Capítulo 17

Ford conducía lo más rápido posible, intentando llegar al avión antes de que Bill se diera cuenta de la ausencia de Dipper. Probablemente ya lo había hecho. Pero no importaba, a esa velocidad, esa prácticamente imposible que el rubio lograra alcanzarlos.
La verdad, no había pensado muy bien antes de actuar, pero ya no había vuelta atrás.

-¿¡qué haremos ahora!?- preguntó Wendy con los nervios de punta- ¿¡donde iremos!?
-¿a qué te refieres?- preguntó la castaña confundida.
-no podemos volver a Gravity Falls- contestó lo pelirroja. 
-¿qué?, pero...
-Wendy tiene razón- dijo Ford interrumpiendo a su sobrina- no podemos volver. Bill ya debe haberse percatado de la ausencia de tu hermano, por lo que ahora mismo debe estar tras nosotros.
-Bill va a buscar a Dipper por cielo, mar y tierra- dijo Soos frunciendo el ceño- no podemos dejar que lo encuentre.
-¡por supuesto que no!- dijo Mabel- tío Ford debe tener un plan... ¿Verdad, tío?
-aún no calabacita, pero nos las ingeniaremos... Por ahora, sólo debemos preocuparnos de llegar con Dipper hasta el avión.

Mabel miró a su hermano, quien se encontraba sentado a su lado, con la cabeza agachada y los ojos cerrados, como si se hubiese quedado dormido.
La verdad, estaba muy nerviosa, aunque también aliviada. Le alegraba tener a su hermano de vuelta. Cuando Dipper se marchó, fue como si una parte de ella se hubiese ido con él, pero ahora, con él a su lado, sentía que por fin estaba completa de nuevo.
Sin embargo, había una pregunta que no dejaba de atormentarla: ¿Qué pasaría cuando Dipper despertara?, ¿estaría feliz al verlos?, o... ¿Era verdad todo lo que había dicho en aquella mansión?

La castaña negó con la cabeza, como alejando todos esos pensamientos. Dipper no era así, seguramente Bill le había hecho algo... O eso es de lo que intentaba convencerse, pues la sola idea de Dipper escogiendo al rubio le rompía el corazón.
Pero eso no debía importarle en ese momento. Ahora lo importante era que por fin tenía a su gemelo de regreso. 

Apoyó su cabeza en el hombro de su hermano, como cuando solían viajar en bus juntos. En verdad esperaba que algún día todo volviera a ser como antes.
Pero antes de que siguiera fantaseando con un mundo sin Bill, algo captó su atención, interrumpiendo sus pensamientos. Era algo brillante.
Lentamente tomó la mano de Dipper entre las suyas, viendo el anillo que aprisionaba uno de sus dedos.
Al parecer era de oro, y tenía una hermosa piedra azul que brillaba con gran intensidad.
Inmediatamente frunció el ceño y dirigió su mirada hacia el rostro inconsciente de Dipper.
¿De verdad iba a casarse con ése hombre que decía odiar con toda su alma?... ¿Dipper había sido sincero al decir que lo odiaba?... ¿O es que Dipper aún le tenía algo de cariño al que, hace unos años, había sido su novio?
Lentamente acercó una de sus manos al anillo, comenzando a quitarlo del dedo de su hermano. Pero antes de que pidiera sacarlo completamente, una voz la distrajo.

-¡señor Pines!- dijo Soos sorprendido- ¡mire, al frente!
-imposible- susurró su tío, frunciendo el ceño.
A unos metros de distancia se encontraba un rubio de pie, mirándolos, con un auto estacionado a su izquierda.
-¡ACELERE!- gritó la pelirroja.
Inmediatamente el anciano aumentó la velocidad, dispuesto a atropellar al rubio, pero de repente, el auto comenzó a ir más despacio.
-¡¿QUÉ ESTÁ HACIENDO?!- gritó nuevamente Wendy, desesperada- ¡NO PODEMOS DETENERNOS AHORA!
-¡NO ES MI CULPA!- gritó el anciano de vuelta, frunciendo el ceño, mientras pisaba con fuerza el acelerador.

Pero por más que pisara el acelerador, el auto seguía perdiendo velocidad lentamente. Hasta que se detuvo suavemente frente al rubio.
En esos momentos, Bill era la ira en persona, matando con la mirada a todas las personas del auto, aunque, si alguien lo hubiese visto detenidamente, se hubiera dado cuenta de que en sus ojos también había decepción.

-¿en verdad creyeron que podrían irse así nada más?- dijo el rubio con veneno en cada palabra.
Ford intentaba desesperadamente hacer andar el auto nuevamente, pero éste simplemente no respondía.
-ni siquiera lo pienses Seis Dedos... Ese auto no va a encender.
Bill comenzó a analizar a cada una de las personas dentro del auto, lo miraban desafiantes, con el ceño fruncido... con miedo.
Todos lo miraban de alguna manera... Excepto una persona.

Su Pino no lo miraba... Tenía la cabeza agachada. Por lo que no podía verle el rostro.
Lentamente levantó una mano, y con un simple movimiento de su dedo hizo que ambas puertas traseras se abrieran bruscamente.
-¿¡pero qué...!?
-¿en verdad creyeron que podrían escapar así de fácil de mi?- preguntó el rubio entrecerrando los ojos- ¿que podrían llevarse lejos a mi Pino?

Rápidamente los apuntó con su brazo, provocando que unas llamas azules rodearan a Dipper, haciendo que éste se elevara y comenzara a salir del auto.
-¡NO!- gritó Mabel, intentando agarrar a su hermano, pero se quemó apenas sus manos tocaron el extraño fuego que lo rodeaba, soltándolo involuntariamente.
Inmediatamente intentó agarrarlo de nuevo, sin importarle quemarse, sin embargo, no pudo... No podía moverse, y por más que lo intentara, su cuerpo simplemente no le respondía. Miró a los demás que, al parecer, se encontraban en la misma situación que ella.
De nuevo, no podía hacer más que ver cómo le arrebataban a su hermano.

Bill guiaba el cuerpo de Dipper con su dedo, llevándolo hasta él. La verdad, le sorprendía un poco el hecho de que Dipper no pudiera resistencia, o que no hablara.
Finalmente, dejó caer al castaño entre sus brazos, mirándolo seriamente.
Esperaba ver a su Pino mirándolo con odio, o quizás preocupado, a punto de rogarle que perdonara la vida de su familia. Pero estaba... Inconsciente.
Frunció el ceño, para luego mirar al anciano.

-¿qué... le hicieron?- preguntó amenazante.
Ford se limitó a mirarlo con los ojos entrecerrados, sin decir una palabra.
-¡DIME QUÉ MIERDA LE HICISTE SI NO QUIERES QUE ASESINE A TODAS LAS PERSONAS QUE ESTÁN DENTRO DEL MALDITO AUTO!- gritó enfurecido.
-¡cloroformo!- dijo Soos- ¡es sólo cloroformo!, despertará en una o dos horas.
-¿lo durmieron?- preguntó mirando nuevamente al chico que estaba entre sus brazos.
-porque seguramente algo le hiciste para que no quisiera ir con su familia.

El rubio los miraba seriamente, pero sonreía por dentro, al parecer su castaño no lo había traicionado.
- lo secuestraron... Secuestraron a mi Pino.... Bueno, en verdad espero que haya valido la pena, y que disfrutaran cada minuto junto a él en ese auto...
Porque no lo volverán a ver... Nunca.
-¿eso crees?- preguntó Ford con los ojos entrecerrados- ya llegamos un vez, podemos hacerlo de nuevo.
-¿en serio piensas que llegaron aquí por cuenta propia?- dijo el rubio con burla- lamento decirles, que si no fuera por mí, no habrían llegado ni a su "avioncito". Pero eso no va a volver a suceder, es más, ni siquiera tienen permitido volver a poner un pie en este país, y créanme, esta vez hablo en serio- luego los miró sombríamente- en verdad, no saben las ganas que tengo de asesinarlos a todos en este momento... Pero no lo haré, no por "compasión", sino porque eso pondría triste a mi Pino.

-¡suéltalo!- dijo Mabel mientras una lagrima descendía por su mejilla- por favor...
-¿en verdad creyeron que Dipper preferiría estar con ustedes?, ¿que iría corriendo a sus brazos?- los miró con asco- ¿que los elegiría a ustedes, cuando me tiene a mí?- soltó una carcajada- eso nunca va a pasar. Él es mío... Siempre lo ha sido, y no voy a permitir que nadie me lo arrebate.... Bueno... Me encantaría seguir conversando con ustedes- dirigió su mirada al castaño mientras sonreía- pero ya tenemos que irnos- luego los volvió a mirar, con una sonrisa maliciosa, que decía "les gané"- hay una boda que planear.

Sin más abrió las puertas de su vehículo y sentó a Dipper en el asiento del copiloto, para luego sentarse al volante. Por última vez, miró a aquellas personas de las cuales se aseguraría nunca volver a ver, les dedicó una sonrisa y sin más, hizo andar al auto, desapareciendo de su vista rápidamente. Dejando a los demás confundidos. Después de un rato, lograron moverse de nuevo, Mabel se puso a llorar inmediatamente, mientras Wendy intentaba consolarla. Ford estaba confundido... ¿Qué es lo acababa de suceder?, ¿acaso usó... Magia?

Mientras tanto, Bill conducía de vuelta a su mansión, de vez en cuando mirando a su castaño, sonriendo.
Había revelado su más grande secreto frente a esas personas... Pero no le importaba, seguramente nadie les creería. De todas maneras, no se arrepentía ni en lo más mínimo, había recuperado a su Pino, eso era lo importante.
Le alegraba el hecho de que su castaño no lo hubiese traicionado... Esos malditos lo habían secuestrado... Pero ya no importaba...

Se aseguraría de nunca más volviera a suceder.











Hooooola!, ¿Cómo están?, ¿les gustó el capítulo?, espero que si jejeje.

Gracias a todas las maravillosas personitas que están leyendo esto, en verdad les agradezco que usen un poco de su tiempo leyendo mi historia :3.

Como siempre agradecería que votaran y en especial que comentaran, si te gustó cierta parte del capítulo, el capítulo entero, o la historia en general, ¡házmelo saber!, ¡me encanta leer lo que opinan! <3.

Y bueno... Creo que de mi parte eso es todo...

Muchos bechos y abachos :3



¡Nos leemos luego!

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