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Soy una persona afortunada.
Con una vida feliz en el ámbito personal y una profesional que va creciendo con el paso de los meses. Mi nombre es Kim Taehyung, tengo 23 años y soy bailarín en una academia que se llama 1 Million Dance Studio desde hace cuatro años, cosa de la cual me siento plenamente orgulloso debido a mi particular defecto de no quedarme demasiado tiempo haciendo la misma cosa, ya que todo me resulta aburrido.
Tipo, he hecho al menos diez curso de idiomas y la gran mayoría lo dejaba porque no era lo que estaba buscando, así que mi personalidad testaruda siempre me decía que era el idioma y no yo. Debido a mi indecisión, pasé por Chino, Español, Inglés, Hindi, Árabe, Portugués, Bengalí, Ruso, Japonés y Panyabí, para finalmente reconocer que no he nacido con el don de ser bilingüe o al menos entender algún otro idioma más allá del materno. También realicé un curso de doce meses de Bartender, otro tiempo estuve en una academia de Sommelier y otro tanto en uno de Barista. Sin contar las clases de Kizomba y Salsa que comencé hacer gracias a un latino que me gustaba a mis diecisiete años.
Correcto, mi vida no ha sido completamente tranquila si me siento a analizarla detalladamente, pero en esta oportunidad vengo hablar de otro cosa, de cómo finalmente a mis dieciocho años todo cambió al él encontrarme. No es que me haya encontrado en realidad, mejor dicho, yo lo volví a encontrar. Y quizás se estén preguntando de qué estoy hablando... O de quién.
Bueno, todo remonta a la época de mis escasos diez años...
A esa temprano edad ya era un niño complejo que no podía pasar más de dos horas haciendo la misma cosa porque catalogaba todo como aburrido, aburrido, aburrido. Ese era mi palabra mágica; jugar con el PlayStation, aburrido. Ver televisión, aburrido. Jugar con la pelota de béisbol, básquet, voleibol, fútbol... Muy aburrido.
Ese día jueves por la tarde, mi madre decidió llevarme de paseo ya que estaba harta de verme tirado en medio de la sala mientras repetía mi palabra favorita en medio de susurros lastimeros «Aburrido» Y es que no existía otra actividad que fue interesante para mí, aparte de comer y dormir, en la cual pudiera ocupar mi tiempo libre.
Así que salimos a caminar junto a mi Terranova de nombre Neutrón, nombre que le di por la animación de Jimmy neutrón, ya que verdaderamente mi canino era muy inteligente al poder abrir la puerta y hacer pequeños mandados. En fin, mi gran Neutrón me arrastraba por los caminos verdes del parque dejando a mi madre un poco atrás al preocuparse en buscar entre su enorme cartera el bloqueador solar para aplicarme y aplicarse debido a que lo había olvidado antes de salir de casa.
En ese instante, lo vi.
Un pequeño niño bailaba al ritmo de una suave música entre movimientos verdaderamente complejos. Su vestimenta blanca ligada con algunas telas del mismo color hacen todo mucho más increíble ante sus pasos precisos, al menos, de esa forma yo lo podía apreciar con aquella edad. Con un poco de dificultad, debido a mí no tan pequeña mascota, pude acercarme entre la gente para finalmente poder ver un letrero que especificaba que dicho espectáculo de baile eran para auspiciar a las personas con cáncer que no poseían los medios para sus tratamientos.
Neutrón me miró y yo le devolví la mirada por algunos segundos entendiendo lo que me quería decir con aquello, así que con la dificultad de los pequeños bolsillos de mi pantalón, pude obtener el total de algunas monedas que iba a utilizar para comprar manzanas acarameladas, y decidí donarlo. Las manzanas podían esperar, quizás esas personas no podían hacerlo.
Una vez introduce las monedas en el cesto azulado que poseía poco dinero dentro, mi mirada nuevamente se elevó al niño de cabello negro que continuaba danzando aunque se notara verdaderamente agotado. Una vez la música paró, las pocas personas que observaban aplaudieron enseguida para luego felicitarlo con silbidos y pequeños gritos.
El chico hizo una gran reverencia rápidamente, acompañada con una sonrisa amplia regalada a todos los presentes, menos a mí que era completamente bajo para ser visible desde el pequeño escenario. Enseguida, corrió detrás de la cortina que era utilizada como pared para el escenario improvisado, y nuevos niños ingresaron para comenzar con una coreografía un poco torpe.
Obviamente yo no puede mantener mi curiosidad a raya, así que terminé siguiéndolo detrás de la cortina para poder continuar observando más de cerca a ese chico de cabellera negra; apenas di la vuelta en un gran árbol en acompañamiento de mi perro, pude verlo sentado en una pequeña silla mientras tomaba una cantidad de agua exagerada que a veces se desbordaba por las comisuras de sus labios. Sudor caía por su frente hasta llegar a su cuello, sus pies descalzos se veían maltratados debido al suelo áspero y sus cachetes grandotes tan sonrojados como el globo del payaso de IT, se llenaban de aire repetitivas veces.
Era muy tierno desde mi punto de vista de niño inocente.
Después de intentar regular su respiración por largo rato, una mujer de presencia frágil que mantenía su cabello oculto gracias a un gorro muy bonito en tono rosa, se acercó a él para poder abrazarlo con excesivo cariño. No podía oír lo que decían, pero claramente la palabra «Mamá» pudo ser obvia en los labios del niño, cosa que claramente entendí en seguida.
Su madre sufría de cáncer y él hacía todo lo posible para ayudarla a pagar su tratamiento al actuar en este tipo de eventos.
Mi yo de diez años quiso llorar en seguida, llorar por ver al niño que hacía que sus ojos se perdieran en una fina línea y su sonrisa brotara aunque estuviera verdaderamente cansado por el esfuerzo físico previo. Quizás no entendí mucho todos los sacrificios dados en una simple escena como esa, pero justo ahora que soy un adulto con cosas importantes en mi vida, sé que a pesar de estar al borde de caer inconsciente, una sonrisa a la persona amada jamás debe ser negada.
Años después de ese día pude descubrir que la mamá del pequeño murió dos semanas después de presenciar esa actuación de su hijo. Park Jimin, ese era el nombre del niño, ese es el nombre de la persona que desde ese momento se convirtió en mi alma gemela, solo que todavía no lo sabíamos.
-Hany
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