◆| Ruby |◆

(+7301 palabras. Disfruten).

Hanamaru cambió mi vida. No podré sacarla jamás de mi memoria.

—¿Qué estás leyendo, Hanamaru?
—Un libro.
—¿Me estás tomando del pelo?
—Un poco.

Rió levemente y se acercó —a mí— junto al libro.

—Afrodita: Diosa griega del amor. No se llama así el cuento, pero sale en él.
—¡Qué lindo!
—Con amor me refiero a erotismo, cosas vulgares.
—Oh...

Guardé silencio.

—¿Por qué lees de ella entonces?
—Bueno... jeje, ninguna razón aparente... ¡Quedémosnos con que es Diosa del amor!... del amor bonito, claro...

Se trababa a sí misma.

—¿Qué opinas del amor, Ruby?

Sacó la vuelta al tema. Pensé la respuesta durante un buen rato.

—El amor es complicado... es irracional, impredecible e incluso te puede hacer sufrir, sin embargo, es un sentimiento indispensable en nuestra vida. ¿Cuál es tu opinión del amor, Hanamaru?

—Molesto. Por eso prefiero el término "querer".
—Sí, es mucho más sencillo de aplicar al día a día. ¡Yo quiero mucho muchísimo a mi hermana!
—Y yo te quiero a ti, Ruby.

Terminamos juntas en un tierno abrazo.

¿Hace cuánto ocurrió aquello? ¿Un año? ¿Dos acaso? Los recuerdos son difusos. Hace cuatro días me dejó y... ¡no la puedo sacar de mi cabeza! Es cansado despertar lagrimeando todas las noches, repitiendo la misma escena una y otra vez. ¡Qué gracioso es mi cerebro!

—No podemos hacer nada por ellas. Van a morir irremediablemente. Ni siquiera Chika, nunca perdonaría lo que hice.

You sostenía un arma, yo, a Yoshiko. Un día cualquiera, martes, estábamos preparándonos para una práctica cualquiera —más matutina de lo usual—, cuando de repente se oyen tres estruendos. Riko fue a investigarlos. Regresó con Yoshiko, e inmediatamente supe que algo estaba mal. Riko me la entregó y me pidió que atendiera su herida. ¡Yoshiko recibió un disparo de bala! En su momento no pensé en el contexto y traté de tapar la herido para que dejase de sangrar. De un momento a otro, You subió al techo. Comenzó a decir muchísimas incoherencias y se puso toda loca —en una de esas se apuntó al cuello con una pistola... sí, ¡Tenía una pistola!—. Kanan la confrontó con terminología que todavía desconozco: Derecha, extremismos, previamente neonazis y más. You confesó el pecado de haber acabado con la vida de 6 personas.

—¡Ruby!

Di un chillido tras ver que el arma me miraba de frente.

—¡De pie, y aléjate de Yoshiko!

Tuve mucho miedo, no quería morir, Hanamaru no me lo hubiera perdonado.

—Ven.

Me le acerqué.

—Voltéate.

Eso hice. Aterrada, por supuesto. Entonces, sentí el metal en la nuca.

—Serás tú la primera. A...

Antes de la desgracia, por milagro divino, Kanan volvió a lanzársele a You. You me quitó de un empujón y enfocó su atención en Kanan. Caí de rodillas al piso y me di un buen golpe. Ahí quedé, tendida en cuatro patas. Seguía la pelea entre ellas dos, y yo, no podía siquiera subir la mirada, sólo veía mi sombra y contadas gotas de sangre. You disparó varias veces más, pero no le bastó para matar a Kanan, quien aprovechó la oportunidad y se tiró en plan suicida junto a You. Esto en su momento lo desconocía, el estrés y confusión del momento me bloquearon por completo. Mi hermana quiso ponerme de pie, sólo que Mari se la llevó de ahí. Mientras me reponía del shock, pensé en Yoshiko, mi amiga con la que estaba peleada por meterse con mi hermana. Tal y como hice al atender su herida, no pensé en nada y fui con ella. Me acerqué por detrás suyo y toqué su hombro.

—¿Puedes pararte?

Asintió con la cabeza. La tomé del hombro para que pudiese levantarse.

—¿Todo bien?
—Sí... duele, pero puedo caminar.

Analizó el espacio y prosiguió.

—¿Y las demás?
—Bajaron. Es lo que haremos, tenemos que ir con Kanan.

"Si es que sobrevivió" pensé. Bajé con Yoshiko al hombro. Cuando nos acercamos a las escaleras, Yoshiko habló.

—No creo que sea buena idea.
—Kanan está herida, hay que ir con ella. Mi hermana está allá también.

Seguimos avanzando... hasta que...

—¿Qué es eso?

Pregunté al ver manchas sobre el piso.

—Sangre.

Pese a todo seguí avanzando. Al pasar por el salón abandonado del último piso me percaté de dos detalles:

1) La puerta está abierta.
2)Hay un exceso grotesco de sangre.

Me decidí a entrar.

—Me niego a entrar.

Dijo Yoshiko.

—Quiero ver. Es muy sospechoso todo.

Vaya error...

—Yo te advertí.

Avisó ella... Y sí que me advirtió. Abrí con cautela la puerta. Chequé todo el lugar de derecha a izquierda; sangre, mucha sangre. Al voltear a la derecha la vi:

Hanamaru, recargada en una pared. Murió, no quería siquiera pensarlo en el momento. ¡Negaba a creer ello!

—¡Hanamaru!

Sin dudármelo, corrí a donde se encontraba. Me senté frente suyo —ignorando el caudal de sangre—, comencé a realizar varios ademanes, esperando a que despertase o lo que sea. Le toqué la frente una que otra vez.

—Está muerta, deja de intentar levantarla.
—¿Muerta...?

Seguía sin poder aceptar su muerte. Con mayor ímpetu, le empecé a hablar, decir cosas, darle toques... pero no despertaba. Detrás de mí, un sonoro estruendo provocó que voltease. Yoshiko cayó al piso.

—Zura...maru.

Yoshiko empezó a llorar. Yo, llorando hacía rato, me le acerqué, y cuando la tuve al lado, nos abrazamos... llorando por un muy buen rato...

Ahí acaba siempre aquella pesadilla. Con los ojos llorosos, salí de mi cuarto en dirección al cuarto de mi hermana, ¿Buscando consuelo? En verdad no lo sé. Abrí su puerta, y como era de esperarse, no había nadie, ella sigue en Tokyo junto a Mari. Sin nadie en quién apoyarme, agarré mi teléfono y envié un mensaje a Yoshiko. ¿La razón? Aparecía que estaba conectada.

Yoshiko/Ángel Extraño

¿Estás despierta?

Sí.

Para mi sorpresa, fui respondida.

Yoshiko/Ángel Extraño

Sí.

No puedo dormir. ¿Quieres platicar?

Ok. Te llamo.

Esperé unos segundos a que Yoshiko llame. Tomé el teléfono y recibí su llamada.

—Hola, Yoshiko...
—Ruby... ¿Qué haces despierta a esta hora?
—¿No habría de ser yo quien lo pregunte?
—... No quisiera hablar de aquello.

Definitivamente está igual o peor que yo.

—¿Tú qué tienes, Ruby? Comprendo si te abstienes de contestar. Es muy hipócrita de mi parte...

¿Será una buena idea decirle? Digo, no es nada nuevo que llore por lo que sea, además, estamos en "ese" punto de la amistad tras la reconciliación.

—Voy a decírtelo... Estuve llorando. Soñé de nuevo con Hanamaru.
—...Oh.

La incomodé. Ella está en duelo —tal como yo—. De manera sorpresiva, ella me contó un datazo.

—He soñado con Zuramaru estos días. Dos veces de cuando éramos niñas y el resto de hace no mucho... Me siento fatal.
—Igual... desde el incidente ya nada ha sido lo mismo. Estoy muy sola acá sin Dia.

Suspiré agotada, son las dos de la mañana.

—Para más inri, hoy enterramos a You y no viniste.
—¡Lo sé! Mis papás y hermana me prohibieron ir. Yo también estoy frustrada.

Regresé a mi cuarto para echarme en la cama. Di un suspiro.

—¿Pasó algo en el funeral?
—Nada extravagante. Conocí a la familia de You y no vinieron más de veinte personas. Chika se encontraba devastada, por lo que Riko estuvo consolándola gran parte del evento. En cambio, me quedé por ahí, apartada de todos.

Siento muchísima pena por Chika... todo por lo que ha de estar pasando. Su mejor amiga quiso matarla, y su otra mejor amiga —Kanan— está con la pierna rota —en verdad, no lo sé con exactitud cuál es su problema—.

—Por cierto... ¿Todavía se hará lo de hoy?
—Por supuesto. En la mañana pasaré por tu casa, llamaré antes.

Confirmé nuestros viejos planes de salir.

—Va.

No dijimos nada en diez segundos... no tan incómodos, como lo pueden parecer.

—Ruby, tengo mucho sueño. Mañana nos vemos.
—Igual...

Me froté los ojos.

—Nos vemos...
—Por cierto...
—¿Mande?
—Gracias por estar conmigo, Ruby. Buenas noches.
—Debería agradecerte yo. Buenas noches, Yoshiko.

Colgamos.

¿Por qué no me reprende cuando no la llamo Yohane? Preguntarán. Es triste, un día me dijo que "Ya no quiero ser el Ángel Caído Yohane, perdí las ganas" así que tengo que respetar su decisión.

El caudal de lágrimas había terminado. Sin nada mejor que hacer, me dormí.

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Venimos regresando del funeral de Hanamaru. Tristísimo el evento. Todas —de Aquors— acompañamos la cita. Principalmente era pura prensa, uno que otro representante y lo que había de familia de Hanamaru.

Terminado el funeral, junto a Yoshiko, vagué por ahí, en busca de cualquier lugar sin mucha gente.

—Tal y como recuerdo, por acá no pasa mucha gente. ¿Te parece sentarnos en esa banca?
—Lo que tú quieras.

Yoshiko me acercó a la banca. Nuestras manos llevaban entrelazadas desde hacía tiempo —más concretamente, cuando fuimos de la casa de Yoshiko a con Hanamaru.—. Lo pensé como una forma de tranquilizar a Yoshiko —y a mí—, cosa que funcionó tan bien que no quise soltarla. No es como que ella se oponga.

Tomamos asiento en una frívola banca, colindante con la calle que seguimos.

—¿Te indignó la presencia de tanta persona ajena a Zuramaru, Ruby?
—La consideré irrespetuosa. Un funeral ha de ser un evento privado y luctuoso, ajeno a terceros. No deja de ser una despedida...

Venimos muy golpeadas tras darle nuestro adiós a Hanamaru —figuradamente—. Lloramos lo suyo. Dia quiso que me fuese con ella y pasar el día con sus amigas, mas no abandonaría a Yoshiko. Lo que sí me extrañó fue su reacción durante todo el entierro, más bien, se portó muy indiferente. Me pareció muy irrespetuoso de su parte, pero es mi hermana, ella sabe lo que hace... ¿Verdad?

Yoshiko seguía muy cabizbaja —como yo—. Probé con varias cosas para animarla.

—¿Mejor...?

Intentos muy malos, por cierto.

—Vengo de ver como entierran a mi mejor amiga, ¿Crees que estoy bien?

Volteó a verme.

—La verdadera pregunta, ¿Tú estás bien?

Buena pregunta la que me hizo.

—...En verdad no lo sé... Ayer, Dia, mi hermana, dijo que "Llorar por algo que no cambiará es una pérdida de tiempo".

Me miró desconcertada.

—Qué extraño, ¿De verdad te dijo eso... Dia?

Sufrió un cambio de aires, la sentí... diferente.

—Sí... pero ella sabe cosas, es muy inteligente. Seguro que tiene razón.
—...Si tú dices... Dejemos de hablar de Dia, ¿Bien?
—Ok...

Debí haberla incomodado.

—Yendo al grano. ¿Qué crees que suceda entre nosotras, Aquors, You y todo eso?

Preguntó. No tengo respuesta, es muy ambigua como para contestar bien. Lo dejaré como un:

—Solo el tiempo lo dirá. De lo que tengo certeza, es de que seremos más amigas que nunca.
—Gracias... Ruby, no sabes cuánto te estoy agradecida.

Estaba en un estado muy vulnerable. Saltó del banco y me dio un gran abrazo. Obvio no iba a desaprovechar el momento y me acurruqué en ella. Un largo rato abrazadas. Por ahí se puso a llorar y dejar fluir todas sus penas en mi hombro —por segunda ocasión—. Apenas en ese instante nuestras manos se despegaron la una de la otra.

—Te preocupas por demasiadas cosas. Una cosa a la vez.
—Puede que tengas razón... Usaré el tiempo sin clases que nos queda para reflexionar. ¿Es buena idea?
—Espléndida, de hecho. Si con eso se te sube el ánimo, adelante.
—Gracias, Ruby. No sabes lo mucho que me hacía falta platicar con una amiga... como no tengo muchas.

La conversación siguió largo rato. Fue hasta que anocheció cuando mi hermana me buscó para llevarme a casa. Me despedí como es debido de Yoshiko.

Mientras atravesaba todo el pueblo, recordé el comportamiento que ha demostrado Yoshiko a lo largo de los días. Sabiendo que ahí tiene una diminuta parte "tímida" —en comparación con la mía, inexistente— frente a desconocidas, es extraño que esa parte de su ser se exponga ahora con prácticamente quien sea. Ha perdido mucha autoestima. Que yo te diga que alguien no tiene autoestima ha de ser preocupante.

Llegué a la casa en la noche. Entré sin muchos contratiempos —nunca hay nadie—. Abrí, me desvestí y guardé todo en la casa. Entré al cuarto sólo para encontrarme con la foto de Hanamaru... Sonará raro, lo entiendo, y en mi defensa, la tenía desde hace rato. Me dio un bajón emocional con la foto, en el fondo, me duele muchísimo. Mejor dejo de dar pena, son cosas que ya saben.

Saqué la cobija, apagué el foco y me fui a descansar.

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—¡Hanamaru! ¿Qué vamos a hacer hoy?
—No hay un plan concreto-zura. ¿Qué piensas de leer las dos... juntas?
—¡Me fascina la idea, hagámoslo!

Leímos un cuento con temática que no recuerdo más. La biblioteca de la secundaria en verdad estaba vacía todo el tiempo.

Esta es una memoria de poco más de un año.

¿Por qué?... ¡¿Por qué otro sueño en cual sale Hanamaru?! ¡No me dan tregua!

Llevo más de una semana con durísimos problemas de sueño. No logro conciliar más de cinco horas. La presencia de mi hermana no ayudó a calmarme —en contra de mis predicciones—.

Estoy cansada... siempre lo mismo: Creo que estoy mejor, luego duermo, sueño con ella, me hace mal y termino con unas increíbles ganas de llorar. ¡Es un ciclo sin fin!

—¿Por qué?

Susurré inaudiblemente, tengo la voz al borde del quiebre.

—¿Por qué tú... Hanamaru?

Ahí vamos a replicar la rutina, ¡Qué divertido! Me encanta llorar todas las noches. Tal y como dije, me puse a llorar. La diferencia con ocasiones anteriores se basa en el simple hecho de que ya no estoy sola. Qué pena que no lo pensé. Sépase antes, que no hago "tanto" ruido cuando lloro, reduzco, en la medida de lo posible, cualquier sonido-gemido extraño, casi siempre con la almohada.

Lloraba creyendo que nada se escuchaba fuera. En un momento inesperado, comenzaron a escucharse pasos. Yo, perdida en mis pensamientos, continué con el llanto. Entonces, de forma abrupta, la puerta había sido abierta, ¿Culpable? Una: Mi hermana.

—¡Ruby! ¡¿Estás llorando?!
—...

No supe cómo reaccionar. Dia, hermana mía, llegó para "¿regañarme?" por una cosa tan humana como llorar. Se acercó y tomó mi cara para acercársela sin mucho cariño que digamos.

—Tienes los ojos rojos. Estuviste llorando, ¿Verdad?
—...

Tenía miedo ¿Por qué actúa así? Después, jalaría mi nuca para acercarme todavía más.

—¿Qué te dije de no llorar por cosas que no van a cambiar?

Dijo con un tono amenazante. Yo, estática, con miedo de mi propia hermana.

—...
—Escúchame, Ruby, si descubro que estás llorando por Hanamaru, You o quien sea te irá mal. Comprendes?

Muerta del miedo asentí temblorosamente.

—Perfecto. Eres lista, Ruby...

Me soltó delicadamente, asegurándose de que no me pegue —o lo que sea—. Caminó hasta la puerta, y ya ahí, dijo:

—Buenas noches. Límpiate esas lágrimas, te hacen ver fatal.

Cerró la puerta.

... ¿Qué diablos ocurrió? Recapitulemos: Primero, lloré; segundo, entró al cuarto; tercero, me regañó por llorar; cuarto, me intimidó y amenazó con no hacerlo de nuevo y quinto, se fue. Lo bueno —si así se le puede llamar— es que me quitó todas las ganas de llorar con miedo.

Si Dia me lo dijo con tanta insistencia tendrá que ser por algo. En el fondo, yo le creo, ¿Para qué he llorado tanto? Llorar jamás ha resuelto el problema, Hanamaru murió, y no lo puedo alterar. Para resolver, hay que actuar... ese fue el mensaje de Dia.

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Pasó el tiempo, ahora, es una fecha importante; definiremos el futuro de Aquors.

Yo, ¿Qué espero que pase? Estoy en un 50/50. Yo quisiera seguir. Llegué muy lejos como para que la muerte de Hanamaru —sin restarle valor a su vida— me corté las alas. Fue ella misma quien hizo lo posible para que sea idol. La opinión del resto la desconozco, no volví a hablar con ninguna desde el entierro. Así que, que sea lo que tenga que ser.

—¡Yoshiko, abre la puerta!

Me tiene esperando fuera de su casa hace cinco minutos. Infiriendo, se entiende que estoy en las afueras de su casa.

—¡¿Qué tanto haces?!
—¡Voy, me termino de cambiar!

Le dio un portazo a su propia puerta.

—Hola, Ruby. ¡Yoshiko está lista!
—Ya era hora. ¿Vamos?
—Adelante.

Nos tomamos de la mano. Ahora no podemos estar sin tomarnos de las manos —en especial, Yoshiko—. No digo que me desagrade, todo lo contrario, es un sentimiento enternecedor.

—Oye. ¿Tú qué piensas que procederá con Aquors?
—¿Yo...?

Preguntó.

—Sí, tú.
—Mmm... Yo quiero seguir, ¿Y tú?
—No sé.
—¿Cómo que no sabes? ¿Puedes explicarte?
—¿Vale la pena realmente? Digo, Zuramaru y You están muertas. Eran parte importante del grupo... y no tengo ganas de seguir.

Me impactó.

—¿A ti te gusta?

Frenó en seco.

—Bueno... me la paso de maravilla bailando y cantando contigo y el resto, pero gustarme gustarme... sí...
—Entonces... ¿Qué te hace querer dejarlo? Se supone que te gusta, ¿No?
—Supongo que perder a Zuramaru me hizo perderle el amor a ser tanto Yohane como idol. Es difícil de explicar.

Ni idea de cómo contestar.

—Pese a ello, me gustaría continuar. Lo he decidido. Sé que todo esto va a pasar y será genial compartir todos esos momentos contigo y con las demás. Punto aparte, todavía tengo ganas de ganar el Love Live!.
—Wow... no sé que decir.
—No digas nada, Ruby. Puedes guardarte la palabra.
—...Gracias.

Vaya suceso más complicado. Por lo que entendí, ella sí quiere seguir, únicamente siente el bajón por los últimos acontecimientos. En silencio, con toda la paciencia del mundo, llegamos a la casa de Chika —donde discutiríamos—. Entramos a su casa-negocio raro*, nos recibió como es de costumbre. Entramos a su cuarto y nos sorprendimos al ver que éramos Riko —sería el colmo que no estuviese—, Chika, Yoshiko y yo. Llegamos incluso antes que mi hermana y sus amigas.

—Hola, Riko.
—Hola... Ruby y Yoshiko.

Las tres no sabíamos qué decir o hacer. Justo hace poco Chika nos había dejado en su cuarto ya que ella "bajó a ver algo". No es como que tenga una mala relación con Riko, más bien, es... algo —muy— Chikadependiente. Al igual que la gran mayoría de relaciones interpersonales que sostiene el grupo, pero de eso no estamos hablando.

—¿Cómo has llevado todo, Riko?

Preguntó Yoshiko.

—Bien... creo. Ya la gente detuvo el odio sin sentido hacia Chika, eso explica su subida de ánimo en recientes días. Me alegro mucho, es desalentador verla con los ánimos por el suelo. ¿Y tú?
—...Prefiero no hablar de ello.

Qué descortés de su parte, naturalmente cuando le preguntas a una persona cómo estás tú le has de corresponder. Eso o Dia me mintió. El punto, la conversación murió tras Yoshiko terminado de hablar. Es incómodo, no diré que no. Sé que Riko no tiene ninguna mala intención o lo que sea, más bien quiere acercarse a nosotras, pero a Yoshiko no le agrada tanta interacción social. No lo entiendo.

—Disculpa, Riko...
—¿Sí?
—Yoshiko y yo vamos a salir un momentito. ¿Te molesta si te dejamos sola?
—En lo absoluto. De cualquier manera, Chika no tarda en regresar.
—Va, te vemos luego.

Me llevé a Yoshiko de la muñeca, y como no hacía mucho esfuerzo, me costó un poco. En medio de la casa nos topamos a Chika, así que le expliqué que íbamos —Yoshiko iba— a tomar un poco de aire fresco. Al llegar a la banqueta*, la senté para luego sentarme yo.

—¿Estás bien?
—...Sí.
—¿De verdad estás bien? No te creo nada. Me hiciste la misma pregunta hace unos días, ¿Puedes responderme a mí, por favor?

Pensó su respuesta. Cuando parecía que sí iba a hablar, sujetó con más fuerza mi mano —¡Qué encantador!—.

—Dudo mucho que me encuentre bien. Zuramaru ya no está con nosotras por mi culpa. La culpa no me deja vivir en paz. ¿Tú qué opinas, Ruby?

Qué terca es esta niña.

—Yoshiko... no es tu culpa. You eligió ese camino. Mejor agradécele a Kanan por salvar nuestras vidas, que estoy segura que no lo has hecho. Hace poco regresó de la capital, y podrías arreglar tu relación ella.
—Lo haces sonar fácil. Digo, ya me disculpé con Dia... creo.
—¿Cómo que creo?
—No es nada... ¡Pero mira allá, llegaron!

En efecto, llegó mi hermana con Kanan. Mari le abrió la puerta —del carro— a Kanan, a quien tuvieron que ayudar para bajar. Ahí, desde el carro, se animó a preguntar qué negocios teníamos afuera, así que, viendo que Yoshiko no iba a responder, hice lo mío.

—Oigan, ¿Qué están haciendo acá?
—Yoshiko comenzó a sentirse mal y tomamos un respiro.
—Bueno.

Ellas partieron a su destino, nosotras decidimos esperar un momento más.

—¿Saldrá todo bien, Ruby?
—Qué sí. Será lo que tú quieras. Así que quiero que vayamos con todas y, con la frente en alto, digas todo lo que opinas. ¿Entendido?
—Sí.

Nos levantamos.

—Has agarrado mucho carácter, ¿No te han dicho?
—Puede ser... aunque no creo.

Con Yoshiko —todavía— tomada de la mano, entré al hogar de Chika a discutir lo que nos concierne.

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¡Vaya bocota, Ruby! Chika sacó un —¿Buen?— discurso motivacional genérico con el cual subirnos el ánimo. Como quería, Aquors sobrevive, y más tarde que temprano, sacaremos una canción nueva. Kanan no puede caminar, así que nos planea ayudar con las coreografías y lo del físico, más de lo mismo que hacía antes.

—Voy afuera un momento, vuelvo rápido.

Salió corriendo. Yo, me di la tarea de examinar el ambiente. Para mi sorpresa, mientras observaba los gestos extraños e incomprensibles de mi hermana y Mari, ¡Yoshiko se pone a llorar! ¡Es incomprensible! Un momento está mal, el otro bien, luego llora. Es preocupante. Ni siquiera yo lloraba tanto. Comprendo que ha de estar sufriendo a montones, mas esto es suficiente.

Le daba palmaditas en la espalda, queriendo consolarle. Tardó, pero Riko se unió en mi intento por calmar a mi amiga. En una oportunidad, eché un ojo a las de tercero, dudando de su no ayuda. Ver que mi hermana y Mari no enseñaban atisbo alguno de siquiera preocuparse por Yoshiko me hizo sentir un cosquilleo por la espalda. ¿Por qué? Me pregunté. Kanan saldría sin decir nada.

Gracias a Dios, pudimos reconfortar a nuestro ex-ángel caído favorito. Acabó la reunión, y como Chika nos pidió privacidad, gentilmente nos corrió de su casa.

Lamentablemente Dia me llevó con ella a casa, por lo que Yoshiko se fue sola. Le despedí con un besito en el cachete.

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La escuela se siente distinta. Ya sé que eso lo sabemos todo, solo que... no me acostumbro.

¿Cuáles cambios? 1) Hay seguridad, por ende, nuestra privacidad se redujo levemente; 2) Mi mejor amiga está muerta, así que somos Yoshiko y yo contra el —afeminado— mundo de nuestra escuelita; 3) Después del "pequeño percance" de You, el techo va a estar cerrado —que mira, en teoría ya lo debía estar— y cuarto pero no menos importante; Mari ya no tiene poder —cosa más buena que mala, de seguro—.

¿El resto de nuestras compañeras (de primer año)? De por sí, jamás fuimos multitud, por lo tanto, que Hanamaru no siga aquí, junto al hecho de que varias compañeras se largaron de la escuela —por razones que no he de explicar— nos dejó con un grupo muy humilde y falto de personas. Viendo cómo muchas —de nuestra edad— se fueron, no me imagino en segundo, con eso de era el grupo de You, podré saberlo, porque hoy quedé con Chika para discutir lo de la canción.

Elegimos una linda silla fuera de la escuelita, en la que justamente hay una cámara de esas que implementaron. Me dio el ataque de autismo y saludé a la cámara, para así, sorprender en buena forma a quien tenga que checarles.

—Chika se tarda lo suyo.

Aún no había indicios de Chika —y comenzaba a irritarme—, así que salí a buscarla. Lo gracioso es que no di más de diez pasos para encontrarla... ¿Viendo un punto fijo sin ninguna razón aparente? Me acerqué por sentido común para ver con cuánto detenimiento analizaba el mismo punto, incluso daba a pensar que perdió la percepción de la realidad. Cuando estuve al lado, le di un toque.

—¿Chika?
—Demonios... Hola, Ruby.
—¿Qué tanto mirabas?
—Eh... ¡Nada! Recordé... unas cosas, ¿Podemos sentarnos?
—Bien.

Tomamos asiento en la silla anterior —aquella donde me senté en primera instancia—. Acomodadas, nuestra conversación de verdad dio inicio.

—Okey, Chika, ¿Sucede algo con la canción?
—No mucho, Riko está pensando en los acordes y el bpm, la letra... ahí va, y lo del baile puede esperar.
—Explícate con lo la letra.
—Yoshiko me hizo entrega de esto. La letra de la canción que cantaremos es otra, mas sin embargo, creo que tienes que ver esto.

Sacó un pedazo de hoja blanca donde se apreciaban varios versos:

"El fin del mar
Es sentirme igual
Vivo".

La mente de Yoshiko es un sin sentido —sin ánimos de ofenderle—.

—¿Le das un significado concreto?
—A mi parecer, puede llegar a hablar que el sentido de la vida pueda ser sentirse con propósito, o sea, vivo.
—Es muy apresurado, ¿No crees?
—A lo mejor, Yoshiko me dio la hoja hace poco, no la he pensado apropiadamente.

¿Qué querría decir Yoshiko con esto? Luego me pregunto. Ahora he de dialogar un rato con Chika.

—¿Cómo has llevado a la opinión pública? Ya no he visto algún artículo amarillista que te eche pestes.
—Kanan se encargó de apaciguar a los medios. Estoy muy agradecida con ella.

Entonces, nos quedamos sin tema de conversación. Un momento de espera y pregunté una cosa más.

—¿Salvaremos la escuela?

Pregunté de manera muy inocente —sabiendo la respuesta—.

—Para nada. Dime, Ruby, ¿Qué persona en el planeta va de manera voluntaria a una escuela que: 1) Exclusiva de mujeres; 2) Que queda al fin del mundo, en un pueblo extremadamente pequeño, y; 3) Donde ocurrió recientemente un casi genocidio? Yo, ni loca.
—Visto así... nadie.

La respuesta es muy lógica. You, aparte de matar a mi mejor amiga, condenó a la escuela esta al fracaso. ¡Gracias!

—No todo es culpa de You, sabes.

Me exaltó.

—Si lo piensas, siquiera replicar lo que hizo μ's en un contexto diferente al nuestro. Era un ideal ridículo, jeje... qué estúpida.
—¡Chika, no digas eso, tú..!
—¡Espera, Ruby! No es berrinche ni nada por el estilo, considéralo una autocrítica.

¿Sentí un tremendo desconcierto con lo dicho por Chika? Sí.

—Aspiré a un sueño imposible al momento de enterarme que iban a cerrar la escuela, cosa con todo el sentido del mundo, obvio. Pero recuerda, antes de eso tuve un objetivo.
—¿Ganar el Love Live!?
—¡Sí! Sin la tonta misión de sacar a flote Uranohoshi, pondremos todo nuestro esfuerzo en la mayor competición de idols.

Qué giro más inesperado.

—¿Ganaremos?
—¡Si nos esforzamos, claro que sí! ¿No te emociona?

En efecto, me emociona de sobremanera, sin embargo, no siento que su forma de vanagloriar al Love Live!, sea natural, como si fingiese.

—...Sí, es un camino lleno de piedras, y yo no te abandonaré. Seremos las mejores del país.

Inesperadamente, me abrazó. Diré que los abrazos de mis amigas se sienten muy reconfortantes, no más que los de Yoshiko, pero me gusta que me abracen.

—Gracias por seguir, Ruby.

Susurró.

—Yo debería de agradecerte, me diste la oportunidad de ser idol, y mira, no la he desaprovechado.

Susurré de igual manera. Rato después, nos soltamos y, viendo que era tardísimo, regresamos con prisa a nuestro salón.

Al llegar, lo primero que hice fue preguntar a Yoshiko qué hizo en el receso, su respuesta, más que tranquilizarme, terminaría inquietándome: "Sola, me trepé a un árbol y esperé aburrida". Pff... qué otra cosa puedo hacer con esa niña... no puedo enojarme con ella, no con esa cara tan bonita que tiene... Por A o por B se la pasó sola. Me desconcierta esta personita; a veces se queja de lo sola que pasa sus días, pero rechaza entablar conversación con gente nueva.

¡Es tímida! Ya lo he dicho antes, ¿Cansará mucho que repita lo mismo?

Como sea, estoy en casa. El ambiente, tal y como siempre, muy desolador: ¡Nadie en el mundo! Tenía la costumbre de anunciar mi llegada, perdí la costumbre debido a lo innecesario que es. Jamás me responden, jamás hay alguien.

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Ahorita mismo, más específicamente, en mi casa, ando espiando una conversación. ¿A quién? Preguntarán. Ocasionalmente mi hermana tiene largas sesiones de política —como le hace llamar a insultar gente— con Mari. Por lo que sé, siempre concuerdan en todo lo que dicen. ¿Qué gracia tiene "discutir-debatir" con una persona que opina igual a ti? El intercambio de ideas enriquece un diálogo. Incluso con todo eso, mi hermana ha de saber por qué hace lo que hace, es muy lista. Durante un aproximado de... ¿Media hora? dialogaron de un tal país llamado Siria y de cómo unos árabes eran muy malos con las minorías no sé cuanto. Me aburrí a tal punto que, con tal de no dormir recargada en la puerta, comencé a contar todas las rayas que le fuimos haciendo —a la puerta— con el paso de los años. Hasta que:

—Sí... ha de ser eso.

Más palabrería sin contexto cual no puedo interpretar.

—Pero Mari, ¿Crees que un día le vaya a decir a Ruby?

Fui mencionada. Ahora —como les dije previamente— sí se puso bueno.

—Es que... si se llegase a enterar...

Frenó en seco.

—Sé que tiene problemas de autoestima y que, además, está advertida, pero quien sabe si en un ataque de pánico o cualquier cosa rara que tenga termina confesando....

Supongo que Mari —con quien está hablando— le habrá tirado un discursote. Esperé como un minuto.

—Tienes razón. No tenemos que preocuparnos. Sigamos desquitándonos.

El último "desquitándonos" me alarmó.

—Entonces sería todo por hoy, ¿No? En ese caso nos vamos despidiendo.

¡Ya va a colgar! No vaya a ser que me ve espiándola. A paso lento, regresé y me encerré en el cuarto para no levantar sospechas. Según yo, ni se enteró que tuvo a su hermana oyendo su conversación aburrida que, más que llegar a un consenso general, divide. No la entiendo.

¿Qué se puede rescatar de mi curiosa anécdota? Casi nada. Lo único que no me termina de cuadrar son las ganas que tiene de desquitarse con alguien. En definitiva, nada bueno puede resultar de ahí, incluso si es ella.

Es muy noche, le di las buenas noches a Yoshiko y, con todos mis deberes más que terminados, dormí.

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Hubo un salto temporal entre la última experiencia y el hoy —¿Dos semanas?—. El ánimo de Yoshiko es... complicado. A veces es la Yoshiko que era antes —sin lo Yohane—: Alegre, sarcástica, linda, y podría seguir por un rato. Otros días, a mi pésame*, la siento alejada, cortante, igual de linda y... triste. Ya no es como antes que me confesaba todo. Sí, me comenta cuando está bien o mal, pero le pregunto específicamente por qué está mal, responde de manera dudosa. Quisiera ayudar, ¡De verdad quiero ayudar a Yoshiko! Y lo hago... muy en el fondo.

*Si la RAE no miente, ambos pésame (el de pesar y el de aflicción) van con tilde).

Ahora mismo no la tengo a mi lado —lamentablemente—, me quedé apartada del grupo. Hablar con el resto de compañeras me genera cierto sentimiento de incomodidad.

—Y yo insistiendo con que socialice, qué irónico.

Aquellas palabras escaparon de mis pensamientos.

—Je... me alegro de que el sitio se encuentra muy solo, sino...
—Oye, Ruby.

Ja... chistoso. Por lo mínimo era una amiga.

—¿Kanan? ¿Se te ofrece algo?
—Quiero tener una conversación contigo. Como verás, ando sola, con unas intensas ganas de matar el tiempo y, aparte, quiero preguntarte una cosa en concreto.
—De acuerdo. ¿Podemos platicar de camino al club? Olvidé un accesorio del cabello.
—No, no podemos.
—Oh... vaya...
—Era broma, vamos al salón del club.

Kanan da mucha risa —claro que no—.

El salón del club queda muy lejos, por lo que la caminata que nos tocará hacer será larga. Kanan, inválida, solo va a retrasarnos ligeramente —recriminárselo sería de muy mala persona. Nos salvó... digo.—.

A mitad del camino comenzó con un interrogatorio de lo más hostigante.

—¿Entonces, Ruby?
—¿Entonces...?
—¿Tú y Yoshiko...?
—¿Qué tenemos?
—Eso...

A saber Dios qué quieres decir.

—Trato de entender qué quieres, nada más que fácil no me lo dejas. Exprésate mejor.

La honestidad ante todo. Diciéndole así, va a decirme de una.

—Quiero decir... que si tú y Yoshiko...

Paró en seco. De verdad tiene un problema con sincerarse —o sea lo que quiera hacer—.

—Que si tú y Yoshiko son...
—¿Amigas? Sí.
—¡Amigas no!

No tuve que interrumpir a Kanan. Mala mía. Ella se tomó un tiempo y continuó.

—Discúlpame por alzar la voz. A lo que me refiero es que si tú y Yoshiko son n...

Si antes fui yo quien la interrumpió, ahora sería una voz ajena a la conversación. ¿Quién? Bueno, averígüenlo.

—¡Déjenme en paz!

Quedé petrificada. ¡Esa fue Yoshiko llamando por ayuda! Kanan y yo, viendo que el salón del club queda a dos pasos, nos asomamos a darle una checada. Ninguna se esperó tal escena.

—¿Por qué habríamos de? Estás pagando por la serie de idioteces en la que metiste a todas en un problemón.
—¡Ya pasó hace más de un mes! ¡supérenlo de una buena vez!

¡¿Qué demonios?! No tenía palabras, estaba... simplemente... perpleja. ¡¿Qué hago?! Son mi hermana querida y mi mejor amiga discutiendo duramente, y eso sin omitir la presencia de Mari.

—Eres la menos indicada para exigirnos dejar atrás todo. Siempre débil, siempre llorando cuando estás sola. ¿Creías que no lo sabíamos?

¡¿Qué demonios?! ¡¿Yoshiko llorando sola?! Esto definitivamente tiene que ser mentira.

—¿C...ómo lo saben?
—Eso no importa.

Ok, es verdad. Pero... ¡¿Qué negocio tiene Mari aquí?! O más importante, ¡¿Cómo se enteraron que Yoshiko se largaba a llorar, si yo, siendo su mejor amiga ni lo pensé?! Son muchas dudas. Tenía que actuar, y en el momento que iba a salir disparada a ver cómo ayudar, Kanan me sujeta del cuello y me cubre la boca. Quería escapar de ella, pero era muy fuerte, incluso con la muleta, su fuerza era enorme —o en cambio, yo soy muy débil—. Rendida, tuve que esperar, con una mano rodeando mi cuello y otra tapándome la boca. Vaya impotencia más terrible. Siguieron diciéndose de cosas —mi hermana a Yoshiko—. Mientras más pasaba el tiempo más y más le perdía todo el respeto que  Dia se tardó toda una vida en conseguir. Verla romper frente a mis ojos todas las enseñanzas que con el tiempo me fue dando... me rompe el corazón. Kanan luce igual a mí —en parte la entiendo, Dia y Mari son sus amigas de toda la vida—, dado que ella es más de ocultar sus emociones —y variedad de pensamientos homofóbicos, xenofóbicos, etcétera...—. Yoshiko estuvo largo rato a la defensiva. Entonces, tras muchísimo tiempo en los que se estuvieron tirando de todo, algo nuevo ocurrió. No sin antes todavía más palabrerío.

—¡Si hubieras dicho antes que You era una asesina nada de esto habría pasado! Hanamaru, tu única amiga está muerta por tu culpa, ¡Morirás sola por tu propia culpa! ¿No es irónico? Protegiste la identidad de tu amiga, para que terminase muriendo. Jeje...

Me enojé... mucho. ¡¿Cómo se atrevió siquiera a decir semejante barbaridad?! ¡Se está burlando de la muerte de Hanamaru, ella era amiga de mi hermana! Vergonzoso... Lo peor de todo es que siguieron por más tiempo.

—¡Su problema... su problema es que no pueden superar que Kanan jamás caminará de nuevo!

No me gustó lo que dijo Yoshiko —más sin embargo, comprendo que por fin quisiera devolver los insultos—. Y muchísimo menos a Dia —a Mari tampoco, pero no taaaaanto—. Agarró, le metió un puñetazo y Yoshiko, indefensa, se pegó contra la pared y el suelo.

Cuando todo terminó de pudrirse, me zafé de Kanan —me salí por debajo de sus brazos— corrí a la puerta y me dirigí en dirección a Yoshiko.

—¡Yoshiko!

Pase de ver a la cara —por el momento— a cualquiera de ellas, mi único menester ahora mismo es sacar a Yoshiko de éste ambiente.

—¡¿R...Ruby?!

Se asustó, cosa muy predecible. Igualita a mí cuando me atrapaban haciendo cosas de niña —si me entienden—. Mari, más de lo mismo, en menor escala por el poco apego entre las dos —supongo—.

—Ruby, ¿Puedes llevarte a Yoshiko?

Preguntó "gentilmente" —rozando la amenaza—. Conociendo a Kanan, sé que habrá sangre. Puse de pie a Yoshiko en silencio. Vi si no se había hecho alguna clase de hematoma, que, gracias al cielo, no fue nada grave. Ella, en ese momento, lloraba mucho. A las prisas, limpié un poco sus cachetes. Ya en mejor estado, escapé rápido de la escena. Viendo por el rabillo del ojo, tanto Mari, como mi hermana lucían como si se les subiera un muerto. Ahora mismo... estoy decepcionada.

Me traje a Yoshiko lejos de la escuela, previniendo que cualquiera la viese. Odia mucho llorar en público, me lo ha confesado. Escondidas, lejos, muy lejos de la sociedad, me atreví en hablar.

—¿Estás bien?
—...

No quería hablar.

—...Oye... ¿Mi hermana qué hizo?
—...

Tras un eterno silencio, respondió.

—No quiero... hablar de eso... Disculpa.
—Perdóname si sueno irrespetuosa, sin embargo, es mi hermana... Necesito saber.

Se calló aún más. Y, tras otra larga espera, contestó.

—Me insultaban, humillaban... me amenazó... y...

Era inimaginable que siquiera me pasase por la mente la idea.

—¿Hay más? ¿Puedes ser concreta?
—Hacían mi vida un infierno...
—¿Tan así?
—Es por decirle de alguna manera. No creas que era así de grave.
—Con todo el respeto del mundo, no te entiendo. ¿Me explicarías a mí, tu mejor amiga?

Suspiró.

—Lo haré... porque te quiero, Ruby.

Me conmoví... ¿O acaso es otro sentimiento?

—Ellas... un día, no recuerdo cuál, si te soy honesta, sé que es después del entierro de Zuramaru, fueron ambas a mi casa. Yo, me confundí mucho, lo normal, ¿No? Nunca antes me buscaron a mí. El punto, las dejé entrar y estar en mi cuarto...

Se interrumpía a sí misma constantemente. Le notaba nerviosa.

—Sabes que me encontraba muy tocada por los hechos recientes, entonces no vi razones para no permitirles entrar. Lo primero que me comentó Mari fue la falta de Yohane en todos lados. Les dije la pura verdad, que le perdí las ganas...

Dio una breve pausa.

—Fue ahí cuando, sin aviso, tu hermana me atacó... Con su brazo presionó mi cuello contra la pared, ¡Por la cara! Mari, se abstuvo de decir nada, manteniendo una sonrisa cómplice, cosa curiosa, ya que la vez que peleamos en el consejo estudiantil era al revés. Dia diría algo como: "Ni creas que se acabo... por graciosita te vamos a devolver la broma y creeme que quisieras..." y no recuerdo lo demás, solo que en un punto dijo: "Y más te vale que Ruby no se entere, porque si no...". Consiguiente a la amenaza, me empujó a la pared y ambas se retiraron. Estaba muy afligida, mi cabeza no procesaba bien las cosas, por culpa de esos factores, no te dije, y... las hostilidades escalaron más y más... y... exploté.

El tono de su voz comenzaría a decrecer abruptamente.

—Desconozco sobre qué tanto nos escuchaste pelear, pero en el fondo... todos esos insultos... pese a que me negaba a creerlos... puede que, de una forma u otra... tengan sentido. Sabes... puede que Zuramaru y You sí hayan muerto por...

No quería escuchar eso de nuevo. No más. La sujeté muy fuerte —siendo Ruby— e hice que me mirara directamente.

—¿Aprendiste una cosa de todo lo que hemos hablado?
—Pues...
—Fácil es la quinta vez que te victimizas por acciones de You. Cansa, ¿Bien? Es difícil, lo sufrí contigo. Es inaceptable que te sigas viniendo abajo por el incidente, menos que todo mundo pueda usarlo como arma, toma por ejemplo a mi hermana. Puede que duela, y mucho, pero tienes que dar vuelta de hoja, ¿No crees?

Siento que he dicho lo mismo en otra ocasión, no obstante, es lo que se le tiene que decir a esta niña para que entienda de una vez.

—Lo haces sonar fácil. Sigo sin caberme en la mente que te hayas hecho tan dura en tan poco tiempo. En cambio, yo solo doy lástima...

Sigue triste.

—Tampoco es como que yo nunca haya dado lástima. ¿Hanamaru jamás te contó cómo me conoció?
—Noup. En verdad Zuramaru no era de contarme mucho de su amistad, solo me presumía lo buena amiga que eras.
—Era muy curiosa. En verdad, ella es única.
—En definitiva... persona de muy fuertes valores, quizás demasiados...

Para alegrar el ambiente honramos la memoria de nuestra querida amiga contando decenas de anécdotas relacionadas a ella: Momentos graciosos, felices, curiosos. Encontramos muy particular unos pequeños rastros de una conducta controladora, y la relacionamos a sus tremendas ansias de saber más y a sus inseguridades relacionadas al "zura".

Yoshiko se calmaría. Esos pensamientos negativos se disiparían. Pese a que sigue con la mirada baja, por lo menos ahora sonríe.

—Se hace tarde, ¿Te dejo en tu casa o...?
—Puedo ir sola. Tu casa de la mía queda muy lejos, puede ser peligroso para ti ir sola.

Quería ir con ella, no lo niego.

—Está bien. Que te vaya bien. Voy a hablar del asunto con mi hermana y el plan sería que se arregle todo.
—Muchas gracias, Ruby.
—Por nada.

Tomó su maletita —que me tuve que llevar por ella después del golpe de Dia.—, se acercó a mí una última vez y besó mi frente.

—Te quiero.

Estaba muy avergonzada. Éste tipo de acciones cargan con significados que sugieren "ese" tipo de cosas. Con todo eso, correspondería su gesto.

—Yo también te quiero. Adiós, Yoshiko.

La vi partir a la lejanía. Me quedé admirando el lugar por el que se fue por un momento, cuando sentí que era raro, decidí ir a casa.

Y no crean que éste maravilloso día ha terminado, todavía tengo palabras que decirle a la hipócrita de mi hermana... jamás pensé llamarle así ni en mi sueños. Qué increíbles son los caminos de la vida.

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Heme aquí, sentada como mensa en la sala. Por descarte, la que a fuerzas tiene que llegar primero —y la única— es mi hermana. ¿Razón, motivo o circunstancia para esperar sentadita a que llegue? Una: meterle tremendo escarmiento. No crean que le gritaré, ni mucho menos, no es mi estilo. Más bien será... mejor véanlo ustedes.

La puerta principal estaba siendo abierta y, a no ser que sea un ladrón, un asesino o derivado, es mi hermana. Enserié mi cara al máximo; iba totalmente en serio. La puerta fue cerrada con cuidado, así que no hay de otra. Cuando su silueta pasó frente a mí, la reconocí al instante. Entonces, en el instante que nuestras miradas se cruzaron, una terrible incomodidad se palpó en el aire. ¡Quiero decirle todo! pero es difícil... Lo bueno fue que habló primero.

—Hola...

Dijo apenadísima. Gracias a su iniciativa, terminé armándome de valor.

—Estoy decepcionada, hermana. El setenta porciento del respeto que te tenía se perdió en menos de veinte minutos, implosionó.
—Ruby... estoy arrepentida, de verdad. Estuve mal y...
—Ya sé. Es obvio.
—Comprendo que estés enojada conmigo, pero...
—No estoy enojada, estoy decepcionada. Paso de hablar más contigo. Lo que sí ye pediré es que arregles las cosas con Yoshiko y que nunca más seas una hipócrita. Te perdí el respeto.

Me levanté de la silla.

—Buenas noches.

Hui de la escena. Vi su cara una última vez. Esta, plasmaba a la perfección vergüenza —por lo menos—. Envié el clásico "Buenas noches" a Yoshiko y a la cama.

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¡Se acabaron las clases! Santo cielo, se pasaron lentísimo. Por mis modales, me despedí de todas las chicas y salí rápido, tengo prisa. Ruby, ¿Por qué tienes tanta prisa? El motivo es uno:

Tengo que visitar a Yoshiko en su nueva escuela. Qué nervios.

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POR FIN. Disculpen al flojo del escritor si los hizo esperar. Espero que la conclusión no se haya sentido muy apurada, si es así, mil disculpas. Restan otros 2 capítulos de spin off, en los que, seguramente, dejaré a la política más de lado —todavía—. 

Gracias a todos por leer. Hasta la próxima :D

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