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─ ¿Sabes que es lo mejor de ser médico psiquiatra reconocido por toda la comunidad de la psicología, Lust? –alardeó Cross–

─ Ni idea –contestó mientras daba giros en la silla de Cross–

─ Solo un intento –insistió–

─ Bien –se pensó durante unos segundos la respuesta– que puedes hacer malas conclusiones acerca de alguien a propósito y nadie te juzgara, siempre tomas decisiones raras para otros que siempre terminan funcionando.

─ Extrañamente exacto.

─ Nadie te puede conocer más que yo crucecita –dijo a la vez que se levantaba de su asiento– bien, creo que es hora de que me vaya. Me esperan.

─ ¿Alguien te espera? –Cross detuvo al contrario, su rostro mostraba más que nada confusión–

─ Pero claro que sí. Después de todo hoy es el día de San Valentín –contestó Lust entre risillas– y como sé que tu no me darás nada, pues, solo eso. Adiós.

Lust salió casi al instante de la habitación dando unos cuantos saltitos de felicidad, habría sido bueno que aquella felicidad contagiara a Cross, pero lastimosamente no fue así, en cambio quedó algo pensativo.

"Hoy es 14 de Febrero" pensó "Según la sociedad, debería estar con amigos o con pareja"

. . .

─ ¡Ja! No se puede hacer feliz a las personas siempre.

Cross se encogió de hombros sin nada más que esperar a que el día pasara, había terminado su trabajo completamente y lo único que tenía para hacer era pasear y chequear a algunos pacientes tal vez, si tenía suerte podría encontrarse con Dust "inesperadamente", ok, eso haría por hoy. Pero no podía llegar a él con las manos vacías, se suponía que era una fecha especial. Hizo una pequeña lista en su libreta de posibles opciones para regalarle al otro terco esqueleto.

Chocolates.

Peluches.

Un collar.

Un peine.

Flores.

Repasó sus pocas opciones una por una viendo los pro y contra. Los chocolates le gustarían tal vez, pero le alterarían los nervios. Un peluche de seguro se perdería fácilmente sin siquiera darse cuenta. Un collar no era del todo seguro para alguien como Dust. Un peine...

Aventó su libreta al otro lado de la habitación hasta topar con la pared, tomó un lapicero de su escritorio y comenzó a jugar con este entre sus manos.

— Unas flores serian lo mejor, creo.

Revisó la hora en su reloj de pared, ya era algo tarde y de seguro ya se habrían llevado los arreglos florales más bonitos, si trataba de salir a buscar algo más se tardaría, pues se conocía a sí mismo y nada podía complacerlo tan sencillamente. Se dejó cargar por su silla e imitó lo que antes hacía Lust. Pasado un rato por fin se quedó quieto en un lugar viendo a través de su ventana, contemplando como el sol comenzaba a cansarse de iluminar, casi se lo imaginaba decirse a sí mismo "Solo tres horas más y ya". Una pequeña idea le llegó, se golpeó mentalmente al no haber tenido aquella idea antes.

Rápidamente salió en busca de Dust, rezando por encontrarlo lo más antes posible y, tal como deseó, lo encontró sentado en uno de los múltiples pasillos junto a Frisk, a lo lejos se veía a Blue apoyado en la pared vigilándoles cauteloso.

— Dust no tengo mucho tiempo para aclarar tus dudas ahora, solas se responderán pero si me acompañas ya –dijo mientras tomaba la mano contraria– ¡Ahora!

— B-bien, ¿pero qué?

— Blue tú también acompáñanos –tomó con su mano libre la muñeca de Blue–

— Espera ¡me vigilabas cerdo!

— ¡Puedes decir lo que quieras después de esto, guarda silencio!

— Cross, ¿Qué pas-

— ¡Que guarden silencio! –repitió ya casi nervioso–

Dust no supo a donde se dirigían, iban corriendo al ritmo de Cross y sí que era rápido, trató de ver todas las salas que pasaban para poder ubicarse al menos un poco, pero nada, solo recordaba haber pasado por allí una vez y no creía estar otra vez cruzando aquellas partes, pero si, así era, Cross dejó de correr solo cuando estuvieron fuera de las instalaciones, en el extenso jardín. La cruz le susurró unas cuantas cosas a Blue sin que el restante lograra escuchar.

— Ven

Le dijo Cross amablemente, apretó un poco más su mano y le guió hasta una parte del jardín, justo donde había estado antes para sembrar. Algunas flores ya habían nacido y unos pequeños botoncitos se asomaban tímidos e inseguros, sin embargo, otras eran todo lo contrario, resplandecían orgullosas de sus fachadas y sin importarles el cómo se veían, como si supieran que siempre serian hermosas aun en su último suspiro. Dust se acercó a estas inseguro, rozo sus falanges con los pétalos, eran suaves. Volteó su mirada al esqueleto contrario sorprendido, le era imposible que fueran las flores que planto aquel día.

— Quién lo diría –apoyó su mano libre en el hombro contrario– tienes buena mano.

— ¿Yo hice eso? –preguntó inseguro–

— Si –una sonrisa se marcó en ambos rostros– has hecho algo bello.

— Gracias... por todo.

— Por ahora solo guarda silencio, aprovecha tu alrededor.

Cross se dejó caer de espaldas al suelo, el pasto amortiguo su caída. Dust igualmente se dejó caer junto al otro, sentía una gran felicidad dentro de él, le invadía y le recorría por todos sus huesos como un escalofrió que parecía no tener fin, podía sentir la mirada de Blue sobre ellos, le restó importancia, luego vería que hacer.

«PODEMOS IRNOS»

Abrió sus cuencas instantáneamente.

«VAMONOS SANS»

"No quiero" se contestó mentalmente "No hay a donde ir, hermano"

«CUALQUIERA ES UN BUEN LUGAR»

"No, no cualquiera" Ladeo su cabeza hacia Cross "Aun puedo aguantar aquí" Ya no recibió una respuesta, y siendo sinceros, estaba mejor así.

Se levantó de la tierra llamando la atención del contrario que lo miraba atento, unos cuantos tamborines bastaron para que la cruz se levantara y le abrazara con fuerza.

— Mira el atardecer –le susurro a su inexistente oído–

El sol por fin se ocultaba, dejando casi terminado su trabajo en aquella zona, se despedía como solo él sabía hacerlo, adornando el cielo en tonos naranjas y rosas, se veían como pinceladas echas al azar a la vez que tenían cierta gracia y sentido.

Sin que ninguno se diera cuenta volvieron a entrelazar sus manos, Cross comenzó a retroceder lentamente jalando con sutileza el brazo contrario dándole a entender el que debían regresar. Dust dio otro rápido vistazo a la obra que tenía en todo alrededor tratando de guardarlo por completo.

El camino de regreso fue apacible, nadie hablaba, todos divagaban en algo diferente.

Al día siguiente Cross tuvo que recibir los regaños de Nightmare y las enfermeras. En cambio a Dust le esperaba debajo de su cama una pequeña planta, sabía que era una flor por el botoncito que se escondía entre las hojas tímidamente, sus primeros y mejores regalos.


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