Historias de Guerra

Anakin mordia la punta del lapicero como tratando de calmar sus nervios sabía que lo que había mandado a  hacer con su hija no era lo correcto su comportamiento era incorrecto, el ya le había hecho bastante daño como para ahora hacerle esto y sobre todo a Padmé a quien en el fondo del su alma y corazón aún la amaba, su ceño se fruncio al recordar al tipejo ese colgado sobre ella, sobre su pequeña hija, su ira emanaba por sus poros, pero se relajo recordó que si quería deshacerse de ese don nadie su plan teatral sería mejor..

* una semana atrás*

La puerta de la Oficina sonó y Anakin no quería ver  a nadie le había dicho a Leslie su torpe Secretaría que no estaba disponible para nadie pero recordó el nombre de la visita y ya la tenía programada la había olvidado por completo.

— Pase.— le dijo por la máquina a Leslie.

El joven que entró era todo lo que quería ver, su cabello castaño obscuro y una sonrisa de ganador.

— ¿Como estas Bren?.— dijo Anakin muy feliz de ver al joven.

— Buenas tardes Señor Skywalker.— sin dejar de sonreír y acercándose a saludar.— estoy muy bien gracias, espero usted también este muy bien y que halla tenido un maravilloso viaje.

— Muchas gracias hijo, toma asiento porfavor, ¿quieres algo de beber?.—le ofreció.

— Si un Martini seco.

Cuando la Secretaría trajo las bebidas la plática tomaba forma.

— Y dígame Señor, ¿a que se debe su invitación?.— pregunto el joven con la bebida en la mano.

— Bueno como sabes se que estas trabajando en un Buffet de Abogados en Escocia y aqui en Londres y pensé sería bueno que mejor vengas conmigo a Estados Unidos a trabajar junto a mi gabinete.

El joven abrió los ojos como platos la mayor sorpresa que le pudieran haber dado.

—¿Es enserio?.—parecía incrédulo.

El asintió.—Muy enserio Brendol, tu familia siempre a sido fiel sobretodo al ya retirado y fallecido Senador Palpatine, quiero que mi gabinete este rodeado de gente fiel.—le dio un sorbo a su bebida.—y tu eres mi primera opción, sangre joven.

—Es un honor que me consideré

Después de una charla sobre cómo estaba la familia Hux, los negocios de esta y sobretodo de política.

—¿Como esta Leia?.—pregunto sin querer después de un instante se dio cuenta y recompuso la pregunta.—Quiero decir, ¿Como esta su familia?.

Anakin  no era tonto y sabía muy bien a que se refería.—Pensé que tú y mi hija eran pareja.—sonrio.—bueno amigos.

Brendol sonrió para el agachó la cabeza y se puso algo serio.—Leia y yo nos llevamos bien, nos hablamos de vez en vez pero no soy su novio, al parecer no soy digno para ella.—con un semblante triste.

—Mi hija es muy testaruda, al igual que su padre.—lo que más quería Anakin en estos momentos sin duda era que el joven frente a el fuera el interés de su hija y no ése don nadie, pero como una luz una idea cruzó por su mente, el no podía interferir con los sentimientos de su hija pero talvez alguien si.—sabes hijo.

El dejó de mirar al suelo y lo miro con una sonrisa más apacible.—¿Que cosa?.

Anakin sonrió y comenzó a contarle sobre su hija y su pequeño inconvenientes con ese trapichero, Brendol no parecía feliz al escuchar sobre como Leia la que un día fue su novia y que ella dejó, porque quería tiempo para la Universidad este saliendo con ese hombre que descrito por Anakin era un sucio aprovechado.

—Y para ser sincero no quiero que mi hija mi única hija acabe viviendo en una pocilga y todo por seguir sus rabietas, se que todo esto es solo por querer ser especial.—finalizo.

— Ya veo.—logró decir Brendol.—no pensé que Leia cayera tan bajo.

—Y ya trate de hablar con Padmé pero ella y su esposo dejan que esto suceda.—con rabia y enojo.—pero se que puedes ayudarme.

—Yo.—sorprendido.—¿que puedo hacer yo?.

—Tienes mi permiso para pretenderla de nuevo y mi total apoyo para que tú la domines.—dijo con toda la seguridad del mundo.

Dominar pensó Brendol es verdad que la quería es verdad que le gustaba pero dominarla era algo más halla.

—Sería una maravilla que mi yerno fuera el que algún día se quedará con todo mi legado.—sonrió con malicia.

Los ojos de Brendol brillaron ahora tenía una buena razón de peso para poder dominar a esa mujer.—Esta bien.—dijo lo más relajado.

*presente*

De vuelta a la realidad la Secretaría hizo pasar a Brendol.

—Buenos días Señor.—dijo dándole la mano.

—¿Que tal todo?. —necesitaba saber cómo estaba su hija.

—Como sabe tenía planeado invitarla a comer pero al final el tal Han Solo la llevó antes que yo.

Golpeo la mesa con el puño.—Padmé es una tonta ofreciéndole a ese bastardo a mi amada hija.—negando con  la cabeza.

—Tengo un plan.—dijo Brendol.—uno que no puede fallar.

El escuchó atento.


Después de algunos días desde la última cita con Han, Leia se sentía como en un sueño los últimos días habían salido a caminar y hablar de temas que siempre creyó vanales pero ahora con el todo tenía un mejor sentido.

Las últimas semanas también estuvieron cargadas de trabajo en la Universidad, pero como lo había pasado con Han todo era más normal con más sentido de existencialismo.

Tomados de la mano caminando por parque rumbo a su casa.

—¿Que tal la escuela?.—sin soltar su mano.

Ella le regalo una sonrisa.—tengo mucha tarea.—levantando unos libros con su otra mano.—pero es bueno significa que en las vacaciones no tendré tanta.

—Eres muy inteligente.—le beso la mejilla.—estoy seguro que serás la primera en tú generación.

Ella lo apartó en broma.—No exageres tanto y porque mejor no me ayudas a estudiar.

—¿Yo?.—que podría hacer el en que podría ayudar.

—Han estoy segura que leer si sabes.—bromeo.

—Oh vamos graciosita.—tomandola por la espalda y dándole unos besos en el cuello.

—Basta.—rogo entre risas.—me ayudaras o no.

—Muy bien.—la soltó.

Se sentaron cerca de un árbol un gran árbol alejado del bullicio de la ciudad aún había tiempo para llegar a la comida.

—Historia.—sacando su libro de notas.—¿te gusta la historia?.—mostrando el libro de color café.

El hizo una mueca.—Posiblemente me guste más las matemáticas.

Ella negó con la cabeza.—Han Solo la historia es algo importante es algo que define a la sociedad lo que de alguna forma nos da carácter, le da carácter a la civilización.

Hey.—la interrumpió.—que no era yo quien te ayudaría a estudiar princesa.

Ella puso los ojos en blanco y continuó con  los apuntes después de unos minutos que no llegaron a horas, repasó temas sobre la guerra y tratados de paz era hora de irse a casa.

—Tu ayuda aunque muy poca me ayudó mucho.—sonrió.

—Graciosa.—con una falsa molestia.

—Eres un buen maestro.—tomó sus lentes de lectura y se los puso el solo sonrió.

—Me veo ridículo.—negando con la cabeza.

—Te vez muy guapo y muy sexy profesor Solo.—tomando el valor para plantarle un beso.

El la tomó por la espalda para atraer más su cuerpo más al suyo, ella se dejó llevar y lo atrajo aún más hacia sus labios, el paso sus grandes manos de su espalda hasta su pequeña cabeza el también quería sentirla lo más cerca posible de el.

La última vez que se habían besado de este manera con tanta pasión fue en el auto hacia un par de semanas atrás y esto era como una necesidad reprimida.

Ella se liberó muy agitada sus ojos llenos de deseo y una liberación que pedía a gritos.

Han la miro su mirada, sus ojos pedían más el quería darle todo lo que ella necesitará aún más que solo lecturas de clase de historia quería el ser su historia.

Ella mordió su labio y tomó asiento de nuevo en el piso, el la miro, miro como tomaba su lugar en el suelo, ella lamio su labio inferior, el se puso a su altura en el césped y ella lo atrajo con sus manos tomando su camisa y le plantó un beso tan cálido tan sensual el sabía que era un terreno peligroso más halla de que fuera un lugar público sabía que poco le importaría para hacerla suya pero no era un lugar adecuado.

El le beso tan fuerte y tan duro que la hizo gemir y como por arte de magia la levanto para que quedará sobre su regazo al traer la falda del uniforme escolar podía sentir su cuerpo sensible bajo sus apretados pantalones, era inevitable no ponerse duro al sentir su capullo bajo esas bragas tan delgadas, quería tocarla por todos lados sentir su piel suave como la seda.

Ella lo beso descubriéndo cada parte de el tomándolo de su abundante cabellera, el por su parte la tenía tomada muy fuertemente por la espalda subían y bajaban sus manos hasta la línea de sus muslos, la apretó aún más hacia el y podía sentir su cuerpo encajar perfecto con el suyo.

Ella comenzó a balancearse sobre su regazo sobre su ya erecto miembro, Han comenzó a gemir sobre sus besos y ella lo presionó aún más tanto sus labios como su capullo.

Leia.—logró decir.

Pero ella estaba sumida en un momento que quería que durará para siempre.

Leia.—de nuevo su nombre en sus labios.—Leia.—apartando sus labios finalmente ante el dolor de hacerlo.

—¿Que pasa?.—algo confundida talvez lo estaba haciendo mal puesto que era la primera vez.—¿no te gusta?.—con alguna decepción en su mirada.

—Demonios Leia no.—le aseguró.—eres muy buena.

Ella se sonrojo.—Entoces, ¿que pasa?.

—Mirá.—la levanto para que quedarán frente a frente pero esta vez sin estar uno sobre el otro.—se que eres virgen.

Ella se sonrojo aún más pero de pena ella le había confesado eso antes pero no creyó que eso fuera una razón.

—Y no está mal eso.—rozó su mano con su mejilla.— solo que lo último que quiero es hacerte venir en un parque público.

Y ella sonrió como una tonta.—Han, eso es lo que menos me importa.

—Pero a mi si.— le calló.—de verdad que me gustas de verdad que eres una maravillosa chica y te quiero bien si serás mía será en un lugar mejor que este.—le dio un beso tierno.

—Perdón si actúe como una loca.—apenada.

—Te aseguró que en lo último que pensaría de ti es que eres una loca, eres jodidamente buena.—le arrebató otro beso.

—Será mejor que vallamos a comer.—dijo Leia tomando compostura.

En lo primero que haría sería tomar un baño se sentía demasiado húmeda bajo su ropa interior se sonrojo de solo pensarlo.

Llegando a casa de nuevo con esas buenas conversaciones de dos tontos sin sentido.

—Mamá hemos llegado.—grito desde la puerta.—Han esta conmigo.—corrió hacia la cocina dejando la mochila en la silla y al mirar a su mamá sonriente.

—Mamá traje a Han.—besando su mejilla.—espero no te moleste.

—Por supuesto que no.—le sonrió.—tampoco espero que te moleste la compañía de un viejo amigo.

Ella arqueo una ceja.

—Hola Leia.—dijo una voz tras de ella.

Al darse la vuelta lo menos que esperaba era el.

—Brendol.

El no perdió tiempo y la abrazo ella parecía confundida bajo sus brazos.

—Ah venido desde Escocia para visitarnos.—dijo Padmé muy feliz.

—Estaba de paso en Londres y eh decidido quedarme un par días y que más si es visitando a unos viejos amigos.—soltando a Leia.

—Hola señora.—entró Han y miro el panorama un hombre de casaca gris y una camisa rosa muy sonriente y sujetando la mano de Leia.

De inmediato Leia soltó a Brendol para ir con Han.—Han el es Brendol.... un amigo de la famila.

—¿Solo amigo?.—dijo en tono de burla.

La sangre hervía bajo su piel este era un riquillo imbécil no había duda de ello pensó Han.

—Vamos Brendol.—sonrió Padmé.—Han un gusto que estés con nosotros para la comida.—ofreció.

—Brendol el es Han.....

—Su novio.—termino la frase Han.

—Si mi novio.—besando su mejilla.

Brendol solo observo y cálculo todo el panorama.—ire a ayudar a tu madre a poner la mesa.

Cuando el porfin salió de la habitación ella exhalo.—Es un idiota.

—Y si que lo es.—le acompaño molesto.

—Me iré a cambiar.—le guiño un ojo.

La comida paso lo más tranquila si es que la tensión entre Han y Brendol era palpable pero Leia era la mejor intermediaria.

—¿Porque no vienen a la mansión Hux las próximas vacaciones?.—invitó Brendol.

—Me parece bien.—expresó Bail.

—Si pero tal vez me vaya con papá a América por unos días.—dijo Luke animado.

—Me parece bien.—recalcó Bren.—pasar tiempo con la familia es algo primordial, ¿y tú Leia?

Han apretaba los puños bajo la mesa.

— Me quédare aquí con mamá y Bail tengo cosas que hacer aquí en Londres.—tomando fuertemente las manos de Leia sobre la mesa.

Han sentía que ganaba una guerra.

—¿Y como va el trabajo?.— pregunto Bail.

—No hablemos de política Bail.—dijo Padmé.

—El trabajo es bueno más que bueno perfecto estoy en tratos en viajar a América para trabajar en un buffet de abogados para un influyente senador.—sus palabras inflaban su ego.

—Suena muy bien todo eso,—dijo Luke.—cuando me gradué y obtenga mí título podría ir a América a trabajar con mi padre.

—Estupendo.—alabó Brendol.—¿Y tú?.—mirando hacia Han.

El se había quedado callado y solo escuchaba la conversación.

Leia se molesto muy a sus adentros el quería humillarlo.

—Y... o.—queriendo salir de esta.

—Es un excelente mecánico.—alardeo Leia.

—El mejor de todo Londres.—agregó Luke.

—¿Tienes taller aquí?.—volvió a preguntar.—si eres tan bueno tengo que verlo.

—No tiene.—con su mirada fija al igual que sus ideales.—pero lo tendrá.—le aseguró, Leia era todo menos una dejada.

Han estaba orgulloso de Leia era una gran mujer.

—Así es junto con un amigo abriremos uno pronto.—con una seguridad que Leia le brindaba.

—Muy emprendedor de tú parte Han.—con total asombro.

La velada paso un poco mejor Han sentía que el tenía a Leia para el y que ese hombre tan refinado no valía la pena ni para ella ni mucho menos como una competencia para el.

Brendol fue el primero en irse y después Han ya estaba por salir de la casa.

—Mañana pasas por mi en tu coche.—le abrazó.—necesito que me lleves a comprar ropa.

—La prueba de fuego.—dijo Luke detrás de ellos.

Han sonrió confundido.—¿Prueba de fuego?.

—No le hagas caso.—le dio un codazo a Luke.

Auch.— se quejó.—si, Han si soportas las largas horas por una blusa que al final no se pondrá es que eres un valiente guerrero digno de su amor.—río a carcajadas.

—Si nos dejas solos.—le empujó.—porfavor.

—Esta bien.—alzó las manos en son de paz.—nos vemos luego Han.

—Adios.—le despidió.—sabes Leia.—mirándola.—yo soportaría lo que sea por ti.—la abrazo.

Ella quería decir esas dos palabras pero era muy pronto aún y si el no le correspondía igual.

—Haría lo mismo por tí.—se dieron un tierno beso.

—Esperó que la ropa sea un deleite para mi.—mordiendo su labio.

—Te aseguró que lo disfrutarás.—se separó de el.

Al bajar las escaleras del pórtico y tomar un taxi para irse a casa una silueta lo llamó.

—Leia es maravillosa.—la voz de Brendol lo hizo voltear.

—Pensé que te habías marchado ya.—confundido por su presencia.

—Estoy aquí de visita por lo cual no traigo coche pero muy pronto vendrá mi chofer.—con aires de superioridad.

—Que bueno.—dijo mirando a la calle en espera de un taxi.

—Leia y yo.....

—¿Que pretendes?.—se giró molesto.—ella es mi novia si lo sabes ¿verdad?.

—¿Que te hace pensar que pretendo algo con ella?. —ni el mismo creía su mentira.

—Será porque coqueteaste con ella toda la noche y justo ahora me quieres dar un sermón de su historia juntos.—ya estaba molesto.—ahorratela.

—Ella...

—Ella me ama.—le interrumpió de nuevo.

Brendol solo analizó esas palabras.

—Así que porfavor ya deja de hacerte el niño bueno, porque en verdad que eres irritante.

—Esta bien.—dijo sin más.—¿cuanto apuestas a que ella estará conmigo?.

Han explotaba quería darle un golpe.—Leia no es un trofeo ella es una persona valisosa y no tengo porque ponerla en un juego de quién gana a quien, ella es mi novia acéptalo de una buena vez.

—Calma, esta bien entiendo que se gusten pero admítelo no llegaran muy lejos.—sonrió.

Han quería matarlo.

—Ya veremos que pasa, nada esta escrito realmente.—dio la vuelta y camino en dirección contraria hacia donde el hiba.

Han suspiro mejor se iría caminando odiaba a este tipo.

****

Ya me da vergüenza lo siento pero eh tenido un buen de cambios de ánimo que a veces solo quiero desaparer. En fin espero les guste este capítulo trataré y haré mi mejor esfuerzo para seguir con esta historia y con la otra que esta en Wattpad... Gracias por tanto.

EsmeraldaLezro
aitanaktk

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Lo siento pero entre tantos actores de los 80's me decidí por Richard Gere una buena competencia para Harrison Ford digo Han 😂💖

Besitos, Besitos chau chau.

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