Capítulo 05: Tiempo En Familia: Parte 02

Pov Nadie:

Audrey: "Este lugar es muy hermoso ¿No piensas lo mismo, Besti?" habló con emoción, mirando la vista que ofrecía el acantilado, admirando la mezcla de colores que se mostraban en el cielo, tomando la mano de su hermana mayor, volteando a verla por unos segundos con una pequeña sonrisa plasmada en su rostro.

Mal: "Si que lo es, Besti. Es totalmente increíble" dijo completamente fascinada por la vista tan maravillosa que tenía delante, dándole un apretón cariñoso a la mano de su hermana menor, ambas soltando un pequeño suspiro de completo alivio, con el mismo pensamiento cruzando por sus mentes "Por fin estamos en casa".

Mal y Audrey no podían estar más felices, por fin estaban en casa, en su verdadera casa y su familia estaba completa después de tantos años de estar separada. Ellas habían pasado 14 y 13 años respectivamente de estar separadas, sin siquiera saber que tenían una hermana, cada una viendo a su progenitora sufrir en silencio, siempre sintiendo en su interior que les faltaba algo importante en sus vidas. En el momento en que se conocieron y sus miradas se encontraron, sintieron una instantánea conexión que las dejó completamente confundidas, no entendían por qué se sentían tan conectadas, pero poco a poco todo fue cobrando sentido a medida que pasaban los días, aún más cuando se dieron cuenta de que las marcas de nacimiento que tenían combinaban con el dije que tenía la otra.

Mientras que Mal tenía una luna creciente en el interior de su muñeca derecha, y un collar con un dije de sol, Audrey tenía un sol en el mismo sitio pero en su muñeca izquierda, y un collar con un dije de luna creciente. Al instante en que se tuvieron frente a frente, los dijes emitieron un brillo plateado y se intentaron encontrar, hecho que las asustó y confundió a parte iguales, luego de aquel incidente estuvieron varios días evitándose a toda costa, pero al final siempre se encontraban de una u otra forma, no fue sino hasta una visita de Aurora a Audrey, que las tres se encontraron y los dijes volvieron a emitir aquel particular brillo, provocando que al Aurora ver aquello, se pusiera a llorar y se fuera de inmediato, incapaz de contener sus lágrimas al ver que sus hijas se habían encontrado sin siquiera saberlo.

Luego de eso, las pequeñas Moore decidieron ver qué pasaba si dejaban que los dijes se unieran, y cuando eso pasó, ambas entraron en una especie de recuerdo, donde se veía a Maléfica regalándole un collar con ambos dijes unidos en uno solo a Aurora, después se mostró como en el nacimiento de Mal, el collar brillo y se separó, posándose el dije del sol justo sobre la luna creciente en su pequeña manita, tomando a la pareja por sorpresa. Vieron como un año después la pareja fue atacada y como dejaron muy debilitada a Maléfica, robándole nuevamente sus alas delante de su amada, separándolas cruelmente a ella y a Mal de Aurora, y por último vieron el recuerdo de Aurora del nacimiento de Audrey, nueve meses después de aquella noche, como al momento de Audrey nacer, el dije de la luna creciente brillo nuevamente y se posó en la mano de la pequeña Princesa. Cuando los recuerdos terminaron supieron toda la verdad, eran hermanas, y lo que sentían no era casualidad, realmente estaban unidas.

Aurora: "Mis amores, les tengo que decir algo" dijo con su tono suave, luego de unos minutos de haber estado viendo junto con su esposa a sus hijas, sintiendo las caricias inconscientes que su amada le daba a su vientre, pensando que ese sería el momento perfecto para darles la noticia a las tres, antes de que la mayor se diera cuenta y ya no fuera tan sorpresa para ella.

Mal,Aud: "¿Qué sucede, Mami? ¿Está todo bien?" preguntaron al unísono con preocupación, mirándose entre sí con confusión por unos segundos, para después acercarse a sus progenitoras, mirando a su progenitora mayor, esperando a que les diera una idea de lo que pasaba, pero esta también estaba confundida, y se le notaba en la cara.

Maléfica: "¿Te encuentras bien, mi amor? ¿Te sientes mal?" preguntó rápidamente y con una clara preocupación en su tono, mirando detenidamente de arriba abajo a su esposa, intentando ver si tenía alguna lesión o algún malestar que fuera notorio ante sus ojos, pero no encontró nada fuera de lo normal, y eso la confundió aún más, si su esposa tenía algún malestar, entonces tendría que ser interno.

Aurora: "Si, todo está bien, mis amores, no se preocupen, no es nada malo. En realidad es una buena noticia" respondió rápidamente pero con tono calmado y suave, dándoles a las tres una pequeña sonrisa para tranquilizarlas, le resultaba tierno que su familia se preocupara tanto por ella, pero a veces llegaban a ser un poco exageradas. Luego de haber dicho aquello colocó a su esposa en medio de sus hijas, para que así las tres quedasen frente a ella.

Audrey: "¿Entonces? Venga mami, no nos dejes con la intriga" comentó con tono ansioso, intentando conectar su mirada con la de su rubia madre, para así poder averiguar lo que esta les quería decir, pero la mayor solo estaba evitando su mirada, cosa que la confundió aún más, pero lo que sí fue evidente, era lo nerviosa que lucía, y no fue la única en notarlo.

Aurora: "Muy bien cierren sus ojos y extiendan una mano hacia mí. Nada de hacer trampas ¿Eh? Que las conozco" habló con tono suave pero con un toque de seriedad, sonriendo un poco al ver que las tres se miraban entre sí completamente confundidas, para segundos después suspirar y hacer lo que les había indicado, dejando cada una su mano dominante delante de ella.

Al ver como su esposa y sus hijas hacían lo que les había indicado, Aurora se mordió el labio con mucho nerviosismo, tomando suavemente las muñecas de sus chicas, colocándolas al nivel de su vientre aun plano, soltando un pequeño suspiro tembloroso, armándose de valor, dando un paso hacia adelante, provocando así que las manos de su familia entrasen en contacto con su vientre, luego cerró sus ojos, concentrando así su poder, para mostrarles lo que tanto quería, y al sentir segundos después como sus manos se tensaban supo que había funcionado, había logrado que sintieran al bebé que estaba creciendo en su interior, la nueva incorporación a la familia Moore.

Mal,M,Aud: "¿¡Un bebé!?" exclamaron al unísono completamente estupefactas, abriendo sus ojos instantáneamente, mirando a la rubia directo a los ojos, queriendo ver en ellos si lo que acababan de sentir era real y no un invento de la imaginación de las tres, pero la radiante sonrisa que les dio y el brillo que tenían sus ojos se los confirmó por completo, efectivamente habían sentido a un pequeño ser que estaba creciendo en el vientre de la rubia Reina.

Aurora: "¿Sorpresa?" expresó con algo de nerviosismo en su voz, el repentino silencio y las expresiones aún de sorpresa en el rostro de su familia, la pusieron un poco intranquila, replanteándose el sí su embarazo realmente era una buena noticia, pero sus dudas fueron descartadas en cuanto escuchó el grito de felicidad de sus hijas, y vio cómo daban un salto, mientras que su esposa la miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

Maléfica: "¿Vamos a tener un bebé, amor? ¿De verdad?" preguntó con tono suave, saliendo de su estupefacción, acercándose rápidamente a su amada, colocando ambas manos en su vientre aun plano, mirándola con sus ojos brillantes por las lágrimas de felicidad, sonriendo más ampliamente al ver como su esposa asentía suavemente su respuesta.

Mal,Aud: "¿Tendremos un hermanito o hermanita?" preguntaron al unísono con emoción, mirando atónitas a su rubia madre, aún completamente conmocionadas por la noticia, ambas con brillantes sonrisas en sus rostros, inconscientemente tomándose de las manos, cosa que hacían cuando tenían emociones muy fuertes.

Aurora: "Así es, ya tengo tres meses y medio de embarazo, y creo que podría ser un niño" dijo con una brillante sonrisa en su rostro, completamente feliz al ver la clara emoción de sus Princesas y su amada esposa, ante la idea de ser hermanas mayores y madre por tercera vez respectivamente.

Maléfica: "¿Lo dices en serio, Bestia? ¿Tendremos un bebé?...Espera un momento ¿Tienes tres meses y medio? ¿Cómo es que no me di cuenta antes?" preguntó aquello primero con aquel tono suave que solo era dirigido a su esposa e hijas, hincándose delante de su amada, quedando así al nivel de su vientre, dejando un pequeño y cariñoso beso en él. Pero luego de haber procesado las palabras de la rubia, preguntó aquello último con su ceja alzada, levantando la mirada hacia su Reina, esperando completamente intrigada su respuesta.

Aurora: "Si, estoy segura de que será un varoncito...Bueno, realmente fue algo difícil, no quería que alguien se diera cuenta y te lo contara antes, pero fue aún más difícil mantenerlo oculto de ti, porque fácilmente te habrías dado cuenta incluso al primer mes" respondió a las primeras preguntas con su tono igual de suave pero con total seguridad, colocando su mano derecha en la cabeza de su esposa, acariciando con ternura su cabello, mientras sonreía con ternura ante el gesto de esta. Continuando con sus respuestas a las preguntas de la mayor luego de unos segundos, negando ligeramente con su cabeza al recordar las varias ocasiones en que creyó que Maléfica se daría cuenta de su embarazo, pero por suerte no pasó.

Aurora sabía perfectamente que a Maléfica no le importaba si tenían un niño o una niña, porque de igual forma sería amado incondicionalmente sin importar que, eso se lo había dicho y dejado en claro cuando se dio cuenta de que estaba embarazada por primera vez. Esa era una de las tantas cosas que amaba de Maléfica, ella jamás le exigiría algo, mucho menos un bebé y que fuera un varón, cosa que ciertamente la diferenciaba demasiado de Phillip, ya que este siempre le exigió un heredero varón, y cuando nació Audrey, la culpó de haber hecho algo mal, porque según él y la Reina Ingrith, solo podían y tenían que nacer varones en su familia, y que el haber tenido una niña obviamente había sido un fallo de ella, pero a Aurora poco le importó eso, porque incluso antes de que Audrey naciera, ella ya sabía que su bebé nunca podría ser fruto de los abusos de Phillip, porque era fruto de su amor con Maléfica, y eso era lo que le importaba, haber tenido una segunda hija con el amor de su vida.

Puede que no esté completamente confirmado que van a tener un varón, pero el instinto de Aurora le decía que sí, y el sueño que había tenido la noche anterior también se lo decía, y prácticamente después de que predijo que tendría una niña tanto en su primer embarazo como en el segundo, ya era un hecho para ella de que tendría un niño esta vez. Luego de aquel momento, las cuatro se sentaron en la hierba, Aurora recostada de espaldas contra el pecho de Maléfica, la cual la tenía rodeada por la cintura con sus brazos, con su mentón apoyado en su cabeza, mientras que Mal y Audrey estaban recostadas cada una en una de sus piernas, las tres acariciando tiernamente su vientre plano, el cual se comenzaría a mostrar dentro de poco.

Así estuvieron unos largos minutos, en un cómodo silencio, tan solo disfrutando de su tiempo en familia, pero no pasó mucho tiempo antes de que una figura aterrizara tranquilamente a algunos metros de distancia detrás de ellas, comenzando a caminar hacia donde se encontraba la familia Moore.

¿?: "Buenos días, mi Señora, mi Reina, Princesas" saludó con total cordialidad Conall, cuando ya estaba a unos pocos metros de distancia de la familia Moore, esperando la señal de Maléfica de que se podía acercar, y una vez la tuvo, se terminó de acercar un poco más, colocando su mano derecha en su pecho, haciendo una pequeña reverencia ante ellas.

Aurora: "Buenos días, Conall ¿Cómo te encuentras hoy?" saludó con su acostumbrado tono amable, dándole una pequeña sonrisa al Dark Fae masculino, apoyándose contra el frente de su amada, disfrutando de las caricias que su familia le estaba dando a su vientre.

Conall: "Muy bien, mi Reina, gracias por preguntar" respondió con tono suave y cortés, devolviéndole la sonrisa, ladeando ligeramente su cabeza al notar las caricias que sus sobrinas y su amiga le daban al vientre de la rubia, pero no dijo nada, solo posó su mirada en Maléfica, quien le dio un pequeño asentimiento a modo de saludo, como lo hacía la mayoría de las veces.

Mal,Aud: "Buenos días, tío Conall" dijeron al unísono cada una con una sonrisa en su rostro, levantándose de la hierba al mismo tiempo, para luego acercarse al susodicho y abrazarlo, quien las envolvió con sus brazos y sus alas, dejando un cariñoso beso en la frente de cada una, separándose después de unos cuantos segundos.

Maléfica: "¿Qué sucede, Conall?" preguntó luego de unos pocos minutos, mirando a su amigo con curiosidad al ver que este parecía un poco inquieto, cosa que normalmente no pasaba con él. Además de que ella había dicho que no quería ser molestada a menos de que fuera de mucha importancia, por lo que inmediatamente le llamó la atención.

Conall: "Tenemos unos visitantes no deseados en nuestros límites, mi Señora" informó con su tono serio y respetuoso, aunque también algo nervioso, puesto que sabía perfectamente que esto no le agradaría para nada, pero igual se lo tenía que decir, era su deber, tanto como amigo como consejero. Así que luego de unos segundos le articuló un disimulado "Phillip", aprovechando que la atención de Aurora estaba en Audrey y Mal en ese momento.

Maléfica: "Quédate con mi familia, no quiero que no les pase nada" habló con su tono algo severo, separándose cuidadosamente de su compañera, levantándose enseguida de la hierba, apuntando al Dark Fae masculino con su dedo y mirándolo directo a los ojos, dejando ver como los suyos ahora comenzaban a brillar un poco, con su ceño fruncido y su mandíbula apretada. Era obvio lo molesta que estaba por aquella información.

Conall: "Por supuesto, tu tranquila, yo me encargo de cuidarlas" dijo serenamente, dándole un pequeño asentimiento, para luego hacer una pequeña reverencia ante su amiga y Señora, para después de unos segundos colocarse junto a Aurora y sus sobrinas, luego de que estas se levantaran de la hierba, completamente confundidas por el repentino cambio de la Dark Phoenix Fae.

Maléfica: "Diaval, tu vienes conmigo" demandó con su voz más profunda que hace un rato a causa de su enojo, mirando al susodicho, el cual venía llegando al lugar en su forma humana, asintiendo al instante ante las palabras de su Señora, obviamente al tanto de lo que estaba pasando, convirtiéndose en un cuervo con el movimiento de la mano de la castaña.

Mal,Aud: "¿Qué sucede, mamá?" preguntaron al unísono con completa confusión, mirando a su progenitora, ladeando ligeramente sus cabezas al notar cómo es que esta estaba intentando normalizar su respiración, pero estaba claro que no le estaba funcionando mucho.

Aurora: "¿Mi amor, que pasa?" preguntó con preocupación al ver a su compañera actuar de aquella manera tan de repente. La información que le dio Conall sí que la molestó mucho, a tal punto en que la rubia podía sentir la magia prácticamente burbujeando en ambas, gracias al vínculo de pareja que tenían.

Maléfica: "Tengo que ir a encargarme de algo, pero volveré rápido. Quédense con Conall hasta que yo regrese por favor" habló con la voz un poco forzada por el esfuerzo de intentar controlar su enojo, acercándose a su esposa e hijas, dándole a cada una un beso en la frente, una última caricia al vientre de su amada y un pequeño beso en sus labios.

Sin más que decir, la Dark Phoenix Fae se separó de su familia, desplegó sus alas y ascendió hacia el cielo en segundos, siendo seguida por Diaval, dejando a su familia completamente confundida, no entendían qué era lo que estaba pasando, pero confiaban en que la mayor se encargaría del asunto rápido, regresaría y les contaría, aunque Aurora intuía cuál podría ser realmente el problema, pero prefirió no decir nada, confiando plenamente en que su esposa se encargaría de ello.

Aurora: "Vamos mis amores, continuemos con nuestro paseo mientras esperamos a que mamá regrese" dijo con su tono maternal, dándoles a sus hijas una pequeña sonrisa para tranquilizarlas, para después entrelazar sus brazos con cada una, aprovechando que estaba en el medio de ambas, comenzando a caminar tranquilamente, siendo seguidas de cerca por Conall.

Luego de que despegarán, no pasó mucho tiempo para que Maléfica y Diaval llegarán a la frontera que separaba al Páramo con el Reino de Ulstead, donde la Dark Phoenix Fae había colocado una barrera protectora luego de los acontecimientos con dicho Reino hace 3 años, para evitar que aquellos que tenían intenciones de dañar al Páramo y a su familia, no pudieran entrar nunca más. Antes de que aterrizaran o de que los llegaran a ver, dieron un recorrido por los alrededores, cerciorándose así de cuántos eran exactamente los intrusos, viendo que en realidad habían 4 guardias reales con el inepto de Phillip y 8 más escondidos por el lugar, todos y cada uno de ellos portando armas de hierro, al ver eso, Maléfica dio una señal a sus guerreros para que estuvieran alertas en todo momento, ella no bajaría la guardia en ningún momento con esos ineptos en sus tierras, no los dejaría pasar por nada del mundo, mucho menos ahora que sus hijas estaban cerca y que Aurora estaba embarazada.

Maléfica: "Diles que no deben dañar a los estúpidos humanos, a menos de que ellos ataquen primero. Que tengan mucho cuidado y no bajen la guardia en absoluto, sus armas no nos van a dañar mientras yo esté aquí, solo sáquenlos de nuestro Reino" habló con tono serio, mirando a su fiel amigo emplumado, el cual graznó de acuerdo con lo que había dicho y luego se marchó de allí, para hacer llegar sus órdenes a los guerreros.

Después de perder de vista a Diaval, la gobernante del Páramo regreso su mirada hacia donde se encontraban Phillip y sus perros falderos, viendo que el castaño como siempre se estaba comportando arrogante y creyéndose superior a todos, pavoneándose de un lado a otro cual pavo real en celo, queriendo tener siempre la atención de los demás. Además estaba gritando excesivamente, demandando su presencia, como si él fuera el dueño del lugar o tuviera algún poder allí, queriendo lucirse delante de los guardias que estaban con él. Lo cual solo consiguió irritarla aún más, no quería estar más tiempo del necesario lejos de su familia, mucho menos perderlo con aquellos ineptos humanos, así que sin más cruzó la barrera de protección invisible.

Maléfica: "Se puede saber ¿Qué demonios haces aquí? Sabes perfectamente que no tienes permitido acercarte al Páramo, mucho menos acompañado de tus guardias, que por cierto tienen armas de hierro" habló con su tono completamente ronco y mordaz, aterrizando de manera imponente delante del hombre. Provocando que el batir de sus grandes alas lo derribase al suelo de forma estrepitosa, tal cual muñeco de trapo, y que los guardias dieran varios pasos hacia atrás, desenvainando sus espadas con algo de torpeza, lo cual solo le dio gracia a la mayor, y no dudo en mirarlos con burla.

Phillip: "Ya sabes la respuesta. Vine a buscar a mi mujer y a mi hija" respondió con ironía, levantándose del suelo lo más rápido que pudo, aclarándose la garganta mientras sacudía su ropa, en un intento por no dejar ver que claramente había sido humillado en tan solo segundos por la mayor. Para después cruzarse de brazos, levantando su barbilla mientras la miraba a los ojos, queriendo intimidarla de alguna manera, lo cual obviamente no funcionó, y en cambio el que se intimidó fue él, por lo que rápidamente apartó su mirada de ella.

Maléfica: "No me hagas reír, por favor. Ellas no son NADA tuyo, no son posesiones de nadie, pero si así lo entiendes. Aurora es MI esposa y Audrey es MI hija, así que no tienes absolutamente nada que hacer aquí, vete de una vez y no vuelvas" dijo con tono calmado y ronco, recalcando la palabra "Mi", con su rostro sumamente sereno, pero en su voz se notaba el hastío que el hombre le provocaba, y en sus ojos se reflejaba claramente, puesto que estaban brillando en verde, causando que Phillip y sus guardias tragasen grueso y retrocedieran unos pasos más.

Phillip: "¡Ellas son mías, no tuyas!" gritó con exasperación, mirando a la Dark Phoenix Fae con enojo, señalándose así mismo al decir que Audrey y Aurora eran suyas, sabiendo que aquello la molestaría mucho, y eso era lo que quería, que perdiera el control e intentara atacar, para así demostrar que ella era un peligro para todos, y que la volvieran a encerrar en la Isla.

Pero Maléfica lo sabía mejor, no se dejaría manipular por el Principito de pacotilla, obviamente la cabreaba que éste tratase a su amada y a su hija menor como objetos, pero no arremetería contra él, al menos no por el momento, ya pronto tendría su momento para vengarse de él, solo tenía que ser paciente y no dejar ver tanto sus emociones, aunque no vendría nada mal asustar a los humanos un poco, solo por diversión.

Maléfica: "No me hagas perder aun mas mi tiempo. Vete de aquí, no te lo volveré a decir" dijo serenamente, a pesar de que la presencia y las palabras del hombre la tenían completamente enojada, pero no dejaría ver cuánto estaba realmente. En especial porque luego iría con sus hijas y esposa, y no quería arruinar el ambiente de felicidad que se había formado por la noticia del nuevo integrante a la familia, con su mal humor a causa de Phillip.

Phillip: "No me iré de aquí hasta que no las traigas ante mí, ahora mismo" dijo con un intento de tono demandante, cruzándose de brazos e inflando su pecho, queriendo lucir amenazante, esperando que así se cumplieran sus órdenes, pero de nada le servía, nunca podría llegar a intimidar a la Dark Phoenix Fae, pero aun así lo intentaba, solo por querer lucirse delante de los guardias que estaban con él.

Maléfica: "Sigue soñando, Principito de pacotilla. No tienes ningún poder aquí y lo sabes, así que deja de hacer demandas como si fueras el dueño del lugar" habló con tono sosegado, mirando con burla al castaño por su pésimo intento de intimidación, viendo como este se ponía rojo de la rabia por no conseguir lo que quería. Le divertía tanto hacer que el Principito con aires de Rey se humillara a sí mismo, sin ella tener que hacer mucho en ello, simplemente actuar completamente desinteresada ante sus provocaciones.

Phillip: "¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera? ¡Yo soy un Rey y me tienes que tratar como tal! ¡Me debes respeto!" habló/gritó con cólera, descruzando sus brazos rápidamente y apretando sus puños con fuerza, pisando el suelo en una clara rabieta al ser llamado de aquella manera, tal cual un niño pequeño, siendo humillado delante de los guardias reales, quienes tuvieron que morder sus lenguas y apartar la cara hacia otro lado, para que no los vieran reírse de su "gobernante", pero a pesar de sus esfuerzos, aquello no pasó desapercibido para la gobernante del Páramo.

Maléfica: "¿Aun sigues con eso? Tú no eres Rey de nada, te recuerdo que perdiste ese "título" en el instante en que Aurora se separó de ti. Ni siquiera eres el Rey de Ulstead, a pesar de que es tu derecho de nacimiento, pero tu madre era quien tenía el control absoluto del Reino cuando tu padre estaba bajo la maldición durmiente; pero luego él volvió a reinar una vez que ella murió, impidiendo así que tomases el trono y siguieras los pasos de tu lunática y genocida madre. Lo cual fue la mejor decisión que pudo tomar tu padre" primero hizo aquella pregunta con burla, negando ligeramente con su cabeza, algo divertida porque aquel Principito de verdad se creyera Rey, pero continuó hablando con su tono frío y desinteresado, importándole en absoluto la reacción del hombre ante la verdad en sus palabras.

Ella más que nadie sabía que el Rey John había hecho eso por el bien de todos, el mismo le había dicho que no dejaría que su hijo tomase el trono, ni siquiera cuando él muriera, que se encargaría de encontrar un sucesor realmente digno del trono, y que no fuera a causar ningún mal al Páramo, lo cual ella agradeció, con el tiempo había llegado a ver que el Rey John no era una mal hombre, solo se había dejado cegar por el amor que llego a sentir por su difunta esposa, eso fue lo que lo llevó a ser tan vulnerable. Ambos habían hecho un tratado, mientras la gente de su Reino no hiciera daño al Páramo, Maléfica no tomaría represalias, y solo dejaría entrar a los que realmente tuvieran puras intenciones, y hasta ahora todo iba muy bien, a excepción de la enfermedad que ahora estaba poniendo en riesgo la vida de John, pero a pesar de las negaciones de este, Maléfica lo había estado ayudando con su magia para que su tiempo en este mundo se alargará un poco más, nadie más tenía conocimiento de aquello, ni siquiera Aurora, pero la Dark Phoenix Fae sabía que se lo tenía que decir, porque sabía que su esposa apreciaba al anciano.

Phillip: "Aurora sigue siendo mi mujer y siempre lo será, en todo el sentido de la palabra, te guste o no, yo le doy lo que tú nunca podrás. Ya verás que ella regresara a mi cuando se dé cuenta que esto solo es un truco tuyo, que la tienes bajo un hechizo o algo así...No te permito que hables así de mi madre, ella no hizo nada más que intentar protegernos de ti y tus criaturas del mal; de seguro también tienes manipulado a mi padre con algún hechizo para que no haga nada en tu contra, pero tranquila, que cuando yo obtenga el trono, me encargare de ustedes, sucias criaturas" dijo aquello primero con una sonrisa arrogante, sacando su pecho con aire de suficiencia, orgulloso de las cosas que le había hecho a la rubia, riéndose junto con tres de los cuatro guardias que estaban con él, que obviamente sabían lo que había pasado en aquel tiempo, levantando la barbilla con soberbia, completamente convencido de que Aurora dejaría a Maléfica para regresar con él, suplicándole que la perdonase.

Continuó hablando con molestia, cambiando la expresión de su rostro al escuchar lo que la Dark Phoenix Fae estaba diciendo de su amada madre, completamente ofendido porque la insultara, porque él estaba de acuerdo con las cosas que ella había hecho por el "bien" del reino, y por ello seguiría sus pasos para acabar con todos los seres mágicos, comenzando por la gobernante del Páramo, sin saber que ya ella estaba al tanto de todos sus planes y estaba más que preparada para proteger a los suyos.

Maléfica: "Tu supuesto matrimonio con ella no fue más que una farsa, porque ella nunca dejó de ser mi esposa. Lo que pasó durante ese tiempo jamás fue consensuado, Aurora nunca quiso nada de lo que le hiciste" comentó con tono seco, apretando su mandíbula ante el comportamiento tan arrogante del Principito de pacotilla, mirándolo con asco y odio por las cosas que le había hecho a su Reina, y que encima se regodeara de ello. No se preocupaba por sus amenazas, porque estaba más que preparada para cualquier situación de riesgo, además de que no le tenía miedo en lo más mínimo al hombre.

Phillip: "¿Eso es lo que te dice para tranquilizarte? ¿Y se lo crees? Pues déjame decirte que te está engañando, bien que disfrutaba estar en mi cama todas las noches, siempre estaba muy dispuesta a complacer a su Rey; una clara prueba de ello es Audrey, aunque tú te empeñes en no creerlo. Tú nunca podrás darle esto, yo si la puedo hacer mujer" preguntó con ironía, mirando a la castaña con burla porque creyera las "mentiras" de Aurora. Relamiendo sus labios con deseo mientras seguía hablando, recordando aquellas noches, colocando una de sus manos en su miembro al decir aquello último, riendo junto a tres de los guardias, mientras que el cuarto intentaba ocultar su enojo.

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