𝐼𝐼𝐼
No se que ha sucedido con nosotros en todos estos años, desde que los chicos fueron al servicio militar todo es diferente. Extraño a BTS, pensé que iríamos todos juntos, pero fui un cobarde y preferí postergarlo, también, supongo que mis problemas con drogas han llevado a que mi solicitud sea rechazada y para poder ingresar debo "limpiarme".
No quiero el servicio militar, no quiero desintoxicarme, no quiero a Bangtan y por sobre todas las cosas, no me quiero a mi mismo. Hoy en día ese concepto me parece tan vacío y puro marketing para mostrar que somos niños buenos, que todas son hermosas y que siempre hay una solución. Pues no, no la hay y no todas son hermosas.
"¿No crees que es momento de que superes esto? Jungkook llevas dos años con lo mismo, entre las adicciones y tus miles de intentos de suicidio fallidos, ¿No crees que es hora de buscar ayuda?"
¿Buscar ayuda? Vamos amor, sabes perfectamente que la única que puede ayudarme eres tú, pero no quieres venir, siquiera quieres mostrarte en webcam.
"Temo decepcionarte"
Jamás lo harías, estoy enamorado de ti.
"Hagamos esto, yo te prometo hablar por webcam si tu prometes buscar ayuda, hasta que no estés del todo recuperado no me veras. Tómalo como un incentivo."
De acuerdo, aceptó. Todo sea por verte. Pero, mi condición es que no sea por webcam, si yo me recupero debemos vernos frente a frente ¿De acuerdo?
"De acuerdo kookie"
No vuelvas a llamarme así, ya te dije que ya no soy ese niño estúpido.
"Me gustaba ese niño"
No a todos, y ha sufrido mucho, tanto que se vio obligado a crecer.
Hace más de un año que llevo hablándome con Josefina, ella vive en Estados Unidos, pero, nuestros idiomas no fueron una barrera para nuestro amor, pero si nuestros horarios.
Yo me tome todo con más calma ahora que nos tomamos el descanso, pero ella siempre esta con un horario complicado, pues trabaja como maquilladora en Los Ángeles.
Por eso he decidido hacerle caso, tomare esas sesiones para las adicciones, aunque, para mi, exagera. Namjoon me había recomendado un lugar, pero al entrar me sentí enfermo. Aquí no solo había problema con adicciones, había personas con capacidades diferentes, ancianos y gente que vive en las calles y encuentran en la mansión Waller un lugar para dormir.
Es cierto, la mansión Waller era imponente, claramente era una construcción añeja y europea. Hay muchas historias detrás de ella, sobre todo de los dueños. Dicen que todos murieron aquí cuando se prendió fuego, no quedo siquiera la bebé de la familia Amelie Waller, hoy tendría unos 90 años.
Algunos dicen que si sobrevivió junto a su padre y juntos volvieron a Europa, pero nunca se confirmó ello porque nadie reclamo la herencia, ni el terreno; terreno en el cual se encuentra el centro de atención para personas especiales Waller.
Realmente, al ver el lugar, me enfurecí con Namjoon ¿Qué me estaba queriendo decir? ¿Que tengo tan graves problemas?
Al entrar me encontré con un piso de mármol blanco y frente a mí una escalera Art Nouveau que iba en espiral hacia todos los pisos. Me coloque en el medio y mire hacia arriba. Podía ver todo tipo de personas en los balcones de cada piso observándome. Me estaba por ir, cuando una enfermera con una sonrisa fingida, ojeras de días y tez pálida, casi enfermiza me interceptó. Su sonrisa y su aspecto me produjeron escalofríos.
-Jeon Jungkook sabíamos que vendrías.
Eso fue aún más aterrador.
-¿Cómo lo sabe?- Acaso era bruja, adivina o ¿un fantasma? Por su aspecto y su vestimenta de enfermera de siglos atrás podría estar seguro de lo último pero su respuesta fue más aburrida de lo que esperaba. Quería encontrarle algo de interesante a este lugar.
-Nos llamó su amigo Kim Namjoon y nos avisó que vendría y es un poco difícil confundir al Golden maknae de Bangtan.
Esto último me causo gracia.
-Golden maknae, estoy ya muy lejos de eso.
-Pero, es un paso muy grande el que da hoy, para ser alguien distinto. Venga acompáñeme por aquí así llena un formulario y le mostramos su habitación.
Si, eso era parte del trato. Para los chicos y para Josefina, internarme aquí era parte de la cura.
La enfermera, que ahora sé que se llama Sung Eun Kyung, me guió hacia una oficina, que parecía más un armario que otra cosa en relación con la inmensidad de este lugar, que parecía no tener fin.
En esa media hora me despojaron de todo aquello que pudiera utilizar para atentar contra mi vida o contra la de los demás. Luego me quitaron el móvil, cosa que me hizo molestar en demasía, básicamente me dejaron solo mi ropa e incluso los libros me secuestraron, debido a que podían contener contenido no apto para mi estado. PATÉTICO.
Traté de mantener la calma pues la persona que estaba frente a mí era una anciana y por lo que vi en su modesta oficina, era exageradamente religiosa. Sentía que todos los santos y cristos colgados en aquellas paredes me miraban, juzgándome.
Esa noche no iba a dormir bien.
Mi habitación estaba en el tercer piso. Hace unos años atrás, cuando estábamos en la cima, hubiese podido subir estas escaleras sin problema. Pero ahora esos tres pisos casi me matan. Me había descuidado y ya mi estado físico no era el mejor, era lo único que lamentaba y era lo único que notaba sobre mi supuesto mal estado de salud.
***
Una semana que llevo aquí encerrado. Mi habitación y mi vida es tan híbrida en este lugar, vivo con pesadillas producto de la abstinencia; los médicos dijeron que era normal, pero ya no lo soporto. Y vivir aquí, con estas personas tan extrañas tampoco ayuda.
El primer día fui atacado por una chica esquizofrénica, que, por suerte encerraron en el edificio del fondo. Pues por lo que vi en este terreno había varias edificaciones, algunas de las que quedaron de la mansión y reconstrucciones aparte. Y el edificio del fondo, al que llevaron a esta chica, es la zona de personas peligrosas.
Lugar prohibido para todos, de todas formas, no me interesaba ir hasta allí y tratar con enfermos psicópatas.
Luego, en el grupo de los, según ellos, normales estaban los que se creían Jesús, los que hablaban solos, las personas con síndromes como microcefalia. ¿Y yo? Yo entro dentro del grupo de los alcohólicos suicidas. Si, nos tienen clasificados, solo les falta ponernos etiquetas.
Por lo general, el lugar es tranquilo o eso parecía hasta el séptimo día, en el que tras una discusión por el maltrato a un paciente, una enfermera fue despedida. Al parecer le pego a uno de los ancianos, los cuales se encontraban en el ala tres. Bien alejados de nosotros, los raros, aunque esos ancianos estaban igual o peor que nosotros.
No pude ver mucho de las personas que nos encontrábamos aquí, pero si sabía algo, debía irme.
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