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Termino de limpiar una mesa y miro al reloj de la pared, el cuál marcan las 4:45 pm. A las 5 terminaba mi turno y debía ir a buscar a Matías, aunque creo que Mackenzie me había dicho que lo buscaría ella, creo.

El sonido de la campana me saca de mi mente y me dirijo a la mesa donde una mujer rubia se sienta.

— Hola, buenas tardes, ¿Que desea ordenar? — Digo con una sonrisa.

— Buenas tardes, linda, me gustaría ordenar un café mediano y una porción de pastel de chocolate — Dice con una sonrisa.

— Por supuesto, enseguida le traigo su orden.

Me alejo de la mesa y preparo el pedido, aunque siento algo raro en esa mujer, podría jurar que una simple humana no es.

— Aquí está su pedido, que lo disfrute — Dejo el café y el pastel frente a ella.

— Muchas gracias.

Me alejo y atiendo otras mesas, una pareja, unos adolescentes y una familia, un día muy tranquilo.

— Wood, tu hora ya terminó — Me dice mi gerente.

Asiento levemente y voy a la habitación de descanso, dónde había dejado mi mochila y salgo de la cafetería a paso rápido.

— Oye — Escucho una voz que me llama

Me doy la vuelta viendo a la mujer rubia de hace rato.

— ¿Hola? — Digo confundida.

— Eres Grace Wood, ¿No? — Pregunta con una sonrisa amable.

— Depende de quién pregunte — Digo un poco a la defensiva.

— Soy Caroline Forbes, directora del internado Salvatore — Se presenta.

— ¿Internado Salvatore? Nunca había oído hablar de el.

— El internado le da la ayuda a personas especiales, así como tú — Me explica.

— Le puedo asegurar que no estoy loca, señora — Digo con el ceño fruncido — Ahora debo irme, estoy apurada.

Me doy la vuelta con enojo y empiezo a caminar, aunque escucho como me sigue.

— ¿Así que no eres un licántropo?

Detengo mi paso abruptamente y me volteo lentamente para mirarla sorprendida.

— ¿Como sabe eso?

— Como te digo, el internado busca y ayuda a personas como tú, solo quiero ayudarte.

— ¿Todo está bien? — Escucho la voz de mi hermana y desvío mi vista hacia ella.

— Kenzie — Murmuró y me acerco a ella. Beso la cabeza de Matias — Hola bonito.

— ¿Mackenzie Wood?

— Depende... Si eres alguien a quien le debo dinero, no soy ella, pero si quieres darme un premio sorpresa, si soy ella — Responde mi hermana.

La rubia soltó una risita mientras agachaba la cabeza para luego vernos a ambas.

— No queremos su ayuda, pero igual gracias señora Forbes — Murmuró tomando el abrazo de mi hermana.

— Solo quiero darles un hogar y ayudarlas de verdad — Dice.

Mackenzie se detuvo y fijo su vista en mi, yo solo me limité a soltar un suspiro.

— ¿Ayudarnos? — Pregunto mi hermana.

— Se lo que son — Responde Caroline — El internado más ayudará, les darán un lugar seguro.

— Si, no necesitamos eso — Dice Kenzie — regrese por donde vino, señora rubia.

Mackenzie retoma el paso y yo la sigo.

— ¿No quieres lo mejor para tus hermanos? — Vuelve a hablar la rubia, ahora provocando que yo me detenga — Buena educación, tu ya no debes trabajar, podrás estudiar y graduarte.

— Grace — Dice Mackenzie negando con la cabeza.

— Solo piénsalo, Grace, yo solo deseo ayudarte — Dice la señora Forbes parándose frente a mi — está es mi tarjeta.

Tomó la tarjeta y la guardo en mi bolsillo, para luego tomar a mi hermano en brazos y seguir mi camino, sin mirar a la rubia.

El camino a casa fue de silencio total, Mackenzie no decía nada, ni yo tampoco, solo Matías balbuceaba en su idioma de bebé.

No podía sacarme de la cabeza lo que la rubia dijo, ¿Una mejor vida para mis hermanos? Es lo único que pido.

Al llegar a casa, Kenzie abrió la puerta y me dejo entrar primero.

— ¿Que quieres de cenar? — Le preguntó a mi hermana mientras dejo a Matías en el suelo, encima de varias mantas donde están sus juguetes.

— Lo que sea, me da igual — Respondió recostándose en el sofá.

Me adentro a la pequeña cocina y sacó una olla, a la cual le empiezo a echar agua.

— ¿Que piensas de la mujer? — Pregunto.

— Pienso que es una mala idea el hecho de que estés considerado ir con ella — Responde — No la conocemos de nada, puede que sea una asesina en serie o que nos quiera secuestrar para vendernos, yo que se.

Ruedo los ojos y prendo el fuego, poniendo la olla con el agua.

— ¿Sabes que es lo que creo? — Le pregunto recostandome en el umbral de ma cocina.

— ¿Que?

— Que te estás viendo muchas películas, Mack — Respondo — No tiene pinta de ser una mala persona.

— ¿Sabes quién más no tiene pinta de ser mala persona?

— ¿Quién? — Pregunto con el ceño fruncido.

— Ethan Landry — Responde — Y oh sorpresa, ¡Termino siendo el asesino!

— Esto no es una película, Mackenzie — Me quejo.

— No, si lo fuera ya estaríamos muertas — Murmura.

Que poca fe.

Antes de que pueda responderle, el llanto de Matías me interrumpe y voy hasta donde está para tomarlo en brazos. Lo empezó a mecer pero no sé calma en los minutos que pasan y yo debo seguir haciendo la comida.

— Mack — Llamo a mi hermana — Te toca dormirlo.

— ¿Porque yo? — Se queja.

— Porque yo tengo que preparar la cena — Contesto con obviedad — Y si te dejo en la cocina, probablemente terminemos sin casa.

Mackenzie me miró mal y a regañadientes tomó a Matías en sus brazos, empezando a mecerlo.

Me regreso a la cocina y sacó los espaguetis para luego añadirlos al agua. Saco un tarro de salsa de tomate para los espaguetis y la pongo en un sartén para que se caliente.

— Si no te duermes te voy a tirar a la basura, bestia — La escucho murmurarle al bebé.

Niego con diversión, ella sabe que nunca sería capaz de eso. Bato los fideos para que no se peguen y la salsa para que no se queme.

Saco mi teléfono esperarando a que los espaguetis estén y busco "Internado Salvatore", allí me salen pocas imagines y la ubicación.

¿Mystic Falls? Nunca había oído hablar de ese lugar.

Suelto un suspiro y guardo mi teléfono, apagandole a los fideos. Les quito el agua, quemando mi mano en el proceso, y los junto con la salsa.

— Deja a Matías en la cuna y vente a comer, Kenzie.

Le digo en voz baja para no despertar a Matías y empiezo a servir la comida.

Dejo los platos en la mesa y me siento a esperar a Kenzie, en eso saco mi teléfono para seguir buscando del internado.

— Estás buscando el internado, ¿No es así? — Pregunta mi hermana al llegar.

— No — Respondo con rapidez, aunque al ver su ceja alzada, suelto un suspiro — Está bien, si estoy buscando el internado, pero porque puede ser una gran oportunidad.

— A veces no te entiendo — Murmura — No entiendo porque quieres irte a un lugar que no conocemos y que por cierto, podrían matarnos. Estamos bien aquí, ¿Por qué quieres irte?

— Porque quiero lo mejor para ustedes — Respondo — Tal vez el internado sea una buena opción.

Mackenzie negó levemente y le dio un sorbo a su jugo.

— No estoy de acuerdo — Murmura — No quiero irme, no quiero dejar a mis amigos.

Frunzo el ceño levemente.

— Mackenzie, tu no tienes amigos.

— Bueno, no... Pero si nos vamos, tampoco los tendré — Dice.

— Kenzie, solo piénsalo, puede ser una gran oportunidad para los tres.

Miró a mi hermana con esperanza, tal vez pueda seguir mis estudios, Mackenzie puede tener una mejor educación, al igual que Matías.

— No entiendo porque te doy mi opinión, si al final del día haremos lo que tú digas — Murmura.

Suelto un suspiro y la miró con una pequeña mueca.

— Yo solo quiero lo mejor para ustedes, Mackenzie, nunca haría nada para dañarlos, tanto tú como Matías son lo mas importante que tengo — Confieso — Pero si no quieres, ok, nos quedaremos acá.

Le doy una pequeña sonrisa forzada a mi hermana y dirijo mi vista a mi plato de comida.

Mackenzie dejo caer su tenedor sobre el plato, provocando que me sobresaltara.

— Te odio — Dijo mirándome, lo que provocó que la mire confundida — Se que quieres lo mejor para nosotros y me lo dices porque sabes que no podré quitarte algo que quieras, Grace, siempre es lo mismo.

— Es mentira, si no quieres ir no te obligaré, nos quedamos aquí y continuaremos con nuestras vidas — Digo encogidome de hombros.

Veo como Kenzie suelta un suspiro y me mira fijamente, aunque sé que está maquinando en su cabeza. Tomó un sorbo de mi jugo mientras la miró, ya me está empezando a asustar.

— Supongo que ir no sería tan malo — Murmura, lo que provoca una sonrisa de mi parte — Podremos ir, aunque sea unas semanas, ya sabes, como una prueba gratis.

— ¿Sabes que eres mi hermana favorita? — Digo con una sonrisa.

— Soy tu unica hermana, idiota — Murmura rodando los ojos, aunque puedo ver como reprime una sonrisa.

— Gracias, Kenzie, te prometo que si no te gusta, volveremos aquí.

Mi hermana me mira por unos segundos para luego soltar un suspiro, camina hasta mi lado y deja un beso en mi mejilla.

— Ya no tengo hambre, iré a dormir un rato ahora que Matías está dormido, nos vemos más tarde, Gigi — Murmura para luego irse a la habitación

Hago una pequeña mueca y me preguntó si en realidad ir al internado era lo mejor, lo único que quiero es el bienestar de mis hermanos.

Supongo que en la vida hay que tomar este tipo de decisiones difíciles.

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