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Capítulo 3:
Al final de la semana, Jimin estuvo completamente recuperado. Jin al igual que Namjoon y Hoseok pudieron notarlo aún si ellos no hubiesen conocido con anterioridad a los hermanos.
Comparada al nefasto ser medio muerto que los lobos conocieron, la actual vitalidad de Jimin era bastante notoria. El único inconveniente ligado a su recuperación, era que su estado de buen humor estaba óptimo, y quien conociera a grandes rasgos la personalidad de un zorro, sabría que estos pequeños seres eran, en sus mejores momentos, un dolor de cabeza. Y esto se le atribuía a su escandalosa personalidad, ellos eran juguetones, bromistas natos, seres que por lejos seguían las leyes al pie de la letra, criaturas que iban y venían como querían sin importarles nada en lo absoluto. Un claro ejemplo de ello fue el hecho de que Jimin se dio a la tarea de buscar al alfa luego de "accidentalmente" escuchar como es que ellos habían llegado allí sin su permiso, además de que parecía ser un tipo bastante temerario, y él realmente estaba curioso por saber cómo era y, sobre todo, quería saber que haría una vez descubriera que él y Taehyung estaban en su territorio desde hacía días. Sí, era una presa que valía totalmente la pena querer cazar.
Seguramente debió pensar que a veces, cuando se planeaba una cosa, esa cosa podía salir de una manera totalmente diferente. Y estaba a nada de comprobarlo.
Como cada tarde, luego de escabullirse de la casa de Jin para disfrutar del día, el pequeño zorrito se hallaba tomando su siesta bajo un árbol de mora. La imagen de su pelaje rojo fuego brillando gracias a los rayos de sol que se infiltraba por las ramas, era simplemente majestuosa e invitaba a la calma. Podía sentir la briza fresca acariciarlo, y la explosión de aromas de las flores silvestres entrar por su hocico hasta sus pulmones.
Tras la tragedia ocurrida en sus territorios, un día como ese jamás pudo volver a experimentarlo hasta esos momentos. De pronto, pensó en sus padres, en como les hubiese encantado ese lugar. La nostalgia se apoderó de él, pero no le fue posible procesar tal emoción a causa de un fuerte gruñido, uno que había conseguido que abriera sus ojos de golpe, poniéndolo en estado total de alerta.
Al levantar su cabeza, notó como un enorme lobo gris se aproximaba a él a grandes zancadas, no dándole tiempo a reaccionar de forma adecuada. Era bastante obvio que ese chucho le doblaba en peso y tamaño, y parecía estar rabioso. Sus grandes fauces soltaban una espuma blanca, y sus enormes y amarillentos dientes expuestos le indicaron que estaba más que listo para darle una mordida. Su único ojo, ya que el otro estaba cerrado por una gran cicatriz, lo miraba con frívola cólera, dándole a entender que no estaba allí para platicar, si no para despedazarlo.
¿Ese era el alfa? Pues vaya que era feo y rudo, con razón todos parecían querer respetarlo más allá del vinculo que los unía a todos como una gran manada.
De manera inconsciente, se acorraló tanto como pudo contra el árbol. Jimin podía ser cualquier cosa, menos estúpido (o eso él se negaba a aceptar en ciertas ocasiones), sabía que nada podía hacer contra él que no fuera no perderlo de vista.
"Dioses, si me sacan de esta, prometo ser un zorro de bien, acostarme a mis horas, comer balanceado y mirar los dos lados antes de cruzar el bosque." Pidió en su fuero interno.
—¡Jimin! —Vaya, la ayuda divina particularmente parecía sonar como Jin.
Intentó moverse, pero un gruñido mucho más fuerte y salvaje le advirtió que ni siquiera lo intentara.
Tae, quien estaba junto al lobo, intentó ir en su rescate, no dispuesto a dejar que ese lobo horrible tocase una sola hebra del pelaje de su hermano, pero fue rápidamente detenido por el beta.
—Jin hyung tienes que hacer algo. —Le suplicó viéndolo con pánico.
Jin era consciente que debía hacer algo para sacar al zorro de ese apuro, pero temía que cualquier movimiento que hiciera pudiera hacer que el lobo decidiera atacar.
A pesar de eso, con la valentía que caracterizaba a los de su especie, cuidadosamente se agachó para poder tomar una enorme roca que yacía junto a sus pies, tenía pocos segundos para actuar y el momento era más que perfecto. Apenas estaba rozando la roca con la yema de sus dedos cuando una sombra negra pasó por su lado a gran velocidad para luego interponerse entre el lobo gris y el pequeño zorro.
—Es Yoongi —musitó aturdido, pero de igual forma aliviado, aunque, en esas circunstancias, no estaba muy seguro de que la presencia del alfa fuese algo bueno.
Ajeno a todo el mar de pensamientos de los presentes, Yoongi profirió un rugido que mandó a retroceder al lobo gris. Jimin por su parte, desde su puesto detrás del manto de pelaje negro, pudo distinguir que ese lobo era mucho más grande que el otro.
Y a pesar de que la situación era por demás delicada, al menos para él, comenzó a divagar en algo como en "¿qué demonios comían los cambiaformas lobo para tener semejante tamaño en su forma animal?" y por supuesto, también se preguntó por la identidad de su salvador.
Puso sus ojos en blanco, incluso allí, en donde su vida dependía del muro de pelo y músculo delante suyo, se ponía a pensar en ese tipo de cosas, era el colmo.
Finalmente, el lobo gris tomó su forma humana, los oídos sensibles de Jimin pudieron captar el claro sonido de los huesos acomodarse sin problemas al cambio, hasta verlo convertido completamente en humano.
"Si que es feo, tan feo como tener diarrea." Pensó Jimin ante la poca agraciada apariencia del "alfa". Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, ese hombre le dio repelús. Su piel humana era de un tono cetrino, la sombra desprolija de una barba mal rasurada estaba en casi toda su tosca quijada. Su nariz de gancho junto a ese feo ojo saltón y la mueca hacia abajo de las comisuras de sus labios daban a sus rasgos faciales un toque...indescriptible si se era bueno, su cabello estaba largo y era negro entrecano, sucio y desprolijo. "parece más una oveja enferma que un lobo" añadió a su pensamiento debido al abundante vello corporal.
Ignorando por completo el hilo que seguía sus pensamientos, el lobo negro también transmutó. Dándole a Jimin la sensación de una generosa recompensa tras el golpe visual que recibió con anterioridad.
En su forma humana, el lobo no era tan alto como esperó, era bajo y el tamaño de sus músculos no se comparaban con el grandote de en frente. Su tez era pálida, no como la del engendro del otro lado, si no más suave, limpia y cremosa. Perfecta. Sus manos eran grandes y sus venas podían verse con claridad a través de su piel, incluso, Jimin juraba que podía escuchar el sonido que hacía la sangre para recorrer cada una de esas finas fibras azules.
—¿Qué se supone que estabas a punto de hacer? —Bien, eso si que fue una sorpresa, la voz de ese sujeto no era ninguna broma.
Jimin tuvo que admitir que, si él hubiese sido un lobo, tristemente hubiese agachado la cabeza mostrándole la pancita. Una muestra clara de sumisión absoluta.
—A-al-alfa...yo...
No, no, no ¿qué? Esperen un segundo ¿cómo que alfa? ¿El tipo que lo estaba cubriendo era el alfa?
—Es...es un cambiaformas señor, el intruso que andaba merodeando la reserva. —Tartamudeos inteligibles salían de su boca.
—¿Te pregunté eso? No. Te pregunté que qué pensabas hacer ¿pensabas matarlo? —Diablos ese alfa si que no dejaba pasar nada, casi sintió pena por el otro sujeto, casi.
—No señor, mi plan era acorralarlo antes de que escapara y llevarlo ante usted. —Su ojo sano viajó a cualquier dirección con tal de no mirar a Yoongi. ¿A caso estaba en presencia del poder del alfa?
—¿Di la orden de que lo hicieras? -El hombre no contestó—. Eso pensé. No di ninguna orden de caza ni que lo lleven ante mí, no debiste actuar por tu cuenta. —dijo cruzado de brazos taladrándole con su intensa mirada—. Si vuelves a hacerlo, tendré que tomar medidas al respecto. Puedes irte, yo me haré cargo a partir de aquí.
Sin decir nada el hombre se retiró, no obstante, Yoongi sabía muy bien que ganas de hacerlo no le faltaban.
Con las cosas más calmadas, Taehyung se deshizo del agarre de Jin y corrió hacia su hermano abrazándolo con fuerza. Su corazón dolió al pensar que pudo haber estado a punto de perderlo.
Jin también se fue acercando y aunque sabía que estaban metidos en un gran lio, no podía mentirle a Yoongi y decirle que estaba arrepentido de haberle ocultado la existencia de los hermanos. Por su parte, Yoongi escudriñó a cada uno de ellos antes de hablar.
—Mañana, a primera hora de la mañana en la cabaña. Hablaremos muy seriamente de todo esto. —Jin asintió con un movimiento de su cabeza. No había nada que pudiera decir en esos momentos que diera una solución a la metida de pata. Solo quedaba esperar y rezar.
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