──── 006.
La lluvia continuaba cayendo, pero eso no impedía que Neji o yo dejáramos de estar abrazados allí en aquel lago.
—No voy a dejarte —repitió.
Neji separó un poco nuestro contacto para que así pudiera verlo. Sus ojos que podían verlo todo me han mirado tan fijamente que hacían que todo mi cuerpo se estremeciera y eso me hacía sentir tan inquieta que quería solo alejarme de allí, pero no lo hice. Me quedé allí frente a él, mirando y sintiendo como la distancia entre nuestros rostros se iba cada vez más acortando, entonces, segundos más tarde, nuestros labios se unieron en un cálido y encantador beso.
Al principio el beso fue tierno, pero luego comenzó a volverse apasionado. Ambos estábamos compartiendo un momento que habíamos estado esperando o eso era lo que yo creía, pues todavía había algo que me inquietaba y eso era algo que pensaba aclarar inmediatamente.
—Espera... —dije entre besos—. Neji...
Él se detuvo y se alejó brevemente de mí para así mirarme.
—¿Qué sucede? ¿No te gustó?
—No es eso —dije—. Me gusta esto que estamos compartiendo, pero no me gusta el hecho de que estás con otra persona.
—Si es por lo que dijo Kagura, te aseguro que no hay nada entre nosotros.
—¿Lo dices en serio?
—Ella una vez se me confesó, pero la rechacé —dijo al momento en que posicionaba una mano en mi mejilla—. Después de todo, yo sigo enamorado de ti.
Había pasado tanto tiempo desde la última que sonreí con sinceridad y que me sentí amada, que todo esto me parecía como un sueño.
—Yo siento lo mismo por ti.
Neji acarició con suavidad mi rostro, luego comenzó a acercarlo y así, volver a besarme. Ambos nos quedamos allí en el lago disfrutando de esta pequeña cercanía, no obstante, pasado unos minutos hemos tenido que alejarnos de allí, pues cualquiera podría vernos y causar algún alboroto.
—La lluvia cada vez se hace más fuerte.
—Deberías de volver a casa —dije.
—¿Qué hay de ti?
—Yo... No lo sé —suspiré—. No tengo un lugar donde volver. He perdido todo...
—Eso no es cierto —dijo mientras sostenía mi mano con fuerza—. Siempre tendrás un lugar donde volver mientras estés conmigo.
He vuelto a sentir una sensación de felicidad y tranquilidad al oír sus palabras. En aquel momento, aun con nuestras manos unidas, comenzamos a caminar por las calles de Konoha hasta que nuestros ojos pudieron ver la gran casa del clan Hyuuga.
Ambos nos íbamos a ir por la parte trasera, ya que era por donde ingresaba la familia secundaria. No obstante, nuestras miradas se cruzaron con las de dos muchachas que esperaban resguardadas de la lluvia en la entrada principal.
—Hinata – sama, Hanabi – sama —las llamó Neji con un toque de sorpresa—. ¿Qué hacen aquí fuera? Deberían de estar dentro o podrían enfermarse.
—Estábamos esperándote, hermano Neji —respondió la menor—. ¿Acaso olvidaste que hoy te tocaba entrenarme?
—Yo... Yo he tenido un percance —dijo—. Lamento no asistir al entrenamiento. Luego me disculparé con vuestro padre y aceptaré cualquier castigo que él quiera darme.
—Oh, hermano Neji —habló esta vez Hinata, quien no dejaba de mirar nuestras manos unidas—. Entendemos tu razón de no poder venir al entrenamiento, así que no te preocupes. No le diremos nada a nuestro padre.
—¿Lo dicen en serio?
—Sí. Así que ahora puedes regresar a lo que sea que iban a hacer —dijo Hanabi, quien nos miraba con una sonrisa de orgullo—. Solo procura no hacer mucho ruido. Ya ves que aquí hay muchos ojos chismosos que lo pueden ver todo.
—¡Hanabi! —le regañó su hermana mayor—. Ignora lo que dice Hanabi, Hermano. No tengo idea de donde saca todas estas cosas.
No dijimos nada, pues lo que había dicho Hanabi nos dejó sin palabras. Entonces, cuando Hinata se llevó de regreso a su hermana, Neji y yo nos dirigimos por la parte trasera para entrar a la casa de la familia secundaria.
Solo hemos tenido que caminar unos cuantos pasos para llegar a la entrada. Al ingresar no nos encontramos con nadie y Neji me explicó que las personas que viven aquí posiblemente estaban gran parte en la casa principal, por lo que no debía de preocuparme por si quería andar caminando por aquí.
—Esta es mi habitación —explicó al momento en que abría una de las puertas que había en la casa para luego señalarme en otra dirección—. El baño está al final del pasillo. Te buscaré un cambio de ropa y te la llevaré.
—Está bien.
Agradecí a Neji mientras entraba en el cuarto de baño que me indicó. Era sencilla, con un ambiente que reflejaba la elegancia del clan Hyuuga. Me quité la ropa empapada y me envolví en una toalla mientras esperaba a que Neji regresara con la ropa seca.
Poco después, Neji regresó con un conjunto de ropa seca y me sonrió amablemente para luego salir del cuarto. Después de cambiarme, salí del baño y encontré a Neji esperándome en el pasillo. Me tomó de la mano y me condujo hacia su propia habitación, que estaba decorada con sencillez, pero con un toque personal que la hacía sentir cálida y acogedora.
Nos sentamos juntos en la cama y comenzamos a hablar de todo lo que había sucedido en nuestros años separados. Neji compartió sus experiencias como miembro de alto rango en la aldea y cómo había crecido como ninja. Le conté sobre mis propias aventuras y desafíos desde que me fui de Konoha.
A medida que hablábamos, me di cuenta de lo mucho que había extrañado a Neji y de cuánto lo amaba. La lluvia aún caía afuera, pero dentro de esa habitación, estábamos protegidos y cálidos, compartiendo nuestros sentimientos más profundos.
Al final, Neji y yo nos dormimos en su cama. Abrazados ante la luz de la luna que comenzaba a iluminar su ventana luego de una intensa lluvia.
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