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En este capítulo se tocará un tema que puede ser sensible para muchos, les pido disculpas de antemano si es el caso de alguno de ustedes. ♥️
Astrid se levantó de golpe al escuchar su alarma en su celular, la apagó de inmediato y se quedó sentaba en medio de su cama viendo hacia el frente muerta de sueño.
-Odio las fiestas.- murmuró con voz ronca y prometió mentalmente que jamás se quedaría hasta tarde en un evento similar al de anoche.
Y si bien, ella regresó de la fiesta a las 2 de la mañana, se quedó hasta las 3 hablando y pasando el tiempo con Hiccup.
Su celular sonó y vió que era una llamada, no de sus padres, sino de su amiga, Cassandra. Ella contestó.
-¿Cass?- preguntó sobándose un ojo.
-Hey, rubia, ¿estás bien? Tienes la voz algo... Ronca.- le contestó su amiga por la línea telefónica, la ojiazul no sabí que la pelinegra trataba de no darle un doble sentido a su voz ronca.
-Sí, sólo que me dormí muy tarde.- informó ella.
-Wow. Astrid Hofferson levantándose a las 9 de la mañana y aún tiene sueño, has roto tu récord, rubia.- se mofó con una pequeña risa- Berk sí que te está cambiando.- comentó.
-Tal vez no sea Berk.- la Hofferson pensó en sus nuevo amigos y, sobretodo, en cierto castaño.
-Oh, ya veo...- murmuró Cass- Hey, hay varios rumores de que tus padres no tienen dinero y estás con Haddock por eso.- fue directo a la yugular, clásico en su persona.
-Sabes que es falso, Cassandra.- Astrid rodó los ojos, los Dumbroch le están causando muchos problemas.
-Lo sé, por eso dije "rumores". Tranquila, te conozco bien como para saber que no estarías con alguien, si no es por amor.- dijo.
La rubia sonrió.
-Gracias por conocerme tanto.- agradecio con una sonrisa y a la vez recordó la fuerte pelea que tuvo con ella por Ubbe, no quiso seguir con amargos recuerdos, así que decidió terminar la conversación- Oye, am... Debo hacer algo importante. ¿Te hablo luego?- preguntó.
-Claro. Nos vemos, rubia.- se despidió su amiga y luego cortaron la llamada.
Astrid se estiró bostezando, después se levantó de la cama, se duchó y vistió; no se había olvidado que Hiccup se había ogrcido a llevarla al hospital.
No quería hacerlo esperar y perder tiempo sólo por ella.
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-Muchas gracias, Hiccup, no era necesario que me trajeras.- le agradeció al momento que bajaban de la moto del chico.
Él insistió en que fueran en ese vehículo y no en un auto. Tenía miedo que pasara lo mismo que hace 3 años, no se lo perdonaría.
-No hay problema, Mi lady.- respondió él con gallarda caballería y una pequeña reverencia- ¿Pero qué vas hacer aquí? ¿Te sientes mal?- preguntó preocupado, eso le sacó una sonrisa a la chica.
-No, no, tranquilo.- contestó de inmediato- Hay algo que he querido hacer, pero como estaba en Kattegat no podía... ¿Quieres acompañarme?- preguntó como una pequeña niña.
El ojiverde no sabía que responder, claro que quería ir con ella, pero sabía que si entraba a ese hospital, tendría más ganas de ver a su madre y él aún no estaba listo para dar ese paso con Astrid, no con nadie.
-Yo em...- fijó su vista en la de ella y sus corazones conectaron, ese sentimiento tan grande que lo inundaba al verla, lo determinó- Voy contigo.- le respondió y la ojiazul sonrió.
Ambos entraron al hosputal tan conocido por parte de Hiccup, cada vez que entraba a ese lugar, los recuerdos del accidente llegaban a su mente. Sus gritos, los de su padre y hermana, su mamá inconsciente, el fierro atravesando su pierna, la sangre.
Todo.
Obviamente no es su lugar favorito. Pero quería estar con Astrid.
La vió alejarse para preguntarle algo a una enfermera, al obtener la respuesta, la rubia agradeció con una sonrisa y de dirijió de nuevo hacia él.
-Vamos.- indicó muy emocionada y tirando de su mano para apresurar el paso.
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-¿El área para el cáncer?- le preguntó Hiccup desconcertado.
¿Para qué ella quería venir aquí?
-Hola.- la Hofferson saludó al recepcionista de la sala- ¿Este es el piso infantil, cierto?- le preguntó con amabilidad.
-Así es, señorita.- respondió el hombre de la misma forma- Ahora los pacientes están en su sala de juego.- informó.
-Excelente. Muchas gracias.- ella agradeció y volvió a tirar de la mano de Hiccup para llevarlo con los niños.
-Wow, wow, wow. Un segundo...- él soló su mano y hizo que pare justo antes de entrar a la sala de juegos- ¿Me das una explicación, por favor?- pidió un tanto más serio.
Astrid suspiró.
-¿Sabes lo que más me gusta de poder ser una chica afortunada y tener una muy buena estabilidad económica?- el Haddock negó- Que puedo compartir lo que tengo con quienes más lo necesitan.- respondió ella con firmeza dirijiendo su mirada a la sala de juegos.
El castaño se soprendió por su respuesta y la quedó mirando.
-Mis padres me han inculcadado a ser humilde y poder ayudar a los demás, eso lo hago desde que tengo memoria y, en verdad, me encanta. Me encanta donar mensualmente a varias ONG, hospitales, fundaciones, asentamientos humanos, refugios para animales, veterinarias que atienden gratis o lo que sea que esté a mi alcance. Hace mucho que dono en este hospital para los pacientes con cáncer, en especial los niños, pero siempre me gusta ir en persona para mirar a lo que ayudo, claro que no podía venir a este hospital por la distancia, mayormente visito todo en Kattegat y ahora que estoy aquí, quiero pasar un rato jugando con esos niños, sacándoles unas sonrisas y risas.- ella termino de hablar.
Hiccup la miraba con admiración, no habia mejor persona que Astrid Hofferson Lothbrok, y si no creía estar enamorado de ella, ahora está más que seguro que sí.
Ni siquiera ella dona con el dinero de sus padres, ella dona su propio dinero y aún siendo tan joven, tiene ese gran corazón de ayudar a quienes mas necesitan la ayuda.
-Eres increíble, Astrid.- le susurró aún impactado, ella le sonrió.
-Bueno, ¿vamos a jugar con ellos?- preguntó tomando con delicadeza para entrelasar sus dedos.
-Claro.- respondió él afirmando su agarre y devolviéndole la sonrisa.
Los 2 entraron a esa sala de juegos repletos de niños que, apesar de que la vida les jugo una mala jugada siendo tan jóvenes, no apagavan sus sonrisas y sus esperanzas.
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Habian pasado 2 horas, ahora Hiccup estaba apoyado en una pared del hospital, esperaba a que Astrid termine de hacer su depósito al hospital.
El Haddock estaba tan concentrado mirándola, que no se dió cuenta que su hermana menor habia pasado por su costado. Estaban en el mismo piso y pasillo, en donde se encontraba Valka internada.
Luego vió cómo Astrid, al terminar el depósito, miró hacia el pasillo donde estaba la hanitación de su madre y empezó a caminar hacia esa dirección. Él volteó desconcertado y recién divisó a Elsa en la puerta de la habitación.
Reacionó y fue tras la rubia para evitar que llegue a ver a su madre, supuso que al ver a Elsa allí, quiso ir a saludarla y preguntarle el por qué esatba en el hospital.
No logró alcanzarla y antes de que alguna diga algo, Astrid se quedó en shock viendo la condición de la castaña. No hacía más que verla fijamente.
-¡NO!- el fuerte grito de Hiccup pudo retumbar por todo el hospital- ¡No la mires, sal de aquí!- estaba histérico, se le notaban las venas de su cuello.
La chica salió de su trance al escucharlo tan molesto. Pudo ver en sus ojos el dolor y la vergüenza que trataba de ocultar tras ese arrebato.
-Ok, tranquilo, sólo...- ella trató de hablar para calmarlo, pero él no la dejó.
-¡NO, CÁLLATE Y YA LÁRGATE!- le demandó con furia y los ojos cristalinos por retener sus lágrimas. Por dentro se sentia la peor escoria por tratarla así, pero no podía detenerse, estaba en un ataque de nervios.
Tras esas palabras y la forma tan hiriente de cómo las decía, la expresión de Astrid cambió de una asustada a una neutral y von cierto toque de molestia.
-Bien. Me voy.- su voz sonó muy grave, determinada y molesta. Lo vió unos microsegudnos y se dió mediavuelta para irse sin mirar atrás.
Hiccup sintió un dolor muy grande mientras la veía irse de ese modó, dejó que lágrimas salieran de sus ojos y descendieran por sus mejillas.
Elsa miraba con pena a su hermano mayor, puso una mano sobre su hombro para reconfortarlo un poco. Él sólo bajó su cabeza ante su tacto, después entró a la habitación de su madre y se sentó a su lado mientras se dejaba llorar con más libertad.
La peliblanca también entró, cerró la puerta y se sentó al otro lado, un tanto más alejada de sus parientes. Escuchaba los sollozos de su hermano y miraba a su madre, ella sólo se preguntaba: ¿En qué momento su familia llegó a todo esto?
Hola hola, genteeeee!
Vaya, las cosas se pusieron algo intensas. [●_●] Pero no se preocupen, nuestro Hiccstrid lo resolverá. 😏
Espero que les haya gustado el capítulo y captaran el mensaje del mismo. La verdad, no es necesario ser millonario o famoso para ayudar a quien lo necesita, nosotros lo podemos hacer con simples gestos y podemos empezar por no tratal mal a la gente pobre de las calles.
He visto a muchas personas que los ignoran de una manera muy grosera o simplemente son groseroa de forma directa, eso no es de mi agrado. El pobre podrá ser pobre, pero merece todo el respeto del mundo también.
Y no solo es el pobre, también los ancianos en los asilos, la gente en los asentamientos humanos, la gente en los hospitales que no la pasan bien y algunos no pueden hacer sus tratamientos por falta de dinero e incluso los animales.
Yo soy de esas personas que considera que un animalito es tan importante como una vida humana, y apesar de que muhos me ataquen, a veces los considero más vulnerables que niños, porque ellos no pueden hablar, no se pueden defender.
Pero ese no es mi punto.
Mi punto es que todos debemos tratarnos con respeto, apoyarnos los unos a los otros y lograr un mundo muchísimo mejor. Porque si no hacemos algo, nosotros mismos cabaremos nuestras propias tumbas, porque un mundo con egoísmo y desinterés por el otro, se acabará hundiendo.
Nos leemos pronto, mi gente. ✨
A_Hiccstrid
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