¿Te quedás conmigo?
Anakin no siempre fue un hombre duro y cruel en algún momento de su vida fue un hombre diferente a este. Había sido criado por su madre, quien era viuda. Su padre al que jamás llegó a conocer, según su madre el la amo muchísimo y lo amo a el desde que estaba en su vientre. Siempre lucharon día con día con la pobreza y la vida acomodada en aquél barrio de Manhattan. Ben Kenobi le dio la oportunidad que su madre y se situación económica no podían ofrecerle. Con maleta en mano y con tan solo trece años salió de América, su hogar, hacia la desconocida -para el- Londres donde estudió y se graduó. España fue su hogar algún tiempo donde la vida le pondría a una princesa Real. Padmé luchó contra su familia y su buen juicio para poder irse con el, rechazo su título nobiliario y se fue con el a Londres. No todo fue hermoso, al final aquel hombre amoroso que conquistó a su reina se perdió entre las pilas de trabajo y sed de poder. Al final perdió a Padmé y a sus hijos. Y ahora tenía la oportunidad de tenerlos otra vez a su lado, tenía que protegerlos del mal, Luke era hombre pero Leia era débil de voluntad eso lo sabía, ahora la libraría de aquel mal llamado Han Solo.
°
Luke llevaba a Mara de regreso a casa, tenían un trabajo pendiente antes de salir de vacaciones, ella aún seguía molesta por su actitud.
—¿Sigues enojada conmigo?.—pregunto de lleno.
Ella estaba en silencio, no no quería conversar con el, no de este tema. Para ella era caso cerrado. El estacionó el auto de golpe en una acera cercana.
—¡¡Demonios Mara dime algo!!.—grito.
Ella parecía bastante asustada por el repentino freno del auto.
—¡¡¿Que acaso estas loco?!!.—le gritó.—aún soy joven para morir por tus idioteces.—le reclamo.
El la beso inesperadamente tan pasional tan salvajemente. Ella lo golpeo en el pecho para alejarlo hasta que su deseo cedió ante lo que necesitaba, los besos de Luke. Ella lo abrazo y el a ella. Ambos se besaron así sin hablar por un largo tiempo.
—No me odies.—le pidió Luke.
Ella contuvo las lágrimas.—No te odio estúpido.—acarició su pelo.—soy una tonta. —comenzó a besarlo de nuevo.
—No lo eres.—la beso de nuevo.—eres mía.
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Han llevó a comer a Leia, como todos los días, aveces a casa de su madre ó a la suya. Los días con ella eran bastante buenos mejor que buenos. Además ahora estaban más unidos que nunca, en todos los aspectos, jamás pensó en llegar a tener una, las relaciones a largo plazo no eran los suyo,las novias solo eran amantes y ahora tenia a Leia Organa, la mujer que quería para el. La única.
—¿Te pasa algo?.—pregunto Leia, Han parecía callado.—estas demasiado serio, mi Han ¿serio?.—rozo con sus dedos su mano al volante atrayendo su atención.
El giró de reojo y le sonrió.—Pensaba en lo hermoso que es tenerte como mi novia.
Su corazón se derritió al oír sus palabras.
Ella se quitó el cinturón.—¿Que haces?.—pregunto Han, pero ella se acomodo cerca de el y lo abrazó.
—Te amo demasiado.—se acurruco a su lado, sintiendo su aroma a madera.—no se que haría sin tí.
El beso su cabello, sintiendo su aroma dulce a agua de rosas.—También te amo. Siempre estaré a tú lado.
Ella se sonrojo aún más. Además tenia una sorpresa para el, en la noche en su departamento le diría el siguiente paso en su relación.
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Sus zapatos hacían sonidos en el piso pulido de la clínica, había tomado esta desicion como una forma segura para su relación con Han, era el siguiente paso. Tomó aire en sus pulmones, la mano calida de Mara tocó la suya, "un todo estará bien" Salió de sus labios, ella le sonrió, todo estaría bien.
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Rachel era una mujer muy hermosa y dominante, aunque su pasajera relación con Han solo se limitará al sexo, eso era lo mejor. Han no hablaba mucho con las mujeres el sexo era lo mejor de todo, lo más interesante del asunto.
¿Ella lo amo? La respuesta es talvez, ¿ella lo ama? La respuesta es la misma talvez. Rachel era el equivalente a Han, por eso su química sexual era excelsa y satisfactoria para ambos.
Cuando ese hombre con su costoso traje Armani y su asistente petulante la habían contactado en su trabajo nocturno en un bar del Norte, y su propuesta llegó a sus oídos, más que cualquier cosa tenía celos y rabia, Han término con ella, no realmente el no era de tener una mujer una novia, simplemente la hizo aún lado y ya no le quizo ver más -maldito- Pero ahora tenía una "novia" y una muy rica. No se quedaría con los brazos cruzados, ella lo tentaria y el volvería a ella. Demostraría que es mejor que cualquier chiquilla rica, ella era más mujer.
Se acercó Maz a la joven Rachel sin darse cuenta que era ella. —¿Cual será su órden señori....... —miro más de cerca a la joven.—Rachel, ¿que hacés aquí?.
—De visita.—le sonrió.—¿Y Han?.—sonrió con sus labios rojos como el fuego.
—¿Han?.—ella no ya no era nada de el.
—Si Maz, ese Han, Han Solo—se acomodó mejor en la mesa.—¿Sigue viviendo en la calle Bretton?.
—Creo que si,—guardo papel y bolígrafo en su uniforme.
—Que bueno, verré a visitarlo, raro en mi pero lo extraño y el seguro también.—miro la expresión de insatisfacción de Maz Katana.—porque no me traes un café, ya sabes como me gusta.—le guiño el ojo. Maz asintió y se fue hacia la cocina.
—¿La conoces?.—pregunto una compañera.
Ella miro hacia Rachel con mucha atención.—Algo así, pero ojalá no la conociera.—pidió el café.
°
Pasear por el parque al atardecer en época de invierno era algo hermoso a la vista y Han tomó la idea de caminar un rato después de la comida. Tomados de la mano sonriendo y recordando cosas de su vida e infancia.
—Y mi mamá casi se infarta cuando nos escapamos del Colegio.—se lanzó a reír.
—Desde siempre has sido una rebelde.—la acusó.—¿siempre has sido la líder?.
—Luke es muy voluble, el cambia con el viente yo soy más determinada y leal.—recordando su infancia.
—Yo no soy la especie de líder aunque debo decir que luchó por lo que quiero.—la abrazo y beso.
—Tengo una sorpresa para tí.—dijo bajo su lluvia de besos.
El se movió.—Una sorpresa, ¿de que clase?.
Ella ladeo la cabeza.—Hace unos días fuí a una clínica.—se mordió el labio.
El abrió los ojos.—¿Estas bien?.—con su tono preocupado.
—Si.—dijo riendo.—dejame terminar,—acarició su pecho.—fuí a la clínica a tomar mí control...... De..... Hmmm.
—¿Que es?,—ansioso.
Le beso dulcemente, para susurrarle al oído.—Estoy bajo control de natalidad,—mostro su brazo.—ya pasaron las setenta y dos horas de espera, es seguro ahora.
El se sorprendió y sonrió ampliamente.—¿Podremos......?.
Ella asintió. El la abrazó y beso su cuello.—Te necesito ahora.—reclamo Leia.—han sido tres días más pesados de mi vida.
°
Entraron de una forma tranquila al departamento. Leia entró primero y Han detrás de ella, le dio su abrigo y el lo puso sobre el perchero. Leia se sentía más nerviosa que cuando estuvo con el la primera vez. Ahora sería más íntimo más sensible pensó.
El estaba nervioso y parecía que ella también, trato de acercarse a ella.
—¿Que quieres hacer ahora?.—pregunto el.
En el parque parecía valiente y ahora no estaba segura.—No lo se.—se sentó en el sofá.
El se hundió en el mueble a la par de ella, rozó su mano y le beso la mejilla.—Recuerda que yo jamás te obligaría a algo, si no estás segura esta bien.
El se paro buscando el control de la tv sería bueno ver alguna película.—Veremos televisión, ¿que te parece?.—siguio buscando en algún lugar en la sala.
Leia río en el fondo, el es muy dulce, la ama y ella lo sabe, no la obliga a nada. Es es el hombre del que lee en los libros, esos que son caballerosos y atentos y siempre respetuosos, Han no era rico no ganaba Díez mil libras al año o era de dueño de Pemberly. Era un hombre uno valioso. Se paro y camino hacia la habitación.
El dio un grito de victoria había encontrado el control.—Por fin, Leia.—al girarse no la vió en el sofá. Camino y la encontró en la puerta de su habitación.—¿Pasa algo?.
Ella se acercó a el lo beso con deseo.—Solo te quiero conmigo. Te amo.
El la abrazó y cerro la puerta tras de ellos.
Quito su vestido, lo subió desde abajo hacia arriba, dejándola solo en ropa interior. Ella desabrocho su camisa para pasar sus dedos por su pecho, mirando y tocando todo.
El atrajo su cara y la beso dulcemente, saboreando cada fibra de su boca de terciopelo. Ella se se acercó quería sentirlo todo el tiempo. El desabrocho su sostenedor para dejarlo caer al piso, la recosto en la cama y acarició su pecho desnudo ante el. Ella queria que no se detuviera, los cayos en sus dedos eran suaves, ella atrapó sus labios devorando sus gruesos labios. Su lengua se abrió paso su boca y danzaron a la par del momento. El bajo hacia sus bragas donde ella dio acceso y el las quitó lenta y sensualmente. Ella se movió cuando su lengua atrapó su centro húmedo y palpitante. Ella ayudó a bajar sus pantalones y poder apreciar su enorme miembro erecto. Siguió besando su boca y ella podía sentirse en sus besos su sabor era bastante erótico.
—Es como las como las otras veces.—susurro a su oído.
Ella negó.—No, esta vez es más especial, serás solo tú.—atrapó su labio lo mordió y succiono.
Esta vez fue más lento, aunque no necesitaba lubricante tenía que ser cuidadoso, la beso suavemente con cariño y total amor. Atrapó su rostro y aceptó sus caricias. Podía sentir el calor de su cuerpo y su humedad casi obscena, aceleró el ritmo y ella se acopló a el, ambos bailaban a la par de sus sonidos. Podía sentir cada parte de su miembro dentro de ella, la sensación natural era mejor que cuando se usa protección, eso la mareo ante las aceleradas embestidas. Ella acarició su espalda dejando marcas leves de sus uñas en su piel bronceada. El la levanto y la acercó cuando el orgasmo llegó para el. Sus paredes se tensaron y pudo sentir la tensión de el también, un líquido caliente sentía alrededor de su miembro. Se dieron un momento para verse aún unidos. Leia retiro sobre algunos mechones de pelo de su bello rostro. El beso su frente para besar para pasar a su boca rosada.
—No iré.—logró decir.
El no entendió.—¿A dónde?.—pregunto.
—No me iré a Nueva York,—aclaró.—me quedaré contigo.
El volvió a besarle fuertemente, se levantó de ella. Pudo sentir cuando el líquido salía de ella.
—Aquí estaré para tí siempre.—se acurruco en su pecho.
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Espero les guste, ando muy inspirada. Les amo ❤❤
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