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Capítulo 12:
—Tidi istirí biin —arremedó con burla sus propias palabras que Jimin había repetido como una hora antes.
La tregua que se habían entregado se había destruido tan rápido como había llegado. Yoongi se sentía molesto y con ganas de cortar cabezas, la cabeza de Jimin siendo mucho más específico. Ahora que lo pensaba, la cabeza de ese engendro nacido del mismísimo infierno sería un adorno muy bonito para la entrada de la reserva.
Tirando su cabeza hacia atrás fijó su vista en el cielo, su entrecejo estaba fruncido en profundidad y sus labios se torcían en una mueca tensa expresando su enfado, en su cabeza podía visualizar a todos los dioses del universo disfrutando de lo lindo la travesura que habían hecho con él y Jimin.
—Espero que estén malditamente disfrutando de todo esto —gruñó en caminándose a cualquier lado que lo ayudara a despejar su mente.
Necesitaba un tiempo a solas, un tiempo para meditar que era lo que iba a hacer de ahora en adelante, no era tan fácil como quería pensar.
Como líder de una manada y protector de una reserva tenía deberes para con su gente, cualquier decisión que pudiera tomar, debía pensarla dos veces o incluso más.
Sus pies lo llevaron hasta la entrada del bosque, su espíritu animal, su lobo interno picaba en su interior deseoso de que lo dejase salir, sus ojos negros adquirieron un tono dorado líquido propia de la especie que brillaba como faros en la oscuridad, su cabello rubio adquirió uno ébano al comenzar a trasmutar y su pelaje a reemplazar su impoluta y pálida piel humana, cerró sus ojos y se entregó al completo a su naturaleza animal hasta verse peludo y a cuatro patas, sus sentidos se agudizaron y sin esperar más tiempo salió a correr en busca de liberación.
Aquello se sentía maravilloso, el crujir de las ramas y hojas bajo sus patas, el viento fresco acariciando su cuerpo, los diversos aromas de la naturaleza entrando por su hocico, recorriendo cada fibra de su ser calmando al animal que llevaba dentro.
Su mente poco a poco fue saliendo de la espesa bruma que los eventos acontecidos recientemente habían formado en él. Pudo verlo todo más claro permitiéndole estar listo para tomar las decisiones que debían ser tomadas.
Cuando estuvo de regreso, el aroma a frutas silvestres lo golpeó con fuerza, una bofetada espiritual que le decía que su pareja estaba cerca, y así era, a lo lejos pudo divisar a Jimin sentado en la entrada de su casa, quién se levantó apenas cruzaron miradas.
—¿Viniste por que finalmente vas a arrancarme la cabeza? Porque déjame decirte que no voy a ponértelo fácil, porque planeo ser yo quien ponga tu cabeza como un lindo adorno en la entrada de la reserva —dijo antes que nada Yoongi.
Jimin encaró una de sus cejas.
—Qué encantador, machote —Jimin rodó sus ojos—, muy encantador la verdad, pero es cierto, mi cabeza colgada en la entrada sería lo único bonito que los animales y cambiaformas que pasen por aquí vean de este lugar. Pero tranquilo, no vine a que me arranques la cabeza ni vine a arrancar la tuya para dejarla como estandarte, vine porque supongo, ya estoy más calmado. Quiero que intentemos hablar una vez más.
Sin dar lugar a cualquier replica, Jimin se adentró a la casa de Yoongi como si fuese la suya propia.
—Puedes pasar —masculló Yoongi con sarcasmo.
El zorro, sin miramientos se echó en el sillón de la pequeña sala como si nada hasta que al parecer cayó en cuenta de ello y miró al alfa como si de verdad esperara que lo hiciera puré.
—Supongo que deberemos trabajar en eso —señaló Yoongi—, pero podemos dejarlo para después, ahora estoy interesado en lo que el buen zorro tiene para decir —suspiró sentándose en el sillón individual.
—Sí, sobre eso yo...
Jimin muy pocas veces en su vida se disculpó de verdad, tres para ser más exactos. La primera vez con Taehyung cuando tenían cuatro años, la segunda cuando le robó unas galletas a su mamá y la última... la ultima vez fue cuando no pudo salvarlos a ninguno de aquel enorme incendio forestal causado por los cazadores.
Ninguna de esas situaciones era remotamente parecida a esa, no obstante, muy dentro suyo Jimin necesitaba disculparse de verdad, el arrebato que tuvo anteriormente había estado muy mal. Así que, tirando de su cabello rojo hacia atrás y relamiendo nerviosamente sus labios, miró a Yoongi a los ojos.
—Perdón, de verdad lamento la discusión que tuvimos, yo...soy así o incluso peor, dependiendo de la situación. Pienso que, quizá fue una probada de lo que podría esperarnos, sin intención por supuesto —aclaró cuando Yoongi arqueó sus cejas—, juro que lograré entenderte si después de todo no quieres que nos enlacemos.
Yoongi asintió con un movimiento de su cabeza sin ninguna pizca de sorpresa. Él comprendió cuales eran las intenciones de Jimin y que era lo que intentaba lograr con ellas.
Desafortunadamente para el zorro, las cosas no funcionaban así, estaba claro que él estaba aterrado por el cambio que estaba sufriendo su vida, pero Yoongi genuinamente quería demostrarle que todo estaría bien.
—Jimin...
—Aun así... —Lo interrumpió antes de que pudiera decir algo más y él perdiera el valor de enfrentar la situación—, espero que no decidas eso porque después de meditarlo lo suficiente y de que Taehyung y Jin hyung cansaran mis oídos de tanta charla, intentaré hacer todo lo posible para que tu nombre no sea ridiculizado por ser mi pareja o poner en riesgo esta reserva.
A pesar de todo lo malo que Yoongi pudiese pensar de Jimin, también era consciente de que ese demonio de cabello rojo era el ser más testarudo de toda la historia del universo que había tenido la desgracia de conocer y no daría su brazo a torcer con tanta facilidad, incluso si tenía que luchar contra si mismo y eso era algo digno de su admiración.
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