Capitulo 9
Hola a todas laspersonitas!!!!! Como no, llego hasta vosotros a tope de energías coneste nuevo capitulo. Y ahora sí, puedo decir que he visto DoctorStrange "aplausos y silbidos". Os comentaré al final que me haparecido la película y mi ranking de Marvel. Al menos, los primerospuestos. Por no ofender a nadie si digo los últimos.
En este capitulo,seguimos la historia con Steve y Tony, pero no sé si a mitad decapitulo o así, meteré a otra pareja. Eso es lo malo que tienecuando yo me pongo a escribir. Siempre empiezo con una idea en lacabeza y acabo haciendo cualquier otra cosa. Cosas de mi musa, quesigue bien instalada en mi cerebro y sigue negándose a moverse deallí.
En fin.....cosas de lainspiración. No os daré más follón hasta el final del capitulo,así que hasta luego y disfrutadlos.
CAPITULO 9
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La llegada a la Torre hizo que Steve se sintiera minúsculamente máspequeño, ya que el impresionante tamaño del edificio y el hecho deque el apellido Stark brillara en mitad de la ciudad no hablabaprecisamente de la humildad del dueño del lugar, sobretodo mientrascaía la noche y las luces se encendían.
Sin embargo, se obligó a dejar de mirar el impresionante edificio yse obligó a caminar hacía la puerta del lugar, recordando lo queStark le había dicho que tenía que hacer.
Al pasar las enormes puertas, se encontró con los miembros deseguridad, que vigilaban a todo aquel que entraba y salia del lugar,llevando una tarjeta de identificación para poder pasar, y sedirigió hacía ellos.
-Disculpe- llamó a uno.-Me llamo Steve Rogers y el señor Stark meesperaba.
El de seguridad le dedicó una mirada de arriba a bajo, pero preguntópor el pinganillo que tenía en la oreja al resto de sus compañeros,esperando respuesta.
Stark habría dejado instrucciones, porque el tipo no tardó enrecibir respuesta.
-Sigame- le pidió el hombre.
Y Steve se internó en aquel edificio, observando a los hombres ymujeres que pululaban por aquel lugar, sabiendo que, de encontrarseen aquel impresionante bloque de cemento y crital, solo se debía alhecho de que eran las grandes mentes del país.
El de seguridad le condujo a un ascensor que tenía un panel dehuella dactilar, pero empleó una llave que hizo que las puertas seabrieran, le indicó a Steve que entrara dentro, pulsó un botón yel hombre salió del ascensor, dejando allí a Steve solo mientrassubía hacía solo Dios sabría donde.
Las puertas se abrieron con un ligero dín unos instantes después y,mientras Steve se internaba en un espacio desconocido, las luces a sualrededor empezaron a activarse, mostrándole un amplio salón vacío,con unas vistas de la ciudad nocturna.
El lugar era impresionante y solo le hicieron sentirse aún máspequeño mientras contemplaba todo aquello.
Se acercó a las cristaleras del cuarto, observando como las luces dela ciudad se iban encendiendo lentamente hasta donde le alcanzaba lavista, impresionándole.
-¿Señor Stark?- preguntó una voz a su espalda, haciendo que Stevepegara un bote en el sitio y se girara.
Aunque tampoco era que hubiera hecho nada malo. Solo se habíaasomado a las ventanas para poder contemplar las vistas que ofrecíael lugar.
Un hombre de mediana edad, con una pérdida considerable de cabello yelegantemente vestido de mayordomo, de figura alta y algo en forma,apareció en el cuarto, encendiendo todas las luces a su paso desdeel lugar donde viniera, deteniéndose cuando se encontró con Rogersparado en mitad del cuarto.
-No soy Stark- le indicó al hombre.-Pero me ha dicho que viniera,que quería hablar de unos asuntos conmigo.
El hombre sonrió tras echarle un breve vistazo.
-Usted debe de ser el señor Steve Rogers. El señor Stark me dijoque vendría.
-¿No ha llegado todavía?
-No, me temo. El señor Stark siempre lleva una agenda apretada. Metemo que ni siquiera está descansando las horas que debería. Pero,si me permite y me acompaña, le serviré algo mientras espera.
Steve no tuvo ningún problema en seguir al amable hombre, así quelo acompañó hasta la cocina, que era donde parecía haberseencontrado este cuando Rogers había llegado.
-¿Qué le gustaría tomar?- le preguntó el hombre.
-Cualquier cosa estará bien. Gracias.
-De acuerdo. Oh. Y me parece haberme olvidado de presentarme. SoyEdwin Jarvis, el mayordomo personal de la familia Stark-le indicó elhombre, poniendo una tetera al fuego.
-Encantado, Jarvis.
-El señor Stark se encontraba en la Torre hace unas horas, revisandounos proyectos, pero parece que ha tenido que salir.
-Bueno......tampoco era nada demasiado importante lo que tenía quehablar con él.
-Oh. No se reste importancia, señor Rogers. Montar un grupo demúsica no parece una tarea sencilla.
-¿Sabe eso?- preguntó Steve, pareciendo sorprendido.
-Desde luego. El señor Stark mantiene pocas cosas fuera de misoídos.
-Claro. Sería difícil ayudarle si no sabe lo que hace.
-Correcto.
La tetera empezó a pitar y el hombre la apartó del fuego,preparando una taza para Steve y buscando una caja que colocódelante de él sobre la mesa antes de servirle un té.
-¿Qué es esto?- preguntó Steve.
-Son donuts. Al señor Stark le encantan. Si fuera por él, sería loúnico que comería.
-Oh, vaya. Pero no es necesario que me los ofrezcas.
-El señor Stark me indicó que hiciera todo lo necesario para que seencontrara cómodo mientras esperaba.
Y, por las formas en la que le miraba el hombre, tenía la impresiónde que este no se movería del lugar hasta que tomara uno de aquellosdonuts que le ofrecía.
Tomó uno de la caja solo para no hacer el feo y vio como el hombresonreía.
Después de eso, se hizo un silencio que ninguno de los dos sentíadeseos de romper y Steve se tomó con calma el té que le habiapreparado mientras Jarvis parecía querer dejarlo todo en orden en lacocina.
El hombre, por muy amable que quisiera parecer, tendría suspropias cosas que hacer y Rogers no quería inmiscuirse en sutrabajo, pensando en lo que Tony podría decirle si llegaba a su casay se encontraba con que su trabajador no había hecho nada por lo quelo tenía contratado.
¿Ya habría encontrado una agencia para su banda? El tipotendría contactos, así que podia ser bastante posible que setratara de eso.
O, a lo mejor, quería hablar con él del modo en el que habiasalido corriendo. Era otra de las posibilidades. Era, al menos, a laque Steve llevaba dando más vueltas. Le resultaba imposible que Tonyno le fuera a decir algo al respecto, ¿verdad?
Se negó a esa idea. Tony Stark era un adulto. Ya habia dejadoclaro que se habia tomado aquello como un accidente sin importancia,a pesar de que Steve se habia comportado en los vestuarios como unmocoso que no podia controlar sus hormonas.
-¿Le preocupa algo, señor Roger?-le preguntó el siempre atentomayordomo.
-Oh, no, Jarvis. Me encuentro bien.
-Pues parecía preocupado por algún motivo. Si teme lo que puedapasar con el señor Stark debido al carácter que posee, tenga porseguro que no hay nada que temer. Es posible que se muestre muycercano, a veces sea excéntrico en exceso, que cueste entenderloquizá.....pero es una buena persona.
-No, Jarvis. Ya sabia eso. No estaba así por él- tuvo queadmitir, sintiéndose un poco avergonzado.
-Entonces,¿a qué se debe?
Aquel mayordomo tenia el mismo aire que el barman de un club.Parecía que podías contarle toda tu vida mientras tomabas una copa,como si fuera el mejor consejero del mundo, no te juzgaría y,además, te ayudaría a encontrar una solución.
Pero Steve no se dejó engañar. Él era el mayordomo del señorStark y por nada en el mundo revelaría lo que le habia ocurrido coneste.
-Solo....son cosas que atormentan mi cabeza.
-Bueno.....usted es un hombre joven. No creo que sea algo que notenga solución.
Steve asintió, pero no añadió nada más a aquellaconversación, centrándose en su taza de té.
Pero no duró mucho tiempo ese silencio, ya que minutos mástarde se oyó el din característico del ascensor y la voz de Tonyempezó a inundarlo todo.
-¡Jarvis, he llegado! Asegurate que está todo listo paranuestro invitado. Pepper no me ha soltado en toda la tarde y solo heconseguido escaparme ahora- comentó, entrando en la cocinaquitándose la chaqueta de su traje, silenciándose cuando vio aRogers ya sentado allí.
-Su invitado ya ha llegado- le dijo el mayordomo, con una ligerasonrisa en los labios al ver la sorpresa de su señor.
-Sí, lo veo, Jarvis. Gracias. Puedes retirarte.
Este asintió con la cabeza y abandonó el cuarto, dejándolessolos.
-Espero que no lleves mucho tiempo esperándome- le dijo Tony,acercándose a donde estaba.
-No. He venido hace un rato. Pero Jarvis se ha ocupado de tenermeentretenido- afirmó este, con una sonrisilla nerviosa.
Quería saber para qué estaba allí de una buena vez y ya soloestar solos en el mismo cuarto lo ponía nervioso. El aire deculpabilidad tenía que rondar en torno a él como una especie demini-tornado que acabaría notándose antes o después.
Tony solo asintió mientras se sentaba en el taburete de al lado,pasándose una mano por el pelo, alborotando esos cabellos negros quehabían estado perfectamente arreglados hasta ese momento.
Steve pudo verlo de un modo más cercano al hacer eso, dejando aun lado por un momento su nerviosismo,verlo como un simple hombrecansado después de una larga jornada laboral. Y, en su caso, con máspeso sobre sus hombros de lo que una persona normal solía aguantar,teniendo en cuenta todos los puestos laborales que tenia en susmanos.
No podía permitirse que Industrias Stark fallara. No si noquería llevarse a alguien por delante.
Para Steve, verle de ese modo, hizo mucho. Lo vio como si ladistancia, ese abismo invisible que había existido entre ellos, seacortara y, sin pensarlo demasiado, extendió una mano hacia él,hasta colocarla sobre su hombro.
-¿Estás bien?- le preguntó, sonando preocupado.
Lo que solo hizo que Tony se irguiera y le dirigiera una sonrisa.
-Sí. Estoy bien. Pero siempre me da un momento de bajón cuandollego a casa. Es cuando soy consciente que ha pasado otro día.
Steve asintió, sabiendo lo que quería decir. ¿Quién en elmundo no se habia sentido así alguna vez, como si el día hubieravolado sin apenas usarlo?
-Pero no te he llamado para hablar de mi cansancio. Querrássaber que va a ser de tu banda- recordó Tony, aflojándose lacorbata.
Debía de ser agobiante llevar esta puesta tantas horas al día.
-Para eso me habrás llamado- comentó Steve, jugueteando con la tazade té que aun tenia delante de él, alejando los ojos de Tony.
-Creo que mañana mismo, por la tarde, podéis hacer un primerintento de grabar. En realidad, solo es una prueba para ver como seos escucha y ver si hay algo que modificar. Después de eso, ospedirán que vayáis a ensayar en los días que os marquen y, tras untiempo, harán las primeras grabaciones para un disco de prueba.
-¿De prueba?
-Sí. Lo pondrán en el mercado para ver como llega al publico.Y, si la cosa va bien, arrancareis a partir de ahí. La agencia seaplicara más, haréis firmas de discos, conciertos, se os llamarapara que vayáis a programas de música......
Mientras hablaba, Tony le robó a Steve el donut que este tenia amedio comer y lo devoró como si no hubiera probado nada más en todoel día, cerrando los ojos con deleite tras el primer bocado.
-¿Has cenado?- le preguntó Steve.
Si tenia unos hábitos tan raros y unos horarios tan esclavista,no se extrañaba que Jarvis se preocupara de la salud de su señor.
-No. Aun no me ha dado tiempo- comentó Stark, lamiéndose losdedos, después de no haber dejado una migaja del dulce.
Steve tragó saliva al verle hacer eso, notando como se poníanervioso de nuevo, sintiendo ese cosquilleo en su columna, que estabaempezando a resultar demasiado familiar.
¿Stark hacia eso a propósito? ¿Era para torturarlo por lo quehabia ocurrido? ¿O era cosa solo de su imaginación, pensando que elmundo entero estaba en su contra cuando le veía hacer eso?
-¿Y.....qué tal si invito a cenar?- comentó.
La frase escapó casi sin darse cuenta. Hasta pensó que solo sele habia pasado por la cabeza y que no lo habia dicho en voz alta. Almenos, no hasta que Tony volvió la cabeza hacia él, sorprendido.
-¿Tú quieres invitarme a cenar?
-Es lo mínimo que puedo hacer después de todo lo que has hechopor nosotros. Eres nuestro mecenas. Aunque no pueda ser un sitio muycaro.
-Porque sea caro no tiene porque ser mejor- afirmó Tony,poniéndose en pie y dejando que una sonrisa de medio lado seextendiera por su cara.-¿A dónde piensas llevarme?
-Hay un restaurante familiar cerca de donde vivo que hacengrandes raciones y se come de lujo. Podemos ir allí- sugirió Steve,tambien poniéndose en pie.
-¿Y dónde queda tu casa?- le preguntó Tony, dirigiéndose alascensor.
-En Brooklyn.
-Vale. Entonces tendremos que coger uno de mis coches.
-Tampoco queda tan lejos.
-Para mi sí. Llevo todo el día para arriba y para abajo. Noestoy ahora mismo como para hacer un tour a pie por la ciudad.
-Está bien- aceptó Steve.-Cojamos uncoche.
.............
Tras pasar lo que quedabade tarde en casa de Steve, viendo como el pobre chico parecíaaterrado tras la llamada de Tony y recordarle que si, le llamaba, eraporque tenia buenas noticias para él, Sam y Bucky se hicieron elcamino a casa de este en silencio, tal y como habían llegado.
A Bucky no pareció importarle particularmente, ya que parecíainteresado en apreciar todos los cambios que habia sufrido la ciudaden su ausencia.
Sin embargo, Sam no podia dejar de darle vueltas a lo que Buckyhabia dicho en el piso de su amigo.
¿Cómo que era normal que se animaran los chicos en losbarracones sin más? ¿Había o no había ido al pueblo de al ladocon los demás a desahogarse con las chicas que estarían allíesperándolos? ¿En qué demonios pensaba Bucky para animarse en uncuarto lleno de tíos?
Esas preguntas y otras se le habían empezado a acumular. Pero notenia forma de sacar la conversación de manera casual.
Observó a Bucky por el rabillo del ojo, con cara de disgusto,incluso aunque él mismo no fue consciente de ello, tratando depensar como entrar en el tema sin parecer un cotilla.
-¿Te preocupa algo?- le preguntó el castaño, echando unvistazo al escaparate de una tienda de golosinas que habia sido unatienda de ropa la ultima vez que la habia visto.
-No- soltó Sam en el acto.-¿Qué me iba a preocupar?
-No lo sé. No soy yo quien está mirando el mundo como si todoestuviera en mi contra.
Sam torció el gesto ante eso, pero.... había sido Bucky quienhabia iniciado la conversación.
-¿Lo que le has dicho a Steve era verdad? Sobre eso que pasabaen los barracones- aclaró cuando este se volvió hacia él con unaceja alzada.
-¿A eso le estabas dando vueltas?
-Me ha sorprendido. Sin más- afirmó Sam, encogiéndose dehombros, queriendo restar importancia a su pregunta.
Pero no se sintió ningún gran actor mientras Bucky loobservaba, sintiendo como lo estudiaba con atención.
-Claro que ha pasado. Pero, a lo mejor, no tanto como le he dadoa entender a Steve.
-Entonces....¿por qué le has dicho eso?
-Porque, por lo que fuera, él necesitaba escuchar algo como eso.Y, teniendo en cuenta que he visto que ha ocurrido, no tenia ningúnproblema en contárselo.
-Y......¿con cuanta asiduidad ocurría....eso que le has dicho aSteve?- preguntó, tratando de parecer lo más casual posible.
-A menudo. Piensa que es normal. No habia mujeres allí comopodría haberlas aquí ni podíamos salir cada noche, si nosapetecía, para salir a algún bar y ligar con alguna chica. Y lasque estaban allí ya te digo yo que no dejaban que las tocaracualquiera.
-¿En serio?
-Un amigo salió volando cuando trató de gastarle una broma demal gusto a una de ellas. Te garantizo que no lo volvió a hacer.
Sam asintió, tranquilizándose un poco. Hasta que se dió cuenta queBucky hablaba de otros y nunca de ninguna experiencia que le hubierapasado a sí mismo, como si fuera un maestro en el arte de desviar eltema.
-¿Y tú qué?- le preguntó Sam.-¿Tú también te has metido enlíos con alguna mujer de la academia? ¿O eras de los que iban a esepueblo cercano para divertirte un rato?
-¿Por qué te interesa tanto saberlo?- le espetó Bucky a su vez,adelantandose solo unos pasos y deteniéndose frente a Sam, haciendoque este tuviera que enfrenar en seco.-¿Tanto te interesa?
-Haces que la gente se interese cuando no paras de evadir el tema,soldado.
A lo mejor, Sam le habría contestado otra cosa en otrascircunstancias, pero, en aquellos momento, con Bucky como una estatuainamovible frente a él, no se le ocurría otra cosa. No es que noquisiera darle un buen motivo para querer saberlo. Simplemente que nole venía nada a la cabeza para decirle.
Él mismo se preguntaba porqué tenía tanto condenado interés en loque hacía o dejaba de hacer Bucky en su academia militar.
En realidad, nunca le había interesado nada de él, se irritabacuando estaba cerca y le había ignorado todo lo posible siempre queestaban juntos. ¿A qué venía ahora aquel repentino interés por suvida y el contenido de sus pantalones y como lo usara?
No sabía explicarlo, tanto a Bucky como a él mismo.
-Volvamos simplemente a casa, ¿quieres? Yo aún tengo que estudiar-le soltó Sam, empujando a Bucky en el pecho cuando este solo se lequedó mirando con especial interés, haciendo que se sintiera algoincomodo.-No me has dejado estudiar apropiadamente desde que hasllegado.
-Llegué ayer- le recordó Bucky.
-Pues fijate todas las horas que ya me has quitado.
-¿Por qué siempre actuás así de borde cuando quieres terminar unaconversación?- le preguntó el castaño, colocándose rápidamente ala altura de este.
-¡Yo no soy borde!- le espetó Sam.
-Claro que lo eres. Y, cuando te enfadas, te pones aún más borde.
-A lo mejor es que tú haces que me ponga así- le soltó este, comoechándole la culpa.
Pero Bucky solo pareció girar un poco la cabeza, estudiándolo,mientras ambos hombres seguían caminando por la calle.
-¿Y por qué crees que yo hago que te pongas así?
-No sé. ¿Tal vez porque eres un pesado? ¿Porque te has colado enmi casa sin que nadie te haya invitado? ¿Porque te importa muy pocolo que yo tenga que hacer mientras que tú te salgas con la tuya?
-Vaya. Esas son muchas cosas.
-Y todas ellas me irritan.
-Tal vez deberías preguntarte porqué te irrita tanto.
-No me tengo que preguntar nada. Está claro que es porque me caesmal.
Se arrepintió en el acto de haber dicho esa frase, volviendo losojos hacía Bucky. Pero este solo se encogió de hombros como si naday se adelantó a sus pasos, sacándole ventaja, dando por concluidala charla.
Findel capitulo 9
Puesnada. Así como quien no quiere la cosa, os he soltado otro capitulo.Este lo he escrito casi todo con el móvil, así que ya me estoyaclarando cuantas notas son las adecuadas para que me salga uncapitulo bien de largo.
¿Quéos ha parecido? ¿Os gusta como avanza la cosa? ¿Cómo acabará esainocente cena a la que Steve a invitado a Tony? ¿Le pediría perdónSam a Bucky por lo que le ha dicho o nuestro halcón particular esdemasiado soberbio como para disculparse? ¡Esas cositas se iránviendo en los siguientes capítulos!
Sí,soy así de mala.
Ahoraes la hora de hablar de la película de Doctor Strange. ¿Quéqueréis que os diga? Sin hacer spolier, solo diré que me haencantado. Lo que a la parte visual se refiere, ha sido fantástica,aunque el personaje tenía tantas frases y cosas de humor que, conesa barba recortada, no dejaba de recordarme a Ironman. Considero alHechicero Supremo un poco más serio. Con que le hubieran quitado unao dos bromas, ya hubiera quedado perfecto.
Enmi ranking de películas de Marvel, la pongo en el tercer puesto. Enprimer lugar va Ironman (la uno) y compitiendo en el dos están CivilWar y Guardianes de la Galaxia. Sé que Civil War se os clavó en elcorazón a más de uno, pero no por ello deja de ser tan fantásticacomo lo es, así que esa es mi opinión.
Decidmeque os ha parecido a vosotros (al menos aquellos que la hayáisvisto. Si no la has visto, es un poco difícil que me des tu opinión)quisiera saber vuestro propio ranking de películas de Marvel y queos mojéis vosotros también un poquito.
Creoque, por ahora, no tengo nada más que decir, así que os deseo queos mantengáis sanos y nos leemos en el siguiente capitulo. Hastaentonces.
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