se alentó así mismo.
Con ayuda de sus garras y su fuerza de voluntad, Jimin hizo su camino hacia arriba. No fue para nada fácil, debía de admitir, porque varias veces estuvo a punto de caer, pero su testarudez y su instinto de supervivencia marcharon a la par impidiendo que se diera por vencido.
Ya estaba llegando a la cima cuando dos pares de manos se asomaron y atraparon sus muñecas. Eran Jin y Taehyung, quienes, con sus cuerpos a tierra, le brindaban una norme sonrisa.
—Maldito bastardo, creí haberte dicho que intentaras mantenerte con vida —gruñó Taehyung tirando de él junto a Jin.
—Dijiste que volviera a ti —corrigió Jimin—, nunca me dijiste como. Personalmente pensé en volver como alguna especie de espíritu del bosque o algo así.
—Sí, sí lo que digan, pero ¿podrían ayudar aquí? Bebé a bordo ¿recuerdan? —dijo Jin con sus mejillas rojas por el esfuerzo.
Tras una última estirada Jimin cayó sobre ellos, y aprovechando sus posiciones, él no tardó en darles un apretado abrazo.
—¿Y Young Mi? —preguntó el beta al no encontrar ningún rastro de la loba por ninguna parte.
—Ella... ella se dejó caer al río, supongo que esa fue su manera de redimirse —dijo Jimin—. ¿Ustedes están bien?
En ese momento, tanto su hermano como SeokJin explotaron con emoción.
—¡¡¡Fue asombroso!!! —exclamaron al unísono.
—Tenías que haberlo visto Jiminnie ¡todos estuvieron geniales! —Prosiguió Sunny apareciendo en su rango de visión apuntando a los betas que se avergonzaron por las aduladoras palabras de la médico.
—¿De verdad? —sonrió Jimin en su dirección—. Eso es algo muy bueno, estoy seguro de que Machote estará muy orgulloso de ustedes cuando lo sepa.
Poco a poco, los betas se animaron a acercarse a Jimin, que los miraba con la duda en la cara. No fue hasta que la primer hembra lo estrechó entre sus brazos dándole las gracias por haberlos ayudado que entendió, y así uno a uno fue compartiendo con él un abrazo y palabras de agradecimiento, incluso los cachorros se acercaron hablándole, diciéndole que cuando fueran grandes, ellos serían como él.
—Sí... yo no creo que eso sea una buena idea —mencionó Jimin deshaciéndose de las lágrimas de emoción antes que alguien las viera.
—Mírate —escupió Khan—, Jae pudo haber sido un idiota inútil, pero tú no le llegas ni a los talones. Un pobre y patético alfa que esperaba cumplir con su venganza. —Se burló el omega tomando a Yoongi por su cabello—. Lamento decírtelo Yoongi, pero hasta aquí llegaste.
—N-no... e-es-esto todav-vía... no termina.
Él realmente había recibido una paliza. Horribles hematomas cubrían su lechosa piel, incluyendo su pómulo izquierdo y la comisura de su labio en la derecha. Su nariz estaba rota y de ahí brotaba bastante sangre como para desorientarlo un poco, de todas sus costillas era posible que cuatro a cinco estuviesen fracturadas. En resumen, tenía un aspecto espantoso, siendo un milagro que siguiera consciente.
—¿Qué? ¿qué has dicho?, deberías ser más consciente de tu posición actual, ya no queda nada de ti —dijo dándole bruscas palmadas sobre su mejilla.
—T-t-te e-qui-equivo-equivocas —objetó y en seguida jadeó al sentir una punzada de dolor recorrer su cuerpo—, quizá nunca llegue a ser tan bueno como lo fue mi padre, pero no creas ni por un instante que ya ganaste, Khan. Porque esto se trata de ti, muriendo en mis manos.
Ni una palabra ni una queja más pudo salir del omega. En un arranque de sus últimas fuerzas, Yoongi aprovechó la posición en la cual Khan le obligó a estar y atravesó su torso con sus garras.
El miedo se instaló crudo en el omega cuando sintió las fuerzas abandonar su cuerpo. Ambos cayeron pesados contra el suelo.
—Esto fue lo que debió sentir mi padre cuando tus seguidores mataron a mi madre. Es lo que yo sentí cuando ellos me dejaron por tu culpa —siseó llevando su mano hacia arriba rompiendo parte de la caja torácica de Khan—. Voy a retribuirte cada gramo de ese dolor, la misma falta de aire, y el mismo inminente miedo a la muerte.
La luz de vida en los ojos de Khan se fue desvaneciendo hasta extinguirse por completo. Su cuerpo inerte cayó contra Yoongi. Estaba muerto, Khan estaba muerto, al fin toda esa jodida historia llegó a su final. Ya no había amenaza alguna, todo había terminado.
Sin embargo, Yoongi ya no contaba con fuerza para anunciar su victoria, su cuerpo parecía estar flotando sobre una nube en lugar de estar reposando sobre la fría nieve.
—Maldición, voy a morir. —Se quejó al ser consciente de como su vista le fallaba, en momentos se apagaba y en otros todo se desenfocaba, ni siquiera su cuerpo quería obedecer a las ordenes que su cerebro le daba.
Suspiró, él siempre contempló la muerte como una posible en sus planes, hubiese sido un tonto, como Khan, suponer lo contrario, pero desde que encontró a Jimin y desde que supo que sería padre... por los dioses, morir había dejado de ser una opción.
—¡¡¡Yoongi!!! —Su nombre se hallaba tan lejano de la realidad, que supo al instante que no le quedaba mucho tiempo—. Ey, amigo, no te puedes morir. —Era Hoseok.
—H-Hobi...
—Ganamos Yoongi, lo hicimos.
El alfa quiso sonreír, pero para lo único que le alcanzó fue para el ligero y casi imperceptible temblor de las comisuras de sus labios.
—Es-estoy... j-j-jodi-damente or-orgu-lloso de ustedes... —suspiró Yoongi sintiendo un espasmo recorrerlo de los pies a la cabeza.
—¡Yoon! —Esta vez fue Namjoon quien lo llamó.
Él de verdad intentó mantener sus ojos abierto, algo inútil si tenía en cuenta que lo único que podía distinguir era dos manchas llenas de colores, y los característicos aromas de sus mejores amigos.
—Necesito que me hagan un favor —pidió con voz temblorosa y casi inexistente—, cuiden a Jimin, él no es bueno cuidándose solo.
—No digas estupideces alfas de pacotilla, no te vas a morir —dijo Hoseok quebrándose.
—Ta-también... cui-cuiden de mi cachorro. —Continuó ignorándolo.
—¿Qué no estás escuchando? No vas a morir ¿quieres que Jimin nos mate? —Namjoon tenía sus temblorosos labios apretados con fuerza, negándose a llorar frente a su alfa.
Pronto, los demás se reunieron a su alrededor.
—Se que lo harán bien sin mí, son... los mejores deltas que pude tener el honor de conocer y tener bajo mi mando.
—Mierda, no es momento para tus sensibleras. —Lo regañó Jackson ya consumido por las lágrimas.
—Yoongi, jodidamente hablo en serio cuando te digo que no puedes morir ¿quién se va a hacer cargo de mi ceremonia de enlace si te mueres? —sollozó Hoseok con los mocos escurriéndole por la nariz.
Yoongi hizo un último esfuerzo para mirarlo fijamente a los ojos.
—Perdón...
Y sin más, fue consumido por la oscuridad.
Fue en su regreso a la reserva que Jimin sintió como sus pulmones se comprimieron quitándole todo el aire, obligándole a caer en un golpe seco sobre sus rodillas. Todo se volvió momentáneamente negro, y un vértigo se instaló en la boca de su estómago.
—¡¡¡Jimin!!!
Taehyung fue el primero en llegar a él, seguido de Sunny y SeokJin, quienes lo llamaban, y de quienes no podía oír sus voces atropelladas repitiendo su nombre.
—¿Qué es lo que tienes? —preguntó Jin levantando su rostro, el cual se hallaba pálido y sudando frío.
—Yoongi...
Deshaciéndose de las manos que se posaban sobre él e ignorando cada voz que lo llamaba, se puso de pie y salió corriendo con todas sus fuerzas, algo había pasado con su machote y no precisamente algo bueno.
Con el sol finalmente asomándose entre la bruma de la neblina los betas junto a Taehyung llegaron a la reserva, siendo Jimin quien iba a la cabeza, el pobre no dejó de correr desde el instante que sintió que algo no iba bien.
Ninguno de los recién llegados se sorprendió al encontrar el mismo caos reinar en ese lugar. Tanto las betas hembras como los machos, se vieron en la necesidad de cubrir la vista de sus cachorros para protegerlos de las horribles imágenes de los cuerpos sin vida.
Jimin no entendía que estaba pasando con él, sus ojos desorbitados barrieron cada parte visible de la reserva hasta que dio con Yoongi. Con pasos atolondrados, desesperación y corazón desbocado, siguió el camino que sus instintos le decían que fueran.
Su pecho se agitó con miedo y su cuerpo tembló con violencia cuando consiguió llegar donde quería. Los deltas de Yoongi junto a Seung Hyun y su manada estaban rodeando a Hoseok, a Namjoon, y al cuerpo de su machote que todavía estaba en el piso nevado.
—Jimin. —Seung Hyun lo llamó al percatarse de su presencia, consiguiendo que los demás abrieran paso para él.
A cada paso que daba, los pies de Jimin parecían pesar miles de toneladas, a cada paso que daba, su corazón fue cayéndose a pedazos.
—Ma-machote... —La voz le salió estrangulada, como si alguien tuviera sus manos apretando contra su garganta—...No...no...
—Lo siento, lo siento tanto Jimin. No pude... no pude cuidarlo. —Se lamentó Hoseok entre lágrimas, mocos y saliva, sin atreverse a mirarlo a la cara. La culpa por no haber impedido que Khan se lo llevara recaía en sus hombros como plomo—. No fui... no fui capaz de hacer que cumpliera con su promesa.
Jimin inhaló abruptamente y tiró su cabeza hacia atrás cuando las temblorosas yemas de sus dedos dieron con la helada piel del rostro de Yoongi.
—Eres... eres un idiota. Lo prometiste ¿no? ¿Cómo te atreves a romper tu promesa? ¿eh?, estúpido, eres un estúpido lobo de pacotilla. —Se quejaba él dando repetidos golpes sobre su pecho—. Maldito infeliz, abre tus ojos, no te atrevas a dejarnos así sin más.
El llanto desgarrador se apoderó de él, viéndose imposibilitado de hablar. Con su cuerpo echado hacia adelante, aferrándose al calor inexistente de su machote, los hombros de Jimin se sacudieron con violencia.
Lloró y lloró, con toda la tristeza e impotencia que sentía lo consumían como el fuego a un trozo de madera, rápido y sin contemplación. Su Yoongi, su machote estaba muerto ¿cómo esperaba sentirse? Definitivamente no así de desconsolado. Incluso si podía sentir rastros del aroma a flores silvestres de Taehyung que se hallaba envolviéndolo entre sus brazos, no fue suficiente para consolarlo.
Sin poder evitarlo, se deshizo del agarre para envolver con su propio cuerpo el de Yoongi, permitiéndose acariciar su húmeda cabellera rubia. Necesitaba sentirlo, aunque fuese por esa última vez.
Nota15062024: Deeeooos mío, soy lágrimas ¡ya basta por favor!
No me hagan escribir una escena así de lacrimógena nunca más (dijo nadie nunca)
Ya estamos muy cerquita de concluir con YAMM, espero que les gusten estos capítulos a pesar de ser los más tristes.
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