Extra Capítulo 06: Una Pequeña Lección y Unión Familiar: Parte 03 (18-04-2024)
Pov Nadie:
—Ambas son muy buenas ideas, lo haré cuando regresen, pero... ¿Y si dice que no? Me dejará en ridículo frente a todos —aceptó con entusiasmo luego de haber visualizado ambos escenarios en su mente, sonriendo cual gato de Cheshite ante la posibilidad de hacer su esposa a Mal, convertirla en una chica de Auradon y tenerla solo para él, pero así como vino la emoción con eso, también vino la realización y no tardó en vocalizar tal posibilidad; después de todo Mal no era como las chicas de Auradon que decían "Sí" a todo, ella era de la Isla, lugar en donde se respetaba el "No" de todos.
La chica de cabello morado siempre había sido firme en lo que quería y en lo que no, y justamente la principal cosa a la que se había negado siempre fue a besarlo, si no hubiera sido porque prácticamente la acorralo frente a toda una multitud de estudiantes y la tomó en sus brazos, ella no lo hubiera dejado besarla y vaya que se había resistido a él; conociendo eso cabía la posibilidad de que ella dijera que no, y aunque le rogara a sus padres que la obligaran a casarse con él, sabía que ellos no lo harían, sobre todo su madre, la cual siempre le dijo que él debía respetar las palabras de una mujer, pero lo que más debía respetar era el "No".
—Es por eso que mi madre nos ayudará, ella dijo que podría conseguir algún artilugio mágico para que la chica esa te diga que sí y no pueda alejarse de ti —comentó mientras colocaba una mano en el hombro del actual Rey de Auradon. Su madre se encargaría de la parte más compleja y de ellos dependía el resto, pero ambos chicos debían confiar en él y solo centrarse en lo que él les dijera.
»Con respecto a ti, ya que yo soy el padre de Audrey, aunque digan esa mentira de que no lo soy...Tú estarás comprometido con mi hija, tan pronto como regrese a Auradon será anunciado y ella no podrá ir en contra de mí, además por si acaso igual usaremos algo para que no se pueda negar —informó lo que ya su madre le había propuesto hace un tiempo atrás pero que con todo el desastre de la supuesta verdad no se había podido hacer como se había planeado desde un inicio, pero que sí o sí ahora se tendría que hacer.
Mientras tanto en alguna parte de la Isla de los Perdidos:
Uma Seas recién regresaba de su pequeña escapada de todos los días para nadar un rato, estar en el agua era como una segunda naturaleza para ella, hacía que se sintiera libre y se relajara un poco, además de que le servía para que no se irritara tanto por las tonterías que hacían Gil y Harry; los quería a ambos pero a veces eran demasiado infantiles para su gusto, a pesar de eso ellos eran muy leales a ella y siempre estaban a su lado apoyándola, y aunque ella no lo solía demostrar, se preocupaba por ellos desde que los tres eran unos niños, ellos eran como unos hermanos para ella y sabía que ella misma era una hermana más para ambos.
Luego de una pequeña ducha para quitarse el agua de mar, la chica se vistió con algo cómodo y se recostó en la cama de su camarote privado, el trabajo en el restaurante había terminado y no tendría que preocuparse con eso, por lo que podría descansar tranquilamente, pero antes de que pudiera cerrar los ojos para tener una pequeña y corta siesta, la puerta de la habitación se abrió de repente y quienes entraron no fueron otros que Gil LeGume y Harry Jones, los cuales iban cotilleando entre ellos mientras entraban en el camarote de su capitana y cerraban la puerta para tener privacidad de oídos indiscretos; aquello le dijo a Uma que lo que tenían para decir era algo serio y con importancia, por lo que se incorporó y se sentó en la cama mientras los miraba fijamente.
—¿Qué es lo que tienen para informarme? —preguntó con tono serio pero algo impaciente a pesar de que quiso no sonar tan así, se supone que como líder de la pandilla y capitana de la tripulación debía mantener siempre la calma y poner orden, pero quería saber ya mismo lo que tenían para decirle, después de todo sí o sí, tenía que tratarse de algo relacionado con Mal o Auradon.
—Los mares traen noticias de Auradon, Capitana. Tal parece que hay problemas en el paraíso —Gil habló con emoción apenas contenida en su voz, una gran sonrisa adornando su rostro mientras miraba de Harry a Uma una y otra vez luciendo como si fuera a estallar en cualquier momento; la chica lo miró con el ceño fruncido, esperando ya con algo de impaciencia a que siguiera hablando pero él no lo hizo.
—No la dejes en suspenso, Gil...Mal y el principito ese terminaron, o más bien ella le terminó a él; Audrey también terminó con su principito y según los rumores, le terminó por una chica —esta vez quien habló fue el mismo Harry, dándole un golpe en el costado al otro chico, provocando que éste se quejara pero pasados unos segundos le comenzó a informar a su capitana lo que habían escuchado, soltando una risita al terminar, ya que realmente le resultaba gracioso que el principito rubio fuera dejado por una chica, aunque tampoco era una gran sorpresa para él, después de todo cualquiera era mejor que el hijo del Rey Charming, además de que si había sido dejado porque su novia quería a otra chica, eso dejaba mucho que decir del rubio.
—Oh, Oh...Y Mal y Audrey se fueron con Maléfica y la Reina Aurora. Y según, Evie también se fue al Norte con su propia familia —terminó de contar Gil, interrumpiendo al pelinegro cuando iba a decirlo, recibiendo una mirada un poco molesta pero no pasó de allí, después de todo ambos habían ido para informarle de las nuevas cosas que habían sucedido en Auradon referentes a Mal y los suyos.
—Lo de los principitos ya se veía venir en algún momento, no sé ni por qué se tardaron tanto, pero en fin...Sí que hay problemas en el paraíso para Evie y Mal ¿Eh? Esas dos nunca se separaban —lo primero lo dijo con tono algo desinteresado, todos eran conscientes de que las hijas de Maléfica eran lesbianas, o a lo mucho bisexual en el caso de Audrey, pero Mal si era cien por ciento lesbiana, Uma lo sabía perfectamente porque siempre supo cuánto babeaba la pelimorada por Evie desde que eran niñas. Lo que si le sorprendió un poco fue justamente lo relacionado con esas dos, ya que en todos los años que estuvieron en la Isla nunca se separaban desde que se hicieron cercanas así que lo que hubiera pasado para que ahora lo hicieran tenía que ser muy delicado y claramente, digno de su total interés.
—Se rumorea que ellas se pelearon y por eso se fueron sin más con sus familias —comentó el pelinegro mientras se apoyaba contra una de las paredes del camarote, cruzándose de brazos mientras veía a la hija de Úrsula, ya sabiendo que en su mente estaba maquinando lo que haría para comenzar su plan de quitarle a Mal lo que más quería.
—Que interesante y deliciosa noticia —murmuró con tono malicioso, sonriendo cuál gato de Cheshire mientras se levantaba de su cama, acercándose al escritorio que había en el lugar, sacando de un compartimiento secreto una pequeña caja de madera con un candado raro.
—¿Harás algo para aprovecharte de esto, capitana? —preguntó el hijo de Gastón mientras seguía de cerca a la chica, la cual luego de tener aquella caja entre sus manos comenzó a salir del camarote, Harry iba a su lado como siempre, pero manteniendo una cierta distancia.
—Que te lo preguntes es incluso indignante, por supuesto que tengo que hacer algo para aprovechar esta pequeña oportunidad —respondió con tono serio, mirando al chico más fortachón con el ceño fruncido por unos segundos, caminando hacia el camarote de reuniones el cual era el más grande que tenía el barco y tendría el espacio suficiente para lo que haría.
»Harry ¿Conseguiste lo que te pedí? —preguntó en cuanto entraron en el camarote, acercándose a la gran mesa que había allí, dejando la caja sobre ella, acercó su pulgar al candado y lo presionó, soltando un pequeño quejido cuando sintió el pinchazo, unos segundos después quitó el dedo y la caja se abrió, la cajita tenía un hechizo de sangre para solo ser ella quien lo abriera.
—Sí, no fue fácil de conseguir pero aquí está, una daga perteneciente al individuo que pediste —comentó mientras asentía ligeramente, acercándose a ella y dejando la daga envuelta en su pañuelo negro sobre la mesa; Gil y él se colocaron al otro lado de la mesa, dejando el otro lado despejado para Uma y lo que fuera a hacer en ese momento.
—Perfecto, comencemos con esto entonces —murmuró con su tono lleno de malicia, tomando la daga para comenzar a realizar un hechizo de rastreo para encontrar al hombre y así poder contactarlo, ya que él podría ser un aliado útil para su plan, al estar cerca de Evie podría ayudarla a buscar una manera de que la otra chica caiga en sus manos para así poder lastimar a Mal.
Teniendo la daga agarrada por la hoja en una mano, uso la otra para sacar un recipiente de vidrio cuadrado, el cual tenía un líquido negro en su interior y estaba tapado; dejo el recipiente en la mesa y lo abrió, sumergiendo la daga en él, provocando que el líquido entonces se cristalizara y del recipiente saliera una especie de vapor oscuro, lo que le indico a la chica que el líquido estaba listo, así que entonces tomo una especie de collar de la caja y el cuarzo que tenía como dije fue sumergido en el líquido; silenciosamente Uma le indico a Harry que extendiera el mapa que habían conseguido días atrás y este lo extendió rápidamente en la mesa, sosteniéndolo para que Uma pudiera trabajar mejor.
La chica de cabello turquesa entonces suspendió el collar encima del mapa y lo movió en círculos por unos segundos, hasta que de repente se detuvo, habiendo conseguido entonces a su objetivo, así que luego murmuró unas palabras y el mismo líquido del recipiente de vidrio salió de este y movió hasta el espejo más cercano que había allí, uniéndose al vidrio como si nada, tintándolo por unos segundos de negro pero unos segundos después se cristalizó y se comenzó a ver una habitación al otro lado, al instante los tres piratas se movieron hacia el espejo para ver mejor, pero los dos chicos se quedaron fuera de la vista.
—Hasta que por fin he logrado dar contigo —comentó Uma de repente en cuanto la imagen se hizo nítida y vio al hombre parado de espaldas al espejo que ahora estaba conectado con el que había en el camarote, asustándolo al instante porque obviamente no se esperaba escuchar a nadie más a parte de él en lo que supusieron era su habitación.
—¿Quién demonios eres tú? ¿Cómo demonios es que estás contactando conmigo en un espejo..? ¿Esto es agua? —preguntaba entre frenético y aturdido, habiendo mirado el lugar con desconcierto hasta que poso su mirada en el espejo, notando que ahora del otro lado del mismo había una chica, la cual estaba vestida como un pirata, cosa que lo hizo confundirse más porque no la conocía de nada y no entendía cómo es que estaban viéndose frente a frente a través de ese espejo; en un momento acercó su mano al espejo al notar que el vidrio estaba raro y cuando lo toco este se onduló y su dedos se humedecieron, cosa que lo hizo saltar hacia atrás con incredulidad.
—Soy Uma Seas, hija de Úrsula, la Bruja del Mar; y para seguir respondiendo tus preguntas eso es muy fácil, quiero tu ayuda para algo de interés para mí —se presentó a él con tono sereno pero orgulloso, levantando ligeramente su mentón mientras miraba al hombre, el cual sí reconoció a su progenitora y pareció atar los puntos de cómo es que la conexión de los espejos había sido posible.
—¿Y qué te hace pensar que yo te ayudaré en lo que sea que planeas? —le preguntó con un tono áspero, cruzándose de brazos e hinchando su pecho en un intento de lucir intimidante, claro que con muchos otros aquello ya funcionaria, pero con Uma no pasaría, después de todo estaba más que acostumbrada de que otros la quisieran intimidar desde que era una niña.
—Porque si lo haces yo te ayudaré a que obtengas lo que sea que quieras —respondió sin más mientras ella misma se cruzaba de brazos, manteniendo su mirada fija en los ojos del otro; él no se podría hacer del rogar, después de todo ante la posibilidad de a través de esa alianza terminar consiguiendo a la mujer que tanto deseaba no podría ser algo para negarse y ambos lo sabían.
—¿Qué es lo que quieres que haga? —al final de una breve pausa que hizo como si se hubiera cuestionado si aceptaría o no aquello por fin habló, queriendo saber para qué se requerían sus servicios ahora, viendo cómo es que la joven lo miraba con una sonrisa maliciosa antes de contarle su plan.
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