CUATRO

El viento soplaba y realmente anhelaba estar sin la máscara, anhelaba que el viento chocara contra su cara, pero no, lo único que recibía en cambio era su azabachado cabello mecido por el aire, ¿Acaso no se podría quitar nunca esa maldita máscara?

Pensaba y pensaba pero jamás encontraría respuesta. ¿Que eran aquellos lapsos en los que no podía controlarse? ¿Por qué era tan difícil comprender los sentimientos que se acumulaban poco a poco en el fondo de su corazón? ¿En qué momento se enamoró? Sabe que no fue cosa de un segundo; Le costó mucho descubrir que eran aquellas extrañas sensaciones cuando estaba cerca del otro, aún le es difícil procesarlas.

¿Por qué son tan difíciles los sentimientos? ¿Por qué es tan difícil el amor? Mierda.

Percibió un chakra acercándose a la cabaña. Se puso de pie del techo dónde se encontraba y miro arriba, al cielo. Luego miro al bosque de dónde provenía aquella presencia. Uso su técnica ocular, alejándose y atrallendo consigo al visitante.

Se fue lejos de la cabaña, dónde nadie lo viera. En menos de cinco minutos el cerbero estaba frente a él.
El idiota de Nagato y sus animales, ¿No podía mandar algo más pequeño?

Se acercó a la criatura y está se agachó para que pudiera alcanzar el collar del animal, dónde había un pergamino.

No entendía por qué el afán de mandar tremendas bestias tan solo por un pergamino, llamaba tanto la atención, aunque claro, no más que las explosiones de su sempai... ¡Y ahí está otra vez! ¡Se volvió a colar en sus pensamientos!
Una pequeña sonrisa inconsciente se dibujó en sus labios tras las máscara. Abrió el pergamino.

" Lord Madara, tenemos todas las cosas listas , solo necesitamos el ojo y en cuanto dé la orden podemos realizar la operación.
Los equipos de Akatsuki están libres de misiones estás semanas, esperamos sus indicaciones.

Atte: Nagato

Pd: Konan se encuentra de camino a ustedes, dijo que quería hablar con Deidara, informele a ella sus indicaciones, yo me encargare de que se cumplan".

Su sonrisa se borró, ¿Cómo que Konan iba para allá? Se apresuró a volver, no sin antes volver a poner el pergamino en el cartucho del collar del cerebro. Hizo una posición inversa de manos y la bestia desapareció entre humo. Regresó a la cabaña.

Estaba sin nada que hacer. Era un día aburrido y tranquilo. ¿Dónde diablos se había metido Tobi?

Tenía que admitirlo, ni él mismo se dió cuenta del momento en que se fue a enamorar del pobre tonto.
Es cierto que su compañía es algo divertida, fue por eso que dejo de tratarlo tan mal. Siente que lo extraña.

¡Es tan hiperactivo! Tanto que parece un niño y eso a veces lo irrita. Solo se la pasa haciendo chistes malos y bromas. Es todo un bufón.
Aveces puede ser gracioso pero el no lo va a decir por el simple hecho de que su orgullo no se lo permite.

Así como no se permite admitirse nervioso cerca de él, lo que claramente es obvio. Es un sentimiento extraño pues al mismo tiempo lo calma.
Se ha acostumbrado tanto a su presencia que es imposible no extrañarla. Extraña esa risa chillona y molesta que solo le indica que hay algo más, pues si te fijas bien, en ciertas ocasiones se vuelve ronca, áspera o grave, y todo eso junto solo la hace más divertido con la intriga de la máscara. Es obvio que esa ridícula voz no es la verdadera y su cuerpo no es el de un niño, entonces se vuelve a preguntar cuántos años tendrá.

Se pregunta que tanto esconde, quién es, cómo es. No sabe cómo serán sus ojos, sus manos, su rostro, su boca, nada, más que ese estúpido cabello negro como la noche. Pone su mundo de cabeza y eso está bien.

Es difícil de explicar, como si en el fondo de su vientre hubieran muchas mini explosiones cuando esta cerca, ¡y eso es tan emocionante!

No sabe que esperar a la intriga de la ignorancia, tratando de escudriñar con sus ojos todo el tiempo, buscando algo que le dé un indicio. Soñarlo e imaginarlo, llenandolo de misterio y suspenso. Lo vuelve todo tan romántico con la esperanza de llegar a descubrir al dueño de la máscara.

Quiere conocerlo, muere por hacerlo, aveces se pregunta si el tipo siquiera dijo la verdad respecto a su nombre. Entonces, todo se vuelve más divertido, formulando locas teorías acerca de su identidad.

¿Y si en realidad era un asesino despiadado emo vengador con un gran secreto de identidad capaz de hacer temblar a cualquiera, ocultando quizás, ser el verdadero líder?
Bah, que ideas más locas, pero ¿y si así fuera? No le importa, realmente no le importa, lo seguiría amando de cualquier manera, sea Tobi o no, sea quien sea, seguiría siendo un idiota y el seguiría siendo su sempai.

Tocaron la puerta de la cabaña y después sonó el chirrido de la puerta al abrirse. Deidara miró a la puerta desde el sillón donde se encontraba. Era su amiga de cabellos morados.

Se acercaron a saludarse cuando de la nada aparece el dichoso bobo en medio de ambos, haciendo que a la chica se le borrara la enorme sonrisa.

— Creo que quería hablar conmigo Konan-san, ¿No es así? — Hablaba con su emblemática voz aguda.

— Tobi, ¿dónde te habías metido? — Preguntó Deidara con su típico acento molesto.

— Es un secreto Senpai — Le contestó en un susurro acercándose peligrosamente a su cara.

Dei solo empujó su cara con una mano mascullando un idiota. La chica le hizo una seña a Obito para que salieran. Ella no puede ver su rostro, pero juraría que la vio con el Sharingan activado y un profundo desdén. No dijo nada y se limitó a desaparecer entre papeles como tantas veces lo ha hecho mientras los otros dos la miraban

Cuando ella ya no estaba Deidara volvió la vista buscando a Tobi, pero este tampoco se encontraba otra vez. Dei estaba solo y confundido, otra vez.

⁽⁠⁽⁠ଘଓ⁠⁾⁠⁾

Llegó cerca del lago, al materializarse Madara ya estaba ahí.

— Espero que no le estés haciendo nada a mi muchacho — Dijo ella con un rostro impacible y calmado.

— No soy un monstruo. — Ahí está otra vez fingiendo otra voz.

— Es el más joven de todos, ni si quiera sé por qué lo tienes aquí.

— Necesitamos de — Lo interrumpió.

— ¿De sus habilidades? Existen muchos ninjas con elemento explosión, recluta a otro.

— Se acaba el tiempo.

— Algo escondes, esto es solo otro más de tus tontos juegos manipuladores. Ese chico no está aqui por sus habilidades.

— Deja un lado tus estupideces y ya dime a qué veniste.

— Vine a hablar con él.

El azabache guardo silencio, mirándola. Hubo una pausa.

— Para la operación — Ahora ella se vió interrumpida.

— Ya tengo el ojo.

Si bien el ojo no era exacto, para él no era un problema, las células de su cuerpo modificarian el ojo para adaptarse a el.

La chica solo asintió con la cabeza y volvió a la cabaña con el rubio.

⁽⁠⁽⁠ଘଓ⁠⁾⁠⁾

— Lamento lo de hace un momento Dei.

— No hay problema, ¿Dónde está tobi? — Preguntó asomándose ligeramente tras la chica.

— ¡Por aquí! — Dijo mientras lo agarraba de las caderas desde atrás, tomándolo por sorpresa, otra vez.

— Idiota, ya te dije que dejes de hacer eso — Un golpe y el tipo cae de espaldas al suelo.

La chica solo los ignoró dirigiéndose a la cocina a realiza su ritual. Siempre que visitaba al más joven era lo mismo. Le preparaba una comida especial para después sentarse a platicar por horas, y aveces bajaba al pueblo. Era casi como su madre.

Después del golpe el rubio salió corriendo, gritando algo acerca de que era un tonto por creer una broma previa. Corrió a su cuarto cerradole la puerta en la cara, o más bien máscara a Tobi, quién al instante reclamó, pidiendole jugar. Se escucha la risa dentro de la habitación, sabe que el rubio está recargado en la puerta, entonces Obito también sonríe.



[RESUBIENDO]
𝓮𝓭𝓲𝓽𝓪𝓭𝓸 𝔂 𝓶𝓮𝓳𝓸𝓻𝓪𝓭𝓸






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