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Capítulo 23: 

Yoongi estaba hablando con los betas cultivadores sobre las próximas cosechas, cuando Jackson interrumpió.

—Perdón, lamento la interrupción, pero tenemos visitas jefe —indicó el delta señalando a la mujer a sus espaldas. Mujer que Yoongi reconoció a simple vista.

—Alfa Min —saludó ella con una corta reverencia.

—Hablaremos de las cosechas más tarde —dijo el alfa dirigiendo su mirada a sus cultivadores—, pueden irse.

—Sí alfa. —El total de diez personas dejaron la sala de forma inmediata dejando al delta y al halcón solos con su líder.

—Jackson, trae a los demás, algo me dice que la visita de Soyou no es solo para reunir a los viejos amigos.

Como una vieja costumbre cuando el estrés lo sobrepasaba, Yoongi frotó su rostro con insistencia. Tal y como lo había imaginado, la visita de Soyou no fue precisamente para traerle buenas noticias.

—¿Machote?

La voz de Jimin hizo que levantara su cabeza, su pareja iba entrando a la habitación acercándose a él. Jimin tomó su lugar junto a él en el borde de la cama, cuando llegó a la casa después de visitar a su hermano supo de inmediato que algo no iba bien y que Yoongi lo necesitaba.

—¿Qué pasó, ocurrió algo malo? —Volvió a preguntar.

—Tenemos problemas. Hace poco vino una informante de la manada aliada, por supuesto que su visita no trajo nada bueno —dijo con derrota—. Hace muchos años, hubo una guerra dentro de la reserva y que fue dirigida por mi padre. Esa guerra, fue causada por un traidor, un segundo al mando de mi padre que se reveló contra él, consiguiendo que la mayor parte de la manada lo siguiera. Por supuesto que, los más fieles se quedaron al lado de mi padre.

Los traidores destruyeron esta reserva por completo, mataron a demasiada gente inocente. Supongo que ahora, ellos buscan terminar lo que empezaron aquella vez. —Jimin pudo ver en aquellas orbes profundas de su lobo el dolor que albergaba en su alma detrás de aquel relato—. Temo no poder hacerles frente si su intención es venir hasta aquí, ellos eran muy fuertes en aquel tiempo. Los mejores de la manada ¿Qué pasa si no puedo salvarlos? Desde que asumí mi rol como alfa, hemos estado en tiempos de paz, pero ahora todo se ha vuelto muy incierto.

—Ey, no digas eso. No te atrevas a decir algo como eso nunca. —Jimin lo tomó por sus mejillas para que Yoongi lo viera a sus ojos—. Tú eres un gran alfa ¿por qué crees que tienes a toda esta gente confiando ciegamente en ti? Eres un hombre fuerte que sabrá que hacer cuando el momento llegue. Y cuando eso pase, todos estarán ahí, yo estaré ahí ¿me entendiste?

Jimin unió sus bocas sin darle la oportunidad de responder y, a diferencia de aquellos besos que prometían sexo caliente y abrumador, ese beso pretendía calmar los angustiantes pensamientos de su pareja.

—Esto podría ser de vida o muerte —dijo Yoongi cuando se separaron.

—No importa.

—Podrías morir.

—Tú igual. Hablo en serio, no importa que tan difícil se pongan las cosas, no me voy a ir a ningún lado. Ahora más que nunca este es mi hogar, y el de Taehyung, y es por eso que lo voy a defender con todo lo que tengo, hasta mi último aliento, y lo haré estando a tu lado.

Yoongi asintió con su cabeza y atrapó el cuerpo de Jimin en un apretado abrazo. Por el momento, necesitaba su cercanía para tener su mente anclada al mundo real.

—¿Yoongi? —Llamó JB dando suaves golpecitos a la pared.

La manada había sido convocada horas más tarde a petición de su alfa, el cual estaba anclado en su lugar con expresión seria y posición firme frente a toda su manada.

—Dentro de tres días la manada del este vendrá a nuestra reserva. Los tiempos de paz han terminado —anunció con voz fuerte y clara—. El enemigo se aproxima, y debemos estar preparados poder afrontar lo que sea que esté por venir. Y recuerden que, además de defender nuestro territorio, las prioridades siempre serán los cachorros, las mujeres y los lobos ancianos ¿entendido?

—¡Sí alfa! —Exclamaron todos al unísono.

El semblante determinado de su manada le hizo saber a Yoongi que, como había dicho Jimin, al igual que él, ellos estaban dispuestos a dar su vida para defender su territorio y proteger a su gente, sin importar que la muerte danzara sobre sus cabezas.

Yoongi desvió su mirada hacia su costado, lugar que por derecho ahora pertenecía a Jimin como su pareja. Él entrelazó sus manos y le dio un firme apretón. Gesto que no pasó desapercibido por Young Mi que tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no arrojarse sobre ese maldito zorro y arrancarle la cabeza de un zarpazo.

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