Capitulo 89
Buenas a todas laspersonas que estáis aquí nuevamente, en este nuevo capitulo, ya apunto casi de los 100 capítulos. A ver si es verdad que conseguimosllegar, porque eso sería un nuevo récord personal para mí jajajjaaNi siquiera con mis novelas personales he llegado a hacer tantoscapítulos.
Aunque parece mentira,ya que ni yo misma no me veía capaz de hacerlo, he escrito elcapitulo de este fanfic en la universidad católica donde va unaamiga. Vamos un día concreto a la semana para ella estudiar y yopara escribir y así aprovechad el día al máximo, ya que escribolos fanfics y las novelas personales, pudiendo cambiar entre unos yotros conforme voy terminando un capitulo.
En fin.... a lo queiba. Este lo escribí, a pesar de que pensaba que no sería capaz determinarlo, ya que, viéndome rodeada de adolescentes católicos,como que me daba algo de cosa. Pero, cuando escuchas un poco de loque están hablando ellos, te das cuenta de que son peores ellos quecualquier cosa que podrías llegar a escribir o decir tú mismo, asíque, a pesar de todo, conseguí terminarlo.
La verdad, me estoyesforzando por escribir esto porque acabo de tener una discusión conmi madre, ya que, al parecer, cosas que yo recuerdo de mi infanciaella no las recuerda igual y entonces enseguida me dice que estoyloca y que trato de volverla loca a ella. En fin.... circos que sevan montando aquí cuando menos te los esperas. Aún trato decontener las lágrimas por la frustración, ya que ella solo afirmaque estoy queriendo meterle ideas en la cabeza. Y hasta ha estado apunto de tirarme el ordenador. Lo ha desenchufado de la pared y atirado el cable al suelo, pero no he dejado que se acercara tanto aél.
Y luego va mi psicólogay solo me dice que me largue. Gracias. Creo que en ese tipo desituaciones eso no me sirve demasiado.
Por eso sé que yotenía que deciros algo más al principio de esta historia, perovamos... lo que es en este momento no recuerdo nada de lo que era,así que os podéis imaginar que no tengo la cabeza como para nadamás.
Vamos a centrarnos enel fic.
A parte de centrarnosen la pareja de Clint y Natasha, ya que no os quiero hacer esperarmás para ver qué acabaría pasando en la casa de esta entre ellosdos, supongo que sabéis es que, por lo general, habrá otra parejamás en el capitulo. Así que, como siempre, cuando veáis la líneade puntos, sabed que habrá alguien más en la historia.
Sin más ni más, osvoy a dejar con el capitulo, esperando que los disfrutéis y que meencuentre mejor de ánimo para cuando consiga pasar todo lo queescribí en mi cuaderno al ordenador. Disfrutadlo.
CAPITULO 89
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Natasha no pudo decir que aquello le pillara de sorpresa.
Después de todo, había visto sin ningún problema como los ojos deClint se clavaban en sus labios mientras hablaba, lo que solo habíalogrado que la pelirroja continuara con su chachara un poco más,esperando a ver de qué sería capaz este.
Y cuando Barton tomó su nuca en la cuna de su mano, una ligerasonrisa tiñó los labios de Romanoff.
Al menos, hasta que se concentró en el beso.
A pesar de que había sido besada múltiples veces, y en muchoslugares diferentes, aquel beso, que sabía algo chispeante por elalcohol, al mismo tiempo, era algo suave, una caricia que invitaba aNatasha a tomar el control de la situación.
Pero, aún así, permaneció quieta, con las manos apoyadas sobre labarra, tratando de memorizar aquel beso, aquellas sensaciones que norecordaba haber experimentado antes.
Claro que sentía que Clint la deseaba, de eso no tenía la menorduda, pero, al mismo tiempo, parecía el único hombre que no estababuscando un lugar donde tumbarla y conseguir llegar al hueco entresus piernas.
El beso en sí era todo lo que Clint quería darle en esos momentosy, aunque le parecía lo bastante inocente como para hacer sonreír aNatasha, esta, al mismo tiempo, sentía deseos de cogerle de la manoy conducirle hasta su cuarto.
Para cuando Barton se retiró, pareciendo temer cuál sería sureacción, la ultima vez que había ocurrido algo como eso le habíaclavado la cabeza la mesa, observándola con cuidado, como si lepreguntara en silencio qué le había parecido.
Sin decir una palabra, Natasha rodeó la barra, con la vista clavadaen este, y, precisamente, lo cogió de la mano y comenzó aconducirlo hacía el piso superior donde se encontraba su cuarto y elde invitados.
Barton pareció ponerse más nervioso por todo aquello, pero no pusoningún tipo de resistencia mientras ella le conducía al pisosuperior.
Si alguien le hubiera preguntado a Clint, lo más seguro que hubieradicho habría sido si podían llevarse la botella de la que habíanestado bebiendo.
El pobre hombre necesitaba más valor.
Pero, si Natasha le había cogido de la mano y le había conducido asu cuarto, estaba claro que el beso no podía haber estado tan mal,¿verdad?
Ni siquiera pensó que parecía un niño siendo conducido desemejante manera.
Aún en silencio, Romanoff abrió la puerta de un cuarto nada mássubir la escalera, invitando a Barton a pasar con ella.
El click de la puerta a su espalda, sabiendo que la puerta se habíacerrado tras él, lo hizo saltar en el lugar.
-¿Sigues algo nervioso?- le preguntó Natasha, colocándose delantede él.
-¿Tan poco se me nota?- le preguntó Clint a su vez.
-En realidad, estás pálido. No es algo muy atractivo- le indicó lapelirroja, paseando sus manos por los hombros de este, haciendo quela chaqueta de Clint se resbalara hasta el suelo.
Fue como si ya lo hubiera dejado desnudo.
Las costillas se apretaron contra sus pulmones al mismo tiempo queClint no apartaba la mirada de los ojos de Natasha.
No le importaba ser desnudado si ella no dejaba de mirarle porque, detodos modos, era algo difícil que él pudiera no verse en semejantesituación, diciéndose a sí misma que aquello no era ningún sueño.
Romanoff solo bajó la vista para empezar a desabrochar los botonesde la camisa de este, haciendo que, en el silencio del cuarto, fueraaudible como la prenda estaba siendo abierta poco a poco.
Para cuando estuvo separada en su totalidad, Natasha repitió elmismo gesto que ya había hecho antes. Excepto que, en aquellaocasión, colocó las manos sobre la parte baja del abdomen de Clint,el cuál siseó cuando sintió el contacto de sus manos contra supiel, y fue subiendo poco a poco hasta su pecho y, desde allí, hastasus hombros, haciendo que la prenda cayera nuevamente al suelo.
Para cuando desapareció, Natasha alzó los ojos hacía los deBarton, percatándose de que este la observaba con fijeza y soloparecía capaz de respirar a través de sus labios entreabiertos.
¿Por qué se puso algo nerviosa al ver eso?
Se había dedicado a desnudar a más de un hombre de tantas manerasque ya debería saberse su anatomía de memoria.
Y, a pesar de eso, al ver el modo en el que Clint la estaba mirando,tuvo la impresión de que estaba haciendo aquello por primera vez.
Y las cosas no mejoraron cuando las manos de Barton se alzaron yfueron hasta la camisa de ella, repitiendo exactamente lo queRomanoff había hecho con él.
Lo observó a los ojos mientras Clint parecía concentrarse en latarea que tenía entre manos, notando perfectamente cómo estecontuvo un momento el aliento cuando dejó a la vista su sujetador deencaje negro.
Se sintió bastante poderosa al despertar semejante reacción en écon algo tan pequeño como era la mera visión de su ropa interior.
-¿Te ha gustado?- le preguntó, aunque solo fuera para ser un pocomala.
En el acto, Clint clavó los ojos en los suyos, como si le hubieransacado de un trance.
-¿Disculpa?
-Digo que si te ha gustado mucho mi sujetador. Es que, como veo queno dejas de mirarlo, pensé que era de tu agrado.
-Oh, sí- afirmó este, pasando el dedo pulgar por el borde de una delas copas de su sujetador.-Es precioso.
Romanoff se removió, sin saber muy bien porqué ella misma se habíapuesto nerviosa con el gesto si había sido quién había iniciado eljuego.
Sin embargo, se limitó a suspirar cuando el aire frío del cuarto lemordió la piel cuando Clint hizo desaparecer del todo su camisa,quedando tan abandonada en el suelo como las propias prenda deBarton.
Clint, aún pareciendo con la vista clavada en una única cosa,siguió acariciando el costado de Natasha de manera lenta, como siquisiera aprenderse la textura de su piel. Y, cuando llegó al bordede su falda, la miró a los ojos la hizo que se diera la vuelta, puesla prenda tenía la cremallera en la espalda.
Como si eso fuera a molestar la pelirroja se colocó la melena encimadel hombro, necesitando tener algo que hacer mientra él abría laprenda y también dejándola resbalar por sus piernas hasta que quedóabandonada a sus pies.
Solo se volvió de nuevo hacía él porque no notó más movimientode Clint que ese, dándose cuenta de que este parecía encontrarsedemasiado hipnotizado mirándola como para lograr hacer algo más.
-¿Te encuentras bien?- murmuró Natasha, como si hablar demasiadoalto no estuviera permitido.
-Solo... te estaba admirando- murmuró él a su vez.-Nunca esperéllegar tan lejos- admitió con franqueza.
Aquello hizo reír a Natasha, que solo se abrazó a él, tal vez paraocultar su cuerpo de su escrutinio, tal vez porque solamente loquería más cerca de una vez. Pero eso sí, riendo.
-Eres un hombre único, Clint- afirmó ella a su vez, girando losuficiente la cabeza para que pudieran mirarse.
Pero, si tuvo intención de decirle algo más, se le borró de lamente cuando Clint inclinó la cabeza de nuevo hacía ella y volvióa besarla. Y, como si fuera la reacción más natural que se podíatener, Natasha envolvió los hombros de este con más fuerza,atrayéndolo más hacía ella.
La distancia que marcaban sus cuerpos empezaba a volverseirresistible.
Cuando Natasha se había encontrado excitada, siempre había tenido amano a alguien más que dispuesto a liberar la tensión que seacumulaba en su interior del modo más rápido posible.
Sin embargo, con Clint y sus caricias y sus suaves besos lo únicoque lograba era que aquella tensión aumentara hasta el punto deamenazarla con hacerla explotar.
Mientras continuaban con el beso, Romanoff descendió sus manos hacíalos pantalones de este, queriendo quitar de en medio todo aquello quese pudiera interponer ante su momento de intimidad.
¿Quien le hubiera dicho a ella que se encontraría tan desesperadapor el hecho de querer a Clint sin ropa? Seguramente, de haberlehecho semejante insinuación meses atrás, se habría reído muyalto.
Ahora, para lo único que era capaz de utilizar su boca era parahundirse más en aquel beso, que este la arrolara de una vez, quedejara de hacerla temblar a cada vez que la acariciaba con su lengua,para después, solo alejarse de ella....
Las prendas cayeron. O, al menos, eso dedujo ella, pues no pudoapartarse de él lo suficiente mientras trataba de conducir hacía sucama.
Cuando ambos estuvieran tumbados, esperaba que dejara de ponerla tanansiosa por más y la liberara de una vez de aquella tensión.
Para cuando la parte de atrás de sus rodillas dieron contra el bordede la cama, estuvo a punto de cantar de alegría y, girándose, lanzóa Clint sobre esta, sorprendiendo al tipo, ya que había estado tanconcentrado en el beso que, al parecer, no se había percatado de quese habían estado moviendo.
Oh, sí. Así era como justo lo necesitaba, pensó Natasha.
Tumbado en su cama y a punto de ser devorado, con solo una prendacubriéndolo, que podría quitarle fácilmente.
Sin perder tiempo, se subió a la cama hasta quedar sentada aahorcajadas sobre él, echando mano al cierre de su sujetador ylanzando esta lejos, disfrutando cuando Clint clavó la vista en suspequeños y el pequeño Clint saltó bajo ella.
-No puedo negar que te gusta la vista- comentó ella, dirigiéndoleuna sonrisa llena de satisfacción.
-¿Cómo no iba a gustarme?- murmuró él a su vez, echándole unvistazo de arriba a bajo, como si no pudiera a apartarlos ojos deella.
-Entonces, será mejor que lleguemos a la ronda final- afirmó ella,desprendiéndose de la ultima prenda de ropa que le quedaba en elcuerpo, viendo como Clint, a su vez, parecía perder la capacidad derespirar.
El chute de poder que experimentó en ese momento solo hizo que laurgencia del momento aumentara, haciendo que quisiera deshacerse dela ultima prenda que aún cubría a Barton.
Sin embargo, para cuando ambos estuvieron completamente desnudos yNatasha toda la intención de sentarse sobre él, Clint la aferrópor los brazos, deteniéndola.
-¿Qué pasa?- le preguntó Romanoff, con el corazón en la boca.
No recordaba haber sentido semejante urgencia por unirse a otrapersona de aquella manera en la vida y no quería esperar más.
-Si lo haces así, no podré besarte- fue todo lo que Barton dijo.
Pero fue lo suficiente como para desarmarla a ella.
Natasha, desconcertada, no pareció saber muy bien qué hacer en esemomento, pues Clint la cogió de la mano, indicándole que se tumbaraa su lado.
Romanoff así lo hizo y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, estela acercó a él y empezó a besarla de nuevo de aquel modo calmada yque, al mismo tiempo, prometía tantas cosas, haciendo que ella, cadavez más, se fuera acercando al cuerpo de Clint.
Acabóestrechando a Barton entre sus brazos conforme él hacía másprofundo el beso, logrando que ella se removiera y se apretara connecesidad contra él.
Si alguna vez se había sentido de aquella manera, no conseguíarecordarlo y, desde luego, era algo que pensaba disfrutar.
Para cuando Clint por fin hizo intención de entrar en ella, Natashaestaba tan lista que estuvo a punto de llorar de alivio al sentirle ylo condujo tan hondo en su interior como se vio capaz de llegar.
Fue algo extraño que, después de haber hecho aquel acto tantasveces, en aquella ocasión se sintiera tan diferente.
Era como si, al mismo tiempo que estaba dentro de ella, acariciarapartes de su interior que ni siquiera sabía que tenía y Romanoff,entre pérdida y necesitada, profundizó su beso con Clint mientrasque lo animaba a aumentar el ritmo.
Para cuando el uno fue abandonándose en brazos del otro, Natasha yatenía la impresión de que había llegado al orgasmo. Y, aún así,no quería que la sensación acabase, así que envolvió las caderasde Clint con las piernas y lo animó a continuar, sabiendo que notardaría en tener otro.
Si aquello se iba a sentir tan bien cada vez, era bastante probableque no abandonara la cama nunca.
O, al menos, eso fue lo que pensó Romanoff mientras se aferraba a laespalda de Clint con todas su fuerzas, clavándoles sus cortas uñasen la piel, sintiendo como una nueva liberación estaba a punto dellegar.
Seguramente, hubiera acabado gritando si los labios de Clint no sehubieran encontrado allí para acallarla.
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Si Sam había resultado ser un hermano mayor plasta era porque no lehabían visto tratando de dejar lo más ordenado posible el primerapartamento que había llegado a tener en su vida, tratando decolocar cada cosa en su lugar del mejor modo posible.
-¡Ni te atrevas a colocar los pies encima de la mesa!- gritó hacíaBucky cuando el castaño se sentó en el sofá y estuvo a punto dehacer precisamente aquello.
Con los pies colgando en el aire, Bucky se giró como pudo hastadejar estos sobre le sofá y se volvió a mirar a Sam.
-Estás siendo un ama de casa muy pesado- le soltó.
-¿Perdona?- replicó el halcón gruñón, volviéndose hacía élcon una mirada peligrosa.-¿Acaso está mal que quiera que este sitiose vea decente por si tenemos visita?
-No, pero me recuerdas muchísimo a tu madre- le soltó Bucky,luciendo de manera demasiado tranquila para lo que acababa de soltarpor su boca.
Sam hizo toda la intención de lanzarse sobre él, dispuesto a teneruna discusión que podía acabar en una guerra campal. O, al menos,hasta que sonó el móvil de Bucky.
En el acto, Sam se quedó paralizado mientras este se lo sacaba delbolsillo y echaba un vistazo al parecer, al mensaje que la habíanenviado.
-¿Quién es?- murmuró Sam, temiendo lo peor.
-Mis jefes- le confirmó Bucky a sus temores.
Hubiera sido mejor que le hubiera dicho que era un aviso de bombanuclear.
-¿Vas a tener que irte?- volvió a murmurar Sam, acercándose alsofá, como si ahora fuera necesario estar cerca de él.
-Dentro de tres días- fue la respuesta que Bucky le dió, aún conla vista clavada en la pantalla del móvil.
-¿Puedes decirme tu destino?
-No es acto para civiles- le dijo el castaño. Pero se volvió amirarlo, dirigiéndole una sonrisa.-Pero no tienes nada que temer.Volveré antes de que te das cuenta. Además, vas a estar ocupado contu trabajo nuevo.
Sam asintió, pero era innegable la angustia que se apoderaba de élcada vez que sabía que Bucky tenía que marcharse a alguna parte delmundo que ni siquiera tenía permitido comunicarle.
Era cierto que, como futuro policía, Sam estaría expuesto apeligros cada vez que diera un paso en la calle con su uniforme.Pero, aún así, lo que le pudiera pasar en una ciudad como aquellano sería nada comparado con lo que Bucky se exponía cada vez queiba a una de esas misiones.
Inevitablemente, le abrazó, colocando la cabeza de este contra supecho, tratando de encontrar algo de alivio a aquella situación.
-Eh- le dijo Bucky, dándole unos golpecitos en la espalda.-No tienesde qué preocuparte. Sabes de sobra que siempre vuelvo, ¿verdad?
-Más te vale que lo hagas- le soltó Sam, haciendo que este seriera.
Pero, apartándole un poco de él, Bucky lo miró a los ojos.
-Sabes que, mientras estás aquí esperándome, siempre voy a volver.
-¿Eso quién te lo ha confirmado? ¿Los objetivos a por los que temandan? ¿Te lo han dado por escrito?
-En serio. Soy muy bueno en mi trabajo. No tienes que temer.
-Y, aún así, me preocupo. Fijate si soy idiota.
-Bueno... eres mi adorable idiota- afirmó Bucky, dirigiéndole unaamplia sonrisa.
Aunque aquella frase solo consiguiera que Sam lo acabara golpeando yque él se echara a reír, solo dejándose abrazar por este pocosinstantes después, mientras Sam cambiaba la expresión del rostro deenfado a la indiferencia.
Sabía que Bucky podía ser realmente bueno en su trabajo, pero,¿cómo podía asegurar de tal modo, con esa facilidad, con esasonrisa, esa seguridad.... que iba a poder volver sin ningúnproblema a su lado?
Pero no comentó nada de eso en voz alta y, aferrándose a él, solopidió a quién quisiera escucharle que de verdad volviera tan sano ysalvo como se marchaba, aferrándose a este con toda la fuerza quepudo reunir en esos momentos.
Findel capitulo 89
Bien.Pues, desde luego, los que estabais esperando con tantas ganas queacabara esa escena entre Clint y Natasha, pues ya podéis sonreír ygritar y saltar en la silla por este momento que os he podidoregalar. Musa se ha quedado muy a gusto al poder escribir esto porfin.
Ami me ha parecido muy genial ese momento entre ellos porque Natashaha podido como comprobar la diferencia entre los hombres con los queha estado antes y cómo es hacer el amor con Clint, que marcaba otraspautas, otras maneras de hacer las cosas y solo la volvía aún másansiosa.
Siesto no es amor, amigos míos, yo no sé que es.
Yluego está la parte de Sam y Bucky. Alguien me pidió que losvolviera a sacar, aunque solo fuera teniendo una escena normal encasa. Pero, al empezar a escribir de ellos, me he acordado que Buckydebería de trabajar de vez en cuando porque ahora tiene un piso quetiene que mantener con Sam y es que ya lleva mucho tiempo devacaciones en la ciudad, así que iba siendo hora de que volviera asus misiones.
Pero,por favor, os ruego que no empecéis a preguntarme otra vez si es quepienso hacerle algo malo a Bucky o si lo voy a matar o algo así comoya habéis estado haciendo en otras ocasiones. En serio, si fuera apasar algo que os fuera a provocar un infarto a estas alturas de lahistoria, os avisaría o una de las categorías de la historia seríadrama, ¿no creéis?
Oes que me consideráis tan malvada que me veis capaz de hacer algotan malvado como eso así, sin decir nada a nadie.
Musapuede ser una gran villana a veces, pero no sé yo si tiene tantasganas de hacerle algún mal a Bucky. Así que no nos pongamos en lopeor.
Comoen estos momentos no tengo ganas de hablar de nada más,lamentablemente, con una historia una página más corta de a lo queos suelo tener acostumbrados, me voy a despedir ya de vosotros.
Comosiempre, Marvelitos míos, manteneos sanos y nos seguiremos leyendoen el siguiente capitulo. Besos.
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