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Capítulo 22:
En medio de la bruma causada por el cansancio y estar consciente, Jimin comenzó a remover su cuerpo entre las sábanas en búsqueda de una posición más cómoda para poder seguir descansando, pues podía sentir cómo cada parte de sus agarrotados músculos se estiraban y dolían deliciosamente debido a...
Sus ojos se abrieron de golpe, recibiendo de forma directa toda la luz que se filtraba entre las cortinas, eso hizo que soltara un par de maldiciones en lo que volvía a cerrarlos para luego parpadear numerosas veces y así poder acostumbrar su vista. Y mientras lo hacía, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a nadar con frescura y fluidez en su mente. Él y Yoongi, Yoongi y él, besándose, acariciándose...
<< ¿Puedes sentirlo machote? >>
Las palabras que soltó susurraron en su cabeza una y otra vez, como si su subconsciente se estuviera riendo de él en toda su cara, y no es que se arrepintiera de algo, no lo hacía en absoluto, solo...solo eran todas esas cosas que sintió y dijo que lo ponían algo avergonzado. Oh vamos, incluso alguien como él a veces tenía la decencia de avergonzarse de sus acciones.
Echó un vistazo a sus espaldas, Yoongi dormía plácidamente con un brazo protector en su cintura y con su rostro escondido entre sus omóplatos. Su cabello rubio caía desprolijo sobre la almohada en una cascada de oro pálido. Y, debido a la posición en la que se encontraban, pudo distinguir la plateada marca que relucía como diamante en la unión de su cuello y hombro. La marca que él dejó en Yoongi como símbolo de su unión.
*Con que así se ve ¿eh? * pensó volteándose hasta quedar cara a cara con Yoongi. Sus dedos curiosos fueron hasta la marca y la acariciaron con delicadeza. Para su sorpresa, la textura de su piel seguía exactamente igual, limpia y suave.
—¿Qué haces? —Preguntó el lobo con voz ronca, apretando un poco más el abrazo que ejercía sobre el cuerpo ajeno. Inesperadamente, se encontró con que le gustaba sentir el calor natural que desprendía el cuerpo de Jimin.
—Tenía curiosidad. Quería saber si tu piel seguía igual con la marca puesta.
Yoongi abrió sus ojos con pereza para poder ver al hombre que estaba recostado entre sus brazos, el cabello rojo como el fuego de Jimin estaba desordenado y aun con eso, no perdía el aire coqueto y sensual que lo caracterizaba.
Y tal y como ocurrió con Jimin, lo ocurrido la noche anterior llegó a su mente.
La verdad es que había sido una noche más que productiva, fueron seis orgasmos en total. Yoongi recordó ver los rastros del próximo amanecer antes de caer totalmente rendido ante el último.
—Así que... Oficialmente este es también mi territorio ¿cierto? —cuestionó Jimin apareciendo en su campo visual. Sus ojos castaños lo escudriñaban atentos.
—¿Debería preocuparme si digo que sí?
—Depende... —Soltó el zorro dejando el resto al aire.
—Obviamente debo preocuparme ¿qué cosas estoy preguntando? —Se dijo el alfa a sí mismo a modo de broma.
—¿Y eso qué más da? —sonrió Jimin acomodándose sobre él—. Preocupémonos por tus preocupaciones más tarde.
—¿Y por qué quieres preocuparte ahora? —inquirió Yoongi acomodándose mejor.
—Por recibir buenos orgasmos de buenos días.
Estando ya en esa enorme y vacía sala de juntas, Yoongi se dejó caer en su silla como peso muerto. Tenía demasiadas cosas en su cabeza, y eso le generaba cierta molestia.
Una de esas cosas, y la principal, era ser consciente de que las cosas entre él y Jimin estaban tomando forma, pudiendo confirmarlo la noche anterior en medio de todo ese huracán emocional al cuál se arrastraron por propia voluntad.
Sabía que lo que estaba comenzando a sentir era completamente natural, no obstante, que su mente divagara por si sola recordando la imagen del cuerpo de Jimin debajo del suyo, suplicando por más. Sus palabras, su tacto y todo lo demás como una cinta rayada, era sin dudas, algo muy molesto.
¡Entendía el jodido punto! ¿Qué más querían de él?
Fregó su rostro con creciente cansancio, el proceso de aceptación emocional sería largo y tedioso, no había nada que él pudiera hacer para impedirlo, siendo la única opción tomarlo con calma o su cabeza explotaría.
—¡Buenos dí...Wow Yoongi, apestas a Jimin! —Fue el saludo de Hoseok que iba entrando a la gran cabaña, y quien en un abrir y cerrar de ojos, Yoongi tuvo a escasos centímetros de su cara olfateando a su alrededor—. Woah, realmente es sorprendente, recuerdo cuando Namjoon llegó un día apestando a Jinnie hyung, pero eso fue porque... —calló de forma abrupta y Yoongi pudo ser testigo ocular de cómo el conocimiento llegó limpio y exacto hasta su cerebro.
Una enorme sonrisa surcó por su cara y sus ojos avellana brillaron con la misma intensidad del sol.
Lo que pasó a continuación llevó al alfa a golpear su espalda contra el suelo y llevar su vista al techo con el pecho de su delta sobre él. Manos curiosas tantearon su ropa, y por más que él hizo el esfuerzo de sacarlo de encima, la euforia de Hoseok era mucho mayor.
—Buenos dí... ¡Oh! ¿qué hacen? —cuestionó Namjoon desde la puerta, viendo un tanto curioso como Hoseok tenía entre sus manos la camiseta de Yoongi mientras estaba sentado en su regazo y todo eso estando desparramados en el suelo.
Una posición más que comprometedora si no se tenía en cuenta que el alfa tenía sus manos aplastadas contra la cara de Hoseok causando que esta se viera chistosa.
—Namjoodie, Yoodgi tiede da madca. —dijo el delta apenas entendible con retintín en su tono de voz.
—¡Yah! ¡Aléjate cosa fea, soy tu alfa! ¿dónde quedó el respeto que me debes mocoso? —Se quejó Yoongi removiéndose cual pez fuera del agua—. Hoseok, bastardo, quítate de encima ¡Suéltame!
—¡No hasta ver la marca! ¡Namjoon no te quedes ahí parado como idiota, ven y ayúdame!
—¡Da un paso más, y me aseguraré que Jin tenga un lobo castrado como mate, Kim!
Namjoon suspiró ¿qué debería hacer en esa situación? En verdad era muy tentadora la idea de husmear y ver la marca de Yoongi, pero, por otro lado, él quería darle muchos bonitos cachorros a su beta en algún futuro.
—¿Saben qué? —dijo al final dando una palmada al aire—. Creo que mejor los dejo solos, hacen lo que tienen que hacer y regreso más tarde ¿qué dicen? ¿estamos de acuerdo? ¡genial! ¡cuídense! —Y así fue como Namjoon voló de allí saliendo airoso de la situación.
—¡Maldito traidor, vuelve aquí! ¡Namjoon!
—¿Esto que ven mis ojos es real? Él en verdad lo hizo —dijo un sorprendido Jin con sus ojos bien puestos en la marca que brillaba en la piel caramelo de Jimin.
—¿Tú también tienes una Jin hyung? —preguntó Taehyung dándole un bocado a sus panqueques. El beta sintió corriendo un poco el cuello de su camisa. Su marca estaba en la unión de su cuello y hombro—. Woah ¿y qué es lo que se siente exactamente?
Con una sonrisa que demostraba todos sus sentimientos por Namjoon, Jin acarició con evidente ternura su marca.
—Es difícil de explicar, pero a grandes rasgos es una sensación que jamás había sentido cuando estaba sin ella, me siento completo de cierta manera, es como tener a Namjoon a mi lado a cada momento a pesar de que él no esté presente físicamente. Una de las maravillas de las marcas como estas, es que puedes conectarte con tu pareja por telepatía. Es similar a la conexión que tiene el alfa con su manada, pero mucho más profunda e íntima. Solo que, para que esa conexión ocurra, debe practicarse, no es como si saliera de la nada.
—Uh-uh, eso no va a pasar, no pienso tener a ese machote en mi cabeza 24/7 —renegó Jimin.
—¡Yo sí quiero! —exclamó Taehyung levantando su mano—. Cuando me aparee con Hobi hyung será lo primero que quiero aprender —sonrió con un suspiro.
—Hablando de eso ¿qué hay entre ustedes? —Jimin codeó las costillas de su hermano con una sonrisa burlona, causando que las bronceadas mejillas de Taehyung se sonrojaran.
—Bueno... —Comenzó jugando con sus dedos—. Él dijo que quiere que vayamos despacio para que nos fuéramos conociendo con calma. ¡Hobi hyung es tan genial! Soy tan afortunado de tenerlo como mate; Es guapo, alto, inteligente, cariñoso, atento y siempre me consiente ¿qué más podría yo pedir?
Jimin y Jin compartieron miradas, divertidos por el desvarío que estaba sufriendo el pobre zorrito enamorado.
Mientras tanto en los territorios más apartados en la frontera este.
—¡Señor! —La puerta de aquella cabaña fue abierta estrepitosamente, revelando la figura de un hombre alto de cabello negro y liso de piel trigueña—. Tenemos reportes, ellos están cera.
El sujeto de cabello castaño que miraba por la ventana con aparente calma, se volteó lentamente hasta clavar sus ojos color miel en su delta.
—Dile a Soyou que luego de su descanso venga aquí, tengo un trabajo para ella.
—Sí señor —exclamó marchándose rápidamente.
Encontrándose solo otra vez, el alfa se permitió soltar un suspiro.
—La historia está condenada a repetirse, espero que esta vez, sea el final —dijo para si mismo desviando sus ojos hacia la ventana.
—¿Alfa? —Una mujer alta y de buen porte, con cabello cobrizo sujetado a una trenza, hizo acto de aparición minutos después.
—¿Cómo te encuentras? —preguntó él suavizando su mirada para ella.
—Estoy bien, el viaje no fue tan largo. Ellos se asentaron a pocas millas de aquí, pero estoy más que segura de que dirigirán sus pasos hacia el oeste, al parecer, ese es su objetivo final.
—Yo también creo eso —concordó él—, y es por eso que necesito que me hagas otro favor.
—Por supuesto.
—Quiero que viajes hasta la reserva de Yoongi y les des el aviso. Él más que nadie debe saber de esto, cuanto más pronto lo sepa, más rápido podremos prepararnos.
—Saldré de inmediato —confirmó haciendo una corta reverencia antes de salir de allí.
Llegando a las grandes murallas que separaban su territorio del territorio neutro del bosque, Soyou pudo distinguir la figura de su pareja esperando por ella.
—Mantente a salvo. —pidió aquel lobo en tono suplicante.
Ella sonrió y depositó un casto beso en la comisura de sus labios en un acto conciliador.
—Siempre lo hago.
En un cambio rápido, la figura de la bella mujer fue reemplazada por la de una majestuosa ave, un halcón blanco veteado de marrón. Este alzó vuelo y se fue alejando rápidamente de su hogar.
Ahora solo era cuestión de esperar.
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