Capítulo 05: Tiempo En Familia: Parte 04
Pov Nadie:
Durante los dos meses en que duró el hechizo de regresión, la familia real estuvo formando lazos que no pudieron hacer cuando las Princesas crecían, Freya y Sara estuvieron deseando y pidiendo a los Dioses que sus hijas conservaran esos nuevos recuerdos, pero por si no lograban conservar los recuerdos de esos dos meses ellas grabaron lo más posible de su tiempo juntas con las mini Princesas, como las habían apodado los cazadores cuando vieron a las Princesas transformadas en niñas pequeñas, pero afortunadamente si los habían conservado y las había hecho sentirse más conectadas y unidas con sus madres y entre ellas mismas, esos dos meses estuvieron llenos de mejores recuerdos que pudieron tener para su niñez, realmente mucho mejores que los que habían tenido en su niñez lejos de sus madres, por lo que realmente apreciaron ese hechizo que les puso aquella estatua de mono. En algunas reuniones a las que lamentablemente no pudieron negarse a asistir las Reinas, las Princesas se escabulleron porque querían estar con sus mamás, además de que aprovechaban de espantar a aquellos que querían algo con alguna de las Reinas cuando las reuniones solo requerían a una de ellas, incluso cuando estaban ambas presentes una de ellas era acosada, especialmente Sara, pero una mirada de completo enojo por parte de Freya, Evie y Snow salían corriendo con la cola entre las patas y humillado.
En algunas de las ocasiones donde solo Sara era solicitada, ésta actuaba como si estuviera considerando las propuestas indecorosas que le hacían los Lord's, y cuando éstos ya se veían sentados en el trono con la pelirroja de rodillas frente a ellos, chupando sus miembros y "conociendo su lugar", ambas Princesas aparecían para pedir la atención de su mami, ignorando la existencia de los "invitados" mientras se acercaban a la pelirroja y esta las tomaba en sus brazos dándoles toda su atención, algunos tuvieron la decencia de disculparse e irse, pero otros quisieron jugar con fuego y preguntaron (Exigieron) quienes eran esas mocosas que habían interrumpido su "importante" reunión, a lo que las mini Princesas respondieron orgullosamente que eran sus hijas, cosa que no les agrado para nada, terminando diciendo que podrían deshacerse de ellas para tener sus propios hijos, escuchar esas palabras y mas que fueran dichas delante de sus hijas hizo explotar a la Reina pelirroja, pero al estar sus pequeñas presente no haría una masacre, y un poco (Muy mínimo en realidad) porque no quería una guerra en esos momentos si mataba a alguno de ellos, por lo que solo llamaba a su esposa y a los guardias para que ellos se encargaran de los "invitados", otras veces dejaba a las pequeñas "divertirse" con ellos, lo que significaba que fueran atacados sin piedad alguna con bolas de nieve, perseguidos por ellas y Nigth, sobra decir que los Lord's terminaban completamente sucios, sus ropas desgarradas, quemadas y luciendo completamente desaliñados, además de que no se salvaban de ser amenazados por ambas Reinas, tanto por el acoso como por las amenazas a sus hijas.
Sara negó ligeramente con su cabeza mientras se reía por lo bajo al ver que sus hijas aún estaban en una mini guerra de bolas de nieve y se notaba que no estaban cerca de terminar, por lo que volteo a ver a su amada esposa y le susurró al oído que detuviera esa guerra de la misma manera en que había comenzado, Freya sonrío ampliamente cual Gato de Cheshire porque su esposa le pidiera que detuviera la guerra de sus hijas, y ella obviamente haría todo lo que su esposa le pidiera más que gustosa, así que luego de darle un beso en los labios a su amada, la peliplateada dio unos pasos delante de ella fijando su mirada en sus hijas, las cuales seguían concentradas en ganarle a la otra. La Reina peliplateada levantó sus manos apuntando a cada una, formó dos bolas de nieve del tamaño de sus manos y las lanzó en dirección a sus hijas, más específicamente a sus espaldas, a medida que se acercaban a ellas, las bolas de nieve se hicieron cada vez más grandes hasta tener el tamaño de un cachorro de oso, una vez llegaron a su destino e impactaron, tiraron a ambas hermanas a la nieve, quedando un poco estampadas en el suelo, aquella escena provocó que Sara se riera a carcajadas y Freya sonriera complacida por haber logrado que sus hijas terminaran su guerra, volteando a ver a su esposa y mirándola con completo cariño y amor al ver cuán alegre y despreocupada se veía su amada.
E,S: "¡Mamá! ¡Eso no fue justo!" exclamaron al unísono con tono indignado y un poco infantil, cuando levantaron sus cabezas de la nieve, volteando a ver a sus madres, quienes al ver sus caras y cabello llenos de nieve se rieron a carcajadas, provocando que las hermanas hicieran pucheros porque sus madres se rieran a costa de ellas.
Las hermanas Frost se levantaron del suelo sacudiendo sus ropas cubiertas por la nieve, cuando terminaron y levantaron sus miradas hacia la otra, se comenzaron a reír por el estado de sus caras y cabello, se estuvieron burlando entre si hasta que sus madres se acercaron a ellas y las ayudaron a quitarse la nieve, dándoles un beso en la frente después de que todo estuviera listo, provocando que las Princesas sonrieran cual niñas pequeñas por el beso que recibieron de sus madres, luego de eso la familia Real se encamino hacia el árbol Arciano, una vez llegaron se arrodillaron frente a él y comenzaron a rezar en silencio por unos minutos, cuando cada una terminó de rezar, se levantaron y tocaron el tronco del gran árbol sagrado como siempre hacían, para sentirse bendecidas por el gran árbol sagrado del Norte, sonriendo al sentir la poderosa magia Ancestral que vivía en el árbol, este era el más antiguo del Norte y el que tiene más magia poderosa y antigua en su interior, todos le rezaban y pedían a él, le tenían un gran respeto y devoción, quien se atreviera a hacer algo que perjudicara al Arciano seria fuertemente castigado y repudiado por todos en el Norte.
Pasados unos minutos la familia Frost se alejó del árbol Arciano, regresaron a donde estaban los caballos, tomaron las riendas y los llevaron a un establo que fue construido años atrás, una vez estuvieron dentro del lugar los dejaron en sus respectivas instalaciones, el lugar estaba bien acondicionado para los cabellos, así podrían descansar y no pasarían más frío del necesario, en cada estación había comida y agua ya listas para ellos, por lo que podrían estar tranquilas con dejarlos, así que se despidieron de ellos y salieron del lugar. Freya le tendió su brazo derecho a su esposa para que lo tomara, lo cual hizo mientras apoyaba su cabeza en el hombro de la peliplateada, sus hijas estaban caminando junto a ellas, Evie junto a Freya y Snow junto a Sara, está última le preguntó a su hija mayor si le podía dar una de las manzanas que habían traído en el bolso que la pelinegra estaba llevando en su hombro, está asintió y busco una buena manzana para su mamá pelirroja, entregándose la cuando la encontró, recibiendo un pequeño gracias junto con una cálida sonrisa, la pelirroja tomó la manzana y la comenzó a comer alegremente mientras caminaba con su familia. Las Frost estuvieron caminando unos cuantos minutos más hasta que llegaron a su destino, una hermosa pradera cubierta de nieve, había un acantilado con vista al castillo, al pueblo y a parte del territorio, Freya se sentó a unos metros de distancia del acantilado, ayudó a Sara a sentarse entre sus piernas y ésta se recostó un poco contra ella, mientras sus hijas se sentaban frente a ellas, ambas hermanas charlando entre sí sobre ir a cazar más tarde ese día y practicar con sus arcos, Sara y Freya miraban a sus hijas con absoluto cariño, sonriendo al ver lo emocionadas que estaban mientras hacían sus planes, Sara tomó la mano derecha de su esposa y la puso en su vientre algo abultado, oculto con su vestido y su capa, ambas se miraron por unos segundos y asintieron.
Freya: "Snow, Evie. Su mamá y yo tenemos que decirles algo importante" habló con tono suave y alegre, mirando a sus hijas con una pequeña sonrisa acariciando el vientre de su amada por debajo de la capa que la cubría, sintiendo a su bebe sano y fuerte en su cálido hogar.
Sn, E: "¿Qué sucede madre? / ¿Estás bien, mami? / ¿Te has enfermado?" preguntaron primero individualmente y luego la última pregunta la hicieron al unísono, ambas con tono preocupado y ansioso, mirando a su madre pelirroja con preocupación y luego a su madre peliplateada con algo de desespero porque querían respuestas en seguida.
Sara: "No, mis amores. No sucede nada malo, estoy absolutamente bien, con respecto a si estoy enferma, no es nada malo ni grave, no se preocupen" habló rápidamente con su tono suave y maternal, levantando sus manos hacia sus hijas para calmar la preocupación de sus hijas, éstas se relajaron un poco por sus respuestas pero aún la miraban expectantes.
Snow: "Entonces ¿Qué es lo que nos tienen que decir?" preguntó algo confundida e intrigada, mirando a su madre y a su mami con su ceño ligeramente fruncido al igual que su hermana, ambas tomando la mano que les fue tendida, acariciándola con suavidad y cariño, acercándose un poco más a sus madres.
Sara: "Bueno, estaré un poco enferma en los próximos meses, pero no es nada malo es normal, también me verán comiendo cosas raras o repugnando cosas que normalmente amo comer" explicó tranquilamente, no pudiendo evitar sonreír mientras hablaba, pero cuando llegó a la última parte comenzó a llorar un poco porque cayó en cuenta que no podría comer cosas que le encantaba comer. Aquel cambio tan repentino asustó un poco a las Princesas, las cuales miraron asustadas a su madre peliplateada esperando una respuesta.
Freya: "Se te olvido decirles sobre los cambios de humor, mi amor...Yo aun me estoy adaptando" dijo aquello primero con su voz suave y algo divertida, dándole un pequeño beso en la sien mientras seguía acariciando su vientre, luego miró a sus hijas y les dijo aquello último, dándoles una pequeña sonrisa en comprensión porque ciertamente ella aún estaba en proceso de adaptarse a los cambios de humor de su esposa.
Sara siguió llorando un rato más pero cuando se calmó un poco les hizo señas para que se acercaran más a ellas, cosa que sus hijas cumplieron, mirándola curiosas y aun muy confundidas porque se pusiera a llorar de repente, cuando estuvieron lo suficientemente cerca Freya ayudó a su esposa a quitarse la capa dejándola sobre su propio regazo, Sara tomó una pequeña bocanada de aire para calmar sus nervios, luego les pidió a sus hijas que cerraran sus ojos y no los abrieran hasta que ella les avisara, a lo que ellas asintieron aun con sus ceños algo fruncidos por la confusión, una vez que ambas Reinas se cercioraron que sus hijas no estaban haciendo trampa, Sara acercó con cuidado las manos de las Princesas a su vientre y se quedaron viendo a las menores atentas a su reacción. Apenas unos segundos después de que su madre colocara sus manos en su vientre, las hermanas fruncieron aún más su ceño al sentir algo diferente en su madre, podían sentir una magia diferente a la de su madre, no era tan grande la fuente pero si era fuerte, las hermanas Frost abrieron sus ojos con sorpresa y fijaron sus miradas en sus madres, miraban de una a otra y luego al vientre de su madre pelirroja donde aún tenían sus manos.
E,Sn: "¿Es lo que creemos que es?" preguntaron al unísono con tono sorprendido pero alegre, sus ojos ya cristalinos por las lágrimas no derramadas por la emoción que les generaba lo que habían sentido en el vientre de su madre, mordieron el interior de sus mejillas mientras veían a sus madres sonreír y asentir ligeramente.
Sara: "Así es, mis niñas. Estoy embarazada... Podrían tener un hermanito u otra hermanita" habló con tono suave y amoroso, aunque también algo nervioso mirando a sus hijas mientras colocaba sus manos sobre las de ellas en su vientre, sintiendo segundos después las manos de su esposa en los costados de su vientre, junto con un beso en su sien para hacerle saber que su esposa estaba ahí para ella.
Ambas estaban nerviosas por la reacción de sus hijas, en especial Sara puesto que ella era la que estaba embarazada y las hormonas no le ayudaban en nada, estaba casi a segundos de llorar nuevamente hasta que las menores se alejaron de ellas un poco, levantando sus brazos en el aire y se echaron hacia atrás en la nieve, ambas soltando un gran y muy emocionado "¡¡Sí!!", tomando un poco por sorpresa a sus madres, pero luego estas sonrieron ante la reacción que habían tenido sus hijas por la noticia.
Freya: "¿Están emocionadas?" preguntó un poco dudosa, mirando a sus hijas aun con algo de nerviosismo, quería una confirmación verbal y más clara. Ella y su esposa amaban a sus hijas incondicionalmente y no querían que pensaran que lo harían menos porque tuvieran un bebé en camino, no querían que sintieran que las iban a reemplazar o algo por el estilo, por eso querían asegurarse de cómo se sentían con respecto al nuevo integrante de la familia.
Snow: "Pero por supuesto que sí, mamás" respondió rápidamente y con emoción, levantándose de la nieve al igual que su hermana menor, fijando su mirada en sus madres, sonriendo ampliamente, su rostro estaba iluminado por la felicidad de aquella noticia.
Evie: "Es una gran noticia, la mejor que nos podrían haber dado en estos momentos, mamás. De verdad que estamos más que emocionadas por tener un hermanito o hermanita" habló con tono alegre y sincero, mirando a sus progenitoras con absoluto cariño, queriendo que vieran que aquello realmente la emocionaba y que con lo que había pasado en Auradon, esta increíble noticia había cambiado mucho más su estado de ánimo.
Sn,E: "Protegeremos a nuestro hermano o hermana con nuestra vida. Es una promesa" hablaron al unísono con devoción y afecto, colocando sus manos dominantes en sus pechos haciendo así un pequeño juramento y promesa, luego ambas se tomaron para dejar un pequeño y tierno beso en el vientre de la pelirroja con ojos cristalinos por las lágrimas, pero con completo amor y cariño por lo que habían dicho y hecho sus hijas.
Freya: "Cuando llegue estará más que colmado de amor por sus hermanas y sus madres" dijo con tono suave y afectuoso, acariciando el vientre de su esposa, dejando un pequeño beso en la mejilla de su amada y luego regresando su mirada a sus hijas, las cuales la miraron y asintieron con entusiasmo y con unas grandes y cariñosas sonrisas, después se acercaron más a sus madres y las abrazaron, recibiendo un beso de cada una en sus frentes.
Ambas hermanas sonrieron completamente felices luego de recibir los besos de sus madres, se recostaron en las piernas de las mayores las cuales comenzaron a acariciar el cabello con ternura y amor, todas estaban muy felices por la nueva incorporación a la familia, la noticia había emocionado aún más a Evie, haciéndola olvidarse de su dolor y centrarse solo en su familia. Obviamente aún le dolía, haber visto a su amada besarse con Ben le rompió el corazón, la lastimó profundamente ver aquella escena, en el fondo mantenía una pequeña esperanza de que algún día Mal podría corresponder a sus sentimientos y cumplirían aquella promesa de cuando eran niñas, pero ahora sabía que eso no pasaría nunca, ella sabía que tendría que seguir adelante y sanar su corazón, pero para ello había tiempo, ahora solo quería y se concentraría sólo en su familia. La familia Frost se quedó allí hablando tranquilamente o simplemente disfrutando de estar las cuatro juntas y a solas sin que fueran molestas, las hermanas estuvieron jugueteando con sus poderes mientras seguían recostadas en las piernas de sus madres, haciendo pequeñas figuras de nieve o hielo de cunas, sonajeros, pequeños móviles, entre otras cosas que tuvieran relación con bebés, provocando que sus madres sonrieran enternecidas y encantadas con las ocurrencias de sus hijas, las mayores ya viendo que el nuevo integrante sería mimado por sus hermanas mayores, aunque no al punto de malcriarlo, a ninguna de las Frost le gustaban las personas malcriadas y los niños no eran la excepción, en cambio estos eran los que más las irritaban.
Snow: "Mami, no importa el momento, el lugar ni la hora, si tienes antojos o algún malestar, no dudes en decirnos también a nosotras, estaremos gustosas de ayudarte cuando mamá no pueda" habló luego de unos minutos, con un tono suave y sereno, volteando a ver a su madre pelirroja, la cual era la que estaba acariciando maternalmente su cabello, mirándola con cariño y seriedad, para que supiera que sus palabras iban en serio. Ella y su hermana querían ayudar a sus madres en esta etapa, Evie respaldó sus palabras asintiendo y diciendo que ellas cumplirían sus antojos junto con su madre peliplateada.
Sara: "Está bien, mis amores, les pediré ayuda si la necesito. Gracias por ofreceros a ayudar" agradeció con tono suave y un poco emocional, viendo como su vista se volvía borrosa por las lágrimas mientras miraba a su hija mayor y luego a la menor, no pudiendo evitar más su llanto de emoción aumentado por las hormonas del embarazo.
Freya, Evie y Snow se miraron por unos segundos un poco sorprendidas por el repentino cambio de humor de Sara, pero luego sonrieron y se dispusieron a consolar a la pelirroja, abrazándola, dejando besos en su frente, mejillas, sien o en el dorso de sus manos, susurrándole palabras amorosas y tranquilizadoras, incluso le contaban chistes, le hacían caras graciosas o cosquillas para hacerla reír, consiguiendo que la Cazadora riera y llorara al mismo tiempo las primeras veces, pero luego si paró de llorar y solo se quedó riendo a carcajadas por lo que sus hijas y esposa estaban haciendo para hacerla reír, después de un rato más de risas, Sara se calma y besa a sus hijas en las mejillas y luego a su esposa en los labios en agradecimiento por haberla hecho reír para evitar que siguiera llorando. Luego de que las risas se calmaron, las hermanas se levantaron del suelo y se alejaron un poco luego de haber visto a una familia de Leopardos de las nieves cerca de ellas, querían tomarles algunas fotos, además de que se querían asegurar de que estuvieran bien, Freya les dijo que tuvieran cuidado y que si pasaba algo les avisaran, a lo que las Princesas asintieron antes de desaparecer entre los árboles emocionadas por tomar las fotos a los Leopardos, provocando que las Reinas sonrieran enternecidas por la emoción de sus hijas por hacer algo que les gustaba tanto individualmente como juntas.
Freya: "Ya no está Ravenna para separarme de ustedes, tampoco podrá separarnos de este pequeño nuevo integrante. Prometo que nada ni nadie separará otra vez a nuestra familia" dijo aquello primero con su tono un poco sombrío y rencoroso al nombrar a su hermana, apretando su mandíbula ante el recuerdo de la mujer que la hizo estar lejos de sus dos hijas y su esposa. Pero al nombrar al pequeño en el vientre de su esposa, su rostro se iluminó y su tono se suavizó, para luego tomar un tono serio mientras decía aquello último, dejando un pequeño beso en el hombro de su amada, a forma de sellar su promesa mientras acariciaba su vientre.
Sara: "Todo estará bien, pero si llega a pasar algo, lo resolveremos juntas. Somos un equipo, mi amor" dijo aquello primero con suavidad pero seriedad a la vez, asintiendo ligeramente con su cabeza mientras se giraba un poco para poder ver mejor a su esposa, colocando su mano izquierda en la mejilla de esta, mientras ambas se miraban a los ojos, luego dijo aquello último con una sonrisa amorosa en sus labios, antes de acercarse más al rostro de la mayor, besando sus labios con amor y suavidad, sonriendo en el beso al sentir como le rodeaba la cintura y la acercaba más a su cuerpo.
La pelirroja movió la mano que anteriormente había colocado en la mejilla de su esposa, colocándola ahora en su nuca, adentrando sus dedos en su cabello y apretándolo ligeramente mientras se seguían besando, provocando que la mayor soltara un pequeño suspiro contra los labios de su amada, luego paso suave y lentamente su lengua por el labio inferior de la pelirroja, pidiendo acceso para profundizar el beso, cosa que rápidamente Sara aceptó, soltando un pequeño gemido cuando sus lenguas se rozaron, poco a poco el beso se fue tornando más apasionado y las hormonas no ayudaban mucho al control de Sara, sumándole que ya tenían mucho de no haber tenido intimidad desde que le dijo a Freya sobre el embarazo, apenas habían tenido unos pocos roces y toqueteos por sobre la ropa, porque la mayor tenía miedo de lastimarla a ella o al bebé, Sara sabía y podía asegurar que nada de eso pasaría, pero Freya aún no flaqueaba su juicio. Ambas siguieron besándose con amor y pasión por un rato más hasta que en un momento en que se separaron un poco para tomar aire, cuando Sara quiso volver a besar a Freya, esta la detuvo suavemente luego hizo un gesto de que hiciera silencio, cerrando sus ojos unos segundos mientras agudizaba su audición, quería confirmar si el crujido que había escuchado hace unos momentos no había sido su imaginación, pero cuando lo volvió a escuchar se puso en alerta, rápidamente activó sus poderes y usó sus búhos de hielo y nieve, pero sin moverse para no levantar sospechas, rodeo a su esposa protectoramente con sus brazos y oculto su rostro en el cuello de esta, susurrándole que podrían estar siendo vigiladas, pero que actuara normal hasta que ella se encargara.
Escuchar aquellas palabras de su esposa, hizo que la menor entre las dos aceptara a regañadientes pero también estaba un poco temerosa por su bebé y por sus hijas mayores, las cuales aun no habían regresado y no sabían si estaban bien o si también las estaban vigilando, Sara se puso a acariciar el cabello de Freya como siempre hacia, dejando pequeños besos en su sien mientras esperaba a que su esposa se encargara de encontrar a la o las personas que las estaban vigilando. Freya estuvo buscando con los búhos a sus hijas y a los intrusos unos pocos segundos, primero encontró a dos hombre escondidos entre los arboles a unos pocos metros de ellas, uno de ellos tenía una espada en sus manos mientras que el otro tenía un arco y flechas buscando el ángulo perfecto para apuntarles al mismo tiempo encontró a sus hijas muchos metros más lejos de ellas, pero no estaban solas, a diferencia de los intrusos que las vigilaban a ellas, otros dos ya estaban con sus hijas, y las estaban atacando, cosa que enfureció a la Reina peliplateada, pero sus hijas les estaban haciendo frente, y realmente parecía que estaban jugando con ellos, porque por mas ataques que les lanzaran no acertaban ninguno, mientras que sus hijas si habían acertado algunos golpes y cortes en sus cuerpos, Freya se quedó medianamente tranquila al ver que sus pequeñas tenían todo bajo control, y luego de asegurarse de que no habían mas intrusos, se concentró en los que las querían atacar a ella y a su esposa, rápidamente le informó de la situación a su amada, la cual le pidió que le hiciera un arco y dos flechas de hielo, diciendo que ella se encargaría.
Freya acepto con gusto y con un discreto movimiento hizo el arco y las flechas para su esposa, creó una pequeña ventisca cerca de los dos intrusos para que no se dieran cuenta de lo que estaban haciendo, en cuanto esto los distrajo, ambas se levantaron del suelo y Sara tomó sus armas, siendo guiada por su amada hacia donde tenía que disparar, la ayudó con la visión de los búhos para que tuviera más claridad y luego de prepararse, la Reina Cazadora disparó la primera flecha y segundos después la segunda, dándole al arquero en el hombro derecho y al espadachín en el muslo, haciéndolos caer al suelo conmocionados por el repentino y sorpresivo ataque, poco después fueron arrastrados por Freya hacia donde ellas se encontraban, los intrusos intentaron escapar pero obviamente no podían hacer nada contra los poderes de la Reina de Hielo, solo pudieron resignarse, aceptando que no podían hacer absolutamente nada, habían sido descubiertos y no podrían cumplir su misión.
Freya: "Vaya, vaya, así que ustedes estaban espiándonos y planeaban atacarnos por la espalda. Eso no es muy amable de vuestra parte" habló con controlada molestia en su tono, pero no contuvo la clara cólera que tenía mientras miraba a los intrusos fijamente, haciendo que se encogieran en su sitio queriendo alejarse de ellas pero no podían moverse más que unos meros centímetros por el agarre de los poderes de la Reina de Hielo que tenía en ellos, aumentando aún más el miedo de ambos, mirando frenéticamente a todos lados buscando alguna salida, pero era imposible.
Sara: "Además de que incluso se atreven a atacar a nuestras hijas mientras están lejos de nosotras. Se meten con las hijas de las Reinas y ¿Creen que podrán salirse con la suya?" habló con completa molestia, caminando lentamente hacia los dos hombres, mirándolos con absoluto odio mientras caminaba alrededor de ambos como un depredador acechando y apunto de atacar a su presa, sintiendo su sangre hervir de enojo porque sus hijas fueran lastimadas. Sabía que ellas podrían defenderse solas, y más si estaban las dos juntas, pero eran sus hijas y ella era una Leona por sus pequeñas, pobre de todos si sus hijas volvían con algún rasguño.
¿?: "Déjennos ir y no les haremos nada a sus hijas ni a ustedes" dijo uno de los intrusos, en un intento por sonar seguro y rudo, pero su tono fallo igualmente, porque claramente tenía miedo de lo que podían hacerles las Reinas, y al ver al instante en que terminó de hablar la expresión en las caras de las Reinas se arrepintió de haber abierto la boca. Tanto él como su compañero se estremecieron y encogieron en sus sitios al sentir como el lugar se ponía cada vez más frió que cuando fueron arrastrados, ambos tragaron con dificultad, no había sido bueno amenazarlas, mucho menos a sus hijas.
Sara: "Dudo mucho que puedan lastimar a nuestras hijas o si quiera a nosotras...Pero les advierto que si mis hijas llegan aquí con el más mínimo rasguño, se las verán conmigo y créanme que yo no soy la piadosa aquí" dijo aquello primero con tono burlón, riendo con ironía y negando un poco mientras miraba al intruso que había hablado, pero luego su semblante se tornó sombrío mientras daba unos pocos pasos más cerca de los hombres ya asustados, continuando hablando con tono amenazante y serio, mirando a cada uno como la escoria que eran para ella.
Ellas hacían respetar los derechos de sus súbditos incluso más que muchos otros reinos, pero eran despiadadas con aquellos que lo merecían (Dependiendo de la circunstancia y del delito o altercado hecho), eran justas y buenas gobernantes, el Norte era uno de los más prósperos junto con el Páramo, y al tener una gran y sólida alianza no había ningún reino que pudiera contra las cuatro Reinas. Freya, la Reina de Hielo y Sara, la Reina Cazadora eran conocidas por su fama conjunta y por la que tenían individualmente, ambas eran temidas por lo que podían hacer en conjunto y por separado, tenían sus maneras de solucionar las cosas, especialmente cuando tenían que encargarse de aquellos que osaran perjudicar a su familia y al reino, y aun más si hacían algo contra su familia. Ambas compartían los poderes de la Reina Freya, gracias al vínculo de Almas Gemelas que compartían, si bien Sara los usaba, cuando estaba especialmente molesta dejaba salir su parte más oscura, aquella a la que no le importaba ensuciarse las manos a la hora de hacer pagar a los que lo merecían, aquellos que han provocado a la Reina Cazadora ciertamente no han salido de las mazmorras donde han sido castigados en el mejor de los casos, y en el peor, no han salido vivos para contarlo, una vez que la Cazadora despierta, no hay quien la pueda controlar, solamente su esposa e hijas, y solo si ellas así lo deciden. Así que con todo ese conocimiento, ambos hombres ahora rezaban porque sus compañeros no hubieran tocado ni un mechón de cabello de las Princesas, incluso rezaban porque los hubieran acabado antes de siquiera mirar en dirección de las herederas del Norte, y a juzgar porque no habían escuchado el cuerno de aviso de que se habían encargado de las Frost menores, supusieron que había sido al revés.
Evie: "Para la próxima mínimo intenten ser más certeros y no tan predecibles" dijo con aburrimiento, apareciendo de entre los árboles junto con su hermana, ambas arrastrando por un pie a los que habían intentado acabar con ellas, ambos inconscientes y luciendo como si hubieran recibido la paliza del año (Cosa que sí había sido así), mientras que las hermanas Frost estaban prácticamente ilesas, solo con algunas manchas y salpicaduras de sangre de los intrusos, tenían algunas rasgaduras en sus ropas, pero no parecían preocupadas en realidad parecían muy aburridas, cosa que asustó aún más a los dos intrusos que quedaban conscientes, mientras las Reinas reían divertidas.
Freya: "Regresemos al castillo para encargarnos de este... inconveniente" habló con tono desinteresado y fastidiado, mirando a los cuatro hombres con molestia porque hubieran interrumpido su día tranquilo en familia, diciendo aquella última palabra con hastío, buscando en uno de los bolsillos de su pantalón el pequeño cuerno que usaba para llamar a uno de los Osos Polares que estaban bajo la protección del reino y a su servicio. No tuvieron que esperar más que unos pocos minutos cuando aparecieron dos grandes Osos, los cuales se acercaron a la familia real para que los acariciaran, cosa que las cuatro hicieron gustosas.
Luego de el momento de caricias a los dos Osos, Evie y Snow se acercaron a sus caballos y tomarnos las cuerdas que tenían en las bolsas, rápidamente se encargaron de maniatar a los cuatro intrusos, los que quedaban aún conscientes intentaron luchar, pero rápidamente y sin esfuerzo las hermanas los noquearon, una vez terminaron de atarlos por completo, los arrastraron hacia los Osos, los subieron a sus espaldas y los aseguraron en las sillas de montar que estos ya tenían en sus lomos, cuando estuvieron seguras de que no podrían zafarse ni caerse, las mejores Frost despidieron a los Osos viendo cómo se iban de regreso al castillo. Freya y Sara se acercaron a sus hijas y se aseguraron que no tuvieran heridas graves, apenas y tenían unos rasguños dónde la ropa fue desgarrada por las armas de quienes las atacaron pero más allá de eso no habían más heridas, cosa que enorgulleció a las Reinas, sabían que no tenían que preocuparse porque sus pequeñas podía cuidarse a sí mismas, y si estaban juntas aún más, se protegían mutuamente y nadie podría lograr hacerles algún daño. Una vez que las Reinas terminaron el chequeo a sus hijas, todas regresaron con sus caballos y los montaron nuevamente, dirigiéndose de vuelta al castillo, ya todas con diferentes métodos en mente para sacarles información a los intrusos, obviamente todo aquello había sido planeado pero la cuestión era ¿Quién era la mente maestra tras aquello?
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