Epílogo🍂

Epílogo:

Voces, en medio de toda la penumbra, en medio de aquella inmensa y densa oscuridad podía oír voces, apenas siendo un mero susurro contra su oído, pero ahí estaban, podía jurarlo, y junto a ellas rítmicos y a la vez suaves golpeteos que pronto entendió, se trataban del débil palpitar de su corazón.

Vivo, inexplicablemente había sobrevivido. Bueno, era eso o el infierno sonaba exactamente a las voces estridentes de Jackson y BamBam.

Su cuerpo se sentía entumido ¿cuánto tiempo había estado inconsciente?, sus ojos pesaban una tonelada, a su parecer, era impresionante que una delgada capa de piel y pestañas pesara tanto, aun así, puso todos sus esfuerzos en esas dos zonas para intentar abrirlos.

Lento, pero seguro, lo consiguió. Sin embargo, todavía quedaba el problema de que su cuerpo seguía sin poder reaccionar, lo que valió que soltara un gruñido que fue captado por sus custodios, y en menos de lo que tardó en parpadear, los tuvo a ambos sobre su persona envueltos en lágrimas, exclamando cosas incomprensibles.

—Iré a buscar a Namjoon y a Hoseok ¡Esto es un milagro! —exclamó Jackson sin darle tiempo a Yoongi de intentar decir algo.

Su garganta estaba tan seca como el mismísimo desierto, picándole horrores, por lo que encontrar su propia voz fue una tarea por demás tediosa hasta que Bam Bam se dignó a darle un poco de agua para hidratarlo.

—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? —preguntó el alfa con voz rasposa y débil.

Bam Bam tomó asiento en una de las banquetas que fueron predispuestas para ellos cuando hicieran la vigía a Yoongi antes de contestar.

—Sunny nuna cree que, por instinto de supervivencia, entraste en una inconciencia autoinducida para que tu cuerpo pueda regenerarse adecuadamente de todos los daños letales que sufriste en la pelea. Aish, de verdad te creímos muerto jefe —espetó cruzándose de brazos—, nadie podía encontrar algún signo de vida en ti, y eventualmente, tu aroma fue disminuyendo.

¿Por qué a sus deltas les costaba seguir una orden sencilla? Él no preguntó sobre toda su historia de vida desde que cayó inconsciente.

—Por cuanto tiempo. —Repitió contrariado.

—Mmm... un par de meses. —La duda tiñó sus palabras susurrantes.

—¿Cuántos? —Para ese punto, Yoongi comenzó a irritarse.

—Casi un año —confesó Bam Bam con sobresalto, temiendo que su alfa lo golpease si no era preciso con sus respuestas—, diez meses para ser precisos.

Diez meses, cuarenta y tres punto cuarenta y ocho semanas, trecientos cuatro día. Eso era mucho tiempo. Presa de la consternación, Yoongi quiso hacer una nueva ronda de preguntas, pero fue abruptamente interrumpido por la escandalosa llegada de Hoseok y Namjoon.

—¡¡¡Yoongi!!! —El primero en arrojarse sobre él y llenarlo de mocos y lágrimas, fue Hoseok.

—Eres un jodido bastardo con muchísima suerte Min. —Namjoon fue mucho más cuidadoso que su compañero, limitándose a llorar en silencio y brindarle un único golpe en medio de su espalda. Aunque claro, al ser un lobo con fuerza bruta consiguió dejar impresa toda su mano en una marca rojiza en medio de la paliducha piel de Yoongi.

—Hoseok, por los dioses, ya suéltame. —Se quejó Yoongi con asco al sentir algo mojándole en la zona que su delta tenía aplastada la cara.

—No quiero, si lo hago te vas a morir —alegó apretando más su agarre.

—Hablo en serio, mi cuerpo duele como el infierno. —Y con solo esas palabras, Hoseok se despegó rápidamente de él. Yoongi suspiró con alivio, la efusividad de su delta era peligrosa para su estado actual—. ¿Y Jimin? ¿dónde está él? —cuestionó recordando de pronto a su rebelde compañero.

¿Estaría bien? ¿estaría con vida? ¿qué fue de su cacorro? Los cálculos en su cabeza le decían que ya debió haber nacido. Sin embargo, ver las expresiones sombrías de sus deltas ante la mención de su compañero, hizo que su corazón cayera a sus pies y un frío se instalara en su alma. Yoongi temió lo peor.

—Namjoon, con un jodido infierno ¿dónde está Jimin? ¿qué pasó con él? —gruñó alterándose cada vez más.

Namjoon desvió su mirada. No, no podía ser. Se negaba a creer que a Jimin le hubiese pasado algo.

—Verás... —intervino Jackson rascándose la nuca con incomodidad—... Todos creímos que no sobrevivirías...

—¡Jackson! —Advirtió Hoseok.

—No, quiero saber que es lo que tiene para decir —alegó Yoongi con letal seriedad.

—Al parecer, los cambiaformas zorro no son como nosotros en cuanto a eso de las almas gemelas, me refiero a que no son emocionalmente apegados a sus compañeros toda la vida.

—¿Quieres decir que no le pasó lo mismo que a mi padre?

—jefe, te juro que todos intentamos convencerlo de que pronto despertarías, pero él no lo creyó así, y pienso que no puedes culparlo porque, ni siquiera Jimin pudo sentirte con su lazo.

—Doy fe de que hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance —dijo Bam Bam—, pero ahora, Jimin tiene a otro hombre en su vida.

¿Qué?, ¿cómo que Jimin encontró a alguien más? No, eso no iba a suceder ni en un millón de años. Su entrecejo se frunció en profundidad, y su boca se tensó en una línea recta. Ese zorro ingrato pagaría por haber dudado de él ¿Tan poca cosa significó para Jimin como para no esperarlo? Un malestar se instaló en la boca de su estómago, no podía quedarse con la incertidumbre.

Reuniendo todas sus energías, intentó salir de la cama en la que estuvo postrado, consiguiendo como único resultado, el caerse estrepitosamente contra el frío y duro suelo.

—Maldición, no se queden ahí parados, ayúdenme —refunfuñó Yoongi con la cara aplastada contra la madera del suelo.

—¿A dónde crees que vas? Apenas te has despertado, necesitas descansar y dejar que tu cuerpo reaccione con calma —protestó Namjoon. Aun así, lo ayudó a ponerse de pie.

—Y una mierda. Vamos, andando, llévenme con ese estúpido para que pueda ponerlo en su lugar.

Honestamente hablando, el ver a Yoongi aferrándose con la vida a la cama y con sus piernas débiles temblando y luchando por sostener todo su peso, no era la imagen más intimidante de él que sus betas hubiesen visto en toda su vida, por esa razón, se vieron en la necesidad de morder sus mejillas internas para no reírse de él.

Fue así que, con la solemnidad que caracterizaba a los betas, ellos marcharon junto a su testarudo alfa, quien, con pasos decididos, salió en búsqueda de su compañero.

Cruzando el paraje verde y colorido, Yoongi pudo identificar los aromas de Jimin. Taehyung y Jin sobre el perfume natural de la naturaleza, y junto a ellos, otros que le eran totalmente ajenos. Uno era cítrico, fresco y dulce, algo así como naranja o mandarina con algunas notas de menta y jengibre, mientras que otro era amaderado y picante, fuerte y cálido como una fogata en medio del más crudo de los inviernos.

¿Pertenecería alguno de esos dos aromas a la conquista de Jimin? Una nueva oleada de pesar y angustia lleno su ser ¿qué más daba eso? Si Jimin había logrado encontrar consuelo en los brazos de otro hombre, con todo el dolor de su corazón, él estaba dispuesto a aceptarlo. Si debía ser sincero con todos, él no hubiese preferido que su compañero se convirtiera en su padre por sobre su nueva felicidad. No, jamás se habría perdonado si él hubiese sucumbido a la locura, el desasosiego y a la más profunda desolación.

No obstante, la imagen que lo recibió cuando llegó junto a ellos no era para nada de lo que imaginó. Sentados bajo el gran árbol reposaban las tres figuras familiares, y junto a ellos, dos pequeños seres que parecían pasarla en grande al estar jalando a Taehyung de las orejas de su forma animal. El pobre había creído con ingenuidad que eso sería una buena idea.

—¿Lo ves? Ese pequeño hombrecito que se halla entre los brazos de Jimin, es quien te lo robó. —Namjoon suspiró con falso pesar colocando una de sus manos sobre el hombro de Yoongi.

—¿Qué? —La confusión embotó los pensamientos de Yoongi volviéndolos confusos.

¿Jimin se había imprimado de un bebé?

Unas estrepitosas carcajadas a sus espaldas irrumpieron la paz del momento, y Yoongi fue capaz de entender que sus deltas la estaban pasando de maravilla.

Tales aullidos burlones captaron rápidamente la atención de Jimin que se hallaba de espaldas a todo aquel ajetreo, y quien posteriormente, giró su cabeza como si de un búho se tratase en aquella dirección.

Cuando sus ojos dieron con la figura de su machote, el aire abandonó sus pulmones cortándole la respiración.

—Mierda, es él —jadeó con falta de aliento. Sus ojos se abrieron con genuina sorpresa al verlo allí, parado a un par de metros de distancia y siendo rodeado por los tontos deltas.

—Dame al bebé y ve por él —dijo Taehyung luego de volver a su forma humana y colocarse rápidamente la ropa que mantuvo perfectamente doblada junto a su hermano.

Una vez que sus brazos se vieron libres del peso del pequeño ser vivo, Jimin se puso de pie y se dirigió hacia Yoongi. Los primeros pasos fueron vacilantes, luego, fueron grandes zancadas dadas con un poco más de velocidad, y luego, él se vio arrojándose así mismo contra su machote.

—¿Qué es lo divertido de arrojarse contra mí? —farfulló contra el suelo, siendo apresado por el peso del cuerpo de Jimin encima suyo.

—¡Tú! —Lo llamó Jimin picándole la punta de su nariz con su dedo—. ¿Te divertiste jugando al lobo muerto? ¡No tienes idea del susto que nos diste a todos, lobo de pacotilla! —Le recriminó con la voz trémula, signo de que se pondría a llorar.

Yoongi enmudeció consternado al sentir las gotas de agua salada caer contra su cara. La imagen del rostro compungido de Jimin le era desconcertantes en tantas maneras que no sabía cómo debía de reaccionar.

—No tienes idea... de las ganas que tengo de hacerte polvo...

—Jimin...

—Pero antes de eso... —Sus manos temblorosas capturaron el rostro de Yoongi para llevarlo hacia adelante y poder besarlo.

Besarlo con ganas, con la desesperada necesidad de transmitirle el gran alivio que sentía al verlo vivo. En medio del profundo contacto, Jimin dejó escapar un sollozo tras sentir como Yoongi exigía entrar a su boca con su lengua. Con un infierno, había extrañado en demasía cualquier contacto con él.

—No lamento interrumpirlos —dijo la voz de Jin más cerca de lo que ambos hubiesen querido en ese momento—, pero ¿no les da vergüenza hacer semejante espectáculo con los niños presentes? —Los regañó señalando con la cabeza a los deltas que pronto protestaron al entender que se estaba refiriendo a ellos.

Cortando el contacto, Jimin se sentó en el suelo para mirar a Yoongi con los ojos más brillantes que el alfa había visto en él desde que se conocieron.

—Machote —lo llamó para tener su atención—, quiero que conozcas a alguien.

Jimin se puso de pie de un salto y se dirigió con pasos apresurados hacia Taehyung quien iba llegando a ellos para tomar al bebé que tenía entre sus brazos.

Prestándole especial atención, el alfa observó que esa pequeña criatura era rellenita por sus bracitos y piernitas, que el poco cabello que tenía en su pequeña cabeza, apenas era una pelusa rubio cobrizo, que su piel era mucho más clara que la de Jimin, pero no tanto como la suya propia, y que sus ojos, esos pequeños y adormilados similares a los de los felinos, eran de un castaño claro, y que los observaban de regreso con una curiosidad propia de los infantes.

Uno de sus pequeños puños era apresado por su rechonchita boca, una que era particularmente parecida a la de Jimin.

—Machote. —Volvió a llamarlo de regreso—. Él es Hani, nuestro cachorro.

El alfa inhaló tirándose para atrás con asombro ¿ese bebé era...su bebé?

¿Ese era el intrépido guerrero que usó el vientre de Jimin como un saco que pateó y pegó a su antojo al segundo mes? Sus ojos se dispararon hacia Jimin, quien de inmediato mordió su labio inferior con ansiedad, aguardando alguna reacción de su parte.

—Yo creo que deberían estar atentos por si se desmaya —sugirió Taehyung al grupo de deltas en voz baja, aunque ciertamente, creía improbable que Yoongi fuese capaz de escucharlo.

—¿Nuestro... cachorro? —preguntó Yoongi tras tragar el nudo de su garganta.

Con la emoción invadiendo su cuerpo y alma, se acercó a los dos. Sus brazos inseguros y temblorosos se extendieron en dirección al bebé, con la esperanza de que él entendiera lo que tanto anhelaba.

Hani, como había dicho Jimin que se llamaba, aceptó el intercambio de brazos con suma facilidad, prendiéndose de él forma instantánea y con toda la fuerza que sus bracitos fueron capaz de ejercer contra su cuello. Su pequeña naricita de botón fue directo a su rostro y cuello, olfateando a gusto y registrando el aroma del alfa para guardarlo en sus memorias.

—¿Dijiste Hani? —preguntó repentinamente.

—Sí, dije Hani. Ya sabes...es otra manera de decir Haneul.

Oh... Yoongi soltó una risa incrédula. Increíble, simplemente era increíble. Siempre que pensaba que Jimin no podría sorprenderlo más, él llegaba y hacía exactamente todo lo contrario. Esta vez fue eso, el hecho de que le pusiera a su hijo el nombre de su madre, ese al que le tenía un profundo cariño y añoranza.

—Se que debí esperar a que despertaras para hablarlo, pero yo de verdad quiero que lleve ese nombre ¿sabes? Siento que es un nombre muy especial, y que el hijo del alfa debe portarlo con gran orgullo ¿Qué te parece machote?

—Min Haneul ¿eh? —susurró saboreó el nombre que a partir de ahora tendría un nuevo significado para él—. Me gusta, es perfecto.

—¡Nos alegra que te guste!, pero aguarda ahí, las sorpresas no terminan todavía —dijo Jin mostrándole al otro niño que había visto, el que olía a amaderado y picante.

—El es Jungkookie y es mi cachorro. Él y Hani nacieron casi al mismo tiempo ¿puedes creerlo? —Jin sonreía en grande ante las posibilidades que cruzaban por su cabeza.

Ojos grandes y brillantes como los de un cervatillo lo miraban a través de espesas pestañas negras como el carbón. Su cabello negro como el carbón estaba atado con una liga en la parte de la frente, dejando su pequeño rostro al descubierto.

—Jinnie, cielo, ya hablamos de esto. Todavía es incierto lo que pueda pasar con ellos, no creo que estén destinados a ser mates. —Argumentó Namjoon, quien, con toda la valentía propia de un delta, se hallaba escondido detrás de Hoseok en caso de que sus palabras no fuesen bien recibidas por su adorado beta.

Jin endureció sus facciones, acción que consiguió tensar el corpulento cuerpo de su pareja.

—¿Quién?

—¿Quién? —repitió confundido el delta.

—Te preguntó.

—¡To! —chilló Jungkook dando eufóricas palmaditas, algo en aquella situación parecía llenarlo de una inexplicable felicidad.

—¡Te la hizo hermano! —Tanto Hoseok como BamBam y Jackson estallaron en nuevas rondas de carcajadas. Esta vez, burlándose de lo domado que Jin lo tenía.

—Oh cállense.

—¡Oblíganos perro!

De un momento a otro, cuatro enormes lobos comenzaron a corretearse y a jugar dejando a los demás atrás.

—Dios, esos cuatro son un caso serio —bufó Jin fingiendo enojo e indignación ante aquel espectáculo—, vamos Taehyung, hoy aprenderás a como domar a tu hombre. Ellos deben entender que quienes mandan realmente aquí somos nosotros.

—De hecho, ese soy yo —objetó Yoongi haciendo contacto visual con Jin, quien, con un además de su mano, dio a entender que, él no tenía voz ni voto en esa situación y que poco y nada le importaba lo que tuviera para decir con respecto a eso. El mandaba por ser el mayor y punto—. ¿Acaba de ningunearme en mi propia cara? —preguntó una vez lo tuvo a una distancia prudente.

—Es Jinnie hyung, no debería sorprenderte que lo hiciera —dijo Jimin en un simple encogimiento de hombros.

—Diez meses fuera y ese tipo tomó control de mi reserva, me tomará años recuperarla. —Falso resentimiento impregnó su tono de voz.

Jimin rió alegre al ver que su machote seguía siendo el mismo que recordaba, eso le suponía un profundo alivio, ya que, en esos diez meses, su cabeza no dejó de lucubrar los peores escenarios con respecto a eso. Intentó ser positivo, pero la verdad era que, si no hubiese sido por la ayuda y el apoyo de todos, él se hubiera dado por vencido muy pronto.

—¿Qué? ¿Qué tienes? —preguntó Yoongi al verlo con la cabeza hacia abajo.

—Me siento horrible, no pude mantenerme en pie por mi mismo. No fui capaz de ser fuerte y confiar en que saldríamos de esta machote. No haber creído en que lo lograrías me avergüenza mucho. Debí ser más fuerte y me arrepiento por no haberlo sido.

—Si de algo te consuela, yo también pensé lo mismo —confesó Yoongi acariciando a Hani que se había recargado en su hombro para dormir—, no pensé que viviría para volverte a ver, y conocer a mi cachorro. No te sientas culpable por algo que todos pensamos que pasaría. Además, está bien que no hayas podido cargar con todo tu solo, por derecho esta reserva también es tuya, esta gente es tu gente y mi familia es tu familia, así que es natural que ellos hayan sido un pilar importante en tus momentos más difíciles. Es por eso que, a pesar de todo, pensé morir en paz al saber que todos aquí te cuidarían.

—Tú...realmente lo hiciste machote, nos salvaste a todos.

—No Jimin, lo hicimos —corrigió con una sonrisa surcando su rostro—, todos juntos lo hicimos.

Jimin sonrió ante esas palabras, estaba jodidamente de acuerdo. Ahora, la reserva del oeste, su nuevo hogar, estaba en paz, y esperaba que así se mantuviera por muchos años más.


Nota17062024:

Hoy, en este día gris y lluvioso como mi alma, oficialmente concluimos con YAMM.

Como en cada final de mis demás historias, quiero agradecer profundamente a todas esas lindas personitas que le han dado apoyo, desde las nuevas, hasta las que vienen siguiéndola desde la primera vez que la publiqué en Wattpad años atrás. Significa mucho para mí.

Quizá no tiene el mismo apoyo que la versión original que está en Sugarqueen, pero me siento feliz y satisfecha de poder haberla concluido una vez más, en la que espero, sea una mejor versión.

Así que, con lágrimas de emoción y de satisfacción, me despido de ustedes hasta la próxima historia.

Los ama profundamente

E. P ⭐

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