CAPITULO X
Una nueva relación parte I:
Excluida del recuerdo
A la mañana siguiente, la luz penetrante por las ventanas hizo que Hinata despertara. Esbozó un gran suspiro mientras se sentaba a un costado de la cama. Talló sus ojos y enseguida observo la habitación: medallas y trofeos sobre los estantes, tenis deportivos junto al armario, las paredes pintadas de azul y algunos marcos con fotografías.
—No puede ser —clamó y se asomó por el ventanal tras de ella—, si la de haya es mi recámara, entonces esta es...
Llamaron a la puerta llamando su atención. Una mujer de largos cabellos rojos, ojos azules y tez clara, entro mostrando una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Kushina...san?
—Veo que ya te has levantado —dice la pelirroja adentrándose—, si quieres puedes tomar un baño, no querrás llegar a tú casa oliendo a alcohol, Hinata-chan.
La Hyuga pasó su nariz olfateando su cabello, sopló a su mano para percatarse de su aliento y, como dijo la señora Uzumaki, apestaba a alcohol.
—Ya es tarde —miro al reloj en su muñeca—, mientras te duchas yo iré por tu ropa y mochila, le diré a Naruto que te espere para que vayan a la Universidad juntos.
—Este... Yo no podría pedirle tanto —jugó con los dedos.
—Vamos, que se te hace tarde —subió las manos a la cintura y sonrió de lado.
—Gracias Kushina-san.
Cuando la mujer salió de la habitación, la ojiperla fue directo a darse un baño. Vistió la playera holgada, jeans y tenis que le había llevado Kushina, y después bajo a la cocina. Ahí se encontraba Minato Namikaze la cabeza de la familia, también estaba el propio Naruto y la señora Uzumaki preparando el desayuno.
—B-buenos días —bajo la cabeza—, perdón por la intromisión.
—Es bueno verte Hinata-san —dijo el Namikaze—. Te noto algo diferente.
—¿D-diferente?
—¿Te has puesto mas hermosa?
—¿¡Ah!? —el color subió al rostro de la azabache.
—Eso mismo pensaba 'ttebane —se unió la pelirroja—, Hinata-chan se a vuelto un buen partido. Si Naruto no se da prisa se la ganaran —guiño el ojo izquierdo.
El Uzumaki menor se cruzo de brazos mientras el color rojo cubría sus mejillas e hizo un puchero.
—Madre, me huele a que se te quema algo —cambio de tema Naruto.
—¡El arroz!
~♥~
—Perdona a mis padres —rió—, ellos se...este, están encariñados contigo.
—Ya veo... —bajo la mirada.
Al terminar el desayuno, ambos chicos salieron de la casa Uzumaki en dirección a la Universidad. Caminaban lento a pesar de que sabían que no alcanzarían a llegar a la primer clase incluso aunque esta fuese la de Kakashi.
Se detuvieron en la esquina a esperar a que el semáforo peatonal se pusiera en verde permitiéndoles el paso.
—Hinata, sobre lo que dijiste ayer, yo...
—¿Eh? —clamo nerviosa—, ¿dije algo?
—S-si —continúo el paso—. ¿No lo recuerdas?
La Hyuga apretó las correas de la mochila con ambas manos, miro como la espalda del ojiazul se alejaba de ella y por lo bajo musitó:
—No recuerdo nada. No se lo que sucedió, dije o hice —se inclinó—. Lo siento Naruto-kun.
—¿Hinata? —se detuvo y dio media vuelta—. ¿Por qué te disculpas? No es malo que no lo recuerdes a todos nos pasa después de una buena fiesta. Vamos —camino a ella y la tomo de la mano—, se nos hace tarde.
Siguieron su rumbo en silencio y sin darse la cara puesto que, aunque no lo admitieran, la unión de ambos los tenía nerviosos e incluso había logrado que el tono carmesí subiera a sus mejillas.
Se detuvieron fuera de la entrada al edificio, ya nadie estaba fuera, los pasillos y patios estaban totalmente vacíos. En pocas palabras, estaban todos en clase.
—Tendremos que esperar el siguiente periodo 'ttebayo —subió las manos a la cabeza.
—N-naruto-kun.
—¿Qué sucede?
—Lo siento, si no hubiera sido por mi tu-
—Deja de disculparte —sonrió y posiciono una de sus manos en la cabeza de la azabache—. Aunque haya venido sólo hubiera llegado tarde. Así que no te preocupes por ello. Mira, sentemonos en aquella banca.
Cerca de donde se encontraban, debajo de unos viejos arboles, se encontraba una banca de cemento. Se encaminaron a esta y se sentaron quedando separados por las mochilas de ambos.
Hinata sentía que el corazón se le saldría en cualquier momento, junto las manos sobre su regazo y formo una sonrisa. Después de todo lo que había pasado, era bueno estar a su lado.
—Me pregunto cuando nevara, ya quiero hacer un gran muñeco de nieve —comentaba la ojiperla—. También quiero tomar ponche y quizás teja una-
—Hinata —interrumpió el rubio—, se que sonará raro pero... —trago saliva—, cada vez que estoy contigo me siento extraño, siento la necesidad de protegerte.
—¿A qué te refieres? —miro su perfil nerviosa.
—Creo que... —paso sus dedos por el cabello que caía por su frente—, quiero decir, lo pensé mucho y llegue a la conclusión que te quiero.
—¿¡Eh!? —el color subió a su rostro—. N-naruto-kun y-yo...
—Pero no como una amiga, si no como... —volteo a ella con una sonrisa—, una hermana. Te consideró una hermana, Hinata.
La Hyuga desvío la mirada volviendo a observar su regazo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sus manos empezaron a temblar. De verdad le dolió, cada palabra le entro como bala. Pero no podía mostrarle su sentimiento de tristeza al chico de a lado, tenía que ocultarlo de alguna manera.
—Me alegra —plegó una sonrisa forzada en sus labios—. De v-verdad me alegra.
~♥~
Al momento en que la campana sonó, se dirigieron en silencio a su respectivo salón para poder recibir la siguiente clase. Cuando llegaron, la azabache camino a su sitio, no sin antes notar algo diferente: la persona tras ella no era el Inuzuka, sino Sai.
Busco con la mirada a Kiba entre sus compañeros y lo diviso junto a la puerta que los profesores utilizaban para entrar.
Dejo la mochila sobre su escritorio y se dirigió donde el.
—Kiba-kun, ¿por qué cambiaste de sitio?
El castaño recargo el mentón sobre su mano mirando cualquier otra cosa menos a la chica a su frente.
—Es necesario.
—¿Necesario?
—Oh Hinata-san —dijeron a sus espaldas y ella volteo a ver a esa persona—. La clase va a iniciar, ¿puedes regresar a tu asiento?
—S-si, Kurenai-sensei.
La Hyuga se dejo caer sobre la silla y miro en dirección de la ventana, ignorando por completo a la maestra Yuhi. Dejo escapar un suspiro. No tenía ni idea del comportamiento de Kiba, ya que por lo general él se muestra alegre y, del Uzumaki, nunca pensó que podrían ser algo mas que amigos, aunque básicamente ya no la considera su amiga, sino: su hermana.
“¿Las cosas podrían ir peor?”
Ese pensamiento pareció haber sido escuchado por los mismos Dioses, puesto que no tardo en que una pequeña bola de papel impactara en su frente. Dio un ligero salto por el susto y miro a su mesa, ahí noto ese pedazo de hoja arrugada, la desdobló y leyó:
«Pasaste buena noche, zorra? ;)»
Abrió los ojos como platos y de forma inconsciente despego la vista de la nota para fijarse en la rubia de ojos color lavanda, la cual también mantenía su mirada sobre ella. Shion le guiño el ojo derecho y le mando un beso para luego girar en dirección de la pizarra.
Hinata volvió a leer. Mordió su labio inferior y se fijo en Kiba. Una corazonada le decía que paso algo entre ellos y que eso explicaba la actitud del castaño, pero aun había una duda:
“¿Qué sucedió?”
Continuará...
You Belong With Me
Publicado
9/Enero/17
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