SEIS
Se levantó temprano, pero no salió de su habitación. Solo oía el ir y venir de los pasos de la zabache afuera del pasillo, y de uno que otro golpe contra la pared. Cuando los pasos cesaron y su presencia desapareció, se atrevió entonces a asomarse por la puerta, y todo estaba vacío. El azabache se fue. Entonces se apresuró a tomar su arcilla y su capa, pues ya se había vestido. Si iba en ave llamaría mucho la atención. Lo que menos quería era que se enterara que lo estaba siguiendo ¿Cierto?
Apresuro el paso mientras pensaba, ¿un médico? ¿Para qué? ¿Por qué tanta seguridad? ¿Cómo haría para entrar? ¿Qué iba a decir konan que Tobi la calló? ¿Acaso Tobi estaba enfermo? Camina más rápido.
Seguía y seguía caminando, ya casi era mediodía, dio con el pueblo que buscaba, pero nada. ¿Dónde se encontraba la maldita casa abandonada? Se detuvo a preguntar.
Al orientarse todo resultó más fácil.
Avanzando por el camino empieza a observar unas aves, espera que no sea lo que esta pensando, hasta que sus predicciones se hacen ciertas y se da cuenta del genjutsu.
— No estoy de humor para ti, Itachi.
El mencionado se figura entonces entre cuervos. Deidara dio unos pasos atrás para tomar su distancia, pisando un charco de agua, cuando voltea, una mano sale del charco para tomarlo del tobillo.
— Estoy en algo importante, no quiero tener que pelear con ninguno de ustedes. — Deidara hace un jutsu de sustitución y se suelta del agarre, sus compañeros no tienen intenciones de dejarlo seguir el camino y ahora se encuentra en problemas.
— No puedes pasar de aquí, Deidara — Dijo Kisame colocando su samaheda en su hombro, poniéndose de pie al lado de Itachi.
— Déjenme seguir mi camino.
— Sabes que no podemos. — Itachi con su voz suave e impasible de siempre solo lograba enojar a Deidara, ¿Acaso cree que esto no es importante?
— Es mi compañero. — Le contestó, enserio no quería pelear con ellos pero de ser necesario lo hará.
Itachi y Kisame se voltearon a ver, ambos saben lo que se siente.
— Entiendo que tienen ordenes, pero Tobi es mi compañero, no puedo simplemente ignorar su situación.
— Esto también es difícil para nosotros. Se como te sientes, no queremos interponernos entre tu y él, pero órdenes son órdenes. — Le contestó Kisame.
— Prometo que no les causaré problemas, solo necesito llegar y saber que esta bien.
Itachi reflexiona un momento antes de hablar — Nosotros no vimos que estuviste aquí. — En ese momento Itachi se desvanece entre los cuervos en los qué llegó.
— Espero que sepas lo que estás haciendo, Deidara. — Dijo kisame haciendo un movimiento de manos y desapareciendo en otro charco de agua.
Deidara respira por un momento antes de poder seguir su camino, a prisa.
Sin darse cuenta estaba ya frente a una gran casa vieja de madera, tenía dos pisos y se veía abandonada hace mucho, o al menos eso parecía desde afuera.
La puerta, algo rota, cedió con facilidad al abrir y entró lentamente, sintiendo el crujir de la madera bajo sus pies. Ve que todo esta terriblemente vacío. Se asoma por las escaleras, hacia arriba. Toma el barandal y justo cuando va a empezar a subir una voz grave lo interrumpe.
— No deberías estar aquí.
Dei volteó rápido, ligeramente espantado, solo para darse cuenta de que era pain. La tensión de sus hombros desaparece y le pregunta donde está Tobi. Nagato esta resignado, ¿qué más puede hacer si de todos modos el muchacho ya está acá? Solo le indica la habitación en el segundo piso.
— No deberías entrar ahora, aún está descansando.
— ¿Dónde está konan?
— Está en la otra habitación, ve con ella y después lo verás . Creyó que encontrarías la forma de venir, y parece que no se equivocó. Ya fue por cobijas para ti.
Deidara caminó hasta la puerta de la habitación donde estaba la chica y la vio sacando unos futones de un armario viejo. Ella lo saluda y corre a darle un abrazo, cuando lo hace puede sentir su piel helada.
— Sabía que vendrías. Ya es tarde y afuera hace frío, tardaste más de lo que esperaba. Debiste traer una chamarra o algo. — Decía ella mientras lo envolvía en una sabana
— ¿Cómo está?
— ¿Ya comiste? Como tardaste empecé a creer que ya no vendrías. Solo mira la hora, aun no he hecho la comida. Ahorita te prepararé algo. — Lo está evitando.
— Konan, por favor.
— Él está bien — La expresión de la chica se endurece un poco, para después volverse a suavisar. —. No tienes que preocuparte por ese tonto. Ahora descansa. Pronto tendré que cambiarle el vendaje.
— ¿Podre verlo?
— Después de que lo haga, si.
En lo que el más joven acomodaba los futones, Konan se dirigió al otro cuarto. Cuando entra puede ver a Madara sentado en la cama. Ella se acerca a él y ve su rostro con un parche en el ojo izquierdo. Quería hablar sobre la gran cicatriz, pero él se adelantó.
— No preguntes.
Ella hace una pequeña mueca de disgusto. Enserio desconfiaba tanto de él, ¿En serio ese era Madara? Todas las historias lo describían diferente, aunque ella no lo conoció nunca por obvias razones. Que tonterías pensaba. Habían pasado más de 200 años, es obvio que algo le tuvo que pasar al tipo en todo ese tiempo.
Empezó a colocaré el vendaje, tapándole ambos ojos. Otra vez es interrumpida.
— ¿Qué haces? Es solo el lado izquierdo.
— Deidara esta aquí.
— ¿Qué? Claramente dije que -
— Ya se. No se cómo se enteró, pero lo hizo. Ahora dejate vendar. O si no verá tus ojos, ¿Acaso quieres que se entere que eres un Uchiha? ¿No por eso usas una máscara?
— Si encubro mi identidad no es por Deidara.
— ¿Entonces por qué no querías que se enterara?
— Estorbaría — 'me odiará' piensa. Encubre su identidad por muchas razones. Y últimamente pensar que Deidara llegue a conocer la verdad es una idea que le aterra y le atrae la mismo tiempo en gran manera.
— Bien, te vendaré solo uno.
— No. Ambos.
Konan no pudo evitar rodar los ojos — Eso pensé — Sonrió muy levemente antes de seguir su trabajo. Podrá caerle muy mal, pero siempre se divierte con las reacciones de ese par.
Al terminar de vendar ambos ojos él ya no puede ver nada. Lo único que se alcanza a ver de su rostro son sus labios y su nariz. No es muy diferente a cuando solo corre su máscara de lado. Su cabello era ligeramente alzado por la misma venda.
Estaba sentado en la cama, recargado en la pared de la cabecera. Escucha el
rechinar de la puerta y sabe que hay alguien afuera.
— ¿Quien anda ahí? — Pregunta Obito saliendo de su dormitar.
No hubo respuesta. El rubio se acercó a él, algo preocupado, pero lento. Sabe que muy en el fondo tiene miedo, no sabe si de él, de las respuestas o de su rechazo. Se sentó en la orilla de los pies y el peso de la cama se siente tan cerca suyo. Obito puede reconocer ese aroma en dónde quiera que lo huela.
— ¿Que hace aquí, compañero? — Había olvidado por completo que no llevaba la máscara hasta que siente como se acerca. Después, una caricia en su mejilla, siguiendo la espiral de su rostro. A diferencia del manotazo de la última vez, todo esto era tan suave.
— Estás herido y aún así no puedo verte por completo.
Cuando Obito cae en cuenta de que no trae su máscara voltea el rostro. Sonrojado, pero trata de calmarse, no quiere que el otro lo note. Se siente como un niño otra vez.
— ¿Qué ocurre? — Pregunta Deidara.
— Usted no debería ver mi rostro.
— Ahora por lo menos sé un poco más de ti.
Obito no dice nada, solo lo jala y lo toma entre sus brazos, suave pero firme, abrazándolo. Dei se sobresalta un poco, pero empieza a corresponder poco a poco. Obito está genuinamente sorprendido, podría haber esperado un golpe, un insulto o que lo apartara de esa manera tan tosca en que era y a él le encantaba, pero jamás espero que correspondiera. Y no me malentiendas, no se queja, de hecho, pienso que así es mil veces mejor.
— Gracias por ser un buen chico, Dei.
— ¿Tu de dónde sacaste eso? — Pregunta separándose un poco de el, buscando ver a rostro. ¿Buen chico? ¿De dónde había sacado eso?
— Zetsu dijo que Tobi era un buen chico y eso pone feliz a Tobi — Contesta el niñato.
Deidara frunce un poco el ceño — ¿Te importa mucho su opinión?
— El señor Zetsu es importante.
Deidara hizo un puchero, a veces realmente odiaba al personaje.
— ¡Pero Deidara sempai lo es más! — Él sabe que está celoso.
— ¿Y que piensa el hombre detrás de la máscara? Sé que no es Tobi, hmn, que hablé él.
Obito se rió, dejando de usar esa voz chillona. Volvió a abrazarlo.
— ¿Te gusta esta voz, no? — Dei se sonroja un poco, feliz de que el pelinegro no pueda notarlo. — No estés celoso.
Tras unos segundo el rubio corresponde el abrazo, hundiendose en su pecho y aferrándose a su ropa, a su perfume tan varonil, a él.
Se levantó un poco y pudo observar sus labios. Lo llama como un imán.
Están tan cerca que pueden sentir la respiración del otro. Obito, aún sin poder ver, sentía la cercanía del otro y sentía sus propias mejillas calentarse. ¿Enserio lo iba a besar? Su corazón se sentía a mil por hora y sentía su pecho arder. La ansiedad lo está matando.
Un beso, solo un beso. Eso es todo lo que necesita y sabe que será libre de aquellas cadenas de oscuridad. Lo único capaz de liberar su corazón de tanta presión, maldad y de aquella maldición. Solo un beso.
Sus labios casi rozaban y las mariposas de su estómago revoloteaban a más no poder, subiéndose le a las mejillas.
— Oigan — El sonido de la puerta abrirse hizo que se separaran de golpe y la chica se dió cuenta de lo que había ocurrido, o más bien de lo que hacía interrumpido. Viendo a Madara girar el rostro para que ella no pudiera verlo y a Deidara tratando de disimular. Ella no pudo hace más que salir de ahí a toda prisa azotando la puerta, se quedó tras ella unos segundos.
Se separó rápidamente y estaba tan tenso, aún después de que la chica salió. Volvió a relajarse por fin hasta que escucha su voz.
— ¿Compañero, que ocurre? — Pregunta Obito, tratando de destensarlo.
Deidara masculló un 'nada'. Guardaron silencio, tornándose un poco incómodo para el rubio quien se moría de vergüenza. Obito, a sabiendas de la incomodidad del menor, trataba de romper el hielo, otra vez
— ¿Por qué vino, sempai? Se supone que era un secreto. — Esa voz grave lo hacía erizarse tanto. Pero siempre trataba de esconderlo bajo esa fachada de ser 'cool'
— ¿Tu por qué crees?
Obito lo pensó un momento, sabía la respuesta, pero quiere oírlo de sus labios.
— Es muy poco cool no preocuparte por tus compañeros de equipo.
El azabache sonríe, medianamente satisfecho, no hará más preguntas por que sabe que la verguenza lo hará enojarse — ¿Se quedará a dormir?
— Quizá, aunque Konan dijo que en menos de una semana volverás a ser el imbécil de antes.
— ¡Pero si Tobi es un buen chico! — Otra vez.
Dei solo se ríe bajito y también dice un bajito Me importas.
— Lo sé, no te puedes resistir a mis encantos. — Responde burlón Obito otra vez.
— Te mandaré a volar y no me importará que estes recién operado. — Fruncía el seño. Obito ríe un poco más.
— Solo juego. Bien sé que el que no se resiste aquí soy yo. — Contestó atrayendolo otro poco a él. Siendo correspondido.
A la mañana siguiente ambos amanecieron algo adoloridos de haberse quedado dormidos en aquella vieja cama. Obito seguía en cama, siendo vigilado por la mirada asesina de Pain.
Konan y Obito consentían mucho a Deidara pues era el menor. Si bien al principio todo fue por órdenes del pelinegro, al final, los de la lluvia le tomaron mucho cariño al rubio y viceversa. Lo consentían y protegían en cierta manera, eran como "sus padres", y Obito, bueno, él lo hacía por obvias razones, consintiendolo y dandole cuánto quería, aunque fuese desde las sombras. Despues de todo, era su pequeño.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top