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Capítulo 24:

Las enormes puertas de madera de entrada a la manada del oeste se abrieron de par en par dejando ver a una gran manada de lobos y a un halcón blanco sobrevolando sus cabezas. El día en que las manadas del este y del oeste debían reunirse, había llegado al fin.

Jimin no pensaba mentir, tener a una docena de lobos desconocidos cerca le crispó los nervios, no obstante, si eran de la confianza de Yoongi no había mucho que decir al respecto, y él daría (o al menos lo intentaría) todo de sí para no meterse en algún lío e incomodar a nadie.

—Alfa Min, es bueno volver a verte. Aunque las circunstancias no son las que hubiese esperado ni querido —habló el alfa Seung Hyun en su forma humana dándole a Yoongi un abrazo fraternal.

—Lo sé, gracias por venir. Jamás podré pagar lo que tú y tu manada están haciendo por nosotros. —Aseguró Yoongi.

—Ey, hacemos lo que sabemos tú harías por nosotros Min. No hay nada que agradecer —alegó Seung Hyun con una sonrisa. Sus ojos miel se posaron instantáneamente en Jimin cuando el aroma a frutos silvestres invadió su sentido del olfato—. Tú no eres un lobo ¿verdad?

—¿Algún problema con eso? —Jimin se cruzó de brazos, a la mierda los protocolos de buena conducta y lo que había planeado inicialmente, si alguien buscaba pelea con él, él se la iba a dar—. Soy un cambiaformas zorro.

—Y es mi compañero. —Se apresuró a decir Yoongi.

Él sabía que la naturaleza de Seung Hyun era pacífica, hacía falta de mucho para ver aquella faceta de guerrero sanguinario que existía en su interior, pero hablando con honestidad, Jimin era un excelente catalizador de problemas, y no necesitaban que las cosas estuvieran tensas entre ellos.

Seung Hyun sonrió en grande. No había tomado con ofensa el comportamiento de Jimin, es más, había quedado encantado. Al parecer alguien había aparecido para ponerle los puntos sobre las íes a Yoongi.

—Eso es magnífico, pensé que nunca sería testigo de este momento. Estoy muy feliz por ti Yoongi.

La reunión se llevó a cabo minutos después en la gran cabaña, y por supuesto que Jimin y Taehyung iban a ser excluidos de la reunión por su seguridad, pero, sin embargo, Yoongi no contaba (o tal vez tuvo la ilusión de que no fuese así) con que Jimin diera un buen par de razones por las que sí debían participar. Era estar ahí presentes o escucharlo todo a escondidas y actuar por su propia cuenta, fue lo que dijo Jimin como única advertencia.

—No puedo creerlo, esto es una total falta de respeto. No importa que sea su pareja, él no puede ir en contra de las órdenes del alfa. En otros tiempos, se castigaban estos actos tan indisciplinados —comentó por lo bajo Young Mi a su hermana.

Si hubiese sido cualquiera de ellos, Yoongi no habría dudado en castigarlos a todos, sin embargo, allí estaba ese zorro incompetente faltando a la autoridad y haciendo lo que se le venía en gana.

—A mi me agrada —mencionó Soyou con una sonrisa—, el chico tiene carácter. —Lo alabó con una sonrisa—. Además, tiene un punto. Como pareja del alfa estos temas ya pasan a ser parte de sus responsabilidades también. Es tiempo de que aprenda a ser parte de las juntas y aporte en todo lo que pueda en ellas.

—Unnie ¿de verdad te vas a poner de su lado? Es un zorro, no un lobo, no pertenece a nosotros —escupió con amargura Yang Mi con indignación.

Ella realmente había esperado que, al ser viejos conocidos, sus invitados compartieran sus pensamientos en cuanto a la adquisición de los zorros a la reserva y siendo parte de la manada debido a su enlace con el alfa.

Soyou se cruzó de brazos y se puso más firme que nunca, sus ojos destilaban enojo en su estado más puro, causando que la reunión se viera interrumpida dado que todos, incluyendo a los dos alfas, pusieron especial atención al cruce de palabras.

—¿Se te olvida acaso que al igual que él, no soy un lobo y soy pareja de un alfa? —cuestionó con severidad—. ¿Estás diciéndome a mí, que tampoco debo ser participe de las juntas de la manada del este, Yang Mi?

—U-unnie, n-n-no quisimos decir eso —respondió Yang Mi con voz temblorosa.

—No seas una cínica, si vas a decir algo, al menos ten la cara de aceptarlo. Si tienen algo que decir respecto a Jimin como pareja de un lobo, entonces también tienen mucho que decir con respecto a mi al estar en su misma posición ¿no es así? Vamos, hablen de una vez ¿no ven que todos esperan ansiosos lo que tienen para decir? —Soyou arqueó una de sus cejas y sus ojos relucieron como dos monedas de oro puro.

Su penetrante mirada fue lo suficientemente severa para que las lobas bajaran su mirada avergonzadas. Con su postura, Soyou no daba lugar a réplicas, y ellas hicieron muy bien en no decir absolutamente nada.

—Oye —susurró Jimin picoteando la costilla de Seung Hyun, quien lo vio curioso al ser llamado por él—. Ella me cae muy bien.

—Pfff... —Seung Hyun se cubrió los labios para evitar soltar una carcajada—. Estoy muy seguro de que a ella también le caes muy bien.

Yoongi quien estaba en medio de ambos, suspiró negando con su cabeza ¿cómo es que todo había acabado de esa forma?

Luego de que todos recobraran la compostura y Yoongi recuperara su turno para hablar, la reunión duró poco más de dos horas. Yoongi y Seung Hyun esperaban tener un buen plan y todos los puntos cubiertos, no permitirían que el enemigo cruzara las fronteras si ellos podían evitarlo. Al finalizar la reunión, Bam Bam y Yugyeom llevaron a los invitados a las cabañas que tenían reservadas para sus visitas mientras que los demás volvían a lo suyo.

—Lo hiciste bien ahí afuera. —Fue lo primero que dijo Jimin apoyándose en el umbral de la puerta de su dormitorio tras llegar a casa.

Yoongi se arrojó a la cama como peso muerto, se sentía agotado mentalmente. La seguridad de toda su reserva caía con gran peso sobre sus hombros y las inseguridades hacían un gran trabajo carcomiéndole por dentro. Con amargura, sentía que no estaba a la altura de sus antepasados, ni mucho menos a la altura del cual fue sucesor, su padre.

—Es la primera vez en décadas que debo hacerme cargo de una alerta omega, es tan frustrante pensar que no puedo lograrlo, en que pondré en peligro a decenas de vidas inocentes...

—¡Ey, no! —Jimin se fue hasta él de un salto—. Lo hiciste bien, lo digo en serio. Verte allí mandoneando a todos fue asombroso. —Él tomó sus manos con fuerza y lo miró con la seguridad que Yoongi estaba muy lejos de sentir—. Machote, vamos a salir de esta, no puedes darte por vencido antes de dar la pelea. Además, ya te lo dije ¿cierto? No estás solo, esos omegas idiotas no lograrán nada con nosotros respaldándote, eres un gran alfa Min Yoongi, y se que nunca lo digo, pero, eso es lo que veo en ti, un alfa maravilloso que lo da todo de si mismo por lo que más ama.

—¿Crees que soy maravilloso? —Se mofó Yoongi en un vago intento de tirar muy lejos la pena que sentía ante tales palabras.

Su relación con Jimin era especial, por no decir extravagante e inusual, eso significaba nada de palabras tiernas o momentos dulces como podrían ser los de Jin y Namjoon, o incluso los de Hoseok y Taehyung.

Que Jimin estuviera ahí, sujetándolo y conteniendo todos sus temores, sacaba un lado suyo que ni él mismo sabía que seguía existiendo en su interior, un hombre abrumado por la magnitud de sus sentimientos por su pareja, en eso se había convertido.

Jimin compartió con él una sonrisa, aceptando el cambio de ambiente, algo que descubrió gracias a los acontecimientos recientes, es que era física y emocionalmente doloroso ver a su todopoderoso machote derrumbarse como un cachorro temeroso, no le gustaba ese Yoongi, pero sabía que era parte de él debido a las obligaciones que debía cumplir.

—Bueno, mentir un poco no hace daño si es para una buena causa ¿o sí? —Le siguió el juego con su característica sonrisa. Yoongi suspiró y asintió con su cabeza.

—Gracias —susurró clavando sus ojos en los de Jimin—, por estar aquí.

—No tienes que darme las gracias —respondió Jimin de igual modo acercando su rostro al de Yoongi para rozar sus narices en un gesto cómplice—, eso no es necesario entre nosotros.

Yoongi estiró su cuello provocando que su boca rozara la de Jimin, para luego unirlas en un beso que los dejó sin aliento, un beso que dejó más que en claro que entre ellos, no hacía falta palabras románticas, que las acciones y sentimientos que bullían en su ser, valían mucho más.

En esos momentos, justo en esos instantes donde las caricias recorrían sus cuerpos y los besos decoraban sus pieles, ambos comprendieron lo afortunados que eran al tenerse, sin embargo, era algo que celosamente escondían detrás de sus intensas miradas compartidas mientras que llegaban al deseado clímax con sus nombres siendo susurrados.

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