❣⚜│HERA ATERRORIZA AL OLIMPO
[ 11 años atrás...]
La Reina esperaba encontrar a una niña disfrutando con su familia, en un campamento o en una casa en el bosque, pero la escena que encontró le partió el corazón.
Frente a ella se encontraba una pequeña de no más de ocho años. La niña estaba desnutrida, con los brazos y piernas casi en los huesos, y presentaba moretones y rasguños por todo el cuerpo, incluso lo que parecía una mordida. La sangre seca cubría su piel, vestía un sucio vestido blanco que había perdido casi todo su color original y un abrigo azul mucho más grande que ella. En sus brazos yacía un osito de peluche, al que abrazaba con desesperación, como si su vida dependiera de él. No llevaba zapatos y parecía que había estado inconsciente durante horas, quizás días; su aspecto era casi el de una muerta viviente.
Hera, a pesar de que todos la veían como una reina fría sin sentimientos y que odiaba a los héroes, era una buena diosa, solo que con los únicos que lo mostraba era su familia y amigos. ¿Por qué? Era algo fácil de responder: Ella hace unos milenios se había encariñado con un niño, un héroe, pero se lo arrebataron en la guerra. Ella quedó devastada, y para no sufrir decidió cerrarse a los demás. A partir de ese momento, se encontró repitiendo la historia una y otra vez: siempre se encariñaba o amaba a alguien, y ese alguien terminaba dejándola o muriendo. Cada pérdida le rompía el corazón de nuevo, haciendo que se cerrara más aún, temerosa de repetir la experiencia.
Aunque nadie lo supiera, ella siempre velaba por los semidioses, deseando con fervor que algunos de ellos fueran suyos, al menos en espíritu, si no en sangre. Protegía a los hijos mortales de su esposo, los defendía de monstruos y les brindaba apoyo, con el anhelo de que en ellos pudiera encontrar algo del amor que había perdido tantas veces. Sufrió incluso más que su esposo cuando Thalia falleció, pero para proteger su corazón, no lo demostró. No podía abrirse de nuevo, no podía perder a alguien más.
Pero al ver a esa pequeña niña, herida y maltratada, Hera no pudo evitar abrirse de nuevo, aunque sabía que era un error...
Con el corazón en la garganta Hera tomó con sumo cuidado a la niña que inicialmente venía a castigar, pero al verla en ese estado, la idea de vengarse se desvaneció rápidamente. Ahora tenía otra cosa que reclamarle a su esposo.
Colocó a la niña contra su pecho, de manera que no se podía distinguir bien quién era, solo se veía a la Reina de los cielos con un bulto entre sus brazos.
Rápidamente desapareció, apareciendo en la sala del trono. Allí estaban sus hermanos y hermanas, sus hijos e hijastros, también había convocado a sus sobrinos y otros dioses relevantes tales como Nyx, Fobos, Deimos, Hécate, Iris, Quirón, Aclis, Ariadna, Niké, Némesis, Psique, Eris, Morfeo, Hipnos, Tánatos, Eros y Tique, de igual forma las líderes de las amazonas y las cazadores de Artemisa estaban presentes.
Todos se tensaron al verla entrar, pues su humor había sido una catástrofe en los últimos días, algo que incluso Hades, Nyx, Aclis, Eris y Zeus temían. Algunos se calmaron al ver que el bulto envuelto en el vestido de Hera parecía ser una niña, mientras que otros se asustaron aún más, preguntándose si ella había matado a una niña inocente que no tenía la culpa de haber nacido. Ningun era un santo, de ninguna forma, los dioses eran crueles e inhumanos por naturaleza, pero una niña...siempre era más difícil.
Nadie sabía sobre la otra hija de Zeus, así que para los demás dioses era un misterio por qué Hera odiaba a una niña cualquiera o por qué los había convocado.
—Hera, ¿para qué nos has citado a todos? ¿Y qué es lo que llevas ahí? —Preguntó el Rey de los dioses, con un tono de miedo por el humor de su esposa. Todos compartían ese miedo.
—A tu hija, Zeus —Respondió Hera con voz tensa y fría, provocando un escándalo entre los dioses.
La mayoría se preguntaba si tenían otra hermana, mientras que otros, como Poseidón y Hades, le recriminaban por romper el pacto, recordando que Poseidón había hecho lo mismo con Percy. Hades, aunque tenía a dos hijos, eran de otra época y no contaban como parte del pacto, así que era el único "honrado".
—¡BASTA! —Exclamó Hera con furia, haciendo que todos se callaran de inmediato. La idea de una Hera enojada no era algo que se quisiera experimentar.
—Apolo, por favor, ayúdame. Está herida —Casi suplicó Hera con una voz que denotaba tristeza.
Sin dudarlo, Apolo apareció rápidamente al lado de Hera, tomó a la niña y desapareció de nuevo.
—Ahora... —Comenzó Hera con una calma mortal y falsa. Luego, se volvió hacia Zeus, cuyos ojos estaban llenos de furia—¡TÚ! ¡TIENES MUCHO QUE EXPLICAR, ASÍ QUE TE RECOMIENDO QUE EMPIECES YA MALDITO PEDAZO DE NUESTRO PADRE! —Su grito resonó en la sala, y Zeus tragó con dificultad antes de comenzar a relatar.
No era algo que quisiera explicar con tanto público, pero su esposa era de temer.
—Fue... fue —Dijo Zeus, tragando con dificultad— Hace unos años, Hera y yo habíamos peleado. Conocí a una mortal, Renée Swan. Después de un tiempo, me dijo que estaba embarazada. Ella no quería al bebé porque estaba casada. Le pedí que lo tuviera y lo dejara en un orfanato, pero se negó. Dijo que encontraría la manera de deshacerse del bebé—
Algunos dioses empezaron a comprender la difícil situación de la niña.
—Intenté razonar con ella, pero se mudó a un lugar con mucha concentración mágica y no pude encontrarla. Tiempo después supe que había dado a luz a una niña y le mandé un regalo para la bebé. Nunca supe qué sucedió luego —Explicó Zeus.
Después de terminar su relato, algo sorprendió a los dioses. Creyeron que Hera empezaría a maldecir a la niña o a decir algo sobre matarla, pero no esperaban lo que dijo a continuación...
—¿¡Y NO SE TE OCURRIÓ SEGUIR BUSCANDO A LA MUJER?! ¡¡PARA VER POR LO MENOS CÓMO TRATABA A TU HIJA!! ¡¡LA ENCONTRÉ AL BORDE DE LA MUERTE ABANDONADA EN UN BOSQUE!! ¡EN UN BOSQUE, ZEUS! ¡UNA NIÑA DE NO MÁS DE 10 AÑOS, QUE ES UNA SEMIDIOSA, LA HIJA DEL REY DE LOS DIOSES, ABANDONADA SOLA EN UN BOSQUE! ¡NO TE IMAGINAS TODO LO QUE LE PUDO HABER SUCEDIDO! ¡¡ERA COMIDA FÁCIL PARA CUALQUIER MONSTRUO!! —Chilló Hera, su enojo era palpable y nadie esperaba una reacción así.
¿Hera? ¿La reina de los dioses que odia a las amantes de su esposo, defendiendo a una hija de él? El mundo estaba cada vez más sorprendente pensaron los espectadores.
—Yo... lo siento, querida, no tenía idea —Explicó Zeus, nervioso pero confundido por la actitud de su esposa.
—¡ES TU CULPA POR NO VIGILAR A TUS HIJOS! Más te vale que esa niña esté bien y que no sea culpa de tu amante sus heridas, porque de esta no te salvas, Zeus —Amenazó Hera con furia.
Definitivamente, Hera estaba causando estragos. ¿Desde cuándo se preocupaba por un semidiós, y más aún, por un hijo ilegítimo de su esposo?
Antes de que alguien pudiera opinar, llegó Apolo, con tristeza y furia contenida en su rostro.
—¿¡Con quién dejaste a esa pobre niña, padre?! —Exclamó el dios furioso.
Normalmente Zeus no aceptaría tal trato de parte de nadie, ni siquiera de sus hijos, pero la situación ya era lo bastante condenatoria como para enojar más a su esposa.
—¿De qué estás hablando? —Respondió Zeus con nerviosismo bajo las miradas acusadoras de Hera y sus hermanas.
—Tienes suerte de que la niña esté viva, apenas respirando gracias a Mamá que la salvó —Dijo Apolo, y fue Hera quien interrumpió.
—¿Cómo está? —Cuestionó con urgencia. Parecía que ahora también se preocupaba por el estado de salud de la niña, algo que sorprendió a todos, Apolo era un dios como mucho, con poco apego, este apenas dirigido a sus hermanos, padres e hijos, incluso hacia algunos de sus amantes más relevantes, por lo demás era relativamente indiferente.
—Bueno, empecemos con lo básico... Tiene varios moretones y cortadas, algunas muy recientes, otras de hace tiempo que nunca fueron tratadas. La mayor concentración de heridas está en sus brazos, estómago y muñecas. Ha sido maltratada durante años. Tiene hematomas y hemorragias internas. No ha comido desde hace más de una semana, y su alimentación previa tampoco era buena. Si no muere desangrada internamente, probablemente morirá por falta de alimentos. Además, tiene una mordida de un vampiro, que le quitó mucha sangre. Logré extraer el veneno, pero no puedo saber mucho más hasta que despierte y pueda examinar la mordida de su cuello. Con lo demás, he curado la mayor parte de sus heridas. Está estable y despertará en algunas horas o días, dependiendo de qué tan mal esté internamente. Ahora, ¿¡Alguien me explica quién es ella?! —Terminó Apolo, dejando el silencio reinar en la sala de tronos.
.◆────────⊱•⚜︎•⊰────────◆
Luego de algunas horas, Apolo estaba completamente informado de la condición de la niña. Cada cierto tiempo, revisaba a su hermana, quien, para él y para la mayoría de los dioses, representaba una nueva y emocionante oportunidad. Aunque ya habían tenido a Thalia, nunca la conocieron realmente; por el contrario, Ayleen (Que ni siquiera sabían que ese era su nombre) ya estaba allí, inconsciente pero presente, y eso les daba un sentimiento de conexión que no habían experimentado antes. Pues por más que tuvieron muchos hermanos semidioses, ya fueran héroes o solo semidioses comunes a lo largo de los siglos, nunca llegaron a conocerlos o convivir con ellos; la mayoría estaban ocupada en sus propias misiones, odiaban a su padre, o habían muerto antes de tiempo. Ayleen era la primera en la que podrían fijarse y sentir un vínculo real, tangible.
Ares ya la imaginaba luchando codo a codo con él en futuras batallas, mientras Afrodita no podía dejar de pensar en lo hermosa que se vería con un guardarropas diseñado especialmente por ella. Hermes soñaba con las bromas y travesuras que podrían compartir, y Artemisa y Britomartis se entusiasmaban con la idea de salir a cazar juntas y enseñarle a usar el arco. Atenea, por su parte, fantaseaba con sentarse a charlar con la niña durante horas sin que la conversación se volviera aburrida. Cada dios tenía sus propias ilusiones sobre cómo la pequeña Ayleen encajaría en sus vidas y en el Olimpo.
Los dioses visitaban a la niña regularmente, quien estaba en una habitación equipada con cables médicos mortales combinados con magia para maximizar su efecto. Sin embargo, Hera no se separaba ni un minuto de su lado. Observaba a la niña con una mezcla de preocupación y afecto, luchando por comprender cómo una madre podría tratar a sus propios hijos de esa manera. Ella misma no era la mejor madre, pero siempre había hecho un esfuerzo por sus hijos, y ver a Ayleen en esa cama, tan frágil y vulnerable, le provocaba una profunda reflexión.
Hera se encontraba en un torbellino emocional. Inicialmente, había considerado la posibilidad de asesinar a la niña por venganza, una idea que había rondado su mente con la promesa de justicia. Pero ahora, frente a ella, esa idea parecía inconcebible. La niña era tan delicada, tan sensible, y el solo pensamiento de hacerle daño se había vuelto imposible de soportar. En su lugar, una oleada de ternura y protección la envolvía.
Desde el momento en que la vio, Hera se dio cuenta de que, aunque no quisiera admitirlo, Ayleen ya había encontrado un lugar en su corazón. Se juró a sí misma que no permitiría que nadie le hiciera daño. Ahora, la niña era su nueva princesa, la princesa del Olimpo, y había ganado no solo su protección, sino también una parte significativa del corazón de cada dios presente.
Justo cuando el silencio de la sala parecía hacerse más denso tras unas horas de espera, donde ahora solo los olímpicos estaban presentes, Hermes rompió la calma con una pregunta que pesaba en el aire.
—¿Y ahora qué haremos con ella? — Su voz estaba cargada de incertidumbre.
El resto de los dioses se miraron unos a otros, buscando una respuesta. Atenea, con un tono grave, respondió:
—Según las reglas, si no va a regresar al mundo mortal, la niña debería ser llevada al Campamento Mestizo — Su tono grave reflejaba el peso de la situación. La mención del campamento hizo que el ambiente se tornara aún más sombrío. Los dioses sabían que era el lugar adecuado para los semidioses, pero no podía ser la única opción en este caso.
Hera, que hasta ese momento había estado absorta en sus pensamientos, se tensó ante la idea de tener que separar a Ayleen de ella tan pronto. La tristeza y la determinación luchaban dentro de ella mientras escuchaba las palabras de Atenea. El pensamiento de entregar a la niña, que ya había llegado a ocupar un lugar especial en su corazón, era doloroso y completamente inaceptable para ella.
Mientras la discusión se volvía más silenciosa y melancólica, Hera se inclinó hacia adelante, su mente trabajando a toda velocidad. Era una realidad dura y necesaria que los dioses, al ser entidades de amor y afecto tan intensos, se encariñaban rápidamente con sus hijos semidioses. Su capacidad para amar era tan fervorosa que, si no se moderaba, llevaría a un impulso de sobreprotección que pondría en peligro el equilibrio cósmico. Los dioses sabían que, si todos sus hijos semidioses fueran criados por ellos, esto resultaría en un descuido gradual de sus dominios, creando un caos total en el mundo y, con el tiempo, podría incluso llevar a una disminución de su propia esencia divina. Era por esta razón que los dioses habían mantenido una distancia cuidadosa de sus hijos semidioses a lo largo de los siglos. A pesar del afecto y la conexión que podían sentir tras unas pocas horas con ellos, había una comprensión profunda de que no podían permitirse involucrarse en su crianza.
Si cada uno de los dioses comenzara a involucrarse directamente en la crianza de sus hijos, el equilibrio en el mundo divino y mortal se vería gravemente afectado. La pasión con la que los dioses amaban a sus hijos los haría propensos a descuidar sus responsabilidades y dominios divinos en favor de sus progenies. Este descuido no solo crearía un caos total en el mundo, sino que también podría, con el tiempo, debilitar la influencia y el poder de los propios dioses, reduciéndolos a meros mortales en el proceso. El Campamento Mestizo existía precisamente para mantener el equilibrio, ofreciendo un espacio donde los semidioses podían ser preparados para enfrentar su destino sin que los dioses tuvieran que comprometer sus obligaciones celestiales. Era una solución dura pero necesaria para preservar el orden y evitar que el mundo cayera en el caos y la disfunción que resultaría de una intervención divina indiscriminada. La creación de este refugio era un acto de responsabilidad, una medida para asegurar que el fervoroso amor de los dioses no desbordara las fronteras de la razón y el orden cósmico.
El Campamento Mestizo era un refugio donde los semidioses podían encontrar su lugar, lejos de la influencia directa y a menudo perturbadora de sus padres divinos. El hecho de que Ayleen tuviera que ser enviada allí se sentía como una traición a su afecto genuino. Hera sabía que la idea de enviar a la niña al campamento significaba enfrentar el riesgo de que Ayleen viviera en el mundo mortal y experimentara los peligros que eso conllevaba. Su amor y protección por la niña la impulsaban a buscar una solución que le permitiera mantener a Ayleen cerca, sin tener que seguir las reglas que no tomaban en cuenta su amor por la pequeña.
—Quizás... quizás hay una manera de evitar eso —Murmuró Hera solo para sí misma, con una expresión de resolución en su rostro. Sabía que tenía que encontrar una laguna en las reglas, algo que le permitiera mantener a Ayleen cerca sin romper el pacto o las leyes establecidas. No estaba dispuesta a dejar que su hijastra pasara por más sufrimiento.
Finalmente, Hera se levantó, su decisión tomada. Haría lo que fuera necesario para asegurar que Ayleen estuviera a salvo y en un lugar donde pudiera ser cuidada adecuadamente, sin tener que seguir las reglas que no tomaban en cuenta su amor por la niña. Con una mirada firme y llena de propósito, Hera comenzó a idear un plan que le permitiría mantener a Ayleen bajo su protección, mientras buscaba la forma de encontrar una solución que no traicionara sus principios ni las leyes divinas.
.◆────────⊱•⚜︎•⊰────────◆
¡BIENVENIDOS A MI HISTORIA!
No saben cuanto me alegra su apoyo en esta historia, espero que realmente les guste esta nueva perspectiva de los dioses con mayores sentimientos y que si se preocupan por sus hijos, solo que por más que los amen no pueden estar con ellos.
Ahora, ¿Qué opinan sobre esta nueva perspectiva de Hera? ¿Y los demás dioses?
¿Qué opinan sobre todo el maltrato que Ayleen sufrió?
¿Y la mordida de Vampiro? ¿Cómo creen que va a influir esto en el futuro con los Cullen?
Capítulo dedicado a @marucha1630, Muchas gracias por tu apoyo en esta historia, espero te guste el capitulo.
Ahora bien, sin más eso es todo, ya saben. 10 estrellitas y 5 comentario para un nuevo capítulo.
CANARIO FUERA 💖
.◆────────⊱•⚜︎•⊰────────◆
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top