Capitulo 84
Buenas a todoslos Marvelitos de nuevo, ya que, para mí, hace solo un día que ossubí el capitulo 83. Y, sobretodo, tenéis que dar las gracias poreste capitulo que os voy a hacer llegar a ChocoLShawol, porque fue gracias a su comentario que se me ocurrióvolver con Sam y Bucky y contaros qué había ocurrido en eldormitorio de el nuevo piso de estos, pues, en un principio, yo notenía esa intención.
En realidad, estababarajando ideas sobre quién meter en el siguiente capitulo, hastaque vi su comentario de Wattpad, pidiendo que volviera con ellos. Asíque... también sabéis de qué va a ir al capitulo. Este va a estarenteramente dedicado al WinterFalcon, así que, para todos aquellosque amáis esta pareja, ya podéis darle las gracias con un efusivoagradecimiento jajajajja.
La verdad es quepensaba que dividir el capitulo en dos, como suelo hacer últimamente,teniendo en cuenta que ahora hay como cuatro parejas a la vezorbitando en esta historia, más la presencia de Peter Parker. Pero,conforme más escribía sobre ellos dos, más me iba metiendo en laescena y menos espacio le dejaba a alguien más, hasta que he escritodiez páginas, que es lo que suelo hacer siempre por capítulo, y yahe dicho ''pues nada. Este entero para ellos, que seguro que a másde un@ eso le va a gustar mucho''.
En estos momentos,también tengo que deciros que tengo muchísimo sueño, no dejo debostezar, y, aunque lea el capitulo días después de que hayaterminado de escribirlo para asegurarme que no haya ninguna falta,tampoco me matéis si encontráis alguna que otra o, lo que me suelapasar cuando tengo sueño, la ausencia de una palabra en mitad de unafrase. Es el error que más suelo cometer escribiendo.
Creo que eso se debe aque mi cerebro va por delante de mi mano y no me da tiempo a escribirtan rápido como a mi cerebro se le van ocurriendo las cosas. Soy asíde simple. Sumadle a eso sueño y ya veremos lo que sacamos de aquí.
O, en todo caso, elsueño también puede deberse al hecho de que ayer por la noche, conunas amigas de casi toda la vida, fui al cine a ver una películaespañola llamada Thai Mei o algo así. Todo habría ido bien, si nofuera por el hecho de que a mis amigas les dió por hablar en el ciney usar el móvil. Sinceramente, ni siquiera sé como el resto de lasala no se quejó ni hicieron que nos echaran, ya que no estábamossolas allí. No suelo ir con ellas al cine, así que no sabía queiban a tener ese tipo de comportamiento.
Así que, si alguienque esté leyendo esto es de España y, más concretamente, de Murciay estuvisteis en ese cine, lamento mucho las molestias.
A todo esto, sirealmente hay algún lector que sea de Murcia, que me lo diga. Meharía ilusión conocer en persona a alguien que está leyendo mishistorias. Seguramente, no habrá nadie o casi nadie. Es ladesventaja de vivir en una ciudad pequeña casi en un extremo delpaís, olvidados del mundo.
Y..... no sé qué mástenía que deciros en estos momentos, así que.... como no me vienenada más a la cabeza, será mejor que os deje con el capitulo y, simi cerebro se ilumina en algún momento con lo que tenía quedeciros, os lo mencionaré al final del capitulo, ¿de acuerdo?
De momento, todo lo másque os voy a decir es que lo disfrutéis y seguimos hablando después.Hasta luego.
CAPITULO 84
..............................
A pesar de que solo había aceptado ir al dormitorio para que Buckycerrara la boca de una buena vez, cuando ambos se encontraban dentrodel cuarto, Sam pudo notar perfectamente como sus nervios sedisparaban por todo su cuerpo y a penas era capaz de volver la cabezahacía el mapache expectante que tenía cerca.
-No me irás a decir que ahora te has puesto nervioso, ¿verdad?- ledijo Bucky, dedicándole una sonrisa burlona.
Aquello mosqueó a Sam en el acto, apretando un puño como si fuera agolpearlo. Pero, al ver la expresión emocionada de Bucky anteaquello, se preguntó qué demonios estaban haciendo allí.
¿Por qué se excitaba al imaginarse golpeando aquella mejilla? ¿Ycómo demonios era posible que Bucky esperara por ello con tantailusión?
-Creía que había quedado claro a qué veníamos aquí- comentó elcastaño, colocando las manos en torno a la cintura del halcóngruñón.
-No. En realidad, estamos aquí para demostrar lo increíblementepervertido que eres.
-Bueno... digamos que sería para hacer una demostración mutua.
Sam odiaba que lo metiera tan fácilmente en el mismo saco que él y,sin poder evitarlo por más tiempo, acabó dándole una patada en lapierna para que se alejara de él.
Sin embargo, en vez de oír algunas palabras de queja o algo similar,solo oyó la risa de Bucky mientras se flotaba el lugar donde habíasido golpeado.
-¿Qué ha sido eso?- preguntó el castaño.-¿Una patadita de niñaenfadada?
-¿Cómo dices?
-Me has oído perfectamente. No querías golpearme con tus puñosporque eso sería darme la razón, pero no podías contenerte y mehas tenido que golpear de otra manera.
-Deja de llevarlo todo a tu retorcido terreno- le dijo Sam,cruzándose de brazos.-Solo era que necesitabas que alguien teparara.
-Umm. ¿Retorcido territorio?- repitió Bucky.-Pues yo diría que teha gustado.
-¿Y se puede saber por qué demonios crees eso?
-Porque has sonreído cuando me has golpeado. No una sonrisa muygrande, pero estaba claro que querías pegarme de alguna manera.
-Deja de hacer eso- le advirtió Sam.-Deja de hablar como si fuera unpervertido.
-¿Me has oído usar esa palabra ahora mismo?- le dijo Bucky a suvez, abriendo los brazos, como queriendo recalcar su inocencia.
-Eres un idiota- se quejó Sam, dándole un empujón a este que hizoque el castaño cayera sobre la cama.
-Vaya. Me gusta como marchan las cosas- comentó Bucky.
-Te he dado un empujón. ¿Quieres dejar de disfrutarlo?
-Pero es que ha sido un empujón que me ha mandado directamente a lacama.
¿Por qué tenía que estar disfrutando de todo aquello de esa maneratan obvia? Eso solo hacía que Sam se sintiera aún más cabreado.
-Borra esa sonrisa de tu cara- le exigió el halcón gruñón,aproximándose a la cama.
-¿Por qué habría de hacer eso?- le preguntó Bucky, sonriendo másampliamente, disfrutando con toda aquella situación.
Era tan simple hacer enfadar a Sam....
-Porque yo te estoy diciendo que dejes de hacerlo.
-¿Así que... me estás dando una orden?
Aquello hizo parpadear a Sam un par de veces, pues no había dichoaquello con la intención de que sonara de esa manera. Y mucho menosque Bucky lo disfrutara aún más.
Pero, ¿qué demonios? Y habían llegado hasta allí.
-Exacto. Es una orden- afirmó Sam, colocándose sobre las caderas deBucky sobre la cama, dirigiéndole una mirada dura a este.-¿Algúnproblema con ello?
No pudo estar muy seguro, pero creyó notar que Bucky temblabaligeramente bajo él cuando dijo aquello, más emocionado aún.
-Ninguno, señor- afirmó el castaño sin problemas, colocando ambasmanos en la cintura de Sam, tratando de atraer a este aún máscerca.
Pero Sam no estaba dispuesta a jugar bajo las reglas de Bucky. Siiban a jugar a aquel estupido juego, sería solo bajo sus propiasreglas.
Le dió un manotazo a ambas manos para que las apartara.
-¿Quién te ha dicho que puedes tocar?- le soltó, aún mirándoledesde arriba, sentado encima del mapache.
-¿No tengo permitido hacerlo?- preguntó Bucky, tratando de contenerla sonrisilla que le rogaba aparecer en su cara.
Parecía que Sam por fin se tomaba aquello en serio. Y él no podíaestar más encantado con ello. No había esperado que fuera a dejarsellevar tan pronto. Había esperado un poco más de resistencia, perotodo lo que había hecho falta había sido una patada y un empujónpara que se liberara ese lado dominante de Sam.
-No. No tienes permitido tocarme, al menos que yo te dé permiso paraello.
Aquello hizo que Bucky tuviera que removerse un poco bajo él,notando como la emoción y la excitación comenzaban a correrrápidamente por todo su sistema ante aquellas simples palabras,dejando claro que era un hombre fácil.
Sam tendría razón; era un pervertido. Pero, ¿cómo no iba aemocionarse cuando este le había soltado aquello, mirándoledirectamente a los ojos?
-Para mayor seguridad... -comentó Sam, sin percatarse realmente delo que sus palabras y acciones estaban causando a Bucky.-Será mejorque coloques las manos arriba.
-¿Cómo dices?.
-Sí, idiota. ¿No sabes lo que significa arriba?- le regañó este,inclinándose hacía él y, cogiendo sus muñecas, hizo que colocaraambos brazos por encima de su cabeza.-Así es como tienes quepermanecer.
-¿Eso significa que me desnudarás tú?- le preguntó Bucky,costándole trabajo respirar.
Estaba claro que había querido llegar a aquello cuando habíacomenzado a molestar a Sam, pero no había esperado una rendicióntan temprana. Y mucho menos que tomara el control con semejantefacilidad, haciendo que todo su cuerpo temblara con anticipación,queriendo ver qué sería lo siguiente que este haría.
Sam siempre había sido mandón, se irritaba pronto y todo lo quepensaba o sentía se podía ver en su cara con la misma facilidad conla que alguien leería un libro. ¿Eso podía sonar a defectos paraalguien que lo escuchara de fuera? Para Bucky, eran algunas de lasvirtudes que habían hecho que le resultara imposible apartar losojos de este, siempre queriendo ver más de él, qué sería losiguiente que haría o diría o cuánto tardaría en enfadarse denuevo.
Seguramente, cualquiera que le oyera decir que eso eran partes de lascosas que le habían hecho enamorarse de él pensarían que estabaloco o que tenía el peor gusto en hombres de la historia. Pero, paraBucky, tumbado en la cama en aquellos momentos, con Sam inclinadosobre él, reteniendo sus muñecas, no podría haber hecho unaelección mejor.
-¿En qué demonios estás pensando?- le preguntó este,incorporándose de nuevo, cuando se percató que Bucky se quedaríajusto donde estaba.
-¿También tengo que decirte todo lo que pienso?
-Mejor que no. Seguro que es algo pervertido.
-¿Más que lo que estamos haciendo ahora mismo?- le soltó Bucky.
Aquello hizo que Sam no supiera bien cómo responder, pero fruncióel ceño con malestar cuando vio que eso solo había logrado queBucky sonriera.
-¿Me vas a obligar a ponerme más serio contigo?- le soltó Sam a suvez, entrecerrando los ojos con bastante peligro.
Echó un vistazo a su alrededor, hasta que se fijó en uno de lospequeños cojines que habían venido con la decoración de la camacuando la compraron y que aún había permanecido en su puestoincluso después de que Bucky se hubiera dejado caer sobre esta.
Cogiendo este, le sacó la funda y, asegurándose de que era una telaresistente, se la colocó a Bucky en torno a los ojos, privándolo dela vista.
-Así aprenderás a tener algo más de respeto cuando hables conmigo-fue lo ultimo que le soltó.
Pero, para esas alturas, Bucky estaba tan emocionado con todo aquelloque a penas era capaz de juntar el aire suficiente como para poderhablar, apretando los puños, que obligó a dejar inmóviles porencima de su cabeza.
No podía ver muy bien a Sam con aquella tela delante de los ojos,pero sí que era capaz de percibir su forma, aún encima de él,moviéndose.
Antes de darse cuenta, este le sacó la camiseta y pareció hacer lomismo con su propia ropa, logrando que Bucky empezara ahiperventilar.
Y las cosas no se relajaron precisamente cuando notó las manos deSam abriendo sus pantalones.
-¿Cómo puede gustarte tanto esta situación?- le preguntó estecuando por fin le sacó la prenda, después de haber estadobatallando con el cierre, y dejó a la vista el cuerpo al completo deBucky.
-No puedo evitarlo. Me pones mucho cuando empiezas a dar órdenes ygolpes.
-Está claro. De los dos, tú eres el más pervertido.
-No he sido yo el que me ha empujado sobre esta cama, me ha obligadoa mantener los brazos arribas y me ha tapado los ojos.
Sam abrió los suyos, algo indignado por eso, pero, sin nada queresponder a eso, simplemente cerró la boca, que había preparadopara soltar alguna replica, y se centró en lo importante; prepararsepara Bucky.
Aún se le hacía extraño, incluso incómodo, el hecho de quetuviera que prepararse para otro hombre, casi como si fuera algunaclase de prostituta que necesitaba estar preparada para ese mismomomento. Pero supo que no había sido buena idea aquella comparacióncuando se imaginó a sí mismo con Bucky en una habitación de motel,en algún lugar perdido y remoto, teniendo que cumplir con todo loque este quisiera.
Aunque su cuerpo sí celebró aquella fantasía.
Su miembro pulsó, a pesar de que aún no lo había tocado, y no pudoevitar dejar escapar un pequeño gemido.
-¿Qué ocurre? ¿Qué estás haciendo?- preguntó Bucky, dirigiendosus manos hacía la tela que tenía delante de los ojos.
Pero Sam solo le dió un manotazo para que volviera a colocar estasen su lugar.
-¿Quiénte ha dado permiso para bajar tus brazos y, mucho menos, quitate lavenda que yo mismo te he puesto?- le soltó.
-Pero.... es que te he oído y...- replicó Bucky a su vez.
-Da igual lo que oigas. No puedes bajar los brazos o quitarte esavenda hasta que yo te lo diga- fue la orden que Sam le dió.
Vio como Bucky tragaba saliva, pero también como asentía,obedeciendo.
Verlo así de obediente, cuando normalmente no hacía nada de lo quele decía, solo hizo que una ligera sonrisa apareciera en la cara deSam, percatándose de que aquella situación iba a acabar gustándolemás de lo que había llegado a creer.
Solo para molestar un poco más a Bucky, que tenía que seguircumpliendo ordenes, siguió preparándose a sí mismo, apoyando unamano en el pecho del castaño mientras nuevos gemidos y jadeosescapaban de sus labios, viendo como el cuerpo bajo él no dejaba detensarse y removerse, creciendo una parte notoriamente.
-¿Tanto te gusta esto?- le susurró, inclinándose hacía Bucky.
No había nadie en el apartamento que pudiera orles, pero disfrutócomo nunca cuando vio a Bucky temblar de nuevo ante su susurró,viéndole asentir.
Al parecer, no parecía capaz de hablar.
-No te oigo- siguió insistiendo este, moviéndose débilmente sobreel miembro del hombre que tenía bajo él, que no parecía dejar depulsar, solo logrando que Bucky gruñera y se agitara aún más bajosu cuerpo.
-Sí, ¿de acuerdo? Me gusta- soltó el castaño, con una voz másgrave de lo normal, casi no pareciendo suya.
-Así me gusta- le felicitó Sam.-Cuando te hable, tienes queresponder, ¿entendido?- le dijo, aún meciéndose.
-Sí, señor- afirmó Bucky en el acto.
-Así me gusta- volvió a felicitarlo Sam, sin percatarse de que élmismo estaba sonriendo ante todo aquello.-Siendo así, ¿tendría quedarte ya tu premio?
Seguramente, bajo otras circunstancias, con Bucky mirándole ypudiendo tocarle como mejor creyera oportuno, no se habría atrevidoa hacer las cosas que ahora había soltado con tanta ligereza. Pero,en parte, ese era el objetivo de aquello en realidad.
Para cuando llevó el miembro de este a su interior, ambos se echarona temblar, pero sobretodo Bucky, que no había recibido ningún tipode contacto de ese modo hasta entonces.
Incapaz de tocar y casi sin poder ver, su piel se había hecho tansensible para compensar esa falta que, conduciéndolo directamentehacía el interior de Sam, sin otra preparación previa, haría queestuviera a punto de explotar en cuanto estuvo dentro de él.
-Diríaque te ha gustado- murmuró Sam, a penas siendo capaz de hablar,tratando de decirse que aquello no se había sentido tan jodidamentebien por todo lo que habían estado haciendo aquel día.
Pero... era justo como se sentía.
Dudaba que alguno de los dos hubiera sentido algo tan intenso antes.Sobretodo cuando ni siquiera Sam había comenzado a moverse.
Las sensaciones de placer corrían por el sistema de ambos comopequeñas descargar eléctricas que solo se hacían cada vez másintensas, haciendo que cada pequeña parte del cuerpo de los dosfuera consciente de lo que estaban haciendo.
-Qui... quiero verte- murmuró Bucky, aún temblado, deseandoquitarse la venda que tenía delante de los ojos, pero sin moversehasta que Sam se lo dijera.
En mitad de la situación en la que se encontraban, el halcón gruñónera capaz de apartarse de él si no seguía obedeciendo sus órdenes.
-Aún no- murmuró Sam, tratando de empezar a moverse.
-Pero...- murmuró Bucky a su vez, notando como sus pulmones sevaciaban cuando este empezó a alzarse sobre su cuerpo.
-¡He dicho que aún no!- le gritó Sam, dejándose caer sobre él degolpe.
En el acto, ambos jadearon por la fuerte sensación que los recorrióa ambos y Bucky tuvo que apretar la cabeza contra las sábanas, aligual que los puños, echando mano a toda su fuerza de voluntad paratratar de permanecer en su lugar, sin moverse.
Si ese iba a ser el premio que iba a obtener cada vez que enfadara aSam en mitad de aquel acto, estaba convencido de que lo iba a hacer atodas horas.
Por su parte, Sam aún trataba de adaptarse.
Por motivos que desconocía, aquella estaba siendo la mejor sesiónde sexo que ambos habían tenido juntos y, al menos, para Sam, lamejor que recordaba de su vida.
¿En serio era necesario que tomaran esos roles en sus vidas, cuandose encontraban a solas? ¿Iba a ser siempre tan grande la diferenciasi seguían haciéndolo de aquel modo?
Sin tener una respuesta a esas preguntas y, personalmente,importándole bastante poco en aquellos momentos, apoyó ambas manossobre e pecho de Bucky, que subía y bajaba con urgencia en busca deaire, y comenzó a moverse de nuevo.
El castaño soltó un jadeo lastimero cuando lo sintió alzarse denuevo, apretando aún más la cabeza sobre la cama. Y Sam solo pudodisfrutar por haber conseguido arrancarle una reacción de ese tipo.
-¿Te está gustando esto?- le preguntó, alzándose de nuevo ydejándose caer sobre su cuerpo, haciendo que las nuevas descargasagitaran a ambos.
Bucky solo pudo asentir. Pero ya tendría que haber aprendido que,cuando Sam le hacía una pregunta, tenía que responderle conpalabras.
-¿Acaso se te.... te has olvidado lo que te.... te he dicho?- lesoltó este, alzándose y dejándole casi fuera.-Te dije que queríaque... hablaras.
-S...sí, me gusta- respondió este rápidamente.
-Eso está mejor- lo felicitó Sam.
Y dejó volver a dejarse caer sobre él de nuevo, haciendo que ambosvolvieron a gruñir del placer.
En algún momento, sin saber exactamente cuando, Sam se apiadó deBucky y le arrancó la tela que cubría los ojos de este,concediéndole la capacidad de la vista.
Bucky parpadeó, teniendo que acostumbrarse nuevamente a la luz y,creyendo que aquel gesto significaba plena libertad, hizo laintención de bajar los brazos y poder tocar a este mientras aún semovía sobre él.
Pero una de las manos de Sam salió disparada hacía sus muñecas,inmovilizándolas.
-Ni se te ocurra- le soltó este, mirándole fijamente a los ojos.
Y Bucky juraría que, en ese mismo momento, se dejó ir dentro de él.
Pero no pudo estar muy seguro de ello, pues, en ese preciso instante,Sam lo llevó aún más hacía su interior y su agarre se hizo aúnmás tenso. Los temblores de placer los sometieron y ataron durantelos instantes más largos que ambos hubieran sentido en algúnmomento de sus vidas, como si quedaran suspendidos en el másabrasador de los instantes.
Para cuando aquella increíble sensación pasó y los liberó aambos, Sam tuvo que apoyarse de nuevo sobre el pecho de Bucky para nodejarse caer sobre él como una chiquilla agotada ante su primeraexperiencia.
Y Bucky, a su vez, solo parecía capaz de tratar de respirarpesadamente entre los labios entreabiertos y mirando a estefijamente.
-¿Qué? ¿Qué pasa?- le soltó Sam cuando pudo recuperar lacapacidad de hablar.
-¿Puedo bajar los brazos ya?- le pidió, haciendo que este sepercatara que, en medio de aquella tormenta, una de sus manos habíapermanecido apretando las muñecas de este, manteniéndolo en ellugar.
Apartando la mano, vio como este abría y cerraba los puños,tratando de que volviera la circulación a estos.
-Sí, puedes bajar los brazos ahora- le concedió este.
Y Bucky, aliviado, soltó un pequeño suspiro de placer cuando pudomover sus extremidades con cierta libertad de nuevo.
-Bueno... ¿qué nos demuestra lo que acaba de pasar?- le preguntóel castaño, dejando sus manos sobre las caderas de Sam, como habíaestado deseando hacer a lo largo de todo el tiempo que había duradoaquel juego.
-¿Demostrar?- repitió el halcón gruñón.
-Se supone que empezamos a hacer esto para demostrar quién de losdos era el más pervertido- le recordó este, dirigiéndole unasonrisa más que satisfecha.
Sam frunció el gesto, pues no era algo que quisiera recordar enaquellos momentos, cuando aún trataba de recuperarse de lo que habíaocurrido en el cuarto, entre ellos. Pero debía de saber también queBucky no dejaría correr el tema así como así.
-Digamos que, en esta ocasión, estamos en empate- fue todo lo quedijo sobre el tema, dirigiendo su vista hacía un lado para no tenerque mirarle mientras lo decía.
-Umm- soltó Bucky por su parte, removiéndose bajo él, recordándoleque aún estaban lo suficientemente cerca como para iniciar un nuevojuego.-¿Eso significa que necesitamos una nueva ronda paradesempatar?
-Es posible- comentó Sam sin más, tratando de no darle demasiadoimportancia a sus palabras.
O, al menos, que la importancia que tenían no se viera reflejada ensu rostro en forma de un intenso y permanente sonrojo.
Era absurdo después de todo lo que habían hecho allí, pero, aúnasí...
Si le mostraba a Bucky lo mucho que todo aquello le había gustado,estaba más que seguro que no dejaría de molestarlo en todo momentopara que ambos volvieran a aquellos roles en cada momento del día enque pudiera saltar sobre él.
-¿Y qué tal si empezamos ahora?- propuso el castaño.
-¿Ahora? ¿Justo ahora mismo?- repitió Sam, sorprendido, bajando lamirada hacía él, sin creerse que de verdad le hubiera soltadoaquello.
¿Cómo era siquiera posible que hubiera recuperado las energías tanrápido? ¿Él se estaba haciendo viejo y no podía seguirle elritmo o es que este usaba algún tipo de truco mágico?
Salido de la nada, Bucky aprovechó ese pequeño momento de reflexiónpara girar a Sam en la cama, tumbándolo a su lado y sonriendo cuandovio la pequeña expresión sorprendida de este por el repentinogesto.
-¿Por qué esperar?- fue todo lo que el castaño le dijo,volviéndose a inclinar hacía él.
Después de todo, nadie les esperaba fuera de aquella cama.
Findel capitulo 84
Sialguien se había quedado con la duda sobre qué ocurriría en eldormitorio de ambos para comprobar si la teoría de Bucky eracorrecta o no, creo que, con este capitulo, se puede dar mucho másque satisfecho.
Además,me pilló en un buen momento, pues una amiga me pidió que escribieraun fanfic con una temática similar sobre un dibujo de un personajeque creó cuando ambas íbamos juntas a clase. Porque sí, amigos. Simis amigos quieren un fanfic en especifico de una pareja que lesgusta o algo así, trato de hacérselo, si me es posible. Y lospersonajes que ella creó los he visto nacer, creer y evolucionar.
Tenerque estar de nuevo con esa temática me sirvió para seguir centradaal escribir esta, asegurándome de que iba por buen camino.
Yestoy segura de que, incluso para aquellos que no os llamara muchoesta pareja, este capitulo os habrá gustado o, como mínimo, habrásido instructivo cuanto menos, ¿no? No sé si hay alguien aquí alque no le guste esta pareja. Si existes, si estás ahí, manifiestatey hazme saber qué has pensado en este capitulo, por favor.
¿Soyla única que ha tenido la impresión de estar invocando un demonio oalgo así al decir estas palabras? ¿No? ¿Solo yo? Es posible. Estoyenganchada a Supernatural y otras series de esa temática, asíque....
Perono era de lo que quería hablaros al final del capitulo. Ahora querecuerdo, quería que supierais que he estado comprando un cómicllamado ''Saga'', que cuenta la historia de como un hombre y unamujer de una luna y un planeta que órbita a su alrededor, dondeestán en guerra, se enamoran y tienen una hija juntos. No es ningúnspolier. La primera página es Alana dando a luz. En fin, lo quevenía a decir es que me ha encantado y me hace reír y preocuparmepor su destino al mismo tiempo.
Sisois de aquellos que amáis las cosas místicas y guerras espacialesal mismo tiempo, vais a disfrutar muchísimo con Saga. O, a lo mejor,solo quiero que lo leáis para tener a alguien con quién hablar delo genial que es jajajaaa. Ya sabéis. Si lo compráis y leéis,decidmelo.
Y,ahora, con todo lo que tenía que decir dicho, me despido de todoslos Marvelitos en este punto y espero que os mantengáis sanos parael próximo capitulo, donde espero veros a todos. Hasta pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top