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Capítulo 9:
Las noches se volvieron día y los días se volvieron noche, y así, pasó una semana. Siete días en los que Jin había notado cambios bastante notables en Jimin, como, por ejemplo, que no estaba durmiendo bien y que su cuerpo lo suficiente como para no poderse mover mucho, era como recibir miles de piquetes de abejas furiosas por todo su cuerpo y todas a la misma vez.
Namjoon y Hoseok por su parte, también apreciaron que Yoongi tampoco se encontraba bien, lucía cansado, sus ojos irritados estaban marcados por profundas y oscuras ojeras, y, según sabían por sus constantes quejas, su cabeza parecía un globo a punto de estallar.
Tanto los deltas como el beta, eran testigos visuales de los efectos de no tener a los mates juntos. Ambos se estaban desmoronando física, mental, y más pronto que tarde, sería emocional y espiritualmente si no intervenían. Si ninguno de los dos era capaz de dar el primer paso, ellos serían los encargados de juntarlos, así tuvieran que hacer uso de la fuerza bruta.
Al principio, y siendo la voz de la razón, Namjoon se planteó la idea de sentarlos (y amordazarlos) para hablar, sin embargo, la duda llegó luego de exponer su idea ¿estarían Jimin y Yoongi dispuestos a escucharlos y comprender la situación delicada en la que se encontraban? Ciertamente, eran muy conscientes de que, si la situación fuese diferente, no cabía duda que tanto el zorro como el alfa estarían dispuestos a dialogar, sin embargo, también eran muy conscientes de que, dada la naturaleza del problema, lo último que ésos dos harían, sería participar activamente en una charla madura y racional.
Hoseok por su parte, era un fiel creyente de que la esperanza era lo ultimo que debían perder, y SeokJin...bueno, para ese punto él estaba dispuesto ir hasta las ultimas consecuencias y darlo todo de si mismo. Sí, los tres eran demasiado tercos como para dejar las cosas como estaban, y dejar que dicha esperanza se escurriera de sus manos como agua de las manos.
Para alivio del malhumorado alfa, la junta semanal al fin había terminado, reunión en la que, por cierto, Yoongi había algo estado algo distante, y que nadie se atreviera a cuestionarlo, ya que ¿quién en su sano juicio podría prestar atención a algo cuando su cerebro parecía querer salirse de su cráneo? Evidentemente él no, se sentía tan mal como se veía.
Los lobos regresaron a su rutina y él se vio solo junto a Hoseok y Namjoon, quienes se acercaron a él algo preocupados por su actitud taciturna y perdida.
—Yoongi, creo que debes ir con él, solo mírate. Luces como alguien a quien le dieron una buena paliza, y cuando digo buena, me refiero a fantástica ¡épica!
Yoongi soltó un suspiro cansino, cubriéndose la cara con sus manos, deseando que aquella tortura terminara de una buena vez.
—No —respondió tajante—, no es eso, de seguro estoy cansado y estresado con todas las cosas que hay que hacer, nada nuevo y de qué preocuparse.
—Claro, de seguro es eso. —Nam espetó con evidente sarcasmo.
Yoongi clavó su mirada en sus, con frecuencia, estúpidos e insufribles amigos.
—Namjoon, no estoy de humor para tu tonito sarcástico, si no tienen nada mejor que hacer, lárguense y déjenme en paz.
Por favor, alguien recuérdele a Yoongi que, si él era terco, esos dos deltas podían con eso y con más.
—Yoon, fuera de tu papel de alfa, eres nuestro mejor amigo y nos preocupamos por ti —Hoseok se acercó y apoyó su peso sobre el escritorio que tenía delante—. Sabes muy bien qué es lo que está pasando, también sabes que no eres el único que la está pasando para el culo, no eres tonto, y como el alfa estúpidamente inteligente que eres, espero que hagas lo que sabes es correcto.
—Es que no lo entiendo, de todos los lobos que hay aquí o en las manadas aliadas o incluso de la infinidad de especies que abundan en este ecosistema ¿por qué tuvo que ser Jimin? ¿acaso hice algo terriblemente malo en mis vidas pasadas?
Yoongi se sentía frustrado, el hecho de que a algún dios se le ocurrió que Jimin fuese su mate, su alma gemela, no lo hacía feliz. Ah, como que de repente, la idea de tirarse del risco mas cercano y acabar con todo eso, era más que seductora.
—Oh vamos amigo, no creo que sea tan trágico, ya sabes, debajo de toda esa locura y maldad que hay en su pequeña existencia hay un buen muchacho. Te lo aseguro, lo hemos visto —alentó Namjoon aguantando la risa que amenazaba con salir—, solo tienes que hacer el esfuerzo y darte la oportunidad de conocerlo mejor.
—¡Namjoon tiene razón! Más allá de todo, creo que Jiminnie es un muy buen partido para ti. —secundó Hoseok.
—Seamos realistas, sea un buen partido o no, eso no tiene importancia porque los dioses ya lo escogieron y nada puedo hacer más que aceptarlo ¿verdad?
—¡Exacto! Tienes que aceptarlo de una buena vez y el primer paso para que eso pase, es ir donde él y sentarse a hablar. Supongo que todavía es muy joven para entender lo que está pasando entre ustedes, confío en que sabrás guiarlo en el proceso. No te digo que será fácil, porque si de algo estoy seguro, teniendo en cuenta de que se trata de ustedes, es que no lo será, pero, por algo los dioses lo quisieron así, ellos tienen algo grande planeado para ustedes.
Yoongi bufó cruzándose de brazos, mirando con reticencia las radiantes sonrisas que tenían esos dos en sus estúpidas y feas caras. Era más que obvio que detrás de esa palabrería barata de apoyo y motivación, esos dos estaban disfrutando mucho el momento, burlándose de su situación en silencio. Con que algo grande para él, eh... Lo único grande que él obtendría sería una venganza, se aseguraría de que ambos pagasen por ello en algún futuro.
Algo grande ¡Ja! Si como no.
La noche llegó, cubriendo el cielo con su manto azul en donde la luna bañaba cada parte de la reserva con su fría luz que, junto a la brisa de verano, acompañaban a los lobos en sus guardias.
Yoongi, quien hasta entonces estaba haciendo guardia junto a su manada, se tomó un descanso y ordenó que los demás hicieran lo mismo.
Él de verdad se sentía irritado y sofocado por la ausencia de su mate, todavía no había encontrado la oportunidad (o los huevos) para enfrentarse a esa parte de su realidad.
Por el momento, necesitaba un gran respiro del torrente de las emociones que llevaba sintiendo en su interior y sobre sus hombros. Se alejó lo más que pudo y ya transformado en humano, se sentó en una de las tantas rocas que estaban esparcidas por ahí y contempló a la enorme luna como si esta tuviera todas las respuestas que necesitaba.
—Hoy la luna está más hermosa que de costumbre ¿no lo crees? —preguntó una de sus deltas, Han Young Mi.
Una cambiaformas lobo de figura alta y esbelta, su cabello color mostaza, era espeso, rizado, y lo tenía largo hasta la cintura. Sus rasgos faciales eran bonitos y delicados, poseía una nariz recta y respingada, sus labios rojizos eran la tentación misma y sus ojos verdes cautivadores venían a juego con una larga fila de pestañas negras. Hermosa como letal, así era ella. Nadie podía resistirse, bueno, casi nadie.
Yoongi era una de las excepciones, él no era ciego, no podía negar que su delta era una mujer hermosa e inteligente, solo que sus ojos no se desvivían por seguirla, y ahora que había encontrado a su soulmate, ella no sería suficiente, ya nada lo sería.
—Supongo que sí, últimamente no he tenido cabeza como para apreciar alguna noche. —suspiró derrotado emocionalmente y sin quitar su mirada de la que creía era la única culpable.
Young Mi se adelantó un par de pasos para tenerlo cerca y estar a la vista de su alfa. Los dos estaban completamente desnudos, no era un problema, su naturaleza de cambiantes le privaba de sensaciones como la vergüenza o el pudor. Ni siquiera era extraño o excitante, al menos para Yoongi. Sin embargo, a pesar de que era natural para él ver los cuerpos desnudos de sus compañeros después del cambio, Yoongi no era ajeno a que su delta estaba más que interesada en lo que había más debajo de su ombligo, lo sabía y lo podía sentir, tan denso e intenso que incluso llegó a pensar que si estiraba sus manos podría palpar el deseo carnal que ella emanaba con la yema de sus dedos.
—Es normal, como el alfa de estas tierras tienes un gran peso sobre tus hombros ¿Por qué no te relajas y disfrutas del momento? Yo puedo ayudarte, soy buena en hacer que las personas dejen de pensar un instante en sus problemas y llevarlos al paraíso. —Sonrió juguetona, dispuesta a hacer todo lo que Yoongi le pidiera, se sentía atrevida y con ganas de jugar con él.
Era una pena para ella que hubiese escogido a la persona equivocada y en el momento equivocado.
—No gracias, soy bueno relajándome por mi mismo. —Yoongi se puso de pie listo para marcharse.
—¿Qué? No, espera, hablo en serio. De verdad deberíamos usar este tiempo de descanso y, ya sabes, quitar tensiones.
—¿Quitar tensiones? —preguntó burlón con una sonrisa que no era para nada de diversión—. Estoy seguro de que quieres hacer algo más que quitar tensiones, pero, lo siento Young, no siento deseo alguno de acostarme contigo. Y si vuelves a hacerle este tipo de sugerencias a tu alfa, te castigaré. Ten una bonita noche.
Y sin más que decir, Yoongi se marchó dejando a la delta totalmente descolocada y anclada en su lugar.
—Ya veremos Yoongi, tu vas a ser mío.
Prometió siguiendo la silueta de su alfa hasta que finalmente lo perdió de vista ente los árboles.
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